Italia afronta con apat¨ªa unas elecciones que inquietan en toda Europa
Los comicios italianos, donde la ultraderecha es la favorita para alcanzar el poder, interesan m¨¢s en Bruselas que entre la ciudadan¨ªa nacional, que amenaza con superar el r¨¦cord de abstenci¨®n
Las calles de Roma siguen igual de sucias que siempre, pero esta vez los ciudadanos se ahorrar¨¢n el decadente paisaje que siempre emerge tras la batalla electoral. Nadie ha colgado esos carteles que asoman luego durante toda una legislatura por debajo de los anuncios de electrodom¨¦sticos o ropa. No se reparten pasquines y nadie trata de arrancar un voto en una caseta de lona cuando uno sale con prisa por la ma?ana. Tampoco hay apenas debate p¨²blico en calles o bares, y ni siquiera los candidatos se han puesto de acuerdo para confrontar sus ideas en la televisi¨®n (solo hubo un cara a cara en el Corriere della Sera entre Giorgia Meloni, l¨ªder de Hermanos de Italia, y Enrico Letta, secretario del Partido Democr¨¢tico).
La victoria de la ultraderecha se da tan por descontada que no se divisan h¨¦roes dispuestos a invertir un segundo en combatirla. El silencio, sin embargo, contrasta con la enorme expectaci¨®n levantada fuera de Italia estos d¨ªas, donde las elecciones se consideran un momento crucial que marcar¨¢ la posible consolidaci¨®n de la extrema derecha en Europa. Y eso, especialmente en clave electoral interna de cada pa¨ªs, es lo que preocupa m¨¢s.
La campa?a, en sordina permanente y lastrada por las vacaciones de verano, da la sensaci¨®n de mostrar su lado m¨¢s emocional y pol¨ªtico fuera de las fronteras italianas. La primera caja de resonancia se coloc¨® en Rusia y en Ucrania a cuenta de las sanciones, la guerra y las posibles injerencias del Kremlin en el partido que se juega en Roma. Se buscan c¨®mplices. Y hace una semana, La Repubblica public¨® un supuesto informe de los servicios secretos de Estados Unidos que acusaba a varios pa¨ªses de tener pol¨ªticos a sueldo de Mosc¨². El propio jefe de Gobierno, Mario Draghi, se refiri¨® veladamente al l¨ªder de la Liga, Matteo Salvini, acus¨¢ndolo de hablar a escondidas con los rusos. ?l se defendi¨® y pidi¨® una rectificaci¨®n de la Embajada estadounidense. El problema es que no hab¨ªa nada en Italia: al electorado, preocupado por la inflaci¨®n y la subida de precio de la energ¨ªa, no pareci¨® importarle lo m¨¢s m¨ªnimo. Y la derecha termin¨® utiliz¨¢ndolo como combustible para desmentir la eterna sospecha de la financiaci¨®n rusa.
El magnetismo que genera la campa?a en el exterior contrasta tanto con la pasividad dom¨¦stica que Enrico Letta, secretario del PD, se fue el lunes a Berl¨ªn para reunirse con el canciller Olaf Scholz. Lo hizo en plena campa?a, como si pudiese obtener m¨¢s r¨¦dito desde el extranjero que pate¨¢ndose las calles de Italia. Y logr¨® una declaraci¨®n epatante: ¡°Meloni y los posfascistas llevar¨ªan a Italia por el camino equivocado¡±. Las portadas volvieron a agitar el miedo del exterior: ¡°Terror en Wall Street¡±, ¡°La prima y la deuda, por las nubes¡±. Y al poco se supo que Viktor Orb¨¢n, el primer ministro de Hungr¨ªa, cercano al Kremlin, hab¨ªa prometido en una reuni¨®n interna de su partido, que, tras la victoria de Meloni, retirar¨ªan las sanciones europeas a Rusia. Pero el electorado, se?alan los expertos, permanece completamente inalterado.
