La nueva ministra de Exteriores brit¨¢nica recupera el tono duro en la negociaci¨®n con la UE
Liz Truss amenaza, como su predecesor, con incumplir unilateralmente el Protocolo de Irlanda del Norte si Bruselas no cede a las exigencias de Londres
El Partido Conservador del Reino Unido dispone solo de un martillo ¡ªllamado Brexit¡ª para hacer pol¨ªtica, y todos los problemas se le antojan clavos. La relaci¨®n de Londres con Bruselas ha vuelto a convertirse en el reh¨¦n de las refriegas pol¨ªticas dom¨¦sticas. La nueva ministra de Asuntos Exteriores, Liz Truss, que mantiene desde hace m¨¢s de un a?o su posici¨®n de favorita para suceder al primer ministro entre los afiliados tories, seg¨²n la p¨¢gina web ConservativeHome, ha retomado un discurso de tono duro para dirigirse a la Comisi¨®n Europea, en referencia a la estancada y astillosa negociaci¨®n sobre el Protocolo de Irlanda del Norte. Despu¨¦s de la dimisi¨®n, a finales del pasado a?o, de David Frost como ministro para la UE, Truss asumi¨® personalmente la interlocuci¨®n con Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisi¨®n.
El intercambio de papeles coincidi¨® con la sensaci¨®n ¡ªas¨ª se interpret¨® en Bruselas¡ª de que el Gobierno de Johnson, agobiado con sus crisis internas y la amenaza de la variante ¨®micron, rebajaba sus exigencias y se mostraba dispuesto a buscar el pragmatismo y la conciliaci¨®n en sus negociaciones con Bruselas. El pr¨®ximo jueves Sefcovic y Truss tendr¨¢n su primer encuentro cara a cara, en Chevening House, la residencia campestre en el condado de Kent que suele utilizar como lugar de descanso o sede de encuentros pol¨ªticos el titular de Exteriores de turno.
En una tribuna de opini¨®n publicada en el peri¨®dico de referencia de los conservadores, The Sunday Telegraph (la edici¨®n dominical de The Daily Telegraph), Truss pone sus cartas sobre la mesa, para que las vean en la UE, pero tambi¨¦n todos aquellos euroesc¨¦pticos del ala dura del partido cada vez m¨¢s frustrados por el modo en que se ha desinflado la conquista del Brexit. Y los unionistas de Irlanda del Norte, tradicionales aliados de la derecha brit¨¢nica, que encaran unas elecciones auton¨®micas complicadas en mayo, en las que sus votantes est¨¢n convencidos de que el Protocolo de Irlanda del Norte fue una traici¨®n que les alej¨® a¨²n m¨¢s del Reino Unido.
¡°Tal y como est¨¢ hoy redactado, el Protocolo ha perdido el respaldo de la comunidad unionista, por su miedo a que Irlanda del Norte se est¨¦ separando del resto del Reino Unido¡±, ha escrito Truss. ¡°Estoy dispuesta a trabajar d¨ªa y noche para negociar una soluci¨®n. Pero voy a ser muy clara: no firmar¨¦ nada que impida que los ciudadanos de Irlanda del Norte puedan beneficiarse de las mismas decisiones en materia de impuestos o de gasto que afecten al resto del Reino Unido, o que imponga controles en las mercanc¨ªas que circulan por nuestro pa¨ªs¡±. La ministra recupera la amenaza de invocar el art¨ªculo 16 del Protocolo, que permite suspender unilateralmente parte de sus disposiciones si se producen ¡°dificultades econ¨®micas, sociales o medioambientales graves¡±. Y vuelve a exigir que se arrebate al Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) cualquier papel supervisor sobre el comercio en Irlanda del Norte. Exactamente las mismas demandas que esgrimi¨® su supervisor, y que llevaron a la irritaci¨®n a la UE, hasta el punto de que Londres y Bruselas se situaran al borde de una guerra comercial. ¡°Los problemas que han surgido fueron provocados por el Brexit, y no por el Protocolo [de Irlanda del Norte]. El Protocolo ha intentado mitigar los problemas creados en la regi¨®n con el tipo de Brexit que se eligi¨®¡±, ha dicho a Sky News el embajador de la UE en Londres, Joao Vale de Almeida. ¡°Ya hemos escuchado antes este discurso. No nos impresiona, pero tampoco consideramos ¨²til estar agitando constantemente el art¨ªculo 16¡å.
Truss exige que se rebajen pr¨¢cticamente a cero los controles aduaneros de las mercanc¨ªas que viajan de Gran Breta?a a Irlanda del Norte, y que los problemas que surjan sean sometidos a un arbitraje independiente, y no supervisados y resueltos por el TJUE. El Protocolo de Irlanda, un tratado internacional anejo al Acuerdo de Retirada de la UE que firmaron Londres y Bruselas, y con la misma fuerza vinculante, fue la f¨®rmula que permiti¨® desenredar el nudo gordiano del Brexit. Al salirse del mercado interior de la UE, la frontera terrestre entre el Reino Unido y la Uni¨®n Europea era la separaci¨®n entre la Rep¨²blica de Irlanda (socio comunitario) e Irlanda del Norte, territorio brit¨¢nico. Pero el establecimiento de cualquier control aduanero, cualquier tipo de frontera en la isla, pon¨ªa en peligro la paz alcanzada por el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, que puso fin a d¨¦cadas de terrorismo y violencia sectaria. El acuerdo cre¨® la acertada idea de una frontera invisible, por la que cat¨®licos y protestantes, republicanos y unionistas, cruzan libremente cada d¨ªa bajo la ilusi¨®n de que viven en una sola isla llamada Irlanda. Para preservar esa estabilidad, Londres y Bruselas acordaron que el control aduanero se establecer¨ªa en el mar de Irlanda, y que Irlanda del Norte, de facto, seguir¨ªa formando parte del mercado interior de la UE.
La ministra de Exteriores ha decidido ahora mantener la l¨ªnea dura de su predecesor y exigir la revisi¨®n de un protocolo que, sin embargo, Johnson no tuvo ning¨²n reparo en firmar en su momento para sacar adelante su anhelado Brexit. Truss, que durante el refer¨¦ndum de 2016 defendi¨® claramente la postura favorable a permanecer en la UE, se cay¨® poco despu¨¦s del caballo y es ahora una de las m¨¢s firmes defensoras de las potenciales promesas que supone que el Reino Unido sea de nuevo un actor solitario en la escena internacional. Promesas, sobre, todo para su propia ascendente carrera pol¨ªtica en el Partido Conservador.
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