La cara B del para¨ªso: el incendio de Maui deja en carne viva las lacras de Haw¨¢i
Escasez de vivienda, dependencia excesiva del turismo, graves desigualdades sociales y un sentimiento de agravio entre la comunidad aut¨®ctona son algunos de los problemas que afronta el archipi¨¦lago
A¨²n se escapan columnas de humo, de tanto en tanto, entre los escombros de lo que fue la ciudad de Lahaina, 10 d¨ªas despu¨¦s del incendio en la isla de Maui que la redujo a un pu?ado de cenizas. El n¨²mero de muertos se eleva a 114, cuando los equipos de rescate ya han completado la b¨²squeda en m¨¢s de un 60% del ¨¢rea quemada. Mientras la antigua capital del reino de Haw¨¢i ha quedado reducida a un paisaje lunar ¨Dun espacio negro entre el mar azul y la monta?a verde, tres kil¨®metros m¨¢s al norte ¨D; en una zona de turismo de lujo, los aspersores riegan un inmaculado campo de golf, cuyas fuentes lanzan chorros de agua como si nada hubiera pasado.
Haw¨¢i, y la isla de Maui en particular, se vende en los folletos tur¨ªsticos y en las pel¨ªculas de dibujos animados como un para¨ªso tropical. La cat¨¢strofe de Lahaina, que ha dejado a miles de personas sin hogar y un n¨²mero a¨²n indeterminado de desaparecidos, ha puesto en evidencia los graves problemas que subyacen bajo esa imagen id¨ªlica, y ha reabierto viejas heridas entre la poblaci¨®n aut¨®ctona, que se lamenta de que la colonizaci¨®n primero, y el turismo despu¨¦s, los ha convertido en ciudadanos de segunda.
¡°Maui ikakai; Maui strong¡± (¡°Maui fuerte¡±, en lengua hawaiana y en ingl¨¦s). Alguien ha pintado sobre el t¨²nel que marca la entrada en el oeste de la isla ¡ªdonde se encuentra Lahaina¡ª el lema de ¨¢nimo que se ha hecho viral tras el peor incendio en Estados Unidos en m¨¢s de un siglo. Un par de kil¨®metros m¨¢s adelante, una se?al de tr¨¢fico, colocada mucho antes del fuego, advierte ya in¨²tilmente: ¡°Zona seca. Evite los incendios¡±. Los indicios del desastre comienzan a hacerse visibles mucho antes de llegar: tiendas de campa?a en las playas donde buscaron refugio algunos de los desplazados; un autom¨®vil calcinado; veh¨ªculos de polic¨ªa que bloquean los accesos. Y, a la entrada de Lahaina, un gran centro de distribuci¨®n de ayuda en el aparcamiento de un centro comercial, donde colas de veh¨ªculos de residentes desplazados reciben asistencia: alimentos, pa?ales, art¨ªculos de aseo. Detr¨¢s, barreras de polic¨ªa y el ej¨¦rcito impiden el acceso a lo que fue el casco urbano, ahora una planicie de cenizas grises y cascotes ennegrecidos.
Windelle Aguinaldo, un cocinero de origen filipino nacido y criado en Lahaina, aguarda con su hija de cinco a?os a recibir un cargador y cables para su m¨®vil. La agencia de gesti¨®n de emergencias (FEMA) acaba de instalarle a Aguinaldo y su familia en una habitaci¨®n de hotel en la zona de lujo, como a otro millar de personas. ¡°No sabemos cu¨¢nto tiempo podremos estar ah¨ª¡±, alega. El gobernador de Haw¨¢i, Josh Green, ha asegurado que los desplazados podr¨¢n alojarse todo el tiempo necesario, que calcula entre seis y siete meses. Como muchos otros que han quedado sin hogar, Aguinaldo ha o¨ªdo rumores de promotores inmobiliarios tratando de comprar terrenos baratos a las familias afectadas.
¡°Ser¨ªa terrible. Ya hab¨ªa un problema enorme de falta de vivienda, y esto puede agravarlo. En las casas que se han perdido era normal que vivieran hasta cinco familias [que compart¨ªan la residencia heredada]. ?D¨®nde ir¨ªa esa gente? Dicen que se va a reconstruir todo, pero va a ser cosa de a?os. Mucha gente se tendr¨¢ que acabar yendo¡±, augura Aguinaldo.
Si se cumpliera su temor, continuar¨ªa una tendencia que ya se daba desde hace tiempo: una parte de los 87.000 trabajadores que componen la poblaci¨®n activa de Maui se ha ido desplazando a los Estados continentales de EE UU, obligada por la falta de perspectivas laborales ¡ª¡±Turismo, ej¨¦rcito o construcci¨®n. No hay mucho m¨¢s¡±, resum¨ªa un residente¡ª y el alto coste de la vida. A Las Vegas, en Nevada, se le apoda ¡°la novena isla hawaiana¡± por su gran comunidad procedente del archipi¨¦lago.
