Giorgia Meloni reclama el mando de Italia
La l¨ªder de Hermanos de Italia, un partido nacido de los rescoldos del posfascismo, encabeza todos los sondeos para las elecciones anticipadas del 25 de septiembre
El primer recuerdo de Giorgia Meloni (Roma, 45 a?os) es el fuego. Las llamas de su casa cuando la incendi¨® por accidente jugando a las mu?ecas con su hermana. Luego est¨¢ el agua. Demasiada. El mar lleg¨¢ndole al cuello con solo tres a?os. Su padre, que tiempo m¨¢s tarde la abandonar¨ªa y se marchar¨ªa a las islas Canarias, la hab¨ªa dejado en una barca con una canguro que no sab¨ªa nadar. Desde entonces, cuenta en su biograf¨ªa la l¨ªder de Hermanos de Italia, no ha parado de ir a cursos de nataci¨®n e inmersi¨®n. ¡°Estoy llena de miedos. Por eso me impongo vencerlos¡±. Miedo: el suyo y el que genera todav¨ªa. Pero tambi¨¦n victoria. Ideas que, de alg¨²n modo, configurar¨ªan a?os m¨¢s tarde el modo radical de entender la pol¨ªtica de la dirigente ultraderechista, cuyo partido es favorito en todas las encuestas para ganar las elecciones del pr¨®ximo 25 de septiembre en Italia.
Mario Draghi dimiti¨® el jueves. Pero el legendario expresidente del Banco Central Europeo forma ya parte del pasado. Los partidos han comenzado sin complejos su campa?a electoral. Y Meloni, de 45 a?os, parte con clara ventaja. La pol¨ªtica romana ha construido un molde cada vez m¨¢s s¨®lido e ideol¨®gico. Tom¨® importantes decisiones estos ¨²ltimos cinco a?os. En dos ocasiones se abstuvo de entrar en Ejecutivos a los que hab¨ªa sido invitada. El primero que form¨® el Movimiento 5 Estrellas (M5S) con La Liga. Fue un caos, acert¨®. Luego tambi¨¦n evit¨® entrar en el que conformaron hace 17 meses todos los partidos menos ella. Hermanos de Italia es el ¨²nico que no ha pisado la moqueta del Palacio Chigi en esta legislatura. Y en parte por eso, hoy su formaci¨®n posee alrededor de un 23% de estimaci¨®n de voto, casi 20 puntos m¨¢s que en las elecciones de 2018. Una subida pr¨¢cticamente id¨¦ntica a la ca¨ªda de La Liga de Matteo Salvini, uno de sus socios de coalici¨®n (que pas¨® del 34% en las ¨²ltimas europeas al 15% actual).
La fuerza de ambos l¨ªderes funciona como vasos comunicantes. Pero tambi¨¦n es un problema interno en el espectro de una derecha extrema que se disputa ya el liderazgo a garrotazos en Italia y en Europa, donde los grupos a los que pertenecen ¨DSalvini es parte de Identidad y Democracia, en el que tambi¨¦n est¨¢n Marine Le Pen, Geert Wilders o el Partido de la Libertad Austriaco; Meloni preside el grupo del Partido de Conservadores y Reformistas Europeos¨D son muy distintos. Meloni y Salvini comparten su gusto por el extremismo, por la pol¨ªtica antiinmigraci¨®n o por los lemas de ley y orden. Pero su origen es radicalmente distinto. La Liga es un partido federalista de ra¨ªces norte?as y Hermanos de Italia es un artefacto romano m¨¢s bien recentralizador. Ambos dirigentes no se tragan hoy y han usado estrategias distintas para llegar hasta aqu¨ª. Meloni manda ahora. Pero a su partido, sin excesiva clase dirigente y con un pasado de reminiscencias posfascistas, le faltaba algo para combatir el miedo que genera en los centros de poder italianos.
La l¨ªder de Hermanos de Italia quiso mostrar el pasado 1 de mayo el nuevo aspecto de su artefacto. Esa tarde, en el D¨ªa de los Trabajadores en todo el mundo, celebr¨® el congreso program¨¢tico de la formaci¨®n en Mil¨¢n mientras los sindicatos honraban el derecho al empleo en la calle. Un intento de acercarse a la gran industria, al poder financiero del norte, que desconf¨ªa de ella, y al mismo tiempo un aviso a navegantes: la capital lombarda, motor econ¨®mico de Italia, es la ciudad natal y el cuartel general de sus dos socios en la coalici¨®n de derechas: Matteo Salvini (La Liga) y Silvio Berlusconi (Forza Italia).
