Los rostros de las protestas en Per¨²: ¡°Estaremos aqu¨ª hasta la batalla final¡±
Miles de peruanos protestan en todo el pa¨ªs por la crisis pol¨ªtica abierta tras el fallido autogolpe de Castillo. En el interior del pa¨ªs han muerto al menos 22 personas por disparos de las fuerzas de seguridad. Estas son sus razones para quejarse
¡°Vengo por mi patria, por la injusticia que se le hace al Per¨². Por las matanzas que no interesan. Para que se vayan del Congreso¡±. John Paul Jara, de 20 a?os, est¨¢ sentado en su bicicleta en la plaza de San Mart¨ªn de Lima. Naci¨® en Cajamarca, pero vive en Lima desde hace siete a?os: ¡°Estoy solo. Vivo en un cuarto peque?o. Leo a Neruda y a Bukowski. Tambi¨¦n escribo. Esto es mi ¨²ltimo poema: Por culpa de la calle perd¨ª a mi familia, por culpa de la calle estoy solo hoy en d¨ªa. Perdido en la acera, nadie te auxilia. Te est¨¢n matando, r¨ªen de alegr¨ªa¡±. Como ¨¦l, miles de personas han salido a la calle en todo el pa¨ªs para protestar tras el ¨²ltimo cap¨ªtulo de la eterna crisis pol¨ªtica peruana: el autogolpe fallido de Pedro Castillo el pasado 7 de diciembre.
Nadie sabe todav¨ªa qu¨¦ pas¨® aquel d¨ªa por la cabeza del entonces presidente. Johny Arce, de 38 a?os, dice que el mensaje televisado de Castillo le pareci¨® ¡°medio raro¡±. Lo vio temblar, sudar. Eso le lleva a pensar que a lo mejor lo drogaron o lo amenazaron. Quiz¨¢s, dice, alguien le cambi¨® ¡°el papelito¡±, ¨¦l lo ley¨® como si tal cosa y acab¨® dando un golpe de Estado sin querer. Lo que sea que pens¨® minutos antes de la intentona torpe que en tres horas lo llev¨® directo a la comisar¨ªa es un misterio. Lo que no lo es, es que Per¨² sufre desde entonces un caos pol¨ªtico y social al que no se le ve soluci¨®n a corto plazo.
Arce est¨¢ en un parque del centro de Lima despu¨¦s de un camino de unas 20 horas por carretera desde Vizcat¨¢n del Ene con otros compa?eros. Pensaron que si se quedaban sitiados por los militares y las protestas en su pueblo, quiz¨¢s nadie le escuchar¨ªa decir lo que ¡°el Per¨² profundo quiere¡±. Dej¨® a una mujer y tres hijos, pero espera quedarse el tiempo necesario.
¡ª?Y eso cu¨¢nto es?
¡ªHasta la batalla final. Hasta acabar con este Congreso vende-patrias. El pueblo est¨¢ jodido, nos han tenido abandonados toda la vida.
La victoria en las urnas de Castillo se ley¨® entre amplios sectores como la primera oportunidad de vencer a la gran Lima y a sus ¨¦lites pol¨ªticas. El pueblo contra Goliat: Pedro Castillo contra Keiko Fujimori. Muchos exigen la liberaci¨®n del maestro de escuela rural, acusado de rebeli¨®n. Otros ya lo dan por perdido, pero se niegan a aceptar al nuevo Gobierno y al Congreso. Quieren que se vayan todos y lo hagan ya. Exigen elecciones inmediatas.
Las protestas pac¨ªficas se mezclan con grupos violentos. Hay tomas de aeropuertos y ataques contra sedes p¨²blicas o comisar¨ªas en las zonas del interior. Al menos 22 personas han muerto por enfrentamientos con las fuerzas del orden o el bloqueo de carreteras. La reci¨¦n nombrada presidenta, Dina Boluarte, dice que no renunciar¨¢ y pide di¨¢logo. Asegura que reza por las familias de los muertos. El Congreso promete convocar elecciones, pero no se pone de acuerdo en la fecha. Como muy pronto se habla de diciembre de 2023, dentro de un a?o. En la calle esa idea suena a broma. Los congresistas alegan que son los tiempos que marca la ley y la Constituci¨®n. Eso tambi¨¦n les hace re¨ªr. Nadie se cree que quieran irse.
