Un pescador confiesa haber matado a Dom Phillips y Bruno Pereira en la Amazonia brasile?a
La polic¨ªa localiza los cuerpos despu¨¦s de que uno de los dos hermanos detenidos por el crimen del periodista y el indigenista, desaparecidos hace 11 d¨ªas, les llevara hasta el lugar
Uno de los dos hermanos pescadores detenidos por la desaparici¨®n del periodista brit¨¢nico Dom Phillips, de 57 a?os, y el indigenista brasile?o Bruno Pereira, de 41 a?os, ha confesado que particip¨® en el asesinato y ha llevado a los investigadores al lugar donde enterraron los restos, seg¨²n ha informado el jefe de la Polic¨ªa Federal en Amazonas, Eduardo Fontes, este mi¨¦rcoles por la noche en conferencia de prensa en Manaos. Los restos ser¨¢n analizados para confirmar sus identidades. El rastro de ambos y de su lancha se perdi¨® hace 11 d¨ªas en una de las zonas m¨¢s aisladas de la Amazonia brasile?a.
Los sospechosos de la muerte son dos hermanos pescadores Oseney y Amarildo da Costa, ambos de 41 a?os. El ¨²ltimo, apodado Pelado, fue detenido la semana pasada acusado de posesi¨®n de munici¨®n ilegal despu¨¦s de que su lancha fuera vista persiguiendo la del indigenista y el reportero cuando estaban cerca de su destino, la ciudad de Atalaia do Norte. Poco despu¨¦s se evaporaron. El segundo hermano fue arrestado el martes. Este mi¨¦rcoles, la polic¨ªa llev¨® a uno de los sospechosos, con el rostro tapado y la cabeza cubierta por una capucha, al lugar donde desaparecieron Phillips y Pereira. Les se?al¨® el lugar donde enterraron los cad¨¢veres.
El mando policial ha explicado en rueda de prensa en Manaos que los cad¨¢veres estaban enterrados a tres kil¨®metros tierra adentro en la selva. Los dos profesionales fueron vistos por ¨²ltima vez a bordo de una lancha. Los restos ser¨¢n cotejados con las muestras de ADN tomadas a las familias de ambos.
Una vez confirmadas las identidades, ¡°podremos traerlos a casa y despedirlos con amor¡±, ha declarado la esposa de Phillips, Alessandra Sampaio, en una nota en la que tambi¨¦n anuncia: ¡°Hoy empieza nuestra b¨²squeda de justicia¡±.
Pereira y Phillips fueron vistos por ¨²ltima vez el domingo 5 de junio, lo que supuso el principio de una agon¨ªa para sus familias y sus allegados, que con el paso de los d¨ªas fueron perdiendo la esperanza de encontrarlos vivos. Quienes conocen bien la regi¨®n del valle de Yavar¨ª ¡ªuna de las ¨¢reas m¨¢s aisladas de Amazonia¡ª eran conscientes de que es territorio hostil y que las probabilidades de supervivencias disminu¨ªan a toda velocidad. Pereira, un experto en ind¨ªgenas con amplia experiencia en el organismo oficial creado para defenderlos, la Funai, estaba hac¨ªa tiempo en el punto de mira de las bandas criminales que expolian las riquezas de reservas ecol¨®gicas de la selva.
Los rastreadores ind¨ªgenas con los que Bruno Pereira colaboraba han protagonizado la b¨²squeda de ambos rastreando palmo a palmo la zona con la polic¨ªa y las Fuerzas Armadas. Univaja (la Uni?o dos Povos do Vale de Javari), que agrupa todas las etnias del valle, ha emitido un comunicado junto a la Apib, que re¨²ne a las organizaciones ind¨ªgenas de Brasil, y al Observat¨®rio dos Povos Indigenas (OPI) en el que califican este ¡°asesinato como un crimen pol¨ªtico m¨¢s¡± que, afirman, ¡°tiene las huellas de Bolsonaro y es consecuencia de la pol¨ªtica destrucctiva de su Gobierno¡±.
Los veteranos de la Amazonia no recuerdan el asesinato de ning¨²n otro periodista dedicado a la cobertura de cuestiones medioambientales en la selva tropical, y menos extranjero. Las muertes violentas de l¨ªderes ind¨ªgenas y activistas no son novedad, aunque no alcanzan de ninguna manera las cifras de la vecina Colombia. Es un goteo, y muy rara vez los culpables son castigados. Impera la impunidad. Y desde que Jair Bolsonaro lleg¨® al poder, las tensiones y la violencia se han incrementado.
Este valle, que es tan grande como Panam¨¢ y est¨¢ mejor preservado que el resto de Amazonia, acoge a diez tribus de ind¨ªgenas no contactados y existen indicios de que por ella se mueven una veintena de grupos aislados m¨¢s. Pero sus riquezas naturales casi intactas lo convierten en un codiciado bot¨ªn para todo tipo de actividades il¨ªcitas, sea la caza, la pesca, la extracci¨®n de madera o de minerales.
El periodista y el indigenista fueron amenazados la v¨ªspera de desaparecer durante un viaje period¨ªstico. Juntos fueron en lancha hasta una base de vigilancia que gestionan los ind¨ªgenas agrupados en la asociaci¨®n Univaja, Uni?o dos Povos do Vale de Javari. All¨ª, Phillips entrevist¨® a los patrulleros, que han asumido la defensa de su territorio ante la apat¨ªa de las instituciones. Pereira estaba de excedencia de la Funai por su profundo descontento con los rumbos que tom¨® la organizaci¨®n a partir de la victoria de Bolsonaro. Durante la visita, unos pescadores furtivos amenazaron al grupo exhibiendo sus armas en la distancia. Entre ellos, al menos uno de los detenidos por el caso.
Pereira colaboraba con Univaja en instruir a los ind¨ªgenas en el uso de tecnolog¨ªas para documentar sus denuncias y presionar as¨ª a los poderes p¨²blicos para que aplicaran la ley e impidieran las invasiones. Adem¨¢s de los ind¨ªgenas, la Funai tiene varios puestos de vigilancia en esta y otras reservas naturales, pero tanto las bases de los nativos como las de los funcionarios que trabajan en el valle de Yavar¨ª han sido atacadas a tiros en los ¨²ltimos tiempos.
Las invasiones de pescadores o cazadores furtivos que existen hace d¨¦cadas. Para muchos locales era cuesti¨®n de supervivencia. Pero que en los ¨²ltimos a?os se han multiplicado con la entrada de dinero del narcotr¨¢fico y gracias al discurso presidencial, que ha envalentonado a los delincuentes, que se sienten impunes. En paralelo, las agencias gubernamentales para la protecci¨®n de los ind¨ªgenas y el medio ambiente han sido debilitadas por el Gobierno con fuertes recortes presupuestarios y el nombramiento de jefes ajenos a estas ¨¢reas, a menudo vinculados a la polic¨ªa militar.
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