La cumbre del G-7 marca un giro militar y diplom¨¢tico en la guerra de Ucrania
La perspectiva de entrega de los F-16 y el activismo de Zelenski en foros internacionales influyen en el futuro del conflicto
La cumbre del G-7 en Hiroshima (Jap¨®n) ha impreso un nuevo y significativo giro a la guerra de Ucrania. La decisi¨®n de Estados Unidos, tras meses de reticencias, de permitir la entrega de aviones de combate F-16 abre, por s¨ª sola, una nueva perspectiva militar al conflicto. No es inmediata, ya que har¨¢n falta meses antes de que el suministro pueda realizarse con eficacia. Pero es evidente que, cuando pueda disponer de ellos, Kiev contar¨¢ con un gran impulso en el terreno de combate. No es casual que Mosc¨² haya reaccionado de forma airada, advirtiendo de que la medida entra?a ¡°riesgos colosales¡± para los pa¨ªses occidentales, en el ya habitual patr¨®n de amenazas con af¨¢n disuasorio.
La cuesti¨®n de los F-16 no es el ¨²nico giro que la cumbre cristaliza. La misma presencia del presidente de Ucrania, Volod¨ªmir Zelenski, sorpresiva, constituye un salto diplom¨¢tico, un aspecto importante del conflicto. Despu¨¦s de una larga primera fase sin salir de su pa¨ªs, y de una segunda con una serie de encuentros bilaterales, Zelenski ha abierto una etapa de vibrante presencia en foros de amplia proyecci¨®n internacional.
En el encuentro, adem¨¢s de los Siete, est¨¢n presentes los l¨ªderes de India, Brasil, Indonesia, Vietnam, Australia y Corea del Sur, entre otros. El d¨ªa anterior, el mandatario ucranio hab¨ªa hecho escala en Arabia Saud¨ª para intervenir en la cumbre de la Liga ?rabe. El presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, tiene un radio de acci¨®n m¨¢s limitado que ¨¦l en este campo de batalla diplom¨¢tica en persona, una dimensi¨®n fundamental en la pol¨ªtica.
Adem¨¢s del plano militar con los F-16 y del diplom¨¢tico, hay un tercero con cierto peso. Los socios del G-7 han plantado las semillas de otras problem¨¢ticas cuestiones para Rusia, que podr¨ªan revertir en una nueva erosi¨®n de sus capacidades. Los Siete endurecer¨¢n los l¨ªmites a las exportaciones al gigante euroasi¨¢tico que puedan, de forma directa o indirecta, permitir a su maquinaria industrial funcionar; ampliar¨¢n su per¨ªmetro de sanciones al sector de los diamantes, lucrativo para Rusia; y advierten a las terceras partes que proveen soporte material a la agresi¨®n rusa de que se exponen a ¡°graves costes¡±. Todo esto no representa un golpe letal, pero s¨ª otro oscuro mensaje para el Kremlin de que las tuercas se aprietan. De que el apoyo a Kiev es duradero, con aspecto de inquebrantable.
As¨ª, Hiroshima representa un giro, no en el sentido de resoluci¨®n del conflicto, pero s¨ª de modificaci¨®n de la perspectiva del mismo en el medio-largo plazo. Probablemente, pese a las iniciativas de China o de Brasil, la guerra va para largo. Y si el Kremlin calculaba que, aguantando, el respaldo occidental ir¨ªa menguando, de Hiroshima le llega una respuesta amarga.
Los F-16
Washington estuvo durante meses resistiendo la petici¨®n de Kiev para disponer de F-16, avalada por algunos pa¨ªses europeos, en una l¨ªnea de prudencia que tambi¨¦n marc¨® la ponderaci¨®n acerca de los misiles HIMARS, Patriots o de los carros de combate occidentales. Finalmente, el presidente estadounidense, Joe Biden, probablemente inquieto ante la posibilidad de que se usen esos aviones para atacar objetivos en el territorio ruso, cedi¨®.
Biden dio el viernes su respaldo a una iniciativa internacional para empezar a formar pilotos ucranios para el uso de esos aparatos. Este s¨¢bado, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, pronunci¨® palabras que despejan todas las dudas: ¡°Mientras el entrenamiento se desarrolla en los pr¨®ximos meses, trabajaremos con nuestros aliados para determinar cu¨¢ndo ser¨¢n entregados los aviones, qui¨¦nes los entregar¨¢n, y cu¨¢ntos¡±.
Los F-16 no son el modelo m¨¢s avanzado que produce Estados Unidos, pero son aparatos claramente superiores a los Mig-29 y Su-27 de los que Ucrania dispone para desempe?ar el mismo tipo de funciones. Rusia cuenta, a su vez, con modelos Su-35 que son mejores que los aparatos ucranios.
