Los banqueros clandestinos de la migraci¨®n irregular
El sistema tradicional de transferencias de dinero ¡®hawala¡¯ ejerce de banco para los traficantes de personas y de aseguradora para los migrantes en las rutas migratorias hacia la UE y el Reino Unido
Zanyar sent¨ªa que no hab¨ªa un futuro para ¨¦l en su tierra. As¨ª que, como muchos otros j¨®venes de la regi¨®n aut¨®noma del Kurdist¨¢n iraqu¨ª, decidi¨® partir. Su padre, Mustafa, le comprende: ¡°Desde la crisis del Daesh [la organizaci¨®n terrorista autodenominada Estado Isl¨¢mico], todo ha ido a peor¡±. ?l mismo, un militar peshmerga que luch¨® valientemente contra los yihadistas en 2015 y 2016 junto a militares occidentales, solo recibe su salario cada dos o tres meses debido a la par¨¢lisis pol¨ªtica y la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs. ¡°Zanyar dej¨® los estudios. Dec¨ªa que otros que se graduaban tampoco encontraban trabajo. Y sin trabajo, ?c¨®mo iba a asentarse, casarse, formar una familia? Quer¨ªa llegar al Reino Unido y establecerse como barbero¡±, relata.
Pero los sue?os de Zanyar naufragaron en el canal de la Mancha durante la madrugada del 24 de noviembre de 2021. La lancha en que viajaba se hundi¨® y la mayor¨ªa de sus cerca de treinta ocupantes murieron ahogados o por hipotermia, sin que los guardacostas acudiesen a rescatarlos a tiempo; un incidente que todav¨ªa se investiga en los tribunales y por el que Francia y el Reino Unido se reparten las culpas con la red de traficantes.
Alcanzar Europa por la v¨ªa irregular no es solamente dif¨ªcil y peligroso, tambi¨¦n es extremadamente caro. El cruce desde las costas de Turqu¨ªa a las islas griegas, en una lancha hinchable abarrotada, puede costar entre 1.000 y 3.000 euros, dependiendo de la estaci¨®n del a?o. La v¨ªa legal, en un ferry, cuesta unos 20 euros. Un billete de avi¨®n entre Estambul y cualquier ciudad de Italia no alcanza los 300 euros, mientras que, para el migrante irregular, el viaje puede superar los 10.000. Atravesar el canal de la Mancha en barco vale unos 35 euros para quien dispone de un visado. Sin visado y en patera, en cambio, supone desembolsar hasta 3.000 euros y arriesgarse a morir.
¡°Ponemos toda nuestra vida en este viaje. Acumulamos muchas deudas para pagar a los traficantes y todo lo necesario durante el viaje¡±, se lamentaba el pasado julio un migrante que esperaba su turno en la costa francesa frente al Reino Unido, la ¨²ltima que vio Zanyar antes de que las aguas del canal de la Mancha se lo tragaran para siempre. El padre del joven kurdo hubo de empe?ar parte de sus tierras para financiar la traves¨ªa de su hijo.
La pr¨¢ctica ausencia de v¨ªas legales para emigrar a la Uni¨®n Europea ha creado oportunidades de negocio para las redes criminales. C¨¢lculos basados en datos de ACNUR, Europol, la agencia europea Frontex e informes de expertos sit¨²an entre 300 y 700 millones de euros anuales las ganancias de estas redes de traficantes en sus rutas hacia Europa. Y all¨¢ donde se generan importantes cantidades de dinero, por muy ilegal que sea, es necesaria una estructura financiera. Algo parecido a un banco.
Durante el ¨²ltimo a?o, un grupo de periodistas ha investigado la ruta migratoria utilizada por Zanyar para averiguar c¨®mo funcionan los m¨¦todos de pago y c¨®mo se mueve este dinero. Se ha entrevistado a decenas de personas en Irak, Turqu¨ªa, Espa?a, Italia, Francia y el Reino Unido, desde migrantes a traficantes, intermediarios, fuentes policiales, judiciales y expertas.
