La alianza de Erdogan vincula al colectivo LGTBI con ¡°virus¡± y ¡°degeneraci¨®n¡± para ganarse el voto conservador
Los partidos islamistas con los que se ha aliado el presidente turco piden cerrar las asociaciones de ese grupo y modificar las leyes contra la violencia machista despu¨¦s de lograr que Turqu¨ªa saliese del Convenio de Estambul
¡°En estas elecciones decidiremos si un hombre se puede casar con un hombre y una mujer con otra mujer o no¡±, ha dicho el ministro de Interior turco, S¨¹leyman Soylu, en uno de los m¨ªtines de campa?a. En otro, el presidente, Recep Tayyip Erdogan, arremeti¨®: ¡°La familia es sagrada para nosotros. Preguntaos por qu¨¦ [la oposici¨®n] pide el voto de estas estructuras de pervertidos LGTBI¡±. Y as¨ª, d¨ªa tras d¨ªa. Las siglas aparecen en pr¨¢cticamente todos los discursos de la coalici¨®n progubernamental ¡ªacompa?adas de palabras como ¡°virus¡± y ¡°degeneraci¨®n¡±¡ª, como si uno de los principales debates a dirimir en las cruciales elecciones del pr¨®ximo domingo fuese el matrimonio igualitario.
A decir verdad, no lo es: en el acuerdo entre los seis partidos que forman la principal plataforma opositora, las siglas LGTBI no aparecen ni una sola vez. Tan solo algunas formaciones m¨¢s a la izquierda hacen referencia a los derechos de las personas homosexuales en sus programas electorales. Pero, para los partidos que apoyan a Erdogan, tratar de convencer a sus seguidores de que el modelo de familia tradicional est¨¢ en peligro por influencia de malignas fuerzas extranjeras se ha convertido en una parte esencial del discurso a medida que las encuestas aventuran la posibilidad de que el presidente turco pierda las elecciones del pr¨®ximo domingo tras 20 a?os en el poder.
¡°Vivimos en un periodo en el que el populismo de derecha se ha incrementado en el mundo. Lo vemos desde Polonia a Estados Unidos. El actual Gobierno de Turqu¨ªa ha convertido esta ret¨®rica populista en un arma de propaganda y ha incrementado la presi¨®n sobre los LGTBIQ¡±, explica Defne G¨¹zel, activista de la asociaci¨®n Kaos GL. Del mismo modo que otros gobernantes de derecha, Erdogan ha dado un giro desde posiciones m¨¢s liberales (en los a?os 2000 defend¨ªa ¡°dar protecci¨®n legal a las personas homosexuales¡± y permit¨ªa que se celebrase el D¨ªa del Orgullo en el centro de Estambul) a otras m¨¢s propias de la ultraderecha identitaria. Y eso ha llevado a la criminalizaci¨®n del movimiento LGTBI, la prohibici¨®n de actos y un incremento de los discursos de odio, denuncia G¨¹zel.
El polit¨®logo Selim Koru, en su bolet¨ªn informativo, K¨¹lt¨¹rkampf, arguye que ¡°espolear las guerras culturales le ha funcionado bien a Erdogan en el pasado y sigue siendo ¨²til para consolidar su base conservadora¡±, teniendo en cuenta que Turqu¨ªa es un pa¨ªs fuertemente escorado hacia la derecha (el 65% de los electores votaron por partidos de este signo en los comicios de 2018). Las guerras culturales que promov¨ªa Erdogan en el pasado se centraban b¨¢sicamente en el argumento de que una victoria de la oposici¨®n laica supondr¨ªa un retroceso en los derechos de la poblaci¨®n religiosa (especialmente de las mujeres a llevar el velo isl¨¢mico en escuelas y en la Administraci¨®n). Pero ahora que la oposici¨®n ya no se opone a estas medidas e incluye a partidos islamistas y escisiones del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Erdogan ha ido un paso m¨¢s all¨¢. ¡°Mientras la oposici¨®n intenta contentar a los votantes m¨¢s moderados del AKP descontentos con el partido, Erdogan est¨¢ intentando contentar a los elementos m¨¢s duros del islamismo¡±, explica el acad¨¦mico Burak Bilgehan ?zpek en el podcast sobre pol¨ªtica turca Daktilo1984.
