El monstruo del ISIS resurge de sus cenizas pese a la muerte del ¨²ltimo califa
La operaci¨®n de EE UU contra Al Qureishi supone un duro rev¨¦s para reconstruir la red yihadista, pero su amenaza sigue viva tras el ataque a una prisi¨®n siria
El yihadismo del Estado Isl¨¢mico (ISIS, por sus siglas en ingl¨¦s) que domin¨® con brutalidad medieval un amplio territorio a caballo entre Irak y Siria es apenas una sombra. El monstruo amplificado por la difusi¨®n de v¨ªdeos de decapitaciones masivas y que alentaba el terrorismo global ha vuelto a quedar descabezado. Lo que queda de las milicias del califato proclamado por Abubaker al Bagdadi en junio 2014 vaga por la des¨¦rtica frontera sirio-iraqu¨ª, donde perpetra atentados y tiende espor¨¢dicas emboscadas, tras su derrota aplastante en marzo de 2019. El fundador del ISIS se hizo estallar en pedazos en su refugio de Idlib (noreste de Siria) siete meses despu¨¦s para no ser capturado por tropas de Estados Unidos. Su sucesor, Abu Ibrahim al Hachem¨ª al Quraishi, corri¨® la misma suerte este jueves en otro escondite cercano y la explosi¨®n mat¨® a parte de su familia.
A pesar de haber sido descabezado dos veces en poco m¨¢s de dos a?os, el ISIS sigue siendo una amenaza viva, como acaba de demostrar la semana pasada en el sangriento asalto a la prisi¨®n de Hasaka (noreste sirio). Y a¨²n extiende sus tent¨¢culos por Oriente Pr¨®ximo, el Magreb o el Sahel. ¡°El Estado Isl¨¢mico es m¨¢s una idea que una realidad f¨ªsica. Es una ideolog¨ªa que no depende de un l¨ªder carism¨¢tico¡±, advierte el profesor estadounidense Joshua Landis, especialista en el conflicto sirio. ¡°La muerte de Al Quraishi le ha hecho retroceder, al igual que ocurri¨® con Al Bagdadi, pero no le resultar¨¢ dif¨ªcil nombrar otro l¨ªder con bastante rapidez¡±, asegura en un intercambio de mensajes Landis, director del Centro de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Oklahoma. ¡°Y del mismo modo que ya no tiene califato, tampoco necesita un califa¡±, a?ade.
El ISIS est¨¢ lejos de estar muerto. Su capacidad como grupo insurgente hab¨ªa ido creciendo estos meses con ataques a las tropas en Irak, donde los yihadistas mataron en enero a una decena de militares y degollaron a un polic¨ªa ante una c¨¢mara. En Siria se han enfrentado a las milicias de las Fuerzas Democr¨¢ticas Sirias (FDS), controladas por los kurdos, y al Ej¨¦rcito leal al presidente Bachar el Asad. Tambi¨¦n han matado a l¨ªderes tribales sun¨ªes aliados de las FDS y EE UU.
¡°La se?al de alarma fue el asalto a la c¨¢rcel de Hasaka¡±, coincide a trav¨¦s de Twitter el investigador Charles Lister, director de los programas sobre Siria y Extremismo del Instituto de Oriente Medio, con sede en Washington. ¡°La muerte del l¨ªder del ISIS ha sido un logro significativo, pero en ¨²ltima instancia, el grupo mantiene las mismas capacidades insurgentes que han sido motivo de preocupaci¨®n (en Hasaka)¡±, precisa.
La ofensiva a gran escala lanzada durante m¨¢s de una semana por unos 300 miembros del Estado Isl¨¢mico a la prisi¨®n, con el objetivo de excarcelar a 3.500 excombatientes yihadistas, fue definitivamente aplastada el pasado fin de semana tras una prolongada batalla campal a sangre y fuego. Las milicias kurdas de las FDS, que controlan el penal, contaron con el apoyo de la aviaci¨®n y fuerzas especiales de Estados Unidos para sofocar la mayor acci¨®n armada del ISIS desde su derrota, hace casi tres a?os.
M¨¢s de 300 yihadistas, entre atacantes y reclusos amotinados, perdieron la vida, y unos 120 milicianos kurdos cayeron en los enfrentamientos, en los que dos centenares de reclusos se dieron a la fuga. Hasta 45.000 civiles tuvieron que abandonar sus casas, seg¨²n datos recabados por Naciones Unidas. Unicef, la agencia de la ONU para la infancia y la juventud, hab¨ªa contabilizado al menos 700 presos con edades comprendidas entre los 10 y los 17 a?os, los denominados ¡°cachorros del califato¡±, nacidos en el seno de familias de yihadistas.