La formaci¨®n de Meloni fue siempre un partido eminentemente romano con ra¨ªces en la parte centro-sur del pa¨ªs. Una propuesta pol¨ªtica nacida de los rescoldos del posfascista Movimiento Social Italiano (MSI) y de una derecha radical en Europa. En ese momento, Meloni ten¨ªa ya de su lado a parte de la calle y a muchos ciudadanos inflamados por el malestar de los tiempos. Pero necesitaba otra vuelta de tuerca. No habr¨¢ ninguna posibilidad de llegar al Palacio Chigi, sede del Gobierno, el 25 de septiembre ¨Dal menos mientras Sergio Mattarella sea presidente de la Rep¨²blica¨D sin convencer a un electorado m¨¢s amplio y al poder econ¨®mico. Por eso en Italia sorprendi¨® lo que sucedi¨® durante un mitin de Vox en Marbella a principios de junio. ¡°Quiz¨¢ se vino arriba por el contexto, la plaza de toros¡ Pero esa no es su l¨ªnea¡±, explica un miembro del partido. Ella misma reconoci¨® este s¨¢bado a Francesco Olivo en La Stampa que se equivoc¨® en el tono: ¡°Demasiado emotivo. No me gust¨¦ cuando me vi. Cuando estoy cansada no logro modular un tono apasionado que no sea agresivo¡±.
Las palabras pronunciadas ese d¨ªa contra el colectivo LGTBI, contra ¡°los bur¨®cratas de Bruselas¡±, tampoco terminan de encajar con la l¨ªnea adoptada por ella misma en los ¨²ltimos tiempos. Ni siquiera la idea de superponer la cruz cristiana a la ¡°violencia islamista¡±. El esot¨¦rico ataque a las grandes ¡°finanzas internacionales¡± y a los ¡°bur¨®cratas de Bruselas¡± es algo que hab¨ªa quedado diluido en sus discursos. Italia es un pa¨ªs complejo donde las influencias externas, el peso de los servicios secretos y la judicatura no son accesorios para gobernar.
La biograf¨ªa de Meloni, socia e inspiraci¨®n de Vox en Italia, aporta algunas pistas para analizar su cuidado proceso de transformaci¨®n. La pol¨ªtica responde a un libro de instrucciones ideol¨®gico algo m¨¢s sencillo que el del exministro del Interior Salvini. Algo que aprecian sus aliados espa?oles. Desprecia el autonomismo y no posee v¨ªnculos con movimientos federalistas. Nunca ensalzar¨ªa al independentismo, como ha hecho siempre su socio. Ella no se ha movido nunca de la derecha m¨¢s dura, cat¨®lica, centralista. ¡°Los bandazos de los ¨²ltimos tiempos nos han penalizado¡±, apunta, en contraste, un diputado de La Liga, que admite el crecimiento de Meloni. Su giro a cierta moderaci¨®n pasa tambi¨¦n por la pol¨ªtica internacional. ¡°Ser¨¢ la misma que la de Mario Draghi¡±, asegur¨® el s¨¢bado a La Stampa, cerrando la puerta a posibles gui?os a Rusia.
Romana de pura cepa, del barrio de Garbatella, una de las zonas m¨¢s genuinas de la capital junto al Testaccio, es hija de un asesor fiscal que abandon¨® el hogar cuando ella ten¨ªa solo 12 a?os. ¡°Un padre que no est¨¢, que desaparece, es un padre que no te quiere. Que te rechaza. Es una herida m¨¢s profunda que un padre que muere¡±, le contar¨ªa a Aldo Cazzulo en el Corriere della Sera.
