¡°El fiscal Strassera era diez veces mejor que Ricardo Dar¨ªn en ¡®Argentina 1985¡±
Tres de los seis jueces que condenaron a los dictadores rememoran para EL PA?S el juicio y las lecciones que dej¨® para el mundo, recuperados por la pel¨ªcula
Hicieron algo ¨²nico en el mundo. Han pasado 40 a?os, y siguen muy orgullosos de aquello. Los tres dicen varias veces durante la entrevista que fue lo m¨¢s importante que hicieron en sus vidas profesionales. Pero fue tan duro que quedaron devastados. Escucharon a m¨¢s de 800 testigos narrar durante horas las salvajes torturas de una de las dictaduras m¨¢s crueles de la historia, la ¨²ltima que sufri¨® Argentina entre 1976 y 1983. Tuvieron tanta presi¨®n, supuso un desgaste tan enorme, que todos, los seis jueces que en 1985 condenaron a cadena perpetua a Jorge Videla y Emilio Massera, los dos dictadores m¨¢s sanguinarios de los que integraron las Juntas militares que gobernaron el pa¨ªs esos a?os, dejaron al poco tiempo la carrera judicial. ¡°Yo lo dej¨¦ porque no pod¨ªa m¨¢s, me mor¨ªa si segu¨ªa¡±, dice Guillermo Ledesma, al que todos llaman El Negro, emocionado a¨²n 40 a?os despu¨¦s.
Los jueces son Ricardo Gil Lavedra, Jorge Valerga y Ledesma, tres de los cuatro supervivientes de los seis que compon¨ªan el tribunal, que han estado esta semana en Espa?a. Carlos Arslanian, el cuarto, no pudo viajar por recomendaci¨®n del m¨¦dico. Los tres han llegado invitados por la Universidad de Salamanca, que adem¨¢s hizo la digitalizaci¨®n del juicio y conserva una copia, por impulso del profesor Guillermo Mira. Han venido precisamente para ofrecer varias conferencias sobre este proceso, ¨²nico en el mundo, que conden¨® a los dictadores solo dos a?os despu¨¦s de que dejaran el poder y a¨²n con el apoyo de buena parte del ej¨¦rcito, de la polic¨ªa, de los servicios secretos y tambi¨¦n de sectores de la sociedad.
Una heroicidad dif¨ªcil de explicar y que los tres jueces, en una entrevista conjunta con EL PA?S, atribuyen a un conjunto de factores, algo de suerte, una voluntad de hierro de los seis que compon¨ªan el tribunal, que forjaron un bloque compacto ¨Dtodo fue por unanimidad¨D, el empuje del fiscal Julio Strassera y el impulso claro del presidente Ra¨²l Alfons¨ªn, que decidi¨®, contra muchos de sus asesores, que tem¨ªan otro golpe de Estado, que la democracia argentina ten¨ªa que resolver esa deuda pendiente antes de empezar a andar.
Gil Lavedra, que acaba de publicar un libro sobre el juicio que se llama ¡°La hermandad de los astronautas (Debate)¡±, precisamente como homenaje a esa amistad que se forj¨® entre los seis jueces, explica claro que ten¨ªan casi todo en contra: ¡°Est¨¢bamos solos. No hab¨ªa ning¨²n precedente nacional ni internacional en el cual apoyarse. Los empresarios no quer¨ªan juicio, la iglesia quer¨ªa reconciliaci¨®n, los militares quer¨ªan premios por lo que hab¨ªan hecho, la prensa tampoco lo quer¨ªa. Ni el mundo judicial. Hubo juicio porque hubo una decisi¨®n pol¨ªtica de Alfons¨ªn de que la democracia no se construyera sobre la base de la impunidad¡±. Alfons¨ªn empuj¨®, pero ellos fueron clave. ¡°Est¨¢bamos decididos a hacerlo, y est¨¢bamos muy unidos¡±, recuerda Valerga. La camarader¨ªa entre ellos se puede percibir bien incluso hoy. La pel¨ªcula Argentina, 1985 (se puede ver en Amazon), un ¨¦xito internacional, les ha devuelto el protagonismo, aunque ellos tambi¨¦n recomiendan el documental El Juicio (se puede ver en Filmin), realizado con las im¨¢genes del proceso, y reprochan que en la pel¨ªcula no se destaca el papel decisivo de Alfons¨ªn.