La f¨¢bula de Pedro y el Lobo
Giovanni Orsina, polit¨®logo y preciso analista de la pol¨ªtica italiana, cree que el pa¨ªs tiene desde hace a?os ¡°una opini¨®n p¨²blica en constante histerismo¡± y compara la situaci¨®n con la f¨¢bula de Pedro y el lobo. ¡°Todas las elecciones parecen el fin del mundo. Un escenario en el que todo lo que sucede puede acabar con Italia. Pero los electores no compran m¨¢s esa idea. La supuesta amenaza fascista viene de lejos. Cossiga a finales de los a?os setenta era golpista y fascista, y no digamos lo que se ha dicho de Berlusconi. Ya en 2001 Umberto Eco comenz¨® hablar del refer¨¦ndum moral [contra la coalici¨®n que encabezaba Silvio Berlusconi]. Y han pasado 29 a?os. La gente est¨¢ cansada. Si subes la temperatura emotiva de un pueblo sin descanso, al final el pueblo ya no se cree nada¡±.
La indiferencia italiana da paso al escenario de la abstenci¨®n profunda, estimada en los ¨²ltimos sondeos en alrededor de un 35% . Si se confirma, ser¨ªa la m¨¢s alta de la historia republicana (en las ¨²ltimas elecciones la participaci¨®n fue del 72,9%) El tiovivo pol¨ªtico se ha movido tanto ¨Dcinco leyes electorales en 30 a?os, ocho gobiernos en 12 a?os y tres en la ¨²ltima legislatura¨D que hasta los italianos han terminado mareados. ¡°Para nosotros ser¨¢ clave movilizar a ese electorado. Especialmente al joven¡±, se?alaba a este peri¨®dico el socialdem¨®crata Letta. Pero ese electorado sigue estando alejado de la pol¨ªtica (representan el 40,3%) y su opci¨®n preferida es el M5S.
Nando Pagnoncelli, especialista en sondeos y autor de las encuestas del Corriere della sera, atribuye el clima a varios motivos. ¡°La campa?a empez¨® en agosto, que es el mes de las vacaciones. La gente estaba pensando en otras cosas, y estas vacaciones eran las primeras despu¨¦s de dos a?os de pandemia. El segundo hecho importante es que muchos italianos no han entendido los motivos del final del Gobierno Draghi: ahora est¨¢n desilusionados y son esc¨¦pticos¡±, apunta. Ninguna mayor¨ªa de gobierno ha repetido dos elecciones seguidas en Italia en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Y eso genera desencanto. ?En qu¨¦ se traduce? ¡°En una fuerte movilidad electoral y en un probable aumento de la abstenci¨®n ¨Dla participaci¨®n se estima en un 65% ¨D. Fen¨®meno que beneficia a los partidos de centroderecha, porque [el abstencionismo] procede, principalmente, del electorado de los partidos que han estado en el Gobierno¡±, insiste Pagnoncelli.
El clima de indiferencia, adem¨¢s, est¨¢ favorecido por la idea, m¨¢s o menos cierta, de que quien aterrice en el Palacio Chigi no podr¨¢ tocar demasiadas cosas. En el apartado econ¨®mico, con una inflaci¨®n desbocada, la amenaza de los mercados y 200.000 millones de euros que deben llegar de Europa, solo si se cumple con un ambicioso plan de reformas comenzado con Draghi, no dan demasiado margen. Orsina recuerda que en ¡°la cuesti¨®n de los derechos no habr¨¢ avances: ser¨¢ una pol¨ªtica clara de derechas¡±. ¡°Pero en t¨¦rminos econ¨®micos y en otros asuntos incisivos, no podr¨¢n hacer nada. Conviene recordar que en 2018 hab¨ªa un clima distinto, m¨¢s antieuropeo y mucho m¨¢s populista. M¨¢s agresivo con Bruselas y con el propio Salvini como vicepresidente. Y a pesar de todo, cuando hicieron la ley de presupuestos de 2019, acordaron y negociaron un d¨¦ficit de 2,04%. Uno de los m¨¢s bajos que ha hecho Italia. ?Y era el gran Gobierno revolucionario! Ese Ejecutivo mantuvo las cuentas en orden. Hoy, en una situaci¨®n distinta, con un Gobierno m¨¢s estructurado, ?qu¨¦ va a hacer? Poco¡±.
El miedo, en suma, tiene que ver m¨¢s con el contagio que pueda producirse si Meloni termina siendo primera ministra. El martes, en una entrevista con la agencia EFE, ella misma mostr¨® el camino: ¡°Espero que una victoria allane el camino de Vox en Espa?a¡±. Una idea que compartir¨¢n todos y cada uno de los aliados de Hermanos de Italia en Europa.
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