De subastar el premio de Eurovisi¨®n a la santa con lanzamisiles: todo vale para plantar cara a Putin
Ante una guerra cada vez m¨¢s enrevesada, la poblaci¨®n de Ucrania agudiza el ingenio para seguir apoyando a su Ej¨¦rcito
Un enorme mural de una santa portando un lanzamisiles corona estos d¨ªas un edificio de Kiev. Santa Javelina encarna el primer mandamiento de los ucranios en la guerra: defender¨¢s a tu pa¨ªs por sobre todas las cosas. Gracias a su reclamo se ha recaudado ya m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares que se van a destinar a sufragar los gastos de la contienda. La imagen del nuevo icono b¨¦lico-religioso ha sido bautizada as¨ª en honor a los populares misiles antitanque estadounidenses Javelin.
¡°?Qu¨¦ puedo hacer yo para colaborar con mi pa¨ªs?¡±. La pregunta, que ronda a tantos, es el origen de innumerables campa?as. Las hay ampliamente difundidas, como la que Kalush Orchestra ha organizado para subastar por 850.000 euros el micro de cristal que los acredita como ganadores de Eurovisi¨®n. Muchas otras, entrado ya el cuarto mes de conflicto, se mantienen vivas de manera m¨¢s discreta ante la incertidumbre en torno al final de los combates. Unos subastan camisetas de f¨²tbol firmadas por jugadores, otros llaman a la puerta de las empresas y hay hasta quien se desnuda a cambio de dinero. En el perfil de Instagram del proyecto Shields Ukraine, que lidera la emprendedora Tatiana Kamenieva, de 24 a?os, se puede leer: ¡°La guerra est¨¢ en marcha, Putin est¨¢ vivo, nuestros muchachos est¨¢n muriendo (...) cada grivna (0,03 euros) cuenta¡±.
Motos el¨¦ctricas, drones, chalecos antibalas, cascos, visores nocturnos, veh¨ªculos, combustible¡ millones de ucranios han agudizado el ingenio para conseguir el material necesario para respaldar a las Fuerzas Armadas o a cualquiera que est¨¦ en apuros. Estas son algunas de esas campa?as que se desarrollan lejos de los canales oficiales.
Al frente en moto el¨¦ctrica
La empresa local Eleek, con 10 a?os de experiencia en el mercado, hab¨ªa dise?ado una moto el¨¦ctrica espec¨ªfica para el Ej¨¦rcito, pero ¡°ninguno de los mandos militares supo apreciarla¡±, recuerda Roman Kulchitski, el gerente. La actual guerra, sin embargo, hizo que cambiaran de opini¨®n despu¨¦s de que algunos de los soldados probaran en el frente los modelos que se hab¨ªan quedado almacenados tras el fracaso de la iniciativa. Las Eleek Atom Military alcanzan los 90 km por hora y tienen una autonom¨ªa de hasta 150 km. Todo lo contrario a ir en un tanque de unas cuantas toneladas. ?Sus ventajas? ¡°El silencio, la ligereza, la velocidad, la resistencia, la maniobrabilidad, no requiere combustible, puede transportar hasta 200 kilos y son invisibles para la c¨¢mara termogr¨¢fica¡±, relata Kulchitski. Ahora, superadas las reticencias, tienen encargos ¡°masivos¡± del ej¨¦rcito, fundaciones o militares a t¨ªtulo particular. El gerente dice que se han dado cuenta de que las Eleek son ideales para tareas de reconocimiento del terreno, asistir a heridos en el frente o transportar un lanzamisiles y, en segundos, alejarse de la escena desde donde se dispara a los rusos.
