Pablo G¨®mez Lera, general del batall¨®n espa?ol en L¨ªbano: ¡°Israel y Hezbol¨¢ han cruzado tantas l¨ªneas rojas que la situaci¨®n se puede ir de las manos¡±
El mando de casi 3.500 ¡®cascos azules¡¯ durante los meses m¨¢s cr¨ªticos de la misi¨®n advierte de que la explosi¨®n de una guerra abierta en la divisoria que patrullan tendr¨ªa ¡°consecuencias incalculables¡±


El pasado septiembre, antes de tomar el mando del sector este de Unifil, la misi¨®n de cascos azules en el sur de L¨ªbano, el general de brigada Pablo G¨®mez Lera (Madrid, 57 a?os) hizo una visita exploratoria. ¡°?bamos en coches sin blindar, sin casco, ni chaleco. Los incidentes m¨¢s destacados eran cruces de vacas¡± entre territorio israel¨ª y liban¨¦s, recuerda en una entrevista con este peri¨®dico en la base Miguel de Cervantes, coraz¨®n del mayor despliegue espa?ol en el mundo bajo bandera de la ONU, con unos 650 militares. Un mes m¨¢s tarde, todo cambi¨®: el ataque de Ham¨¢s desencaden¨® en apenas dos d¨ªas el inicio de los intensos bombardeos israel¨ªes en Gaza y un intercambio de fuego con la milicia libanesa Hezbol¨¢ que ha ido subiendo de intensidad. La in¨¦dita situaci¨®n obliga hoy a las tropas de Unifil a estar en la base o en los puestos avanzados y a patrullar sin bajar de los veh¨ªculos blindados.
Durante sus seis meses de misi¨®n, que concluyen la pr¨®xima semana, G¨®mez Lera no solo ha comandado a sus compatriotas. Tambi¨¦n a los otros 2.800 militares (principalmente indios, indonesios y nepal¨ªes) que vigilan el peliagudo sector este: entre el r¨ªo Litani y 120 kil¨®metros de divisoria ¨Dno es una frontera oficial¨D con Israel y con el territorio sirio que ocupa desde 1967 (los Altos del Gol¨¢n) que contienen puntos tan pol¨¦micos como Ghayar o las Granjas de Shebaa.
G¨®mez Lera advierte de que las escaramuzas diarias en estos siete meses entre el ej¨¦rcito israel¨ª y la milicias en el sur de L¨ªbano, sobre todo Hezbol¨¢, han subido tanto de intensidad y de profundidad, por oleadas, y han movido tanto las l¨ªneas rojas que la situaci¨®n ¡°se puede ir de las manos¡± por un error de c¨¢lculo y desembocar en una guerra abierta ¡°de consecuencias incalculables¡±. E insiste en defender la vigencia de los principios de la resoluci¨®n 1701 de la ONU, por la que llegaron las tropas espa?olas tras la guerra entre Israel y Hezbol¨¢ de 2006, pese a que unos y otros la vulneran. ¡°Si todo el mundo pusiera el mismo inter¨¦s en cumplirla que el que pone en denostarla y criticarla, a lo mejor se avanzar¨ªa un poquito m¨¢s¡±, lanza sin levantar el tono.
Pregunta. ?C¨®mo ha cambiado la situaci¨®n desde el 8 de octubre?
Respuesta. Son dos L¨ªbanos distintos. Cuando vinimos aqu¨ª a principios de septiembre, a hacer el reconocimiento antes de desplegar [en noviembre], ¨ªbamos tranquilamente, sin equipo, sin casco, sin chaleco, con coche sin blindar. Se pod¨ªa ir por la L¨ªnea Azul. Los incidentes m¨¢s destacados eran el cruce de vacas, sobre todo en la zona de los indios, donde no hay valla entre la zona israel¨ª y la libanesa. O pastores que pasaban de un lado al otro con los reba?os. Incidentes menores. El 7 de octubre, primero, y el 8 de octubre aqu¨ª lo cambiaron todo. Los primeros cohetes salieron de los Altos del Gol¨¢n y supuso abrir la caja de Pandora. Las acciones han ido variando en intensidad, en profundidad y en los objetivos. Al principio eran muy cercanas a la L¨ªnea Azul, luego fueron profundizando un poco, despu¨¦s hubo los llamados asesinatos selectivos¡ En ese juego, con unas reglas de enfrentamiento que dec¨ªamos: ¡®si se traspasa esta l¨ªnea roja, esto va a suponer un conflicto abierto¡¯, se han ido superando esas l¨ªneas rojas y no ha habido conflicto abierto. Siete meses despu¨¦s, cada uno sigue a su lado de la L¨ªnea Azul. Y esa es una de las peque?as satisfacciones que tenemos. Aunque no hemos podido f¨ªsicamente impedir la violencia, somos esa l¨ªnea delgada que todav¨ªa est¨¢ ah¨ª. Y as¨ª nos percibe la poblaci¨®n. Les da seguridad y tranquilidad vernos patrullar por sus pueblos, de d¨ªa, de noche. A lo mejor hemos marcado la diferencia entre la situaci¨®n que hay ahora y una guerra total. ?Qu¨¦ habr¨ªa pasado si no hubi¨¦ramos estado aqu¨ª?