Hija de una familia humilde, se busc¨® la vida, tambi¨¦n como camarera en una de las discotecas m¨¢s famosas de Roma. ¡°M¨¦rito¡±, dice siempre, a?adiendo que no le gustan las cuotas rosa. ¡°No soy un panda¡±, suele responder ridiculizando las pol¨ªticas inclusivas. Luego acab¨® el instituto con la m¨¢xima nota antes de trabajar alg¨²n tiempo como periodista. Unos estudios que le sirvieron para dominar hoy algunos aspectos de la comunicaci¨®n que utiliza con habilidad para colocar sus mensajes. Pero Meloni y su partido arrastran una losa imborrable, especialmente para sus rivales. Hermanos de Italia surgi¨® de los restos del posfascista MSI, en cuyas radicales juventudes milit¨® Meloni. El actual logo del partido, de hecho, conserva la llama que luc¨ªa el emblema del partido de Giorgio Almirante.
Meloni formaba parte ya del Frente de la Juventud (la secci¨®n juvenil del MSI) a los 15 a?os y poco despu¨¦s se convirti¨® en la responsable estatal del sector estudiantil de Alianza Nacional, el partido de Gianfranco Fini, heredero directo del MSI. La formaci¨®n fue obligada a exorcizar aquellos fantasmas y a formalizar en 1995 en un acto solemne ¡ªconocido como la Svolta dei Fiuggi (el cambio de Fiuggi)¨D la renuncia a las huellas del fascismo en su ADN. Algunos no terminaron de digerirlo. Pero aquel nuevo partido llev¨® en volandas a Meloni hasta su esca?o de diputada a los 29 a?os. Y en 2008, cuando Berlusconi necesit¨® una nueva comparsa para su Gobierno llam¨® a Fini, que la coloc¨® en el Ejecutivo de coalici¨®n convirti¨¦ndola en ministra de Juventud. No ten¨ªa atribuciones, pero fueron unas horas de vuelo y una exposici¨®n medi¨¢tica muy valiosas. Hoy el esquema de gobierno es el mismo. Pero la comparsa se ha convertido en la l¨ªder de la coalici¨®n de derecha, aunque le pese a Il Cavaliere, que, a sus 85 a?os, ser¨¢ candidato a las elecciones en el Senado.
Meloni, si uno quiere jugar a los paralelismos, tampoco se parece en nada a su socio Santiago Abascal. Su partido no nace del reflujo de los tiempos, aunque lo haya saboreado con fruici¨®n. La romana no ha pisado un solo chiringuito pol¨ªtico. Y cuando ha tenido la ocasi¨®n de subirse a alg¨²n carro ¨Dcomo en los ¨²ltimos gobiernos¨D, lo ha rechazado. ¡°Fue una decisi¨®n que reivindicamos porque en una naci¨®n democr¨¢tica tiene que haber una oposici¨®n. Si no, no hay democracia¡±, se?ala al tel¨¦fono Fabio Rampelli, vicepresidente de la C¨¢mara de Diputados y miembro destacado de Hermanos de Italia. Meloni, opina este pol¨ªtico, encarna esa coherencia. Pero tambi¨¦n un notable olfato para el malestar. ¡°Representa a un bloque social que atraviesa dificultades: desocupados, precarios, periferias de las ciudades, peque?os empresarios... Todos los que no son parte de la ¨¦lite financiera que se ha adue?ado del mundo. La sensibilidad social de nuestra derecha es conocida. Somos una derecha social, no liberal. Y esto se ha acentuado desde que las izquierdas han abandonado a las partes sociales m¨¢s d¨¦biles y representan a las grandes finanzas y al poder¡±. Los mismos que llevan preguntando desde hace meses al ala moderada del partido sobre las intenciones reales de Meloni.
El origen de Hermanos de Italia, m¨¢s all¨¢ de aquella ra¨ªz posfascista dif¨ªcil de extirpar, se encuentra tambi¨¦n en el descalabro de los proyectos de Berlusconi. Il Cavaliere hab¨ªa fundado en 2007 un conglomerado pol¨ªtico conocido como Popolo della Libert¨¤ (PDL) con el que hab¨ªa logrado gobernar Italia uniendo a la derecha, incluida la Alianza Nacional de Gianfranco Fini. Un partido que ten¨ªa en su seno a una parte de derecha radical que conviv¨ªa con otro espectro m¨¢s cercano a la Democracia Cristiana. Con la llegada del Gobierno t¨¦cnico de Mario Monti (2011) con el apoyo del PDL, un grupo procedente de aquel universo decidi¨® coger las de Villadiego y fundar un nuevo artefacto. Lo llamaron Hermanos de Italia, nombre oficioso del himno del pa¨ªs, y colocaron al frente a una mujer. El due?o de Mediaset la llamaba entonces ¡°peonza¡±. Hoy ya no se hace el gracioso con ella.
