El argumento del peligro de la extrema derecha para la democracia se debilita en Francia
Macron defiende combatir a los ultras en el terreno de las ideas y propuestas despu¨¦s de que la primera ministra recordara los or¨ªgenes filonazis del partido de Le Pen
Por toda Europa, el mismo dilema se plantea a los adversarios de la ascendente derecha radical o la extrema derecha: ?c¨®mo frenarlos? Los cordones sanitarios flaquean. Las alertas sobre sus or¨ªgenes ideol¨®gicos (el fascismo u otras ideolog¨ªas sanguinarias del siglo XX) o sobre el peligro que puedan representar para la democracia resultan ineficaces. ?Qu¨¦ hacer?
La discusi¨®n lleg¨® hace unos d¨ªas al Consejo de Ministros en Francia. En este pa¨ªs, el Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen super¨® los 13 millones de votos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en 2022, y en las legislativas del mismo a?o se convirti¨®, con 88 diputados, en el primer partido de la oposici¨®n en la Asamblea Nacional.
En una entrevista radiof¨®nica a finales de mayo, un periodista pregunt¨® a la primera ministra, ?lisabeth Borne, si cre¨ªa que el RN (el antiguo Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen) era el partido heredero de Philippe P¨¦tain, l¨ªder de la Francia que, durante la II Guerra Mundial, colabor¨® con la Alemania nazi. Borne respondi¨®: ¡°No hay que banalizar [las] ideas [del RN]. Son las mismas. Contin¨²o pensando que es una ideolog¨ªa peligrosa¡±. El entrevistador insisti¨®: ¡°?Heredero de P¨¦tain?¡±. ¡°S¨ª¡±, respondi¨® la primera ministra, ¡°heredero de P¨¦tain tambi¨¦n¡±.
En el Consejo de Ministros, unos d¨ªas despu¨¦s, el presidente, Emmanuel Macron, reprendi¨® a Borne, seg¨²n revelaron los medios franceses. ¡°El combate contra la extrema derecha ya no pasa por argumentos morales¡±, dijo Macron. ¡°No lograremos hacer creer a millones de franceses que han votado a la extrema derecha de que son fascistas¡±.
Es un debate sobre la historia y ah¨ª Borne, hija de un superviviente del campo de concentraci¨®n de Auschwitz, tiene raz¨®n. Como dice el polit¨®logo Jean-Yves Camus, ¡°es exacto e indiscutible, y adem¨¢s est¨¢ documentado, que en la creaci¨®n del Frente Nacional, y hasta bastante tarde, hubo gente que no solo fue petainista, sino que llev¨® el uniforme alem¨¢n durante la II Guerra Mundial¡±.
Pero el debate versa tambi¨¦n sobre la eficacia electoral. ¡°Y es verdad que el argumento moral, que consiste en decir que el RN es un partido petainista, no funciona¡±, explica Camus, especialista en la extrema derecha. ¡°Si funcionase, Jean-Marie Le Pen nunca habr¨ªa llegado a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2002 despu¨¦s de decir que las c¨¢maras de gas eran un detalle de la II Guerra Mundial o despu¨¦s de hablar de la desigualdad de las razas. Si la moral por s¨ª sola funcionase, Marine Le Pen no habr¨ªa mejorado su resultado entre las presidenciales de 2017 y las de 2022¡å.
En el departamento de H¨¦rault, cerca de la frontera franco-espa?ola, los pol¨ªticos hace tiempo que se dieron cuenta de que el argumento moral serv¨ªa de poco ante el empuje de la extrema derecha. Cuando a Patrick Vignal, diputado macronista en la Asamblea Nacional por la novena circunscripci¨®n de H¨¦rault, se le pregunta si alguna vez, en campa?a, alert¨® sobre la llegada del fascismo o el peligro para la democracia, responde: ¡°?Nunca! Es contraproducente¡±.
La circunscripci¨®n de Vignal engloba barrios de la din¨¢mica Montpellier (ciudad de 270.000 habitantes donde, en las presidenciales, gana Macron) y pueblos de los alrededores donde triunfa Le Pen. ¡°Lo que yo quiero es que los 88 diputados de Le Pen no salgan elegidos la pr¨®xima vez¡±, explica en un restaurante de Montpellier. ¡°Y esto no lo lograr¨¦ diciendo que son unos malvados¡±. ¡°Cuando decimos ¡®?P¨¦tain!¡±, contin¨²a, ¡°no funciona y, adem¨¢s, los convertimos en v¨ªctimas¡±.
