Ir¨¢n y el postureo
Existe el riesgo de que la ret¨®rica antiisrael¨ª desate un conflicto regional. Los gobernantes iran¨ªes, maestros de la ambig¨¹edad, juegan con ese temor de sus vecinos y del resto
El persa es de natural una lengua muy florida, especialmente apta para la ret¨®rica. En manos de los cl¨¦rigos que alientan la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n alcanza el paroxismo. Tras la revoluci¨®n de 1979 (mal llamada isl¨¢mica), Estados Unidos se convirti¨® en el ¡°Gran Sat¨¢n¡± e Israel (que no reconocen como Estado), en la ¡°entidad sionista¡±. El fundador de aquella, el ayatol¨¢ Jomein¨ª, dijo que hab¨ªa que ¡°borrarla de la faz de la tierra¡±, unas palabras que a?os m¨¢s tarde hizo tristemente famosas el presidente Mahmud Ahmadineyad. Desde que el salvaje ataque de Ham¨¢s desatara la brutal respuesta de Israel en Gaza, el tono de los portavoces iran¨ªes ha subido al nivel de tambores de guerra.
Aunque Teher¨¢n se apresur¨® a negar que tuviera algo que ver con la agresi¨®n del 7 de octubre, no ha escatimado elogios al grupo islamista palestino, que la UE y EE UU consideran terrorista. Ham¨¢s es un alumno avezado del llamado ¡°eje de resistencia¡±, una red de milicias financiadas y entrenadas por Ir¨¢n en diferentes pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo, cuyo com¨²n denominador ideol¨®gico es el rechazo a Israel. Pero adem¨¢s de jalear a su aliado, los dirigentes pol¨ªticos y militares iran¨ªes han lanzado poco veladas amenazas de acudir en su apoyo, si no directamente, por la intermediaci¨®n de esas milicias afines.
Lo advirti¨® el ministro de Exteriores a la semana de iniciarse la crisis. En una entrevista con la cadena de televisi¨®n Al Jazeera, Hossein Amir-Abdollahian dijo que si Israel no cesaba sus bombardeos a¨¦reos era ¡°muy probable que se abrieran muchos otros frentes¡±. Sus palabras, subrayadas por las escaramuzas iniciales del Hezbol¨¢ liban¨¦s en la frontera norte de Israel, han alentado an¨¢lisis y especulaciones sobre hasta qu¨¦ punto va a implicarse ese grupo (que cuenta con m¨¢s armamento y m¨¢s avanzado que el de Ham¨¢s) y qu¨¦ llevar¨ªa a Ir¨¢n a intervenir sin rodeos.
Despu¨¦s de que el l¨ªder supremo, el ayatol¨¢ Ali Jamenei, calificara de ¡°genocidio¡± los bombardeos de Gaza, el presidente Ebrahim Rais¨ª afirm¨® el pasado domingo en su cuenta de X (antes Twitter) que ¡°los cr¨ªmenes del r¨¦gimen sionista han cruzado las l¨ªneas rojas, lo que puede forzar a todos a actuar¡±. D¨ªas antes, el vicejefe de los Pasdar¨¢n (el ej¨¦rcito ideol¨®gico del r¨¦gimen), Ali Fadavi, lleg¨® a decir que Ir¨¢n lanzar¨ªa misiles contra Haifa (ciudad israel¨ª a 80 kil¨®metros al norte de Tel Aviv) ¡°si fuera necesario¡±.
Zionist regime¡¯s crimes have crossed the red lines, which may force everyone to take action. Washington asks us to not do anything, but they keep giving widespread support to Israel. The US sent messages to the Axis of Resistance but received a clear response on the battlefield.
— ??? ??????? ????? (@raisi_com) October 29, 2023
?Qu¨¦ hay de cierto en ello? ?Cu¨¢l es el riesgo de que la guerra entre Israel y Ham¨¢s se extienda a toda la regi¨®n? Los gobernantes iran¨ªes, maestros de la ambig¨¹edad, juegan con ese temor de sus vecinos y del resto. Adem¨¢s, da la impresi¨®n de que el caos regional les favorece. A mayor inestabilidad de su entorno, menos se aprecian las grietas de su propio edificio: una sociedad agotada por la grave crisis econ¨®mica y la represi¨®n, la lucha interna por la sucesi¨®n del anciano Jamenei como m¨¢xima autoridad, y el aislamiento internacional. Sin embargo, las posibilidades te¨®ricas est¨¢n a menudo limitadas por la realpolitik.