Los tres jueces recuerdan que la decisi¨®n de que fuese un juicio p¨²blico y televisado, algo que no era evidente ¨Doptaron por seguir el procedimiento de los juicios militares, aunque era un tribunal civil, porque eran m¨¢s r¨¢pidos y adem¨¢s eran audiencias p¨²blicas¨D cambi¨® por completo la historia del pa¨ªs. Mucha gente no conoc¨ªa las atrocidades de la dictadura. Algunos ten¨ªan nociones, pero casi nadie, m¨¢s all¨¢ de las v¨ªctimas, imaginaba sus atroces dimensiones. Ni siquiera ellos, jueces j¨®venes que hab¨ªan sido elegidos para ese tribunal por su indiscutible compromiso democr¨¢tico, conoc¨ªan con detalle esos horrores. Y al descubrirlos en la boca las v¨ªctimas, la opini¨®n p¨²blica argentina fue cambiando por completo. ¡°Uno puede pensar que hab¨ªa torturas, pero cuando escuchas que en un centro de detenci¨®n le pon¨ªan un cuis, que es un roedor, a las mujeres en la vagina¡ A un chico lo mataron empalado. Yo he llorado en muchos testimonios. Te daba mucha angustia, rabia¡±, recuerda Gil Lavedra.
Ledesma, que como Valerga, hab¨ªa sido joven juez de instrucci¨®n durante la dictadura y se hab¨ªa enfrentado a los militares en algunos momentos, hasta recibir llamadas de presi¨®n directas de Videla, tambi¨¦n qued¨® impactado. ¡°Claro que no sab¨ªamos. Cuando yo tuve el episodio de tensi¨®n con los militares, siendo juez, cada d¨ªa llegaba a casa y miraba para atr¨¢s pensando cu¨¢ndo viene el tiro¡±. Pero una cosa es pensar que te pod¨ªan matar, y otra el nivel de sadismo. Escuchar a una mujer que le hicieron tener el hijo esposada y despu¨¦s limpiarse de su placenta es terrible¡±, se?ala recordando un testimonio que tom¨® ¨¦l y que aparece en la pel¨ªcula Argentina, 1985. ¡°Todos los d¨ªas eran testimonios brutales. Te va llenando de una situaci¨®n de angustia tremenda. Despu¨¦s del juicio no ¨¦ramos los mismos. Antes pens¨¢bamos que ¨ªbamos a terminar nuestra carrera como jueces, pero no pod¨ªamos m¨¢s y todos renunciamos al poco tiempo¡±, recuerda Valerga.
Ledesma fue el primero en dejarlo, despu¨¦s de presidir un segundo juicio, tambi¨¦n dur¨ªsimo, a la polic¨ªa de la provincia de Buenos Aires, donde la represi¨®n fue brutal. ¡°?No pod¨ªa m¨¢s¡± se emociona. ¡°Todos los d¨ªas, entre las tres de la tarde y las 12.00 de la noche, algunas veces a las tres, a las cuatro de la ma?ana. Lleg¨¢bamos a casa destruidos¡±, a?ade Valerga. ¡°Fueron 830 testigos en cuatro meses. Fue muy duro¡±, rememora Gil Lavedra. Pero esa brutalidad fue muy ¨²til para la sociedad argentina, coinciden los tres. Porque todo el mundo lo vio, y nadie m¨¢s pudo negarlo. ¡°Fue una catarsis. Nunca m¨¢s se discutieron los hechos¡±, resume Ledesma. ¡°Antes del juicio, todos estaban en contra. Los medios dec¨ªan ¡°no dividamos a los argentinos, hay que reconciliarse, para qu¨¦ mirar para atr¨¢s¡±. Empezaron los testimonios y se termin¨® la discusi¨®n. Porque ah¨ª estaba la realidad, las v¨ªctimas. Adem¨¢s hab¨ªa 400 cronistas extranjeros¡±.
Ellos decidieron hacer el juicio civil cuando comprobaron que la justicia militar, que es la que empez¨® a hacer el proceso, no iba a hacer nada. ¡°El ¨²ltimo informe del tribunal militar dec¨ªa que las ¨®rdenes eran inobjetables, ?ven¨ªa a decir que hab¨ªa que investigar a las v¨ªctimas! En un momento los jueces militares hab¨ªan dictado dos prisiones a Videla y Massera, pero les empezaron a llegar plumas blancas de traici¨®n [el s¨ªmbolo que usan los militares] y se asustaron¡±, recuerda Ledesma. ¡°Vimos que lo tom¨¢bamos o el juicio no se hac¨ªa. Y habr¨ªa sido una gran frustraci¨®n para la democracia argentina. Pero no recuerdo que hayamos dudado. Y tampoco tuvimos miedo. ?ramos muy j¨®venes y est¨¢bamos muy decididos¡±, se?ala Gil Lavedra. ¡°Los jueces deben tener audacia, si no, no se es juez¡±, remata Valerga.