Precisamente, el argumento esgrimido por Ankara para justificar hace dos a?os la salida de Turqu¨ªa del Convenio de Estambul contra la violencia machista (que se firm¨® en 2011 en una reuni¨®n del Consejo de Europa cuyo anfitri¨®n fue el propio Gobierno de Erdogan) es que promueve modelos alternativos al de la familia tradicional y fomenta la cultura LGTBI. La realidad es que esto no se menciona en ninguna parte ¨Dexcepto que el convenio debe aplicarse sin discriminaci¨®n por ¡°orientaci¨®n sexual¡± o ¡°identidad de g¨¦nero¡±¨D; la retirada era una demanda de ciertos grupos religiosos y ultraconservadores.
Reforma de las leyes contra el maltrato
Las encuestas prev¨¦n que las elecciones del domingo se diriman por unos pocos puntos porcentuales, lo que hace importante cada voto, as¨ª que Erdogan se ha aliado con varios partidos de la extrema derecha nacionalista e islamista, entre ellos el fundamentalista H¨¹da Par ¨Dcon influencia en las provincias kurdas¨D y el YRP, dirigido por Fatih Erbakan, hijo del fundador del islam pol¨ªtico en Turqu¨ªa, Necmettin Erbakan. Ambos exigen restricciones o incluso la prohibici¨®n de las asociaciones LGTBI, pero tambi¨¦n modificaciones en las leyes turcas contra el maltrato y sobre el divorcio.
Unos d¨ªas antes de que se cerrase el plazo, el AKP logr¨® convencer al l¨ªder del YRP de que retirase su candidatura a la presidencia ¨Dlo que le podr¨ªa haber restado votos ultraconservadores¨D y apoyase a Erdogan en los comicios. A cambio, el YRP arranc¨® al AKP un protocolo por el que, de repetir victoria, el partido gobernante se compromete a modificar las actuales leyes para ¡°proteger la unidad familiar¡± y ¡°los valores tradicionales¡±, y actuar contra ¡°la perversi¨®n¡±. A ¨²ltima hora se retir¨® del protocolo la menci¨®n a la reforma de la ley 6284 contra la violencia machista por presi¨®n de algunas dirigentes del AKP. En Turqu¨ªa, unas 400 mujeres son asesinadas cada a?o por sus parejas o familiares, seg¨²n la plataforma Paremos los Feminicidios.
Con todo, el vicepresidente del H¨¹da Par, Seyhmus Tanrikulu, confirma a este diario que tanto ellos como el YRP quieren modificar dicha ley. En concreto, pretenden eliminar la disposici¨®n que permite decretar una orden de alejamiento del marido o acusado de violencia sin m¨¢s pruebas que la denuncia de una mujer y, adem¨¢s, incluir en la normativa sobre maltrato ¡°la violencia contra los hombres¡±.
Tambi¨¦n exigen restringir la pensi¨®n que los hombres deben pagar a sus exesposas tras la separaci¨®n si estas no disponen de los medios suficientes para mantenerse, un tema explotado por estos y otros movimientos conservadores entre divorciados agraviados. Sin embargo, esta pensi¨®n es vista como una protecci¨®n fundamental por las asociaciones feministas en un pa¨ªs como Turqu¨ªa, donde apenas el 26% de las mujeres tienen empleo. Acabar con esta garant¨ªa econ¨®mica, sostienen, podr¨ªa llevar a que muchas no se atrevan a denunciar situaciones de maltrato por miedo a quedarse en la calle sin ning¨²n medio de supervivencia. El H¨¹da Par, adem¨¢s, quiere que se reduzca la edad legal del matrimonio (actualmente los 16 a?os si hay autorizaci¨®n judicial), en un momento en que varios esc¨¢ndalos han salpicado a miembros de cofrad¨ªas religiosas por abuso de menores.
Resta saber c¨®mo afectar¨¢ todo ello al voto femenino del presidente Erdogan. Seg¨²n la compa?¨ªa demosc¨®pica Konda, uno de los grupos donde m¨¢s apoyo mantiene el AKP es el de las amas de casa (unos 15 millones en toda Turqu¨ªa), entre las que la intenci¨®n de voto es superior a la media. La vicepresidenta del grupo parlamentario del AKP, ?zlem Zengin, ha garantizado que la ley 6284 es una ¡°l¨ªnea roja¡± y no se tocar¨¢, pero habr¨¢ que ver qu¨¦ l¨ªnea manda en caso de una nueva victoria de Erdogan. De hecho, en anteriores debates sobre estas cuestiones, la propia Zengin hab¨ªa lamentado sentirse ¡°muy sola¡± por el silencio de sus compa?eros de partido.
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