Mohamed VI, un rey silencioso con plenos poderes
El terremoto pone de relieve el inmovilismo de un monarca que, tras un cuarto de siglo en el trono y despu¨¦s de emprender grandes reformas en sus primeros a?os, ahora se ve criticado por sus prolongadas ausencias del pa¨ªs
Mohamed VI se encontraba en su palacete pr¨®ximo a la torre Eiffel de Par¨ªs, adonde hab¨ªa llegado una semana antes en visita privada, la primera que efectuaba este a?o a la capital francesa, cuando un cataclismo sacudi¨® el Alto Atlas a las once y once de la noche del pasado d¨ªa 8. Pocas horas despu¨¦s del terremoto de 6,8 de intensidad que arras¨® decenas de aldeas en las estribaciones de la cadena monta?osa, en una de las zonas m¨¢s empobrecidas de Marruecos al sur de la floreciente ciudad tur¨ªstica de Marraquech, se hab¨ªan contabilizado centenares de muertos. Hoy rondan los 3.000.
En la tarde del d¨ªa 9, el monarca de la dinast¨ªa alau¨ª ya hab¨ªa regresado a Rabat para presidir la reuni¨®n de un gabinete de crisis en el Palacio Real, que se limit¨® a difundir un comunicado con una fotograf¨ªa del acto. El soberano no se dirigi¨® a su pueblo. Tres d¨ªas despu¨¦s, Mohamed VI visitaba a varios heridos por el se¨ªsmo en un hospital de Marraquech. En las im¨¢genes de la cadena estatal de televisi¨®n SNRT se le vio besar y abrazar a algunos de ellos y donar sangre en una camilla. Pero prosigui¨® su silencio. Y 48 horas m¨¢s tarde volvi¨® a encabezar en Rabat una sesi¨®n de trabajo para la reconstrucci¨®n o reparaci¨®n de m¨¢s de 50.000 viviendas afectadas por el temblor de tierra, sobre la que el Palacio Real inform¨® sin una grabaci¨®n del rey.
Al contrario que su padre, Has¨¢n II, que rein¨® entre 1961 y 1999 y gustaba de hacer declaraciones ante las c¨¢maras, Mohamed VI solo habla en p¨²blico cuatro veces al a?o. En el aniversario de su entronizaci¨®n, en julio; en el d¨ªa en memoria del exilio de su abuelo, Mohamed V, en agosto; en la apertura anual del Parlamento, en octubre, y para conmemorar cada mes de noviembre el inicio de la Marcha Verde de cientos de miles de marroqu¨ªes sobre el S¨¢hara Occidental en 1975, entonces bajo administraci¨®n colonial espa?ola. Coincidiendo con su 60? cumplea?os, el 21 de agosto, ha suprimido este a?o el segundo de sus tradicionales discursos anuales. Su ¨²ltima entrevista presencial a un medio de comunicaci¨®n, precisamente con EL PA?S, est¨¢ datada en 2005.
Mahi Bibendine, escritor, pintor, escultor y activista social, nacido en la medina de Marraquech hace 64 a?os, asegura: ¡°No soy precisamente una persona pr¨®xima al Estado ni a la monarqu¨ªa, pero la realidad es que el rey ha estado gestionando la crisis¡±. Su padre fue buf¨®n en la corte de Has¨¢n II durante m¨¢s de tres d¨¦cadas. Su hermano Aziz, un joven oficial del Ej¨¦rcito en 1971, particip¨® en un golpe de Estado y pas¨® 18 a?os en los t¨¦tricos calabozos de Tazmamart, al sur de Marruecos, sin apenas ver la luz del d¨ªa. El autor de los Los caballos de Dios, novela que evoca los atentados yihadistas de Casablanca en 2003, tambi¨¦n emprendi¨® un exilio cultural en Par¨ªs y Nueva York tras los a?os de plomo sufridos bajo el padre del actual monarca.
¡°No hab¨ªa visto un movimiento de solidaridad con esta amplitud en Marruecos¡±, explica en su casa de las afueras de Marraquech una semana despu¨¦s del terremoto. ¡°Pero est¨¢ claro que el poder est¨¢ demasiado centralizado en la figura del rey. Todo pasa por sus manos en una estructura piramidal. Ese es el drama de este pa¨ªs. Nadie se ha atrevido a visitar a los afectados por el se¨ªsmo antes que el soberano. En ese sentido, Marruecos no ha cambiado¡±.
Comparte en gran medida su opini¨®n el novelista Tahar Ben Jelloun, de 78 a?os, quien describi¨® en su obra Sufr¨ªan por la luz el calvario del hermano del escritor y pintor de Marraquech y de otros detenidos en el presidio de Tazmamart. ¡°Mohamed VI es alguien que trabaja mucho pero habla poco¡±, ha declarado a France Presse el autor, Premio Goncourt en 1987. ¡°El rey tiene plenos poderes sobre todo lo que ocurre en el interior del pa¨ªs, sobre el ej¨¦rcito, sobre cuestiones vitales¡±, aclara, ¡°pero tambi¨¦n tiene que poner las cosas en marcha¡±.