La red hawala
En el Mercado de Cambistas de Erbil (Irak), tambi¨¦n conocido como el Bazar de los D¨®lares, los vendedores se mueven con bloques de billetes del tama?o de una televisi¨®n antigua. En una esquina, varios hombres vociferan grandes cantidades de dinero ¡ªd¨®lares estadounidenses, dinares iraqu¨ªes, libras sirias¨D que ofrecen cambiar al mejor postor. El dinero pasa constantemente de una mano a otra, y de otra a una, como en el parqu¨¦ de cualquier Bolsa, aunque esta tenga un aspecto m¨¢s bien desastrado. Decenas de oficinas de giros postales pueblan las calles, los pasillos y los subterr¨¢neos del bazar. Algunas trabajan con Ir¨¢n, otras env¨ªan dinero ¨²nicamente a Alemania y Francia, otras tienen socios en toda Europa, otras aseguran que pueden girar dinero a todos los pa¨ªses del mundo. Pero, en lugar de los canales habituales de la banca internacional, muchas emplean el hawala.
El hawala es un sistema tan antiguo como la Ruta de la Seda, cuando se utilizaba precisamente para facilitar los pagos entre comerciantes y evitarles tener que cargar con grandes sumas de dinero en sus largos periplos. Funciona de la siguiente manera: un individuo en un lugar A acude a un hawaladar ¡ª el encargado de hacer hawala¡ª y le entrega una determinada cantidad de dinero que desea enviar a otro individuo en un lugar B. El hawaladar de A se comunica con un hawaladar de B y le solicita que desembolse la cantidad acordada al receptor, que se identificar¨¢ con un token o c¨®digo de seguridad pactado en el pa¨ªs A. El hawaladar de A contrae as¨ª una deuda con el de B, que ser¨¢ compensada gracias a transferencias similares en la direcci¨®n opuesta.
La oficina de un hawaladar puede ser tan simple como una mesa y una silla, un tel¨¦fono m¨®vil y un armario o caja fuerte para guardar el dinero. Tambi¨¦n es ¨²til disponer de un cuaderno donde apuntar las deudas que se contraen, aunque algunos las escriben en el propio tel¨¦fono m¨®vil y borran el mensaje en cuanto la deuda queda saldada. No hay sistema SWIFT o Blockchain que registre las transacciones, tampoco los hawaladar se intercambian pagar¨¦s u otro documento que asegure la deuda: se basa todo en la confianza en la palabra dada y en una concepci¨®n del honor que impide traicionarla. La soci¨®loga G?zde G¨¹ran, profesora en la Universidad de Georgetown y una de las acad¨¦micas que m¨¢s de cerca ha estudiado el hawala, arguye que estos lazos de ¡°confianza interpersonal¡± son muy fuertes, ya que traicionarlos mina la reputaci¨®n dentro de la comunidad, y a?ade que, pese a su car¨¢cter informal, dichas conexiones son capaces de garantizar relaciones de negocio duraderas y a trav¨¦s de largas distancias.
De hecho, para muchas comunidades de emigrantes, el hawala es un sistema com¨²n para enviar remesas a sus hogares, especialmente a pa¨ªses con poca estructura bancaria o que han sido excluidos del sistema financiero global, como Ir¨¢n o Afganist¨¢n. Igualmente, resulta atractivo porque en este tipo de transacciones el precio suele ser muy inferior al de los sistemas de transferencia internacional de divisas como Western Union o MoneyGram, cuyas comisiones pueden ascender hasta el 15 %. Adem¨¢s, estos ¨²ltimos suelen exigir al cliente documentos oficiales de los que no disponen los migrantes en situaci¨®n irregular. En cambio, los hawaladar aplican comisiones de en torno al 5 % de la cantidad enviada, muchas veces incluso menores. En ocasiones ¡°pueden ser incluso cero¡±, explica un hawaladar de Erbil. Esto ocurre cuando la transferencia ayuda a saldar una deuda en una direcci¨®n en la que no se suelen hacer muchos env¨ªos.
