Muere Robert Badinter, el ministro de Justicia que aboli¨® en Francia la pena de muerte
El jurista pas¨® de ser el ministro m¨¢s impopular del pa¨ªs, cuando acab¨® con la guillotina, a convertirse en un referente moral de Francia
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Robert Badinter, art¨ªfice de la abolici¨®n de la pena de muerte en Francia y conciencia moral de la Rep¨²blica, muri¨® en la noche del 8 al 9 de febrero en Par¨ªs. Ten¨ªa 95 a?os. Como ministro de Justicia del socialista Fran?ois Mitterrand, Badinter acab¨® con la guillotina en 1981, una obsesi¨®n que, como la defensa de los derechos humanos y de los principios de la Ilustraci¨®n, guio la vida de ese hijo de jud¨ªos de Besarabia inmigrados a Francia. Su padre, Simon, fue deportado por los nazis al campo de exterminio de Sobibor, donde fue asesinado. ?l, estudiante brillante y m¨¢s tarde abogado de negocios y especializado en la libertad de prensa y defensor de asesinos condenados a la guillotina, tras su paso por el Gobierno presidi¨® el Consejo Constitucional y fue senador por el Partido Socialista. En este pa¨ªs pol¨ªtica y socialmente dividido y con la extrema derecha en ascenso, era una personalidad at¨ªpica, casi un monumento en vida. Cuando hablaba, se le escuchaba.
¡°Era una figura del siglo, una conciencia republicana, el esp¨ªritu franc¨¦s¡±, dijo el presidente Emmanuel Macron. Su viejo partido, el socialista, afirm¨® en un comunicado: ¡°Hay pocas figuras con capacidad para unir la naci¨®n en su conjunto, pues supone haber sabido encarnar combates que hacer crecer la humanidad entera. Robert Badinter era de estos¡±. ¡°?l representaba una corriente que va m¨¢s all¨¢ de los partidos y que representa lo que es Francia¡±, dice por tel¨¦fono el exprimer ministro Manuel Valls, cercano al matrimonio formado por Robert y la intelectual feminista Elisabeth Badinter. ¡°Poco importan los desacuerdos¡±, dijo el l¨ªder de la izquierda radical, Jean-Luc M¨¦lenchon. ¡°Jam¨¢s me he cruzado con otro ser de esta naturaleza. Simplemente era luminoso¡±. Marine Le Pen, cuyo programa en buena parte es una enmienda a la Francia de Badinter, dijo: ¡°Era posible no compartir todos los combates de Robert Badinter, pero este hombre de convicciones fue incontestablemente una figura que marc¨® el paisaje intelectual y jur¨ªdico¡±.
Badinter, como muchos hijos de inmigrantes, y a¨²n m¨¢s de quienes huyeron de persecuciones racistas o reg¨ªmenes autoritarios, apreciaba como a veces no saben hacerlo los franceses con generaciones de antepasados en este pa¨ªs el ideal laico y republicano de Francia. Pero, como dec¨ªa su bi¨®grafa, Pauline Dreyfus, fue ¡°una historia de amor que se frustr¨®¡±. En los a?os de la ocupaci¨®n nazi, durante la Segunda Guerra Mundial, sufri¨® de manera dram¨¢tica la Francia antisemita y colaboracionista. Pero tambi¨¦n encontr¨® con su madre y su hermano refugio en un pueblo de la Saboya, lo que les permiti¨® sobrevivir. Contaba Le Monde en su obituario que el sentimiento de revuelta ante la injusticia naci¨® en ¨¦l al terminar la guerra, cuando un profesor suyo, al que hab¨ªa admirado, fue condenado a muerte por colaborar con los nazis. El profesor fue finalmente indultado, pero el joven Badinter entendi¨® en este momento algo que para ¨¦l resultar¨ªa esencial. Una cosa es la venganza. Otra, la justicia.