Mahi Bindedine advierte: ¡°A igual que el de los campesinos de las monta?as del Atlas, hay un Marruecos olvidado que en ocasiones se ha rebelado, como ha ocurrido en el Rif (norte), que a veces es hostil al poder central. Los marroqu¨ªes que viven fuera de las grandes ciudades son muchos, tantos o m¨¢s que los de las urbes¡±.
Mohamed Mohua, de 57 a?os, activista de la izquierda nacionalista del Rif desde las revueltas de 1984 hasta el movimiento del Hirak (2016-2017), recuerda que en el terremoto de Alhucemas de 2004 el Estado tambi¨¦n tard¨® m¨¢s de cuatro d¨ªas en movilizarse en la zona rural de la provincia.¡°El Estado marroqu¨ª, tal y como est¨¢ configurado, a mitad de camino entre un r¨¦gimen autoritario y la transici¨®n hacia la democracia, tiende a paralizarse a la espera de que el rey tome las decisiones¡±, sostiene por tel¨¦fono desde Alhucemas.
Giro ¡°hacia un modelo autoritario¡±
¡°El rey es una figura muy valorada por la sociedad marroqu¨ª y es observado con gran respeto. Nadie le cuestiona¡±, precisa Mohua. ¡°La reforma de la Mudawana (C¨®digo de Familia) en favor de las mujeres y la comisi¨®n de la verdad Equidad y Reconciliaci¨®n sobre los a?os de plomo fueron pasos adelante¡±, reconoce, ¡°pero tras los atentados de Casablanca y el terremoto de Alhucemas el Estado gir¨® hacia un modelo autoritario¡±. ¡°El Gabinete real, los hombres de confianza y excompa?eros de estudios del rey, son quienes llevan ahora el peso de las decisiones desde el Palacio real¡±, destaca este activista de la izquierda nacionalista rife?a.
Desde su llegada al trono en julio de 1999, el rey est¨¢ en el centro del Estado por sus amplios poderes ejecutivos, en los que se reserva el control directo sobre la defensa, la seguridad y la diplomacia. Tambi¨¦n sobre los asuntos isl¨¢micos, en su calidad de comendador de los creyentes, como l¨ªder religioso.
Millones de euros, la mayor fortuna del pa¨ªs, concentrada en sectores como la banca, la construcci¨®n, el turismo o la distribuci¨®n comercial. Su lujosa mansi¨®n privada en Par¨ªs le cost¨® hace tres a?os unos 80 millones de euros.
En 2022, Mohamed VI pas¨® m¨¢s de seis meses, cuatro de ellos en Par¨ªs, fuera de Marruecos, y cerca de tres meses en su residencia de Gab¨®n a comienzos de 2023. Este a?o, el rey ha disfrutado de un largo veraneo dom¨¦stico en el litoral del Rif, que inici¨® en su residencia de Mdiq (Rinc¨®n, durante el periodo colonial espa?ol), a unos 30 kil¨®metros al sur de la ciudad aut¨®noma de Ceuta, y en Alhucemas, tambi¨¦n en la costa mediterr¨¢nea. Ahora, medios internacionales como The New York Times y Le Monde han resaltado las deficiencias de la respuesta pol¨ªtica del monarca ante la cat¨¢strofe.
Tres luchadores, acompa?antes habituales del rey
La prensa nacional no ha dado cuenta ahora, como s¨ª hizo en 2022, de la presencia en el entorno real de unos amigos cercamos, tres hermanos alemanes de origen marroqu¨ª vinculados a las artes marciales. Abu Baker Azaitar, luchador de 35 a?os; su hermano Ottman, tambi¨¦n luchador y cuatro a?os menor, y Omar, entrenador de ambos, entablaron amistad con Mohamed VI en 2018. Desde entonces, fueron acompa?antes habituales en sus vacaciones.
En casi 25 a?os en el trono, Mohamed VI ha consolidado avances diplom¨¢ticos en favor de su pa¨ªs, como los que han llevado al reconocimiento de su soberan¨ªa sobre el S¨¢hara Occidental por Estados Unidos, en diciembre de 2020, y por Israel, el pasado mes de julio. Tambi¨¦n ha conseguido que Espa?a, la antigua potencia colonial, respalde la tesis de la autonom¨ªa del territorio, bajo administraci¨®n marroqu¨ª en un 80%, como ¡°la base m¨¢s seria, cre¨ªble y realista para la resoluci¨®n de este diferendo¡±, frente a la opci¨®n por la independencia defendida por el Frente Polisario, respaldado por Argelia y que controla el 20% restante, seg¨²n Naciones Unidas. Mohamed VI emprendi¨® adem¨¢s una estrategia con el fin de reintegrar a su pa¨ªs en 2016 en la Uni¨®n Africana que su padre, Hassan II, abandon¨® en 1984 tras el ingreso de la Rep¨²blica ?rabe Saharaui Democr¨¢tica proclamada por el Frente Polisario.