Meloni es la l¨ªder de facto de la coalici¨®n de derechas y dictar¨¢ parte del futuro de Il Cavaliere y de Salvini, sus socios de coalici¨®n. ¡°Ese es el problema. Ellos intentar¨¢n cualquier cosa para que Meloni no saque un solo voto m¨¢s y pueda convertirse en primera ministra¡±, apuntan en su partido. Forza Italia, cuyo l¨ªder ha sido incapaz de configurar un relevo, es una formaci¨®n en descomposici¨®n. Y en las ¨²ltimas elecciones municipales Meloni estuvo a punto de superar a La Liga, un partido que se encontraba en ca¨ªda libre y sin un rumbo ideol¨®gico hasta que el pasado mi¨¦rcoles oli¨® la sangre y vio la oportunidad de recuperarse tumbando al Gobierno de Draghi.
Hermanos de Italia no quiere que se asocien sus siglas a la ultraderecha. Pero no hay ning¨²n partido constitucional m¨¢s escorado hacia ese lado en Italia. Giovanni Orsina, polit¨®logo y experto decodificador de los entresijos del caos italiano, sin embargo, cree que la definici¨®n que encaja con Meloni es la de ¡°nacional conservadora¡±. ¡°Prefiero una etiqueta de contenido, no de posici¨®n. Meloni no se expresa contra la libertad individual o contra la democracia. Desde este punto de vista est¨¢ plenamente dentro de la democracia liberal. Es conservadora en temas sociales, claro. Pero el partido, por ejemplo, no es antiabortista. Cuando se produjo la sentencia del Tribunal Supremo de EE UU, dijo que eran cosas americanas, pero que la ley italiana del aborto no se debe tocar. Sobre temas de libertad cl¨¢sica y democracia representantiva no expresa nada que no se pueda compartir. Libertad de elecci¨®n, de expresi¨®n, de manifestaci¨®n del pensamiento¡ Aunque cuando toca la cuesti¨®n LGTBI adopta una posici¨®n muy conservadora. Pero una cosa es estar contra la adopci¨®n de ni?os por parte de homosoexuales y la otra, contra los homosexuales¡±, afirma Orsina.
Meloni, sin embargo, s¨ª ha usado esas palabras y ese tono en otros discursos. De hecho, se viraliz¨® un v¨ªdeo suyo en el que esbozaba su propio perfil. ¡°Soy Giorgia, soy una mujer, soy madre, soy cristiana¡±. El tono y la cadencia del autorretrato dio para hacer un remix y convertirlo en un hit de las pistas de baile italianas. Rampelli cree que ¡°no hay nada que esconder¡±. ¡°Para nosotros la familia es una. Eso no significa que los homosexuales no tengan derecho a reconocimientos. Cada uno puede elegir a su pareja y cultivar sus sentimientos y vivir con quien quiera su propio amor. Estamos contra cualquier discriminaci¨®n medieval contra los homosexuales. Pero la familia es otra cosa¡±, afirma este dirigente de Hermanos de Italia.
La gran pregunta en Italia es si Meloni podr¨ªa gobernar en caso de ganar las elecciones anticipadas del pr¨®ximo 25 de septiembre. Orsina no lo tiene claro. ¡°Es evidente que habr¨¢ obst¨¢culos. El presidente del Consejo de Ministros lo nombra el jefe del Estado, garante de los tratados internacionales. Si el centroderecha obtiene una gran mayor¨ªa con una victoria neta y dentro de esa coalici¨®n su partido alcanza el 30%, no habr¨¢ discusi¨®n. Mattarella no podr¨ªa negarse. Pero si sube la prima de riesgo, si en ese momento hay se?ales de problemas con la deuda p¨²blica¡, el jefe del Estado tiene margen. Ella deber¨¢ hacer y decir algunas cosas si quiere gobernar¡±. Para vencer, sobre todo, el miedo que ella misma todav¨ªa genera.
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