Adem¨¢s del boca a boca, las redes sociales se han llenado estos d¨ªas de advertencias de unos miembros de la comunidad local a otros contra posibles especuladores que quieran adquirir terrenos en una zona de fuerte demanda tur¨ªstica, pero clave en la historia y la identidad hawaiana.
Ese miedo toca un nervio muy sensible y de ra¨ªces muy antiguas para la poblaci¨®n aut¨®ctona. En 1893, un golpe de Estado apoyado por Washington destron¨® a la reina Lli¡¯uokalani y acab¨® poniendo la tierra de las islas hawaianas, y las grandes plantaciones de pi?a y ca?a de az¨²car que hab¨ªan fundado empresarios estadounidenses en ellas, bajo el control de la potencia. ¡°Nuestra familia, como muchos otros en Maui, se vio obligada a vender nuestra casa tambi¨¦n, incluso sin un incendio. Tragedias como los incendios de Maui simplemente aceleran esta trayectoria¡±, ha escrito en redes sociales el pol¨ªtico Kaniela Ing, organizador comunitario y exmiembro de la C¨¢mara de Representantes de Haw¨¢i.
Las plantaciones, incapaces de competir con productos m¨¢s baratos cultivados en otros pa¨ªses, dejaron paso al turismo a finales del siglo XX como gran motor de la econom¨ªa hawaiana: un 80% de la riqueza anual de Maui procede de los visitantes de fuera del archipi¨¦lago. Se construyeron hoteles, edificios de apartamentos y viviendas tur¨ªsticas para satisfacer la demanda de los visitantes y los inversores estadounidenses continentales, ¨¢vidos de segundas y terceras residencias.
Este proceso se agrav¨® durante la pandemia, cuando los confinamientos y el trabajo remoto hizo, de repente, posible y mucho m¨¢s atractivo desarrollar la actividad laboral desde la playa. Desde 2019, el valor del metro cuadrado construido ha subido m¨¢s de un 35% en Maui. Como ocurre en otros lugares donde el turismo domina la econom¨ªa, la poblaci¨®n local se ve apartada y expulsada.
Trato de favor para el turista
La percepci¨®n es, en muchos casos, que el turista, muy en particular el de bolsillos repletos, recibe un trato de favor frente a los residentes locales, que se sienten ciudadanos de segunda en su propia tierra. Citan, entre otras cosas, la gran cantidad de agua que consumen los hoteles de lujo ¡ªhasta 500.000 galones diarios (1.890.000 litros), por los 400 galones de una vivienda familiar media¡ª mientras que en ¨¦pocas de sequ¨ªa se restringe con multas el uso a la poblaci¨®n local en ¨¢reas menos visitadas. Antes del fuego, no era infrecuente ver en las carreteras de la isla banderas hawaianas invertidas en gesto de protesta.
Las im¨¢genes de un barco tur¨ªstico, que hab¨ªa llevado a un grupo de aficionados al esn¨®rquel a la costa a 18 kil¨®metros de Lahaina, cre¨® gran malestar la semana pasada entre los residentes evacuados y la comunidad aut¨®ctona. ¡°No vengan a Maui¡±, apuntaba el actor hawaiano Jason Momoa en Instagram, ¡°no se enga?en creyendo que su presencia es necesaria en una isla que est¨¢ sufriendo tanto¡±.
En la ciudad destruida, las comunidades locales se han organizado en paralelo a las operaciones de la FEMA y otras grandes organizaciones de asistencia para repartir ayuda los evacuados. Organizadas en una coalici¨®n, asociaciones c¨ªvicas de Lahaina exigen al gobernador Green que cuente con los residentes y su cultura a la hora de planificar una reconstrucci¨®n que se prev¨¦ larga y cara. Washington ha valorado los da?os del incendio en unos 5.600 millones de d¨®lares (5.150 millones de euros).
Los residentes de Lahaina necesitan ¡°tiempo para pasar el duelo¡±, pero tambi¨¦n quieren ¡°formar parte del debate¡± sobre las necesidades de la reconstrucci¨®n y que se escuchen las ideas de la poblaci¨®n aut¨®ctona y el resto de residentes, apunta el organizador comunitario Ke¡¯eaumoku Kapu, que este viernes participaba en una declaraci¨®n conjunta de la coalici¨®n ante la prensa en las afueras de la ciudad calcinada. ¡°Dennos tiempo y la oportunidad de participar en los planes de recuperaci¨®n, para ser parte de la soluci¨®n y no del problema¡±.
El gobernador de Haw¨¢i, por su parte, prometi¨® en un discurso al Estado este viernes que en la reconstrucci¨®n se contar¨¢ con la comunidad local ¡°para acometerla del modo que ellos quieran¡±. Y anunci¨® ¡°castigos penales reforzados¡± para quienes traten de aprovechar las circunstancias para comprar terrenos baratos a los residentes que han perdido su hogar. Pero tambi¨¦n sostuvo que no se escatimar¨¢ en gastos para volver a levantar una ciudad tan importante para la econom¨ªa tur¨ªstica de la isla como para la identidad de los hawaianos.
¡°Lahaina volver¨¢ a erguirse de nuevo¡±, asegur¨® Green.
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