Sandy Hook, diez a?os de la matanza que impuls¨® el activismo por el control de armas en EE UU
Un bufete de abogados ha logrado indemnizaciones millonarias del fabricante de armas y del te¨®rico de la conspiraci¨®n que minti¨® sobre el tiroteo, con 26 muertos, 20 de ellos menores, en una escuela de Newtown
Diez a?os despu¨¦s de la matanza de Sandy Hook, que se sald¨® con 20 menores y seis adultos muertos en esa escuela de Newtown (Connecticut), parecer¨ªa que Estados Unidos no ha aprendido la lecci¨®n del horror, y que s¨®lo espera al siguiente tiroteo masivo para llevarse de nuevo las manos a la cabeza. Las circunstancias var¨ªan, pero el mal es siempre el mismo: el imperio de las armas en EE UU. Sandy Hook, sin embargo, marc¨® un punto de inflexi¨®n gracias a la acci¨®n de un bufete familiar de Connecticut que sent¨® en el banquillo al fabricante de armas Remington, condenado a indemnizar a familiares y supervivientes, y demostr¨® la responsabilidad penal de la desinformaci¨®n y las mentiras sobre el suceso que propal¨® el conspirador Alex Jones. Solo por esos hechos, adem¨¢s de sembrar la semilla del activismo en favor del control de armas, el de Sandy Hook constituye un caso aparte en el rosario de tiroteos masivos que recorren la geograf¨ªa y la memoria de EE UU.
El calvario personal y familiar de los supervivientes se ha prolongado durante casi una d¨¦cada, pero con resultados. Josh Koskoff, tercera generaci¨®n de abogados de Connecticut, lider¨® un esfuerzo legal que en febrero arranc¨® un acuerdo de 73 millones de d¨®lares a las compa?¨ªas aseguradoras de Remington, en favor de las familias de nueve de las v¨ªctimas de la escuela. Remington es el fabricante del rifle Bushmaster AR-15 que utiliz¨® en la masacre Adam Lanza, de 20 a?os; el tipo de arma de asalto y la edad temprana del tirador son las constantes mortales de este tipo de ataques. La indemnizaci¨®n es el mayor pago efectuado hasta la fecha por un fabricante de armas por un tiroteo masivo.
Tras el acuerdo con Remington lleg¨® en octubre la vindicaci¨®n p¨²blica del caso: una multa de casi 1.000 millones de d¨®lares impuesta al intoxicador Alex Jones, por sostener ¨Dy propalar por Internet y por las ondas, y lucrarse con ello¨D que la tragedia de Sandy Hook hab¨ªa sido una farsa, un teatro. Sumada a otras sentencias anteriores presentadas en varios Estados, Jones deber¨¢ pagar casi 1.400 millones por mentir. Adem¨¢s de la reparaci¨®n material, el hecho de que una teor¨ªa de la conspiraci¨®n, exponente de las voces m¨¢s ultras entre los republicanos, fuera refutada en los tribunales ha sentado un precedente. Todo gracias a Koskoff, hijo y nieto de abogados y cuyo despacho familiar, que no ha contestado a la solicitud de entrevista de este diario, se ha convertido en un colosal bufete gracias a las sentencias citadas.
A todo ello se suma el hist¨®rico acuerdo bipartidista de control de armas alcanzado en el Congreso en junio, que puso fin a un impasse legislativo de tres d¨¦cadas. El pacto de dem¨®cratas y republicanos debe mucho al activismo pionero de las familias de Sandy Hook. Tambi¨¦n a la labor de sensibilizaci¨®n que varias fundaciones alentadas por supervivientes han desarrollado en colegios e institutos del pa¨ªs. La campa?a de concienciaci¨®n por el control de armas sigue adelante, reforzada por cada nuevo suceso sangriento, pese a reveses como el propinado en junio por el Tribunal Supremo al consagrar el derecho a llevar armas en p¨²blico. El pasado jueves, el presidente Joe Biden presidi¨® una vigilia en la Casa Blanca en recuerdo de las v¨ªctimas de la violencia armada.
En 2018, seis a?os despu¨¦s de la matanza y cuatro antes del acuerdo legal, Remington se declar¨® en bancarrota, como ha hecho recientemente el conspirador Jones para eludir o dilatar el pago de la multa. No son los ¨²nicos casos de quiebra inducida; tambi¨¦n se acogi¨® a ella la farmac¨¦utica Purdue Pharma, principal encausada en el macroproceso legal por la crisis de los opioides. O la propia Asociaci¨®n Nacional del Rifle (NRA, en sus siglas inglesas), el principal lobby de las armas en EE UU, en un intento de ganar tiempo para reestructurarse. Pero la rendici¨®n de cuentas simult¨¢nea del sector de las armas y de la vociferante industria de la desinformaci¨®n solo fue posible gracias al bufete Koskoff. En su p¨¢gina web puede leerse toda la literatura legal al respecto. El precedente de Sandy Hook ha animado a los padres de una de las v¨ªctimas mortales del tiroteo de Las Vegas (casi 60 muertos en 2017) a querellarse contra el fabricante del arma utilizada.
Lo conseguido en esta d¨¦cada repara en parte el des¨¢nimo de las familias cuando, inmediatamente despu¨¦s de la masacre, el Senado obvi¨® un intento legislativo de regular la posesi¨®n de armas. Los repetidos episodios sangrientos de 2022 propiciaron el t¨ªmido acuerdo legislativo, que tanto debe al activismo de Sandy Hook y de la Marcha por Nuestras Vidas, surgida de la matanza en un instituto en Parkland (Florida) en 2018, aunque el intento qued¨® manco, como admiti¨® el propio Biden, al no incluir asuntos clave como la regulaci¨®n de las armas de asalto. El modelo Bushmaster AR-15 se dise?¨® para el combate en la guerra de Vietnam, un dato que da fe de su potencia mort¨ªfera.
Las familias, que durante a?os sufrieron un acoso indecible, inoculado por las mentiras de Jones, y que este mi¨¦rcoles solo aspiran a conmemorar el aniversario lejos de los focos, han ganado en dos frentes que se retroalimentan: el control de armas y la intoxicaci¨®n informativa. Remington, como el resto de los fabricantes, se beneficiaba del blindaje de una ley de 2005, que exim¨ªa de responsabilidad penal a la industria de las armas de los delitos cometidos con ellas, hasta que el abogado Koskoff hall¨® un resquicio para la acusaci¨®n: violar una ley de protecci¨®n de derechos del consumidor de Connecticut con una publicidad especialmente agresiva, de tintes militaristas. El alegato de que Remington hab¨ªa comercializado ilegalmente el Bushmaster de uso militar, haci¨¦ndolo accesible a j¨®venes con problemas mentales como Lanza, que se suicid¨® tras el ataque, fue clave.
2022, el a?o en que los escolares asesinados en Sandy Hook habr¨ªan cumplido 16 y 17 a?os, contabiliza ya m¨¢s de 600 tiroteos masivos, algunos de ellos tan atroces como los de B¨²falo, Highland Park o Uvalde, que tanto recuerda el del colegio de Newtown. Matanzas con denominaci¨®n de origen, ligadas para siempre al duelo de comunidades enteras, son solo la punta del iceberg de un fen¨®meno estructural: en 2020 se compraron en EE UU casi 23 millones de armas de fuego. Para las familias de Sandy Hook este mi¨¦rcoles ser¨¢ adem¨¢s la repetici¨®n de un momento congelado en el tiempo, el 14 de diciembre de 2012.
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