Un mural homoer¨®tico en un parque p¨²blico de Santiago reabre el debate sobre los l¨ªmites del arte urbano
El municipio tapa la obra calificada de ¡°pornogr¨¢fica¡± por la Defensora de la Ni?ez y considerada ¡°reivindicativa¡± por los artistas
A comienzos de marzo de 2012, en un parque del centro de Santiago de Chile, una pandilla neonazi le dio una golpiza a Daniel Zamudio, de 24 a?os, por ser homosexual. La agresi¨®n fue tan brutal que el joven muri¨® tras 24 d¨ªas de agon¨ªa. Uno de los homenajes en el d¨¦cimo aniversario de su muerte consisti¨® en un mural en la plaza donde ocurri¨® el suceso. En la obra aparec¨ªan escenas expl¨ªcitas de sexo entre hombres, que generaron una ola de rechazo liderada por la Defensor¨ªa de la Ni?ez. Por orden del municipio, el mural apareci¨® este martes tapado de pintura blanca despu¨¦s de que una banda que se define como anticomunista escribiese sobre ¨¦l. La acci¨®n de las autoridades llen¨® de indignaci¨®n a los artistas, quienes denuncian censura.
El mural, calificado por vecinos, organizaciones e incluso por la familia de Zamudio de ¡°pornogr¨¢fico¡±, y por los especialistas en arte urbano de ¡°reivindicativo¡±, ha reabierto el debate sobre los l¨ªmites de las obras art¨ªsticas en el espacio p¨²blico.
Las im¨¢genes de felaciones y hombres con los ojos vendados y encadenados practicando sexo escandalizaron a varios vecinos de la Plaza San Borja, por la que circulan las familias del barrio residencial. La Defensora de la Ni?ez, Patricia Mu?oz, fue alertada del contenido por redes sociales y se puso en contacto con el municipio para solicitar que borraran el mural. ¡°Estamos hablando de pornograf¨ªa. [El mural] tiene que ver con un ¨¢mbito privado, donde las personas elijan ir a verlo. Aqu¨ª se imponen im¨¢genes pornogr¨¢ficas que no toman en cuenta a los ni?os, sujetos de derechos que tenemos que integrar y proteger¡±, apunta. ¡°Todav¨ªa no tenemos claro si el mural fue autorizado o no¡±, agrega Mu?oz, poniendo en duda la versi¨®n oficial del municipio liderado por la alcaldesa comunista Irac¨ª Hassler, que asegura no haberlo autorizado.
El estupor ante la obra del colectivo de artistas er¨®ticos Ojo Porno lleg¨® hasta la casa de los Zamudio. Iv¨¢n Zamudio, padre de uno de los iconos de la comunidad LGTBIQ chilena, critica que el mural ¡°no era un homenaje¡±. ¡°Este tipo de expresiones no son de respeto, para m¨ª es pornogr¨¢fico¡±, afirma por tel¨¦fono. ¡°Es contraproducente para nuestra lucha, que es que se respete a estos chiquillos. [Los autores de la obra] se est¨¢n expresando de una manera que me parece inadecuada¡±, agrega.
Desde el asesinato del joven gay, algunos vecinos y activistas hablan de la ¡°plaza Daniel Zamudio¡± en vez de ¡°plaza San Borja¡±. Uno de los deseos de su padre es que esa costumbre oral se oficialice: ¡°Ser¨ªa un orgullo, doloroso, pero un orgullo¡±. La muerte de Daniel impuls¨® la creaci¨®n de la ley antidiscriminaci¨®n, popularmente conocida como ley Zamudio.
Los muros, estatuas y bancos del centro de Santiago se convirtieron en los lienzos de los manifestantes que participaron de las protestas de octubre de 2019 contra las desigualdades sociales. Desde entonces, la fachada del coraz¨®n de la capital se ha limpiado y vuelto a rayar en reiteradas ocasiones. ¡°El espacio p¨²blico es de todos y no es de nadie¡±, plantea Ignacio Szmulewicz, historiador especialista en arte contempor¨¢neo. ¡°El Estado tiene que hacer lo mejor posible para preservarlo y cuidarlo. Si alguien raya un monumento, hay que restaurarlo, pero lo van a volver a rayar. Lo quieras o no. Con educaci¨®n o no, porque el disenso se expresa en el espacio p¨²blico¡±, agrega.
Josefina Andreu, directora de Metro 21, una galer¨ªa de arte urbano, considera que lo grave de lo ocurrido en relaci¨®n al mural no es que mostrara de manera expl¨ªcita el erotismo, sino ¡°la violencia con que fueron atacados y censurados en redes sociales y en el espacio p¨²blico¡± los creadores de la obra. ¡°Se perpet¨²a la violencia que ha marcado ese lugar¡±, lamenta. Andreu le quita hierro a que las im¨¢genes hayan sido expl¨ªcitas porque, considera, los menores est¨¢n constantemente expuestos a im¨¢genes s¨²per gr¨¢ficas.
¡°Que eso sea traspasado al espacio p¨²blico, personalmente y como mam¨¢, no creo que violente a los ni?os sino que naturaliza el tema, que es algo que falta mucho en Chile. Si las obras incitaran a la violencia sexual o la pedofilia, estar¨ªa de acuerdo con la defensora de la Ni?ez, pero mostraba un tipo de sexo, el homoer¨®tico, y creo que eso es lo que gener¨® tanta pol¨¦mica¡±, concluye.
Sobre el mural, Szmulewicz remarca que el ADN del arte es empujar las fronteras de lo convencional y recuerda las obras de la brigada Ramona Parra, icono de la Unidad Popular, que fueron censuradas durante la dictadura y que hoy son parte de la tradici¨®n chilena. ¡°Ahora est¨¢n moviendo las fronteras de la disidencia sexual, que tienen muy poco espacio para la visibilidad alrededor de la esfera p¨²blica¡±. ¡°Este debate lo estamos teniendo gracias a que es una obra de arte hecha por un colectivo de la que unos dicen ¡®no quiero ver¡¯ y otros que s¨ª¡±, a?ade.
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