La t¨²nica ¨¢rabe ¡®abaya¡¯, un nuevo campo de batalla de la laicidad en Francia
La prohibici¨®n de la prenda, identificada como signo religioso, marca el inicio del curso escolar y pol¨ªtico franc¨¦s pese a que su presencia es limitada
Ruido y gesticulaci¨®n en la pol¨ªtica, calma en las aulas. La prohibici¨®n en las escuelas francesas de la abaya, el sayo tradicional en algunos pa¨ªses musulmanes e identificado como un signo de identidad religioso o cultural, ha entrado en vigor esta semana en medio de un intenso debate sobre la laicidad y su aplicaci¨®n en el sistema educativo. El Consejo de Estado debe decidir este jueves si la medida es legal y respeta las libertades fundamentales.
En cifras, el tema es casi anecd¨®tico. De los 12 millones de alumnos franceses que el lunes volvieron a la escuela, 298 llegaron con abaya y 67 se negaron a retirarla, por lo que tuvieron que regresar a casa, seg¨²n cifras provisionales del Ministerio de Educaci¨®n. El resto la retir¨®. Es lo que ocurre, desde 2004, con el velo isl¨¢mico y cualquier signo religioso ostentoso, desde la cruz cristiana a la kip¨¢ jud¨ªa: en la escuela est¨¢n prohibidos.
¡°Cuando la alumna est¨¢ fuera de la escuela, tiene derecho a vestirse como quiera¡±, aclara Christine Guimonnet, profesora de Historia y Geograf¨ªa en el Liceo Camille Pissarro en Pontoise, al norte de Par¨ªs. ¡°Pero, cuando viene a clase, no puede llevar vestidos que manifiestan una pertenencia religiosa¡±. En su instituto, Guimonnet no ha vivido esta semana ning¨²n caso con la abaya; el a?o pasado tuvo que decirle a una alumna que se la quitase.
Hasta ahora no hab¨ªa directrices claras sobre la abaya, vestimenta en auge entre las musulmanas francesas, y el qamis, equivalente para los varones, pero menos popular. Esto creaba confusi¨®n en las escuelas: los profesores no ten¨ªan claro si la abaya y el qamis reca¨ªan bajo la ley de 2004 sobre los signos religiosos ostentosos.
El asesinato en octubre de 2020 del profesor Samuel Paty, tras sufrir una campa?a de acoso por mostrar en clase caricaturas de Mahoma, evidenci¨® el peligro de la amenaza islamista en la escuela. La decisi¨®n del Gobierno franc¨¦s sobre la abaya unifica criterios y descarga a los directores de los centros de tomar la decisi¨®n y exponerse a presiones.
La educaci¨®n laica, pilar de la Rep¨²blica
En Francia, la educaci¨®n ¡ªlaica, republicana, centralizada¡ª es un pilar de la naci¨®n. Es el motor de la meritocracia, la f¨¢brica de los ciudadanos, aunque, con frecuencia, no es ni lo uno ni lo otro, pues fracasa en su tarea igualadora, incluso perpet¨²a las desigualdades. Es tambi¨¦n un santuario laico que se siente asediado por la religi¨®n. Algo m¨¢s de un siglo atr¨¢s, cuando se codific¨® la laicidad en 1905, la amenaza era el catolicismo; ahora, el islam.
La ley de 2004 dice que la Rep¨²blica garantiza libertad de consciencias y libre ejercicio de los cultos; al mismo tiempo, la Rep¨²blica no reconoce, remunera ni subvenciona ning¨²n culto. La ley de 2004, en parte como respuesta la proliferaci¨®n de velos isl¨¢micos en las aulas, prohibi¨® llevar signos o vestimentas ¡°por las que los alumnos manifiestan ostensiblemente una pertenencia religiosa¡±.
Pero, seg¨²n representantes musulmanes, la abaya, originaria del golfo P¨¦rsico y Arabia, no es en absoluto un signo religioso, sino cultural. Otro argumento que esgrimen es que no existe una definici¨®n sencilla de esta t¨²nica larga. Cuando no est¨¢ claro si se trata o no una abaya, ?c¨®mo decidir? ?En funci¨®n de las creencias de la alumna?
¡°De nuevo, sabemos que los musulmanes est¨¢n en la diana¡±, ha denunciado Jean-Luc M¨¦lenchon, l¨ªder de La Francia Insumida, partido hermano de Podemos en Francia y hegem¨®nico en la izquierda francesa. La ecologista feminista Sandrine Rousseau cree que la medida impone un ¡°control social sobre los cuerpos de las mujeres y las chicas¡±.