El sistema hawala tambi¨¦n se ha usado ampliamente para el env¨ªo de fondos de ONG ¡ªincluidas muchas occidentales¡ª a pa¨ªses en guerra como Siria, seg¨²n detalla la experta G¨¹ran en su tesis, publicada por la Universidad de Princeton. Y, dado que el dinero no se mueve f¨ªsicamente y no deja m¨¢s rastro que un pu?ado de anotaciones en un cuaderno, el hawala se ha convertido en el veh¨ªculo muy utilizado para mover dinero de grupos delictivos y, seg¨²n numerosas investigaciones, tambi¨¦n de organizaciones terroristas. Por eso es ilegal en muchos pa¨ªses.
Un seguro para los migrantes
En 2015, durante la crisis de refugiados en Europa, la Agencia de la Uni¨®n Europea para la Cooperaci¨®n Policial (Europol) calculaba que la mitad de las personas migrantes pagaban su viaje en efectivo y el resto por diversos m¨¦todos, incluido el hawala. Pero, del mismo modo que las tarjetas han ido sustituyendo al cash, el uso de intermediarios para pagar a los traficantes ¡ªmuchos de los cuales funcionan a trav¨¦s del hawala¡ª ha ganado importancia en los ¨²ltimos a?os, seg¨²n confirman diversas fuentes consultadas.
¡°Nadie lleva encima tanto dinero. Eres extranjero y tienes miedo de que alguien te robe. As¨ª que el pago se hace a trav¨¦s de intermediarios¡±, explica Sherko (nombre modificado por razones de seguridad) desde su agencia de viajes en el centro de Ranya, uno de los municipios del Kurdist¨¢n iraqu¨ª de donde m¨¢s migrantes han partido en los ¨²ltimos a?os. ?l mismo emigr¨® a Europa de manera irregular en la d¨¦cada de los 2000. Hace unos a?os decidi¨® regresar a su hogar y montar su negocio: adem¨¢s de reservar billetes o dar informaci¨®n sobre visados, ejerce de intermediario entre migrantes y traficantes a cambio de una comisi¨®n. ¡°La gente quiere irse al extranjero a toda costa¡±, se defiende el agente de viajes y se?ala que muchos otros negocios de la localidad ejercen la misma funci¨®n: ¡°Lo que podemos hacer es encontrarles el mejor traficante, para que no les timen o roben. Porque, a veces, los traficantes no cumplen sus promesas. Esto no es como un billete de avi¨®n, en el que est¨¢ escrita la hora exacta de despegue¡±.
Por ejemplo, cuando Zanyar parti¨® de casa, su padre le dijo: ¡°Encuentra un buen traficante en Turqu¨ªa, uno que te d¨¦ garant¨ªas, y te apoyar¨¦¡±. Tres a?os antes, Zanyar ya hab¨ªa intentado llegar a Europa desde Turqu¨ªa, pero, en Bulgaria, los polic¨ªas le hab¨ªan propinado una paliza, robado sus pertenencias y el joven kurdo hab¨ªa tenido que regresar a su hogar. As¨ª que, en 2021, lo intent¨® a trav¨¦s del mar. Su padre deposit¨® 12.000 d¨®lares (11.000 euros) en la oficina de un hawaladar de Ranya (Irak), donde qued¨® bloqueado hasta que el chaval lleg¨® a la costa de Crotona (Italia). Solo entonces, el dinero se transfiri¨® mediante hawala a los traficantes en Estambul (Turqu¨ªa).
