El Pent¨¢gono cierra el caso del asesinato de 10 civiles en Kabul con un dron sin sancionar a los militares implicados
Tras defender que era una acci¨®n preventiva contra una amenaza terrorista durante la evacuaci¨®n de Afganist¨¢n, el Departamento de Defensa estadounidense ha admitido que fue un ¡°tr¨¢gico error¡±
El ¡°tr¨¢gico error¡± que mat¨® a diez civiles, entre ellos siete ni?os, durante la retirada de EE UU de Afganist¨¢n quedar¨¢ sin castigo, ni siquiera depuraci¨®n de responsabilidades, ha anunciado este lunes el Pent¨¢gono. Un ataque con dron dirigido contra un objetivo supuestamente terrorista d¨ªas despu¨¦s de que un atentado suicida matase a decenas de personas en el aeropuerto de Kabul -entre ellas 13 soldados estadounidenses- acab¨® con la vida de una decena de miembros de la familia de un trabajador local de una ONG estadounidense. El Pent¨¢gono rechaz¨® de entrada la responsabilidad, manteniendo durante semanas que el objetivo era leg¨ªtimo para impedir un nuevo golpe del Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas inglesas), autor de la masacre del aeropuerto, pero en septiembre reconoci¨® que la operaci¨®n fue un ¡°tr¨¢gico error¡± por el que nadie dar¨¢ la cara. El secretario de Defensa, Lloyd J. Austin, ha dado por buenas las recomendaciones de dos altos oficiales para pasar p¨¢gina.
Fue el ¨²ltimo ataque con dron antes de que EE UU completase la retirada de sus tropas del pa¨ªs centroasi¨¢tico, el 31 de agosto pasado. Dos d¨ªas antes, y en medio de constantes alertas desde Washington y Kabul ante la posibilidad de un nuevo ataque terrorista, el Pent¨¢gono anunci¨® haber neutralizado la ¡°amenaza inminente¡± que supon¨ªa una furgoneta, supuestamente cargada de explosivos, en las inmediaciones del aeropuerto, donde las labores de evacuaci¨®n continuaban a un ritmo fren¨¦tico. No fue tal, sino el Toyota Corolla de Zemari Ahmadi, logista de la ONG estadounidense Nutrition and Education International. Ahmadi acababa de llegar de repartir alimentos en campamentos de desplazados a las afueras de Kabul; aparc¨® el veh¨ªculo en el patio del domicilio familiar, situado en una densa barriada del noroeste de la ciudad, camino del aeropuerto, y los peque?os de la casa se metieron dentro para jugar. El impacto del misil destroz¨® el veh¨ªculo, el patio y parte de los edificios circundantes.
El ataque con dron -el ¨²ltimo de una serie de acciones encaminadas a castigar a c¨¦lulas del ISIS en Afganist¨¢n- se produjo el domingo 29 de agosto. Fue un ataque preventivo, seg¨²n la versi¨®n oficial. Pero el relato de varios medios de comunicaci¨®n extranjeros presentes en Kabul, cuyos periodistas lograron hablar con familiares de las v¨ªctimas e incluso asistir al entierro, ech¨® por tierra enseguida la explicaci¨®n oficial. Tras una investigaci¨®n del Comando Central espoleada por la versi¨®n de los medios, el 17 de diciembre, casi 20 d¨ªas despu¨¦s del mort¨ªfero bombardeo, el Pent¨¢gono reconoci¨® el llamado da?o colateral, un error especialmente ligado a las acciones con drones.
Una investigaci¨®n posterior sobre el episodio no encontr¨® acciones punibles, seg¨²n la legislaci¨®n militar, dejando en manos del ¡°alto mando¡± la resoluci¨®n del expediente. El secretario de Defensa cedi¨® la ¨²ltima palabra sobre cualquier decisi¨®n administrativa, como sanciones o degradaciones, a los dos m¨¢ximos responsables del operativo de repatriaci¨®n, el general Kenneth F. McKenzie Jr., jefe del Comando Central, y el general Richard D. Clarke, jefe del Comando de Operaciones Especiales. Ambos oficiales no han encontrado motivos para castigar a ninguno de los militares implicados en la acci¨®n.
Durante las dos d¨¦cadas largas de guerra en Afganist¨¢n, as¨ª como de combate contra los grupos yihadistas globales Al Qaeda y Estado Isl¨¢mico, el Ej¨¦rcito de EE UU ha ocasionado un n¨²mero incontable de bajas civiles por culpa de los drones. Rara vez se derivaron responsabilidades por los errores, recuerda el diario The New York Times, que ha sido informado este lunes de la resoluci¨®n del caso de Kabul por ¡°un alto funcionario del Pent¨¢gono amparado en el anonimato¡±. La excepci¨®n m¨¢s destacada fueron las sanciones a una docena de militares en 2016 por su papel en un ataque a¨¦reo en octubre de 2015 contra un hospital de la ONG M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) en Kunduz (Afganist¨¢n), con 42 v¨ªctimas mortales. Ninguno de los sancionados afront¨® cargos penales.
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