El c¨¢ncer de Kate Middleton agrava el estado de debilidad de la monarqu¨ªa brit¨¢nica
Carlos III tambi¨¦n est¨¢ siendo tratado con quimioterapia y ha reducido su actividad. Todo el peso recae ahora sobre el heredero, Guillermo de Inglaterra, en una instituci¨®n que ha reducido su n¨²mero de representantes
Los defensores y te¨®ricos de la monarqu¨ªa brit¨¢nica, como el fallecido fil¨®sofo del conservadurismo Roger Scruton, han sostenido que la instituci¨®n, al representar al Estado en la figura de un ser humano, con todas sus fragilidades, conquista la lealtad pol¨ªtica a trav¨¦s del afecto. Y tambi¨¦n, que es el espejo de la sociedad cuya lealtad reclama. Cuando Kate Middleton anunci¨® este viernes ¡ªfirme, pero p¨¢lida; serena, pero con un rastro de debilidad en el tono de su voz¡ª que estaba siendo sometida a un tratamiento de quimioterapia preventiva porque los m¨¦dicos hab¨ªan detectado el c¨¢ncer en su organismo, la noticia result¨® ser el en¨¦simo golpe a un Reino Unido que, en los ¨²ltimos a?os, tambi¨¦n ha visto reducidas sus fuerzas.
La reacci¨®n inicial del Gobierno, la oposici¨®n, las principales instituciones del pa¨ªs y la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos ha sido de solidaridad y comprensi¨®n con la princesa de Gales. Kate Middleton y su esposo, Guillermo de Inglaterra, calcularon con precisi¨®n de padres el momento justo en que deb¨ªan revelar a sus tres hijos, Jorge (10 a?os), Carlota (ocho) y Luis (cinco) la tormenta que acechaba a la familia. La pareja escogi¨® el inicio de las vacaciones escolares de Semana Santa para evitar que los ni?os se enfrentaran a los comentarios o la curiosidad de sus compa?eros. Y les contaron qu¨¦ ocurr¨ªa con su madre a las cuatro de la tarde (las cinco, horario peninsular espa?ol), dos horas antes de que la propia Middleton se lo contara al mundo, en un v¨ªdeo de dos minutos y 15 segundos grabado por la BBC en los jardines de Windsor. Un banco de madera y un fondo de c¨¦sped con una cama de narcisos, la flor m¨¢s bella y simb¨®lica de la primavera brit¨¢nica.
¡°Es una familia real m¨¢s reducida y fr¨¢gil de lo que estaban acostumbrados los ciudadanos. Parece mentira que hace apenas una d¨¦cada se quejara la gente de que eran demasiados¡±, ha escrito el periodista e historiador Andrew Marr, una de las voces m¨¢s respetadas y escuchadas en el Reino Unido, en la revista The New Statesman. ¡°Kate se hab¨ªa convertido en el puntal de su popularidad. Ninguno aparec¨ªa en portadas de peri¨®dicos y revistas tanto como ella. Su enfermedad, sin duda un terrible golpe de mala suerte, y algo muy triste desde un punto de vista humano, es adem¨¢s algo muy grave para la instituci¨®n¡±, avisa.
La continuidad amenazada
Los brit¨¢nicos renunciaron a utilizar el fallecimiento de Isabel II, el 8 de septiembre de 2022, como el momento necesario para reflexionar sobre el estado de sus instituciones. Finalizaba la segunda era isabelina ¡ªque hab¨ªa definido el Reino Unido de la posguerra, de la segunda mitad del siglo XX y de los inciertos comienzos del XXI¡ª y se apost¨® por una continuidad que, en el fondo, era imposible. La llegada al trono de Carlos III fue recibida con alborozo forzado y normalidad aparente, porque el futuro de la monarqu¨ªa estaba impl¨ªcito en la radiante presencia p¨²blica de Guillermo y Kate. ¡°Va a ser muy complicado seguir los pasos de Isabel II¡±, reconoc¨ªa a EL PA?S Jonathan Sumption, exmagistrado del Tribunal Supremo del Reino Unido e historiador. ¡°Pero el futuro se llama Kate Middleton, una mujer muy fuerte y con un agudo sentido de conexi¨®n con la ciudadan¨ªa¡±.
Los planes de Carlos III ¡ªque dise?¨® durante d¨¦cadas en su cabeza, mientras esperaba su turno de reinar, una monarqu¨ªa m¨¢s reducida y funcional¡ª se han visto truncados. El propio monarca se halla retirado de la actividad p¨²blica presencial, mientras se somete a su propio tratamiento contra el c¨¢ncer que le fue detectado a principios de febrero. Pocas semanas antes que a su nuera. No ha sido necesario activar ning¨²n mecanismo de sustituci¨®n, porque sigue haci¨¦ndose cargo de los principales asuntos de Estado que corresponden a su cargo. Pero ha transmitido una imagen de fragilidad institucional y de escasos refuerzos.
El pr¨ªncipe Enrique, exiliado con su esposa Meghan Markle en Estados Unidos y distanciado sentimentalmente de su familia, ya no cuenta como representante de la familia real. Algunos medios brit¨¢nicos cuentan este s¨¢bado que los duques de Sussex han hecho llegar al palacio de Buckingham su disponibilidad para reincorporarse a las tareas p¨²blicas, pero son muchos los asesores y expertos que consideran esa posibilidad m¨¢s una distracci¨®n y un riesgo que una ayuda. El hermano de Carlos III, el pr¨ªncipe Andr¨¦s, no tiene posibilidad de regreso despu¨¦s del ostracismo social e institucional al que fue condenado por su familia por culpa de su turbulenta relaci¨®n con el millonario estadounidense Jeffrey Epstein.
Todo recae ahora especialmente sobre los hombros de Guillermo de Inglaterra. Los medios brit¨¢nicos le conceden ahora una tregua, porque entienden que deben primar sus responsabilidades como esposo y padre. Pero ser¨¢ una tregua breve. ¡°Conoce sus responsabilidades, y continuar¨¢ cumpliendo con sus compromisos p¨²blicos. Pero uno puede imaginarse la dificultad que conlleva mantener la sonrisa cada vez que, en cada uno de esos actos, le pregunten por la salud de su esposa o de su padre¡±, se?alaba este s¨¢bado en Sky News Rob Jobson, el especialista decano de la realeza en la prensa brit¨¢nica.
Hasta ahora han ayudado a Guillermo de Inglaterra la reina consorte Camila y la princesa Ana, hermana del rey. Pero las dos mujeres tienen ya una edad que no les permitir¨¢ mantener una actividad muy intensa. No es ese el principal problema de la casa de Windsor. La ausencia de Kate Middleton resta brillo a una monarqu¨ªa que lo necesita m¨¢s que nunca, en un momento en que ninguna otra instituci¨®n brit¨¢nica levanta cabeza.
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