¡°Nosotros protegemos el dinero frente a los traficantes, y nos aseguramos de que no enga?en a la gente hasta que llega a su destino¡±, explica un hawaladar del Reino Unido, adonde cada a?o ¡°ayuda a llegar¡± a veinte o treinta personas. ¡°De momento, nunca hemos tenido muertos ni heridos. Si un cliente se echa para atr¨¢s, el traficante recibe solo la mitad del pago¡±.
De esta manera, el sistema se convierte tambi¨¦n en una forma de aseguradora para el migrante, m¨¢s en un momento en el que las devoluciones y deportaciones ilegales se han convertido en moneda de uso corriente en las fronteras de la Uni¨®n Europea. Al quedar el dinero retenido por un tercero, el traficante se ve obligado a volver a transportar al migrante tantas veces como sean necesarias hasta que el cruce de la frontera sea exitoso.
¡°Nosotros nunca devolv¨ªamos el dinero, pero si se produc¨ªa alg¨²n problema, les ofrec¨ªamos un nuevo intento¡±, explica Samir, un sirio que trabaj¨® como traficante entre 2015 y 2018 transportando a unas 300 personas desde Turqu¨ªa a Grecia y que pide no usar su nombre real. ?l era el encargado de acudir junto al migrante a una ¡°oficina de dep¨®sitos¡± (tamin, en ¨¢rabe), normalmente camuflada como oficina de cambio de divisas o de transferencias internacionales. ¡°Estas oficinas son conocidas por todos, incluso por el Estado. Durante los a?os que trabaj¨¦ [como traficante] nadie se meti¨® con ellas, porque todo el mundo les tiene confianza¡±, asegura.
All¨ª, el migrante deposita el precio acordado y a cambio obtiene un recibo firmado y sellado en el que se especifica su nombre y el del beneficiario, la cantidad depositada y la divisa, la comisi¨®n que recibe la oficina (entre el 3,5% y el 4,5% en los ejemplos mostrados), la fecha y un c¨®digo. Una vez alcanzado el destino, env¨ªa por WhatsApp u otra aplicaci¨®n de mensajer¨ªa una foto del recibo o el c¨®digo, y as¨ª el traficante puede retirar el dinero, como si se tratara de un cheque. ¡°Tambi¨¦n se pacta un periodo, normalmente de un mes, en el que si el migrante no ha transmitido el c¨®digo, el traficante puede retirar el dinero¡±, explica.
En teor¨ªa, reconoce Samir, ser¨ªa posible estafar al migrante llegando a un acuerdo con el intermediario. Sin embargo, no suele ocurrir. Normalmente, estas personas acuden a intermediarios en sus pa¨ªses natales o, en Estambul ¡ªimportante nodo de las rutas migratorias hacia la UE¡ª, con los que comparten origen nacional o ¨¦tnico. Un hawaladar que se dedique a estas lides ¡°no arruinar¨ªa su reputaci¨®n¡± timando a la gente, sostiene Mustafa, el padre de Zanyar: ¡°Aqu¨ª somos de la vieja escuela. Si hiciese algo as¨ª, nadie volver¨ªa a hacer negocios con ¨¦l¡±. En el fondo, es como cualquier sistema bancario: si la confianza en ¨¦l se derrumba, la estructura financiera se hunde.
En la costa de Dunkerque
Es una ma?ana fr¨ªa y h¨²meda de enero de 2023 en Grande-Synthe, un municipio junto a Dunkerque, en la costa francesa del canal de la Mancha. Al lado de unas tiendas de campa?a improvisadas con pl¨¢sticos junto a las v¨ªas de tren, la periodista kurdoiraqu¨ª Aisha (nombre modificado) y sus dos hijas se apretujan junto a una hoguera para darse calor: ¡°Estuve en Dunkerque durante un mes, en una ONG que ayuda a mujeres y ni?os. Pero las ¨²ltimas tres noches las he pasado aqu¨ª, porque mi intenci¨®n es cruzar el canal¡±, relata: ¡°Hui porque me persegu¨ªan por mi trabajo. Vol¨¦ a Estambul desde Irak y de ah¨ª llegu¨¦ hasta Croacia por carretera con ayuda de unos traficantes. En Croacia me pegaron los polic¨ªas. Luego llegu¨¦ a Francia con ayuda de otro traficante. Cada vez que cruzo una frontera, env¨ªo un wasap a mi padre con mi localizaci¨®n y ¨¦l informa al nosinga [como se denomina en kurdo al hawaladar] para que pague a los traficantes¡±.