El rechazo al Congreso es lo ¨²nico que une hoy a Per¨². No solo a los que protestan, tambi¨¦n a los que se quedan en sus casas. El 86% de los ciudadanos est¨¢ en contra de los parlamentarios, que se ven como personas que responden a intereses personales o lobbies, sin ideolog¨ªa ni programa. La ausencia de partidos fuertes ha convertido la pol¨ªtica en un lugar lleno de personajes advenedizos. El mismo Castillo fue uno de ellos. Sus aspiraciones pol¨ªticas nunca hab¨ªan salido de la sierra. El l¨ªder de Per¨² Libre, inhabilitado por corrupci¨®n, lo escogi¨® como candidato con tan buen tino que lo convirti¨® en jefe del Estado, otro misterio.
¡°Yo quiero la libertad de mi presidente. Es un hombre bueno, ¨ªntegro, correcto, que piensa en la cholada [los mestizos, los ind¨ªgenas]¡±, relata Mar¨ªa Cornejo, de 77 a?os, que nunca en su vida hab¨ªa imaginado a alguien como Castillo en el poder. Por eso est¨¢ en la calle, porque lo quiere de vuelta. Le da tanta pena verlo en la c¨¢rcel que lo llama ¡°pobrecito¡±. Y se encoge de hombros si se le pregunta por el intento de golpe: ¡°Tiene buen coraz¨®n, no le dejaron gobernar¡±.
A Castillo ni lo dejaron gobernar, ni ¨¦l lo intent¨® tampoco. El hombre que lleg¨® al poder con la bandera del cambio opt¨® por adaptarse a la crisis pol¨ªtica que arrastra Per¨² desde hace a?os en lugar de probar una revoluci¨®n. El periodista C¨¦sar Hildebrandt asegura que su figura es irrescatable. ¡°Tuvo la gran oportunidad de hacer un Gobierno de izquierdas, pudo ser nuestro Benito Ju¨¢rez, y al final fue el hombre que permiti¨® el saqueo del erario p¨²blico y se rode¨® de una serie de sabandijas. La epopeya del cambio se convirti¨® en un expediente judicial¡±, sentencia.
Lleg¨® como el diferente y se fue convertido en lo mismo que sus predecesores. El pa¨ªs lleva seis presidentes en cuatro a?os, todos cercados por la corrupci¨®n. ¡°Lo ¨²nico que yo s¨ª creo que hizo fue darle puestos a sus familiares y conocidos¡±, le excusa Leslie Trigo desde la Plaza San Mart¨ªn donde protesta este viernes. Es cierto que el Congreso quiso sac¨¢rselo de encima desde el primer d¨ªa. Le hicieron dos mociones de censura que super¨®, pero le atormentaban. El d¨ªa 7 deb¨ªa enfrentarse a la tercera. Todo apuntaba a que tambi¨¦n la superar¨ªa, pero dijo basta. Opt¨® por quitarse del medio ¨¦l solo intentando quebrar el orden constitucional.
Para los castillistas, que su primera oportunidad en la vida se esfume de esa forma tan burda es inexplicable. Por eso en la calle muchos optan por hablar menos de ¨¦l, al que tampoco entienden, y m¨¢s del Congreso o de la nueva presidenta, a la que consideran una traidora. Este s¨¢bado, la mandataria dio un discurso a la naci¨®n en el que asegur¨® que ella protegi¨® a Castillo mientras pudo y dijo que no renunciar¨¢ a la presidencia hasta que haya nuevas elecciones. Se le ve¨ªa nerviosa y cansada. Cada d¨ªa desde que asumi¨® el poder se suman nuevas muertes, la mayor¨ªa de j¨®venes, por disparos del Ej¨¦rcito en las regiones. Dos ministros han renunciado ya por la represi¨®n policial y el estado de emergencia que rige en el pa¨ªs durante 30 d¨ªas. Ella reiter¨® su apoyo a los militares.
En Jun¨ªn murieron este viernes un menor y un chico de 23 a?os, no son los primeros. De all¨ª es Emiliano Yaranga, de 51 a?os, que duerme estas noches al raso en Lima junto a otras 200 personas. Son de una comunidad cafetalera. Dice que el pueblo est¨¢ harto, que les dicen terroristas cuando fueron ellos los que m¨¢s sufrieron y se enfrentaron al terrorismo de Sendero Luminoso en los 80. Habla de dar una lucha pac¨ªfica contra el Congreso y los usurpadores de sus tierras. El discurso de ellos contra nosotros. El de Lima contra el ¡°Per¨² profundo¡±.
Sentado en su bicicleta, John Paul mira la Plaza de San Mart¨ªn que a ¨²ltimas horas de la tarde empieza a llenarse de gente. Con su pelo rizado y su gorra calada dice que si est¨¢ hoy aqu¨ª es porque quiere que ¡°se arregle el Per¨²¡±. Ahora ha empezado a leer libros de ocultismo para ver si as¨ª puede ¡°entender las cosas¡±. Quiz¨¢s ah¨ª encuentre m¨¢s respuestas.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.