Hay momentos decisivos en la vida de todo humano. Para Badinter, uno fue la desaparici¨®n de su padre. Otro, ya adulto y como abogado de prestigio, la defensa en 1971 de Roger Bontems, condenado a muerte por complicidad en el asesinato de una enfermera y un guardi¨¢n durante un mot¨ªn en una prisi¨®n. El otro condenado y autor material de los hechos, Claude Buffet, hab¨ªa escrito al presidente de la Rep¨²blica, Georges Pompidou, pidiendo ser ejecutado y le hab¨ªa prometido que, en caso de indulto, volver¨ªa a las andadas. Pompidou rechaz¨® el indulto tanto para Buffet como Bontems, el cliente de Badinter. De madrugada, en la prisi¨®n parisina de la Sant¨¦, el abogado escuch¨® desde el despacho del director el ruido de la cuchilla que decapitaba a Bontems. En una entrevista con el semanario Le 1, en 2021, todav¨ªa recordaba que en aquel momento pens¨®: ¡°¡¯No es posible, ?nunca m¨¢s! Mientras pueda, combatir¨¦ contra la pena de muerte. Una justicia que mata no es justicia¡±
Habr¨ªa de pasar una d¨¦cada para que, como reci¨¦n estrenado ministro de Justicia de Mitterrand, Badinter redactase y defendiese la ley cuyo primer art¨ªculo proclamaba: ¡°La pena de muerte queda abolida.¡± Antes, hab¨ªa salvado la cabeza, como abogado, a cinco condenados a la guillotina. El caso decisivo fue el de Patrick Henry, en 1977, condenado a muerte por haber secuestrado y asesinado a un ni?o. ¡°Deliberadamente, sustitu¨ª el proceso de Patrick Henry por el proceso a la pena de muerte¡±. Es decir, en su alegato final, el abogado no defendi¨® a un asesino: acus¨® a la guillotina. Termin¨® as¨ª: ¡°Un d¨ªa, sin duda no lejano, se abolir¨¢ la pena de muerte en Francia como ya es caso en toda Europa occidental. Y ustedes se quedar¨¢n con su condena. Y un d¨ªa se lo contar¨¢n a sus hijos, o se enterar¨¢n de que han condenado a un chico y ver¨¢n sus miradas¡¡± Cuatro a?os despu¨¦s, y pese a que el 62% de franceses estaban en contra de su proyecto, Francia dej¨® de ser una excepci¨®n europea.

En una entrevista con EL PA?S en 2010, Badinter, recordaba c¨®mo acabar con la guillotina en contra de la opini¨®n p¨²blica dominante le acarre¨® ¡°el honor de ser el ministro m¨¢s impopular de Francia¡±. Pero tambi¨¦n fue entonces cuando le empezaron a llamar ¡°el honor de la izquierda¡±. Era una izquierda no marxista sino republicana y librepensadora, liberal en el mejor sentido de la palabra. Dicen que el presidente Mitterrand sol¨ªa afirmar: ¡°Yo tengo dos abogados. Para el derecho, Badinter. Para el torcido, Dumas¡±. Dumas era Roland Dumas, quien ocupar¨ªa varios ministerios con Mitterrand y encarnaba la cara m¨¢s maniobrera del mitterandismo, por contraste con la imagen de rectitud de Badinter. Como ministro de Justicia entre 1981 y 1986, tambi¨¦n fue responsable de la despenalizaci¨®n de la homosexualidad. Hasta el final mantuvo el combate por la laicidad, contra el oscurantismo y por los derechos humanos. En una entrevista con este diario en 2022, d¨ªas despu¨¦s de la matanza perpetrada por soldados rusos en la ciudad ucrania de Bucha, dijo que era ¡°la hora de la verdad para la justicia penal internacional y el derecho internacional¡±.
¡°Robert Badinter es el honor de la izquierda y el honor de Francia¡±, dice Valls. ¡°Es lo mejor de la tradici¨®n republicana francesa, de la asimilaci¨®n de los jud¨ªos a los cargos m¨¢s importantes de la Rep¨²blica, es esta aristocracia republicana sin t¨ªtulo, no una nobleza de herencia, es uno de los ¨²ltimos gigantes de esta tradici¨®n que va de Clemenceau y pasa por L¨¦on Blum¡±, contin¨²a, citando a figuras del republicanismo y la izquierda con los que podr¨ªa identificarse a Badinter. Valls traza un paralelismo con otra figura: Simone Veil, superviviente de Auschwitz, feminista que logr¨® la legalizaci¨®n del aborto en Francia y presidenta del primer Parlamento Europeo electo. ¡°Simone Veil ven¨ªa de la derecha y Robert Badinter de la izquierda¡±, comenta. ¡°Ambos representan lo mejor de Francia¡±. Macron ha anunciado un homenaje nacional al fallecido. Un a?o despu¨¦s de morir, en 2018, Veil entr¨® en el Pante¨®n, el templo del santoral laico y republicano. A nadie sorprender¨¢ si Badinter entra en un futuro no lejano.
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