Santificar¨¢s la ayuda
Algunos militares lucen ya en su uniforme el parche bordado con la imagen de Santa Javelina. Para conseguirla, el dise?ador ucranio Eugene Shalashov lo que hizo fue cambiar el arma a la Madonna con Kal¨¢shnikov que pint¨® hace 10 a?os Chris Show. Cuando vio que la guerra se avecinaba, Christian Borys, impulsor de la iniciativa y nacido en Canad¨¢ de padre ucranio, empez¨® a vender pegatinas de Santa Javelina en su entorno m¨¢s pr¨®ximo para conseguir dinero. El 15 de febrero, nueve d¨ªas antes de la invasi¨®n rusa, este periodista especializado en marketing ya ten¨ªa una p¨¢gina web. El primer d¨ªa, cuenta, llegaron 1.000 d¨®lares, el segundo, 5.000¡ y as¨ª hasta superar el mill¨®n. Ahora venden tambi¨¦n camisetas, fundas de m¨®vil, banderas... Borys destaca dos donaciones especialmente, una de medio mill¨®n y otra de 200.000. En el proyecto hay implicadas una decena de personas, de las que la mitad se hallan en Ucrania. Para dar un empuj¨®n a la maltrecha econom¨ªa, el objetivo es realizar los encargos de los art¨ªculos que venden a empresas locales, especialmente a aquellas que hayan sufrido directamente las consecuencias de los combates, explica Oleksandr Mikki Fingaz Nesterchuk, un artista local que se ha involucrado en el proyecto. Ya encargan pegatinas a una peque?a imprenta de un pueblo de las afueras de Kiev que estuvo ocupado por los rusos y venden las primeras camisetas salidas de una factor¨ªa de Dnipr¨®, en el este del pa¨ªs.
La guerra a vista de dron
En una guerra cada vez m¨¢s electr¨®nica, con frecuencia cobra m¨¢s importancia la nueva tecnolog¨ªa que las balas. La organizaci¨®n The Eyes of the Army (Los ojos del Ej¨¦rcito), que esencialmente ofrece apoyo de inteligencia, recauda fondos para enviar a la l¨ªnea del frente distintos tipos de aparatos no tripulados. Hasta el momento han conseguido recaudar 400.000 d¨®lares, de los que el 80% los ha aportado ¡°un patriota ucranio residente en EE UU¡±, cuenta Sergei Gnidko, responsable del proyecto. Entregan drones kamikaze (2.000 d¨®lares cada uno, 1.860 euros), otros corrigen los disparos de artiller¨ªa (2.500 d¨®lares), bombarderos (a partir de 13.000 d¨®lares) o aviones (unos 20.000 d¨®lares). ¡°El peque?o coste de estos aparatos hace que sea mucho m¨¢s barato que la artiller¨ªa¡±, explica Gnidko. En su web aparece un informe en el que comparan esos precios con los hasta 100.000 d¨®lares de un disparo de Javelin o entre 60.000 y 100.000 de los proyectiles que lanza un dron tipo Bayraktar. Recientemente, The Eyes of the Army ha llevado a cabo una misi¨®n de reparto de sus aparatos a lo largo de 3.500 kil¨®metros, accidente sin consecuencias incluido, por los frentes de J¨¢rkov, Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Mikolaiv.
En cuerpo y arma
¡°La belleza salvar¨¢ el mundo¡±, escribi¨® Alina, de 26 a?os, en su cuenta de Instagram en plena guerra junto a una sugestiva foto. Su cuerpo es el arma con el que ha decidido combatir. Despu¨¦s de trabajar como camarera y vendedora, las ansias de una mayor libertad le llevaron a convertirse en modelo de desnudos en 2015. Se abri¨® un perfil en Onlyfans, una plataforma empleada a menudo para vender sexo y pornograf¨ªa, con la que ya obten¨ªa ingresos. Con la invasi¨®n rusa, es una de las que, a cambio de dinero para apoyar la causa nacional, ha decidido enviar fotos er¨®ticas. En su caso ayuda al ej¨¦rcito y a personas necesitadas. De hecho, pide a los particulares que le env¨ªen la prueba de en qu¨¦ han gastado el dinero que les ha mandado y ella, a su vez, lo publica en sus redes. Calcula que hasta el momento ha conseguido entre dos y tres millones de grivnas (entre 65.000 y 95.000 euros). En ning¨²n caso hace pornograf¨ªa, algo prohibido por las leyes locales, comenta. Asegura que, pese a sentirse ¨²til, est¨¢n siendo meses ¡°perturbadores y terribles¡±. ¡°Esta guerra me est¨¢ matando por dentro¡±, pero, al menos, ¡°no me quit¨® la vida como a otros¡±.