40 a?os despu¨¦s, se r¨ªen con las amenazas que tuvieron en esos d¨ªas. Incluso les repartieron pistolas para defenderse de un posible atentado. Pero ellos desdramatizan, de hecho dicen que en la pel¨ªcula se exagera con esto. ¡°Tuvimos amenazas de bomba desde el primer momento. Y muchas llamadas. Pero en la oficina de Strassera ya se burlaban. Les contestaban que solo tomaban amenazas de 10 a 11¡å, dice Ledesma. ¡°Nosotros en realidad no ten¨ªamos miedo a atentados, sino miedo a no poder hacerlo. A que no logr¨¢ramos juzgarles, terminar el juicio, condenarles. Yo no pude dormir la semana de arranque del juicio con ese miedo¡±, se?ala Gil Lavedra. ¡°Sab¨ªamos que ten¨ªamos que ir muy r¨¢pido. El trueno entre las hojas, dec¨ªa Arslanian. Por eso Strassera eligi¨® 700 casos de los 9.000 que hab¨ªa comprobado la Conadep [la comisi¨®n de la verdad, tambi¨¦n ¨²nica en el mundo en ese momento, que hab¨ªa hecho Argentina justo antes]. Con 10 bastaba para perpetua, no ten¨ªa sentido llevarlos todos¡±, asegura Ledesma. ¡°Si no actu¨¢bamos r¨¢pido, sab¨ªamos que nos encontrar¨ªamos con un golpe de Estado, con lo que vino despu¨¦s, Aldo Rico en Semana Santa [el teniente coronel que lider¨® el golpe fallido de los carapintadas en 1987]¡±.
Fue todo rapid¨ªsimo, y en 14 meses lograr firmar la sentencia que condenaba a cadena perpetua Videla y Massera, penas largas a otros tres y absolv¨ªa a cuatro. Y esa condena, los n¨²meros finales, se hablaron durante horas pero se cerraron definitivamente en una pizzer¨ªa, como se ve en la pel¨ªcula. ¡°Era domingo. Nos reunimos a las 9.00, la noche anterior hab¨ªamos tenido una discusi¨®n largu¨ªsima sobre si deb¨ªamos degradar o no a los militares. Discutimos las penas y se nos hizo la hora de comer, fuimos a Banchero, la pizzer¨ªa de al lado de tribunales. Cuando nos sentamos a comer una pizza volvi¨® a salir el tema y nos acercamos. El negro y yo ¨¦ramos los m¨¢s discolos, quer¨ªamos m¨¢s. Al final Arslanian vio que hab¨ªa acuerdo y dijo ¡°basta, lo cerramos ac¨¢¡±. Y puso las penas en una servilleta. La firmamos todos. Despu¨¦s la le¨ªmos y nos fuimos de fiesta a mi casa, hab¨ªa sido muy duro y celebramos que lo hab¨ªamos logrado. Chupamos mucho todos¡±, recuerda Gil Lavedra. La servilleta se perdi¨®.
Los jueces recuerdan con especial cari?o a Strassera, el fiscal, gran protagonista de la pel¨ªcula, ya fallecido, y un h¨¦roe de la democracia argentina. Hasta el punto de que dicen que era mucho mejor en la realidad que en la ficci¨®n, interpretado por Ricardo Dar¨ªn. Gil Lavedra lo recuerda bien: ¡°Strassera era 10 veces mejor que Dar¨ªn, y eso que es un actor excepcional. El tono, los giros que hac¨ªa con la voz, c¨®mo sub¨ªa, bajaba, c¨®mo hablaba con los medios. Era un funcionario judicial tradicional, pero se transform¨® en la audiencia. Era ¨¦l contra 22 defensores de los mejores. Se comi¨® la cancha. Los provocaba, nos dec¨ªan ?presidente, presidente, ac¨¢ el fiscal nos est¨¢ haciendo gestos obscenos!, le tuvimos que sancionar dos veces¡±, dice mientras se r¨ªen los tres, 40 a?os despu¨¦s.
Todos est¨¢n muy orgullosos de lo que hicieron, y muy preocupados con la Argentina actual, que tiene elecciones en una semana y puede dar el poder a Javier Milei, que tiene un discurso sobre aquellos a?os que nos les gusta nada, aunque tampoco les gusta el otro candidato, el peronista Sergio Massa. ¡°Milei habla de excesos [sobre la represi¨®n de la dictadura], que es un lenguaje de los militares. Involucionamos totalmente como pa¨ªs¡±, se?ala Ledesma. A¨²n as¨ª, creen que dieron un ejemplo al mundo, y sobre todo sirvieron para concienciar y consolidar la democracia en Argentina. ¡°Sin juicio no hubiera habido democracia en Argentina, no habr¨ªa resistido, habr¨ªa sido como siempre en este pa¨ªs, unos a?os de democracia y volv¨ªa la dictadura¡±, remata Valerga. Gil Lavedra defiende la transici¨®n argentina, con un juicio como este, que nunca se hizo ni en Espa?a ni en la mayor¨ªa de los pa¨ªses latinoamericanos que sufrieron dictaduras. ¡°Cada sociedad elige su transici¨®n. Pero yo creo que la verdad tiene un efecto notable. Y la justicia sacraliza esa verdad, porque le da alg¨²n tipo de consecuencia legal. Estamos orgullosos de lo que hicimos¡±.
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