La transformaci¨®n del pa¨ªs magreb¨ª desde 1999 es patente en la modernizaci¨®n de infraestructuras como la red de autopistas, el tren de alta velocidad T¨¢nger-Casablanca o el superpuerto Tanger Med en el Estrecho, as¨ª como el desarrollo de sectores punteros de la industria, como el de montaje de autom¨®viles, y la expansi¨®n en pa¨ªses de ?frica de compa?¨ªas de banca, seguros o telecomunicaciones marroqu¨ªes.
En paralelo a la emergencia de una clase media en las grandes ciudades, las desigualdades econ¨®micas y sociales no han dejado de crecer entre la poblaci¨®n desfavorecida rural y de las periferias urbanas. El informe Nuevo Modelo de Desarrollo, encargado por el rey en 2019, al cumplirse las dos d¨¦cadas de su reinado, revel¨® un ¡°agravamiento de la desigualdad¡± al reflejar que el 10% de la poblaci¨®n m¨¢s acomodada acaparaba 11 veces m¨¢s riqueza que el 10% m¨¢s pobre. La tasa de analfabetismo se sit¨²a en un 24%. El 77,3% de los marroqu¨ªes trabaja en la econom¨ªa informal, seg¨²n datos del Banco Mundial.
Ante el vendaval de la primavera ¨¢rabe, el soberano alau¨ª acept¨® hace 12 a?os las reclamaciones del Movimiento 20 de Febrero, que desembocaron en la promulgaci¨®n de la Constituci¨®n de 2011. La llegada al poder en 2011 del Partido de la Justicia y el Desarrollo (islamista), que se mantuvo al frente del Gobierno durante un decenio, se sald¨® con retrocesos a la reforma del C¨®digo de Familia, mediante excepciones a la norma que han permitido, a pesar de la prohibici¨®n legal, el matrimonio de m¨¢s 13.600 mujeres menores de edad en 2022.
La libertad de prensa ha retrocedido
La libertad de prensa tambi¨¦n ha retrocedido en Marruecos tras los avances en los primeros a?os del reinado de Mohamed VI. Ahora ocupa el puesto 144 en el listado de pa¨ªses de Reporteros Sin Fronteras sobre este derecho fundamental. En julio de 2022, la ONG con sede en Nueva York Human Rights Watch public¨® un informe en el que documentaba la ¡°mordaza a la oposici¨®n¡± impuesta desde el poder.
¡°Con Mohamed VI, Marruecos comenz¨® a abrirse y regres¨¦ al pa¨ªs¡±, relata Binbedine. ¡°Luego el sistema se volvi¨® a cerrar, pero ya no tiene que ver con los a?os de plomo de Has¨¢n II. ¡°La reforma constitucional en 2011 recort¨® sus poderes, aunque no se ha aplicado de hecho¡±, lamenta el escritor y pintor. ¡°Puede que haya que esperar a que reine el pr¨ªncipe heredero, Mulai Hass¨¢n. En Marruecos los cambios se producen con demasiada lentitud¡±, concluye Binbedine, quien participa activamente en el movimiento de la sociedad civil de ayuda a los afectados por el terremoto. ¡°He comprobado la gran resiliencia de los marroqu¨ªes. A pesar de su pena, sonr¨ªen a quienes acuden a auxiliarles¡±.
Al t¨¦rmino de sus vacaciones de invierno, Mohamed VI regres¨® este a?o a Marruecos a finales de marzo desde su residencia de Pointe-Denis, en el estuario de Libreville, coincidiendo con el inicio del mes sagrado musulm¨¢n de Ramad¨¢n. El soberano interrumpi¨® su descanso para efectuar una visita oficial el 15 de febrero a la capital de Gab¨®n, donde fue observado por primera vez notablemente m¨¢s delgado. Luego se vio obligado a cancelar en el ¨²ltimo momento, por razones de salud, el viaje oficial que ten¨ªa planeado la semana siguiente a Senegal, cuando su ministro de Exteriores, Naser Burita, aguardaba ya su llegada en Dakar. El estado de salud del rey Mohamed VI, que se someti¨® a sendas intervenciones de cirug¨ªa cardiaca en 2018 y 2020, no suele ser abordado en los comunicados del Palacio Real ni por los medios de comunicaci¨®n del pa¨ªs magreb¨ª.
¡°La Constituci¨®n de 2011 le viene a¨²n grande a los partidos pol¨ªticos¡±, que no han sabido desarrollar la participaci¨®n ciudadana en la vida p¨²blica¡±, pondera a su vez Mohamed Mouah desde Alhucemas, donde colabora en el env¨ªo de ayuda humanitaria a las provincias del Atlas devastadas por el se¨ªsmo. ¡°Salvo excepciones como la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos, las ONG humanitarias est¨¢n ahora tambi¨¦n en manos del poder. En los ¨²ltimos a?os, a la sociedad civil se le hab¨ªa cerrado la boca. Ahora se ha expresado con su solidaridad¡±, resume con una visi¨®n de cinco lustros de reinado tras el terremoto de Marruecos.
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