Divisi¨®n en la izquierda
Pero hay otra izquierda, sobre todo socialistas y comunistas, favorable a la prohibici¨®n de la abaya en nombre de la laicidad, un principio hist¨®ricamente asociado a valores progresistas. La derecha y la extrema derecha aplauden la prohibici¨®n.
En el curso 2022-2023, las notificaciones a las autoridades por ataques a la laicidad en la escuela aumentaron en 120% respecto al curso anterior, seg¨²n un recuento citado por Le Monde. Un 40% de estas notificaciones ata?en a la vestimenta. Pero los incidentes se circunscriben a un n¨²mero muy reducido de centros de educaci¨®n intermedia y secundaria (a partir de los 11 o 12 a?os): unos 150 de los 10.000 que hay en Francia.
El ministro de la Educaci¨®n, Gabriel Attal, considera que, al promover la abaya, los islamistas ¡°ponen a prueba a la Rep¨²blica¡±. Explica la profesora Guimonnet, con una larga experiencia sobre el terreno en el trato de estas cuestiones con los alumnos: ¡°No se trata de una prohibici¨®n para impedirles ser lo que son, pero el liceo no es un lugar en el que exhibir su religi¨®n: el alumno no debe desaparecer detr¨¢s de la creencia¡±.
Coincide el catedr¨¢tico de filosof¨ªa y especialista en la laicidad Henri Pe?a-Ruiz: ¡°La ley de 2004 sustrae la escuela de todo proselitismo religioso. Tambi¨¦n vale para el proselitismo ateo: no se podr¨ªa permitir que un chico que llevase una camiseta que dijese ¡®Dios no existe¡¯ o ¡®Dios ha muerto¡¯, como dec¨ªa Nietzsche. Porque la escuela ha de ser el lugar de lo que es com¨²n. No es el lugar de lucha de las creencias religiosas, sino del estudio sereno¡±. A?ade Pe?a-Ruiz: ¡°En Francia padecemos un ataque muy importante de los islamistas, que intentan, por todos los medios, imponer sus costumbres religiosas¡±. Como hombre de izquierdas con simpat¨ªas comunistas, le incomoda la posici¨®n de algunos antiguos compa?eros de viaje: ¡°Muchas personas de izquierdas son condescendientes, se imaginan que los musulmanes son el nuevo proletariado, y dicen: ¡®?Qu¨¦ les hacemos a pobres musulmanes?¡¯ Yo respondo que los musulmanes no deben recibir este tratamiento que, a fin de cuentas, es bastante humillantes: son seres humanos como los dem¨¢s.¡±
Jean Baub¨¦rot, otro especialista en la laicidad, y de izquierdas, discrepa: ¡°Siempre ha habido una tentaci¨®n, en una cierta izquierda, de ser antirreligiosa, pero resulta que en Francia la laicidad no es antirreligiosa¡±. Defiende Baub¨¦rot: ¡°La abaya es, en el origen, un vestido tradicional beduino, no religioso¡±. Subraya que, pese a que representantes musulmanes aseguran que no es un signo religioso, el ministro Attal dice que s¨ª. ¡°Es extra?o que, en una Rep¨²blica laica, sea el ministro quien diga lo que es religioso¡±, comenta. Desliza otra cr¨ªtica: al prohibirse el velo en 2004, los adolescentes buscaron maneras de transgredir la norma con otras formas de vestir: de ah¨ª la abaya; ahora encontrar¨¢n alternativas: ¡°Es como el juego del rat¨®n y el gato¡±. Baub¨¦rot lamenta que ¡°el Estado est¨¦ creando generaciones de personas que creer¨¢n que est¨¢n en contra de la laicidad, porque se les presenta una laicidad truncada¡±.
¡°No podemos pasarnos el d¨ªa diciendo ¡®no, no, no, esto est¨¢ prohibido¡¯. No favorece la comprensi¨®n del tema¡±, dice Guimonnet. La profesora cuenta que, cuando los alumnos le cuestionan sobre las restricciones derivadas de la laicidad, les cuenta que ella, como agente del Estado, tambi¨¦n tiene l¨ªmites: por ejemplo, no intentar influirles pol¨ªticamente. ¡°La escuela¡±, concluye, ¡°es ante todo un espacio de ¡®respiraci¨®n¡¯ laica, donde temporalmente uno puede deshacerse de sus creencias y un lugar de emancipaci¨®n por medio del saber¡±.
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