La diplomacia
Tras haber aterrizado en Hiroshima a bordo de un avi¨®n gubernamental franc¨¦s, Zelenski empez¨® enseguida con una serie de encuentros bilaterales, entre otros, con el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el canciller de Alemania, Olaf Scholz; el primer ministro brit¨¢nico, Rishi Sunak, y el indio, Narendra Modi.
La presencia de Modi y el presidente brasile?o, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, es una clave central de la llegada de Zelenski. Nueva Delhi mantiene estrechos lazos con Mosc¨² por motivos hist¨®ricos. Se abstuvo en la ONU en la votaci¨®n sobre la invasi¨®n rusa y ensanch¨® el comercio con su viejo socio en esa fase de tensiones geopol¨ªticas. Brasilia, que s¨ª vot¨® contra la invasi¨®n, promueve una iniciativa para negociar la paz con elementos ret¨®ricos y sustanciales que provocan cierto escepticismo entre los occidentales.
Aunque el actor clave es China, a quien los Siete han pedido en su comunicado final que use su influencia para lograr la retirada rusa, sin duda la India es un jugador de peso, por su tama?o econ¨®mico, por el ox¨ªgeno que proporciona a Rusia al comprarle mucho combustible y por su influencia internacional. Brasil lo es en menor medida, pero tambi¨¦n tiene su relevancia.
Las potencias occidentales buscan desde hace meses convencer de sus argumentos a pa¨ªses del sur global que no tienen simpat¨ªa por la agresi¨®n rusa, pero que recelan de lo que consideran hipocres¨ªa occidental al recordar la invasi¨®n de Irak. El grupo busca, pues, desarrollar su argumento sobre la base del apego a los principios internacionales de inviolabilidad del territorio y de la soberan¨ªa de los Estados, m¨¢s que en un plano de car¨¢cter moral, de lucha entre democracias y reg¨ªmenes autoritarios. Es de esperar que Zelenski siga ese camino, de apego a valores de la Carta de la ONU.
El apoyo inquebrantable
La cumbre constituye, adem¨¢s, un momento relevante porque, por la v¨ªa de los hechos, demuestra que no hay nada de la supuesta fatiga en el apoyo a Ucrania. La UE ha logrado superar airosamente el riesgo de crisis energ¨¦tica. La econom¨ªa no ha sufrido tanto como se esperaba por ello y por la llamarada inflacionista. Y ahora el apoyo militar se dispone a dar un nuevo paso de enorme calado, de importantes costes y de gran proyecci¨®n temporal. Y el G-7 sostiene que queda asegurado ya el apoyo presupuestario para Ucrania para este a?o y principios del siguiente.
Desde el terreno de batalla proceden se?ales que apuntan a que la esperada contraofensiva ucrania puede ser exitosa. Si as¨ª fuera, esto ser¨ªa un refuerzo de la moral colectiva para los ucranios y sus socios. Pero el anuncio de los F-16 pone todo en un contexto diferente: se?ala de antemano que el apoyo est¨¢ para quedarse.
En busca del refuerzo de los lazos con el sur global
La presidencia alemana del G-7 del año pasado ya extendió invitaciones para asistir a la cumbre a varios países del sur global, entre ellos India, Indonesia, Argentina y Senegal. Este año, el anfitrión de turno ha repetido, en un gesto que evidencia la gran competición entre los principales actores de la escena política global para estrechar vínculos con el amplio lote de países que, sustancialmente, no están alineados en la descarnada competición de potencias.
Una gran mayoría de los países miembros de la ONU votó en contra de la invasión rusa. Pero solo alrededor de 40 implementan sanciones contra Moscú. Asimismo, aunque muchos recelen de ciertas praxis de China, la gran mayoría observa con interés la posibilidad de recibir inversiones o hacer negocios comerciales. Abundan aquellos que reprochan a Occidente fuertes dosis de hipocresía comparando sus discursos actuales con la invasión de Irak. Y todos ellos critican un reparto de poder en las instituciones internacionales que refleja un equilibrio de poder viejo, de casi ocho décadas, y que ya no se corresponde con la realidad.
Los países del G-7 son conscientes de estos problemas y tratan de corregir el rumbo para mejorar posiciones. Buscan cuajar un plan de inversiones alternativo a la célebre Iniciativa de la Ruta de la Seda china, tratan de mantenerse lejos de moralinas contraproducentes y se muestran abiertos a escuchar. Dentro de sus filas, Japón y Alemania están entre los más sensibles, también porque el equilibrio de poder posterior a 1945 no les favorece. China pugna duro en esta competición, y la India también busca colocarse como un referente. El tiempo dirá si habrá movimientos o no en la postura de los no alineados.
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