A unos 70 kil¨®metros al sur de Montpellier, sin salir de H¨¦rault, se encuentra B¨¦ziers, ciudad de 70.000 habitantes que, durante tiempo, fue el principal escaparate del RN en Francia. El alcalde, Robert M¨¦nard, es un independiente, fundador de la ONG Reporteros sin Fronteras, que m¨¢s tarde entr¨® en la ¨®rbita de la extrema derecha. Nunca ha militado en el RN, pero cuenta con su apoyo. Flirtea con el macronismo y critica a Marine Le Pen por su cercan¨ªa a Rusia y por mala gestora, pero se jacta de haber sido el ¨²nico cargo electo que, sin ser miembro de ese partido, vot¨® por ella en las ¨²ltimas presidenciales.
¡°Es el eclecticismo¡±, afirma M¨¦nard en su despacho del Ayuntamiento de B¨¦ziers, mientras muestra en la pared la primera plana del diario L¡¯Humanit¨¦ con la noticia del asesinato en 1914 de Jean Jaur¨¨s, fundador del socialismo franc¨¦s. ¡°Jaur¨¨s fue el coraje personificado¡±, dice, ¡°y la izquierda piensa que le pertenece¡±.
Ante M¨¦nard no sirvieron ni el cord¨®n sanitario ni las alertas democr¨¢ticas. Gan¨® en 2014 y sali¨® c¨®modamente reelegido en 2020 con un 69% de votos en la primera vuelta. Un aut¨¦ntico plebiscito en favor de un alcalde que encarna los l¨ªmites del cord¨®n sanitario y, al mismo tiempo, la voluntad de unir la derecha tradicional de Los Republicanos (partido hermano del PP espa?ol) con la extrema de Le Pen.
¡°?Usted cree que alguien de Los Republicanos o del ala derecha del macronismo est¨¢ m¨¢s cerca de m¨ª, o de Jean-Luc M¨¦lenchon?¡±, pregunta M¨¦nard en alusi¨®n al l¨ªder de la izquierda populista. ¡°Hablo con ministros, y les digo: ¡®Esto es el primer pelda?o, la puerta se entreabre¡±. Lo que M¨¦nard quiere decir es que, con ¨¦l, los macronistas y la derecha ya hablan, y que el siguiente pelda?o ser¨¢ hablar con Marine Le Pen. Es decir, su normalizaci¨®n completa. Si como dice Macron, ya no conviene, o ya no sirve, recordar de d¨®nde viene el RN, es m¨¢s f¨¢cil que acabe convirti¨¦ndose en un partido como los dem¨¢s.
¡°Atacar a Marine Le Pen por racista, antisemita, hom¨®foba es una tonter¨ªa, porque no lo es¡±, dice el alcalde de B¨¦ziers. ¡°Tiene otros defectos: una visi¨®n econ¨®mica que no se sostiene, le gustar¨ªa un r¨¦gimen un poco m¨¢s autoritario, es antiamericana hasta el punto de adoptar posiciones negativas para Francia, y no sabe lo que es gestionar¡±. Es en estos puntos, sugiere el alcalde, donde sus oponentes deber¨ªan atacarla: en el terreno de las ideas y las propuestas.
Hablar de P¨¦tain (lo que en Espa?a equivaldr¨ªa a mentar el franquismo contra la extrema derecha) ¡°no moviliza ya a la izquierda o al centro-izquierda, y en Francia incluso al centro liberal¡±, defiende Guillermo Fern¨¢ndez-V¨¢zquez, profesor en la Universidad Carlos III y autor del libro Qu¨¦ hacer con la extrema derecha. El caso del Frente Nacional (Lengua de Trapo). ¡°Ha cundido una especie de cinismo ambiental¡±, argumenta. ¡°Hay una voz de alarma que dice ¡®cuidado, esta gente es peligrosa¡¯. Pero una parte importante de la poblaci¨®n, tanto entre quienes no les van a votar como entre quienes podr¨ªan llegar a votarles, piensa: ¡®Bueno, ya ser¨¢ menos¡¯. E incluso una parte dice: ¡®Hay cosas que no me gustan de esta gente, pero no las van a hacer. En cambio, hay otras que me gustan, por tanto, les voy a votar¡¯. Como si el votante pusiese mucha m¨¢s distancia, fuese mucho m¨¢s esc¨¦ptico. Por eso digo que la alerta moral es inocua¡±.
Apunta el polit¨®logo Jean-Yves Camus: ¡°Si usted le dice a un elector de Pas-de-Calais [regi¨®n industrial del norte de Francia que es uno de los viveros de votos para el RN] que Marine Le Pen es petainista, es posible que le env¨ªe a fre¨ªr esp¨¢rragos. Le dir¨¢ que vota por ella por las pensiones, los salarios, la deslocalizaci¨®n de las f¨¢bricas o la inmigraci¨®n. No por la II Guerra Mundial¡±.
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