¡°La operaci¨®n llam¨® la atenci¨®n por su amplitud y coordinaci¨®n¡±, reconoce Landis. ¡°Estaba dise?ada para apartar a las tribus ¨¢rabes sun¨ªes de los l¨ªderes kurdos, a quienes el ISIS acusa de mantener a los prisioneros en condiciones inhumanas, sin ning¨²n proceso judicial ni esperanza de puesta en libertad¡±. Considera que la grave crisis econ¨®mica en Siria est¨¢ alimentando el resurgir del ISIS en medio del descontento ¨¢rabe por el desempleo y el desabastecimiento
Cuando el califato cay¨® en 2019 en la poblaci¨®n de Baguz, a orillas del ?ufrates, la ONU calcul¨® que el Estado Isl¨¢mico contaba con m¨¢s de 10.000 combatientes. La coalici¨®n internacional contra el ISIS liderada por Estados Unidos situ¨® entre 14.000 y 18.000 la cifra de yihadistas que a¨²n segu¨ªan alzados en armas en ese grupo, de los que 3.000 eran extranjeros, ni sirios ni iraqu¨ªes. La mayor¨ªa de estos supervivientes parec¨ªa haberse reintegrado a la vida cotidiana, en c¨¦lulas durmientes listas para activarse.
La retirada de casi todas las tropas estadounidenses de Siria ordenada bajo el mandato presidencial de Donald Trump (en la actualidad siguen sobre el terreno unos 900 militares de las fuerzas especiales de EE UU) y el recorte de la ayuda militar y econ¨®mica a las milicias kurdas y a su Administraci¨®n aut¨®noma est¨¢n detr¨¢s del reciente resurgir del ISIS, destacan los analistas. Siria est¨¢ hoy fracturada en tres partes. Casi dos tercios bajo control del r¨¦gimen de El Asad, otro tercio en manos de las fuerzas kurdas y franjas en la frontera del norte en manos de Turqu¨ªa.
¡°La divisi¨®n territorial y la debilidad del Gobierno central facilitan la actividad del Estado Isl¨¢mico¡±, sostiene Landis. Despu¨¦s de casi 11 a?os de guerra civil han surgido varias guerras paralelas en medio del vac¨ªo de poder y territorial. Turqu¨ªa contra los kurdos, que cuentan con el respaldo de Washington; el Gobierno de Bagdad, apoyado por Rusia e Ir¨¢n contra los yihadistas asediados en Idlib, y el ISIS contra todos. La lucha contra el Estado Isl¨¢mico se ha convertido en ¨²nico denominador com¨²n entre bandos enfrentados.
Alto precio pagado en el asalto a la c¨¢rcel
La muerte del ¨²ltimo jefe de la organizaci¨®n no pone fin a la amenaza armada del ISIS. A la espera de su designaci¨®n, el l¨ªder que le suceda seguir¨¢ presumiblemente sus pasos en las sombras, sin poder lanzar mensajes de v¨ªdeo o audio desde el p¨²lpito de las redes sociales, en el que Al Bagdadi predicaba para sus seguidores. Romper el silencio de las comunicaciones para ordenar el asalto a la c¨¢rcel de Hasaka parece haber sido la principal causa de la ca¨ªda de Al Quriashi en su escondite de Idlib. El precio pagado por el espectacular golpe de propaganda de guerra, destinado a elevar la moral de reconstrucci¨®n de sus filas, ha sido el m¨¢s alto.
¡°Fuerzas de EE UU y de los kurdos capturaron a algunos de los principales comandantes de ISIS en Hasaka, lo que ha podido llevar a confirmar su paradero¡±, apunta el profesor Landis, quien se muestra sorprendido por la localizaci¨®n del escondite del l¨ªder del ISIS, siguiendo los pasos de su predecesor. Al Quraishi viv¨ªa a unos 200 metros de un puesto de control del grupo Hayat Tahir al Sham, heredero del Frente al Nusra, la anterior filial de Al Qaeda en Siria que controla la mayor parte del feudo rebelde de Idlib, y tan solo un kil¨®metro de una posici¨®n militar de Turqu¨ªa.
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