Marruecos: hasta cuatro a?os de c¨¢rcel por criticar a Mohamed VI en Facebook
Tribunales marroqu¨ªes condenan con penas de prisi¨®n a activistas por cuestionar al monarca y a las instituciones marroqu¨ªes en las redes sociales
La activista marroqu¨ª de derechos humanos Saida el Alami, de 48 a?os, public¨® una entrada en Facebook el 22 de marzo en la que criticaba a los directores de la polic¨ªa y del servicio de espionaje interno marroqu¨ª ¡ªla Direcci¨®n General de Seguridad del Territorio o DGST¡ª tras conocer que varios agentes hab¨ªan interrogado a sus vecinos sobre ella, aprovechando que hab¨ªa salido de casa. El Alami fue detenida al d¨ªa siguiente y a¨²n no ha recuperado la libertad. Seg¨²n Amnist¨ªa Internacional (AI), ni siquiera pudo consultar a un abogado hasta diez d¨ªas despu¨¦s de su arresto. Este viernes, un tribunal de primera instancia de Casablanca la ha condenado a dos a?os de c¨¢rcel y al pago de 5.000 dirhams (unos 475 euros) por ultraje a funcionarios policiales y de la justicia, confirm¨® a EL PA?S desde Rabat Jadiya Ryadi, miembro del Comit¨¦ de Apoyo a los Periodistas Encarcelados de Marruecos.
El Alami, conocida activista del foro Mujeres Marroqu¨ªes contra la Detenci¨®n Pol¨ªtica, hab¨ªa emitido cr¨ªticas en otras entradas en Facebook, previas a la que precipit¨® su arresto, contra la corrupci¨®n del sistema judicial de su pa¨ªs. Tambi¨¦n hab¨ªa tildado al rey Mohamed VI de ¡°d¨¦spota¡±. Menos expl¨ªcito fue Rabie al Ablaq, de 35 a?os, otro activista que, entre septiembre y noviembre de 2021, colg¨® diversos v¨ªdeos en Facebook y Youtube en los que se dirig¨ªa al rey sin tratamiento, solo por su nombre y apellido ¡ªle llamaba ¡±se?or Mohamed Alaoui¡±¡ª, y criticaba el contraste entre la riqueza del soberano y la pobreza del pueblo. El pasado lunes, un tribunal de primera instancia de Alhucemas (norte) conden¨® a Al Ablaq a cuatro a?os de prisi¨®n por ¡°ofensa a la instituci¨®n mon¨¢rquica¡±.
Este activista es un viejo conocido de las prisiones marroqu¨ªes tambi¨¦n por motivos relacionados con su militancia y su actividad en Internet. En 2018, fue condenado a cinco a?os de c¨¢rcel, de los que solo cumpli¨® dos, por difundir ¡°noticias falsas¡± y ¡°usurpar el t¨ªtulo de periodista¡±. Al Ablaq hab¨ªa publicado comentarios en sitios web en los que apoyaba las reivindicaciones del Hirak, el movimiento de protesta por la marginaci¨®n socioecon¨®mica de la regi¨®n septentrional del Rif, duramente reprimido por las autoridades y cuyo principal l¨ªder, Nasser Zefzafi, purga una pena de 20 a?os de prisi¨®n.
Las sentencias de Saida el Alami y Rabie al Ablaq no han sido las ¨²nicas dictadas en virtud de lo que las leyes marroqu¨ªes tipifican como delito, pero que para organizaciones como Amnist¨ªa Internacional y Human Rights Watch son ejercicios del derecho a la libertad de expresi¨®n. ¡°En los ¨²ltimos dos meses, las autoridades marroqu¨ªes han redoblado su acoso contra activistas y defensores y defensoras de los derechos humanos: al menos cuatro se enfrentan a investigaciones penales y procesamientos por publicaciones en redes sociales en las que criticaban a las autoridades¡±, precisaba el 7 de abril Amnist¨ªa, una acusaci¨®n refrendada por la principal organizaci¨®n marroqu¨ª de derechos humanos, la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos (AMDH). Su secretario general, Youssef Raissouni, considera que estas condenas ¡°se inscriben en una ofensiva general contra activistas, militantes de derechos humanos, periodistas independientes y cualquiera que utilice las redes sociales para expresar cr¨ªticas al r¨¦gimen, que responde con la c¨¢rcel¡±.
Uno de los condenados a los que alude AI es el bloguero Mohamed Bouzlouf, sentenciado el pasado 4 de abril a dos meses de prisi¨®n por expresar su solidaridad con Saida el Alami. Otros dos activistas, Abderrazak Boughanbour y Brahim Nafai, han sufrido recientemente interrogatorios policiales por sus publicaciones en redes sociales, fundamentalmente en Facebook, en las que el primero instaba a participar en unas manifestaciones populares, mientras que el segundo ped¨ªa un boicot de la compra de combustible durante tres d¨ªas.