As¨ª transcurrieron los ¨²ltimos d¨ªas de Zanyar poco m¨¢s de un a?o antes. Durante m¨¢s de un mes esper¨® en Dunkerque. Intent¨® cruzar. El tiempo era p¨¦simo y las embarcaciones peores, as¨ª que ninguna traves¨ªa fructific¨®. ¡°Tuvo muy mala suerte¡±, lamenta su padre, que hab¨ªa bloqueado 2.500 libras esterlinas (alrededor de 2.850 euros) en una oficina de hawala de su localidad para pagar este nuevo viaje. Finalmente, Zanyar y un amigo suyo hallaron un traficante, un kurdoiraqu¨ª llamado Bajdar, que les prometi¨® que cruzar¨ªan. El tiempo segu¨ªa siendo malo, pero aun as¨ª procedieron.
¡°La barca deb¨ªa ser para 20 personas, pero hicieron unos arreglos y metieron m¨¢s. Cuando estaban cruzando el canal llamaron al traficante y le dijeron que se volv¨ªan, porque hab¨ªa una entrada de agua, pero el traficante les amenaz¨® con matarles si regresaban¡±, asegura el padre de otra de las v¨ªctimas del naufragio, Ismail Hamad, desde su casa en la localidad de Soran (Kurdist¨¢n iraqu¨ª).
Del mismo modo que los hawaladar pueden servir como ¡°seguro¡± para los migrantes, este sistema tambi¨¦n puede suponer un punto de presi¨®n: muchos traficantes intentan forzar los cruces a toda costa porque, de otra forma, no cobran. Tambi¨¦n es cierto que, en caso de muerte, muchos intermediarios se niegan a pagar a los traficantes y devuelven el dinero a la familia del fallecido. ¡°Hay algunos traficantes buenos. Si no est¨¢s convencido de cruzar, no te presionan. Pero el 90 % no son as¨ª. Incluso te pegan para forzarte a embarcar¡±, se queja, en Calais, un migrante que pide el anonimato.
Dado el aumento de la llegada de inmigrantes irregulares a trav¨¦s del canal de la Mancha ¡ªcasi 46.000 el a?o pasado, un 60% m¨¢s que en 2021¡ª, el Gobierno conservador del Reino Unido ha propuesto una ley que proh¨ªba de por vida solicitar asilo a quienes lleguen en patera, y dicta que adem¨¢s ser¨¢n internados en los campamentos subcontratados en Ruanda.
Pero frenar la inmigraci¨®n clandestina es como tratar de mantener un pu?ado de arena entre las manos: siempre encuentra los resquicios por donde escurrirse. ¡°Puesto que no tenemos una opci¨®n de venir legalmente y necesitamos seguridad, tenemos que acudir a los hawaladar¡±, afirma Goran, un kurdo-iraqu¨ª de 19 a?os que tambi¨¦n espera en Dunkerque. Un joven kurdo de Ir¨¢n que prefiere no dar su nombre se une a la conversaci¨®n: ¡°Incluso si intentan ir a por el hawala, la gente encontrar¨¢ una v¨ªa a trav¨¦s de otros sistemas informales o encontrar¨¢ a un nosinga al que las fuerzas de seguridad no tengan fichado¡±. Y es que, mientras las rutas ilegales sigan siendo la ¨²nica manera de entrar a Europa para millones de personas, todo indica que los traficantes ser¨¢n quienes organicen sus viajes y los hawaladar quienes ejerzan de sus banqueros.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.