Los jueces se toman unos d¨ªas para decidir si extraditan a Assange en un caso clave para la libertad de prensa
Los abogados de EE UU defienden la legalidad de su persecuci¨®n contra el cofundador de Wikileaks en el ¨²ltimo d¨ªa de la vista judicial


La posibilidad real de que Julian Assange pase el resto de su vida en una c¨¢rcel estadounidense ha desatado las alarmas en medio mundo por el oscuro precedente para la libertad de prensa que supondr¨ªa la extradici¨®n del cofundador de Wikileaks desde el Reino Unido a Estados Unidos, sobre la base de una arcana Ley de Espionaje de 1917.
Los dos magistrados brit¨¢nicos que han analizado la petici¨®n de Assange para frenar su entrega y obtener una nueva posibilidad de argumentar ante la justicia, Victoria Sharp y Jeremy Johnson, han anunciado este mi¨¦rcoles, al final de la segunda jornada de la vista judicial clave para el destino del exeditor, que dar¨¢n a conocer su decisi¨®n en las pr¨®ximas semanas dada la complejidad jur¨ªdica del asunto ¨Dy su sensibilidad pol¨ªtica¡ª. Han reclamado a las partes una serie de documentos adicionales, con fecha l¨ªmite de entrega el 4 de marzo. Eso significa que, al menos hasta esa fecha, no habr¨¢ veredicto.
En cualquier caso, los organizadores de las protestas ya hab¨ªan convocado a los asistentes, al final de la vista, a una marcha por las calles de Londres que deb¨ªa concluir ante las puertas de Downing Street, residencia del primer ministro brit¨¢nico, Rishi Sunak.
La lluvia amenazaba este mi¨¦rcoles con desinflar el ¨¢nimo de los que estos d¨ªas se manifiestan en Londres en defensa de Assange y de la libertad del periodismo, pero a las 10.30 (11.30, en horario peninsular espa?ol), al comenzar la segunda sesi¨®n de la vista judicial que deb¨ªa decidir el destino del exeditor, el breve espacio de la acera ante la entrada principal del edificio de los Tribunales Reales de Justicia volv¨ªa a estar abarrotado de decenas de personas apoyando al preso. Carteles con el rostro del preso, amordazado por la bandera estadounidense; c¨¢nticos y gritos reclamando su salida de prisi¨®n y continuas intervenciones de oradores para que no decayera el ¨¢nimo.
La segunda (y ¨²ltima) jornada de la vista ha estado acaparada por los argumentos y alegatos de los representantes jur¨ªdicos del Gobierno estadounidense, que reclaman al Ejecutivo brit¨¢nico la entrega de Assange.
La abogada Clair Dobbin ha intentado desmontar el argumento principal de la defensa de Assange. Esto es, que la causa contra el preso responde a ¡°motivaciones pol¨ªticas¡±. La Fiscal¨ªa estadounidense pretende imputar al antiguo hacker por 17 delitos contra la Ley de Espionaje de 1917 y por uno m¨¢s de intromisi¨®n en un ordenador. Los abogados del exeditor de Wikileaks han defendido que la naturaleza de las ofensas contempladas en una ley tan anacr¨®nica es pol¨ªtica ¡ªlo es el acto de espionaje, han alegado¡ª, y que, por tanto, no se contempla dentro del tratado de extradici¨®n entre el Reino Unido y Estados Unidos.
Aunque el prop¨®sito perseguido por la Fiscal¨ªa estadounidense tenga pocos precedentes, aseguraba Dobbin, ¡°se asienta en principios establecidos ya en el tiempo¡±, como por ejemplo el de que ¡°no existe inmunidad para que los periodistas violen la ley¡±.
La decisi¨®n de dar luz verde a la extradici¨®n de Assange fue adoptada en 2022 por la entonces ministra brit¨¢nica del Interior, Priti Patel, una vez que el Tribunal Supremo dio por buenas las garant¨ªas ofrecidas por Washington sobre la seguridad del preso, y sobre las medidas que se adoptar¨ªan para impedir que pudiera acabar con su propia vida.

Pero la insistencia en perseguir al fundador de Wikileaks surgi¨® del Gobierno de Donald Trump. El expresidente de Estados Unidos Barack Obama ya hab¨ªa conmutado la sentencia de la soldada Chelsea Manning, la principal fuente de los documentos secretos de la seguridad estadounidense que public¨® el portal, y que sacaron a la luz graves episodios de guerra sucia en Irak o Afganist¨¢n.
Vidas en riesgo
Dobbin ha hecho constantes referencias a Manning, como c¨®mplice necesaria de Assange, y ha acusado a ambos de poner en riesgo las vidas o la integridad f¨ªsica de colaboradores de los servicios de inteligencia de Estados Unidos. ¡°El apelante [Assange] cre¨® un riesgo grave e inminente¡± de que esas personas ¡°sufrieran da?os f¨ªsicos o peligro¡±, ha dicho, y al hacerlo, Wikileaks y el propio Assange ¡°da?aron la capacidad de las fuerzas de Estados Unidos, y pusieron asimismo en riesgo los intereses de Estados Unidos¡±, ha alegado.
La abogada se ha esforzado adem¨¢s por desmontar la idea de que los actos de espionaje tengan naturaleza pol¨ªtica o que la propia legislaci¨®n brit¨¢nica contemple esa excepci¨®n.
¡°La posici¨®n de partida debe ser, como lo es siempre en estos casos, una presunci¨®n fundamental de buena fe por parte de aquellos pa¨ªses con los que el Reino Unido tiene relaciones largamente establecidas en el tiempo¡±, ha dicho a los magistrados la abogada.
El equipo jur¨ªdico del Gobierno estadounidense ha intentado adem¨¢s convencer a los magistrados de dos cosas: que ni Assange debe ser considerado un periodista propiamente dicho ni existen pruebas que sostengan la afirmaci¨®n realizada el d¨ªa de antes por la defensa de que la CIA hab¨ªa planeado asesinar al antiguo hacker.
La defensa de Assange ha podido cerrar la vista con alegatos finales en los que ha insistido en la naturaleza pol¨ªtica de la ofensa que Washington esgrime contra el preso; la naturaleza period¨ªstica de sus acciones, protegida por la primera enmienda de la Constituci¨®n estadounidense; y las garant¨ªas inexistentes de que el destino final del exhacker no pudiera acabar siendo una condena a muerte.
La campa?a en defensa de Assange, extendida por todo el planeta, ha trascendido los detalles jur¨ªdicos del caso y ha colocado presi¨®n pol¨ªtica sobre los Gobiernos brit¨¢nicos y estadounidense para que desistan de su persecuci¨®n al exeditor de Wikileaks y le dejen libre. Adem¨¢s de permanecer encerrado durante siete a?os en el breve espacio de la Embajada de Ecuador en Londres, bajo protecci¨®n diplom¨¢tica, ha estado los ¨²ltimos cinco a?os en la prisi¨®n brit¨¢nica de m¨¢xima seguridad de Belmarsh.
La reclamaci¨®n de su libertad es adem¨¢s la defensa de la libertad de prensa, que se ver¨ªa seriamente amenazada en el futuro con un precedente de estas caracter¨ªsticas: si el Gobierno de Rishi Sunak entregara a Washington al editor de Wikileaks por revelar cr¨ªmenes de guerra y actuaciones cuestionables del Gobierno estadounidense que merec¨ªan ser reveladas por su inter¨¦s p¨²blico.
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