A principios de 2009, tras otra ofensiva de Israel contra Ham¨¢s, el l¨ªder supremo ungi¨® con el aura del martirio a todos aquellos que cayeran en la lucha contra el ¡°r¨¦gimen sionista¡±. Los corresponsales acreditados en Teher¨¢n fuimos testigos de manifestaciones de voluntarios que, envueltos en mortajas blancas, se declaraban dispuestos a morir por Palestina. Hasta 70.000 j¨®venes se inscribieron, seg¨²n la propaganda oficial. Hubo incluso una sentada en el aeropuerto de Mehrabad para que les dejaran subir a un avi¨®n. Ni uno solo sali¨® del pa¨ªs. Como es habitual en Ir¨¢n, las autoridades desactivaron la campa?a en cuanto temieron que la reacci¨®n terminara perjudicando sus intereses.
Tanto los ayatol¨¢s, como los generales que son los verdaderos cimientos de la Rep¨²blica Isl¨¢mica, saben que un enfrentamiento directo con Israel / EE UU pondr¨ªa en peligro la supervivencia del r¨¦gimen. Les gustar¨ªa debilitar a su archienemigo sin mancharse las manos. De ah¨ª que apunten a las ¡°fuerzas de la resistencia¡±: desde el Hezbol¨¢ liban¨¦s hasta los Huthi de Yemen, pasando por un rosario de milicias proiran¨ªes en Irak y Siria.
Signos contradictorios
Sobre el terreno, hay signos contradictorios. Aunque Hezbol¨¢ ha intensificado sus contenidos ataques iniciales hasta obligar a la evacuaci¨®n de varias localidades del norte de Israel, nadie sabe si est¨¢ dispuesto a una nueva guerra contra el ej¨¦rcito hebreo como la que libr¨® en 2006, y la intervenci¨®n de su l¨ªder, Has¨¢n Nasral¨¢, este viernes, tampoco ha sacado de dudas. Con L¨ªbano mucho m¨¢s empobrecido que entonces y su poblaci¨®n exhausta tras d¨¦cadas de encadenar conflictos propios y ajenos, corre el peligro de que una nueva crisis mine el apoyo popular del que hace gala. Tampoco est¨¢ claro que, de quedarse sin Ham¨¢s en la invasi¨®n terrestre de Gaza, Ir¨¢n vaya a arriesgarse a perder al movimiento chi¨ª liban¨¦s, instrumento estrat¨¦gico de su pol¨ªtica regional.
Tampoco est¨¢ clara la intenci¨®n de las milicias proiran¨ªes en Irak y Siria. Washington reconoce un aumento de ataques contra sus intereses en ambos pa¨ªses, pero los desliga de la guerra de Gaza. Mientras, los Huthi han querido mostrar su solidaridad a Ham¨¢s disparando misiles y enviando drones hacia Israel (un primer intento fue interceptado por la Marina de EE UU sobre el mar Rojo a mediados de octubre y los m¨¢s recientes por las defensas antia¨¦reas israel¨ªes cerca de la ciudad costera de Eilat).
La coincidencia de esas operaciones da una imagen de coordinaci¨®n de esas fuerzas bajo la ¨¦gida de Ir¨¢n, aunque hay serias dudas de que tenga el pleno control de las milicias que respalda. Su ret¨®rica (insistiendo en que EE UU dirige las operaciones israel¨ªes en Gaza) alienta la ¡°resistencia¡± y augura su eventual apoyo frente a una (improbable) intervenci¨®n directa del Gran Sat¨¢n. Pero, sobre todo y al margen de que tuviera o no alg¨²n conocimiento previo del ataque de Ham¨¢s a Israel, la Rep¨²blica Isl¨¢mica quiere aprovechar la situaci¨®n que ha creado su protegido palestino para exhibir m¨²sculo regional ante sus vecinos y, en especial, ante EE UU (con el que sigue en eternas conversaciones indirectas para salir del atolladero de las sanciones por su programa nuclear).
Con el despliegue de dos portaaviones en el Mediterr¨¢neo, la Administraci¨®n de Biden muestra su apoyo a Israel y lanza un aviso a Ir¨¢n. Pero m¨¢s all¨¢ de su simbolismo, tambi¨¦n reconoce el peligro de que ese juego de soflamas incendiarias termine por prender la mecha de un conflicto que no interesa ni siquiera a los m¨¢s fanfarrones.
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