Goles sin fronteras
Oleg Salenko fue una de las estrellas del Mundial de F¨²tbol de 1994. Integraba la selecci¨®n de Rusia y fue el m¨¢ximo anotador del campeonato con seis goles, empatado con el b¨²lgaro Hristo Stoitchkov. Ahora, una de las camisetas de Salenko, que jug¨® en la Liga con el Logro?¨¦s y el Valencia, se ha vendido para ayudar a las tropas ucranias que hacen frente a la invasi¨®n rusa. Detr¨¢s de la idea se halla Igor Palamarchuk, un hincha de 33 a?os del Dinamo de Kiev, donde tambi¨¦n jug¨® Salenko. Junto a otros colegas, Palamarchuk est¨¢ sacando provecho de sus contactos en torno al f¨²tbol para recaudar fondos. Se les ocurri¨® conseguir camisetas firmadas por jugadores y sacarlas a subasta a trav¨¦s de internet. Algunos deportistas han grabado v¨ªdeos para dar credibilidad al proyecto y elevar las pujas. Adem¨¢s de la de Salenko han vendido otras de jugadores de distintos pa¨ªses. Hay particulares que se han sumado a la iniciativa cediendo piezas de sus colecciones. No les ha ido mal con la recaudaci¨®n, pues han obtenido en torno a un mill¨®n de grivnas (algo m¨¢s de 32.000 euros). Claro, que la estrella de las subastas no ha sido la camiseta de ning¨²n futbolista. Enterada de la iniciativa, la hija de Andrii Kuzma, conocido cantante l¨ªder del grupo Skryabin, fallecido en un accidente de tr¨¢fico en 2015, les ofreci¨® una camiseta de su padre. Encontraron un v¨ªdeo del concierto en la que la luci¨®, lo que sirvi¨® para revalorizarla. Una familia ucrania residente en Luxemburgo pag¨® por ella 7.000 euros, unas cinco veces m¨¢s que lo que llegan a obtener por la de un deportista.
Solidaridad en vena
¡°En mi cuenta tengo ahora mismo m¨¢s de 11 millones de grivnas¡±, asegura Tatiana Kamenieva, de 24 a?os. Pero esos m¨¢s de 300.000 euros no son suyos. Es parte del dinero que ha recibido a trav¨¦s de una tupida red de contactos integrada por particulares y empresas. ¡°La guerra ha movilizado a la gente. Ha servido para demostrar qu¨¦ es capaz de hacer cada uno, algo que quiz¨¢s no ve¨ªamos en tiempos de paz¡±, argumenta. Esta joven de J¨¢rkov ten¨ªa un restaurante en esa ciudad, la segunda de Ucrania en poblaci¨®n, en el que daba trabajo a personas con s¨ªndrome de Down, autismo y diversas discapacidades. Despu¨¦s mont¨® un proyecto caritativo en Kiev, la capital. Por eso a sus amigos no les extra?a que en cuanto empez¨® la invasi¨®n se pusiera en marcha. El gran impulso no tard¨® en llegar. El novio de una antigua compa?era de clase, inversor en criptomonedas de nombre Rotislav y 22 a?os, le cedi¨® ¡°todos¡± sus ahorros: unos 200.000 euros. Aparte del saldo en la cuenta de Kamenieva, han recibido 200.000 d¨®lares en criptomonedas, 5.000 a trav¨¦s de Paypal y calcula que en torno a 1,5 millones de d¨®lares han sido donados directamente a los fabricantes o vendedores del material que adquieren. Hasta ahora han comprado m¨¢s de 30 coches, 175 visores nocturnos, 100 drones, 600 chalecos antibalas y m¨¢s de 8.000 d¨®lares en combustible, detalla la joven. Kamenieva mira el futuro optimista: ¡°Conf¨ªo en que todas estas habilidades se mantengan cuando la guerra acabe y sirvan para levantar un pa¨ªs mejor, que sea como el comienzo de una nueva naci¨®n¡±.
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