Una esperanza frustrada
En los inicios del reinado de Mohamed VI, a finales de los noventa y en los primeros a?os de la d¨¦cada de los 2000, una vibrante prensa independiente floreci¨® en Marruecos. Con esa prensa reducida ahora casi a la nada y con sus voces m¨¢s libres silenciadas, en el exilio o en la c¨¢rcel, las redes sociales en Marruecos se han convertido en uno de los ¨²ltimos reductos para la cr¨ªtica, confirma la activista Ryadi. Por esa raz¨®n, dice, la justicia marroqu¨ª las ha puesto desde hace a?os en su punto de mira. En 2019, al menos 15 personas fueron procesadas en Marruecos a causa de sus comentarios en las redes, ocho de ellas solo en diciembre de ese a?o, seg¨²n el Comit¨¦ Nacional de Apoyo al periodista Omar Radi, un profesional que ahora cumple una pena de seis a?os de c¨¢rcel.
¡°Hay decenas de personas encarceladas en Marruecos por ejercer su libertad de expresi¨®n, desde el youtuber Mul Kaskita [tambi¨¦n por difundir un v¨ªdeo en el que criticaba al rey], a ciudadanos inculpados por textos difundidos en sus perfiles sociales, adem¨¢s de varios periodistas¡±, explica por su parte el secretario general de la AMDH, que deplora ¡°la degradaci¨®n de la libertad de expresi¨®n en Marruecos¡±.
La multiplicaci¨®n de casos penales contra activistas, blogueros, defensores de derechos humanos o simples usuarios de las redes sociales ¡°se sirve del mismo instrumento con el que se reprime a los periodistas: el C¨®digo Penal¡±, coinciden Raissouni y Ryadi. En 2016, cuando Marruecos elimin¨® las penas de c¨¢rcel del C¨®digo de la Prensa, puntualiza la portavoz del Comit¨¦ de Apoyo a los Periodistas Encarcelados en Marruecos, ¡°se dijo que ya no se encarcelaba a los periodistas y se present¨® como un gran paso adelante. La realidad es que ahora se sigue encarcelando a los informadores pero en virtud de las leyes penales¡±.
Yabiladi, un digital independiente marroqu¨ª, resum¨ªa la situaci¨®n en 2019 recalcando c¨®mo, desde 2016, ¡°en lugar de perseguir inmediatamente a los periodistas por sus escritos, se les ataca mucho m¨¢s tarde a trav¨¦s de los art¨ªculos del C¨®digo Penal¡±. Entre estas acusaciones, recalca la activista Ryadi, ¡°destaca la moda de acusar a los periodistas de delitos relacionados con la moral¡±.
En Marruecos, tres periodistas que se distingu¨ªan por sus cr¨ªticas al r¨¦gimen est¨¢n encarcelados por graves delitos sexuales que ellos niegan categ¨®ricamente. Dos de ellos son Taoufik Bouachrine, director del diario independiente Ajbar al Yaum, condenado a 15 a?os de reclusi¨®n por violaci¨®n y trata de seres humanos, y Suleim¨¢n Raissouni, redactor jefe de esa misma cabecera, declarado culpable de agredir sexualmente a un joven y condenado a cinco a?os de prisi¨®n. En marzo, ese diario cr¨ªtico en ¨¢rabe cerr¨®. La empresa editora vincul¨® la desaparici¨®n del medio con el encarcelamiento de su director, una situaci¨®n que defini¨® como ¡°un calvario¡±.
El tercero de estos periodistas es Omar Radi, un profesional independiente condenado a 6 a?os de c¨¢rcel, tambi¨¦n por violaci¨®n, adem¨¢s de por espionaje y ¡°atentado a la seguridad del Estado¡±. Estos tres cargos de naturaleza radicalmente distinta se juzgaron y condenaron conjuntamente.
¡°En ninguno de estos casos hab¨ªa pruebas, pero con una acusaci¨®n por un delito sexual, se matan varios p¨¢jaros de un tiro¡±, subraya Jadiya Ryadi. Por un lado, ¡°se atenta contra la reputaci¨®n del periodista, por otro, se gana tiempo, pues las organizaciones internacionales se muestran l¨®gicamente reticentes a alzar la voz por quienes han sido inculpados de cargos tan graves¡±, recalca, y concluye: ¡°Marruecos es cada vez m¨¢s un Estado policial, en el que la Justicia es un instrumento de represi¨®n¡±.
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