P. ?Qu¨¦ habr¨ªa pasado si no estuvieran?
R. Es un poco como la pregunta de ¡®?qu¨¦ es la oscuridad?¡¯ La ausencia de luz. A lo mejor el caos era la ausencia de Unifil, que es muy criticada, pero aqu¨ª estamos, 24 horas al d¨ªa, siete d¨ªas a la semana. Hemos pasado horas en los bunkers, pero en el sector se hacen entre 235 y 250 actividades operativas todos los d¨ªas. La media normal mensual es de un 6,5% de actividades que no podemos hacer. Tambi¨¦n hacemos un poco de evaluaci¨®n de da?os en las poblaciones, con mucho cuidado para no herir sensibilidades. El foco despu¨¦s del 8 de octubre era mantener a toda costa la L¨ªnea Azul y las patrullas para tratar de evitar lanzamientos de cohetes.
P. ?A qu¨¦ se refiere con mantener a toda costa la L¨ªnea Azul?
R. Es el alma de la [resoluci¨®n] 1701. La l¨ªnea donde se retiraron las fuerzas israel¨ªes en 2000. Y hay una serie de ¨¢reas donde el Estado liban¨¦s tiene reservas, pero es fundamental mantenerla. El alma de la resoluci¨®n es evitar que vuelva a producirse ese choque directo, que entre uno a un lado o al otro.
No tenemos capacidad para proteger a todo el pueblo del sur del L¨ªbano. Es tambi¨¦n una responsabilidad del Estado liban¨¦s. Pero s¨ª tenemos la obligaci¨®n, ante una amenaza inminente contra su seguridad f¨ªsica, de darles protecci¨®n. Y lo hemos hecho alguna vez. Otro pilar, sin duda, es el apoyo a las Fuerzas Armadas Libanesas. Lo que hagamos aqu¨ª tiene que ser con, por y a trav¨¦s de ellas. No somos actores principales. Es una cosa que hay que tener bien clara. Es un Estado soberano y, adem¨¢s, har¨ªamos un flaco favor al ej¨¦rcito y al Estado liban¨¦s y al cumplimiento de la resoluci¨®n si traspas¨¢ramos la raya de nuestras obligaciones y de lo que nos permite el derecho internacional. No se trata de suplantar al Estado liban¨¦s haciendo cosas que le corresponden como leg¨ªtimo due?o del monopolio de la fuerza. Deber¨ªa ser as¨ª. Otra cosa es lo que sea.
Esto est¨¢ alcanzando unos ciclos de intensidad y de escalada que en un momento dado se puede ir de las manos. Se pueden cometer errores de c¨¢lculo y llegar a una situaci¨®n que nadie desea. Nadie tiene la bola de cristal, pero siempre queda eso.
P. Nadie tiene la bola de cristal, pero el n¨²mero de proyectiles un d¨ªa como hoy es notablemente mayor que el que se lanzaba en noviembre¡
R. Ha habido de todo. Hemos tenido picos muy significativos en noviembre, antes del cese el fuego. Esa semana fue una locura. Tambi¨¦n cuando termin¨®. O en febrero.
¡°Tendemos a normalizar situaciones que no son normales, como que un d¨ªa con 20 incidentes sea un d¨ªa flojo¡±
P. ?Y d¨®nde estamos ahora?
R. Un poco en la casilla de salida otra vez. Desde el ataque [israel¨ª] al consulado iran¨ª en Damasco [1 de abril] se ha ido enrareciendo bastante el ambiente. Hubo much¨ªsima preocupaci¨®n con si iba a ampliarse el conflicto a nivel regional. Al final se ha ido diluyendo y ha habido una intensidad diplom¨¢tica tremenda. Todo parece indicar que la comunidad internacional no quiere de ninguna manera que aqu¨ª haya un conflicto abierto. Ni la UE, ni EE UU, ni las mismas potencias regionales, porque ser¨ªa de unas consecuencias incalculables.
Ahora mismo no sabemos los efectos que Rafah pueda tener, si es una ofensiva en toda regla o limitada. Depende del grado de conexi¨®n entre lo que suceda en Gaza y lo que suceda en L¨ªbano. Desde el lado del eje de la resistencia se ve todo como conectado, como un frente de apoyo a Gaza. Pero hay que contar con la percepci¨®n israel¨ª, de si son problemas conectados o inconexos. Y luego est¨¢n los actores de segundo orden, las din¨¢micas internas del Estado liban¨¦s, el israel¨ª¡ Es muy dif¨ªcil hacer una lectura de qu¨¦ puede pasar. Siempre oigo a los m¨¢s veteranos decir que quien te diga que sabe lo que va a pasar en L¨ªbano es que no conoce L¨ªbano.

P. Dec¨ªa que las l¨ªneas rojas se han ido moviendo. Usted no cree que estemos m¨¢s cerca de una guerra abierta, pero los ataques han aumentado, cuantitativa y cualitativamente.
R. Se han prolongado en el tiempo y en profundidad. Hay picos de mucha intensidad, seguidos de otros de sol y moscas, como dir¨ªamos en Espa?a. Tendemos a normalizar situaciones que no son normales, como que un d¨ªa con 20 incidentes sea un d¨ªa flojo... Son explosiones, ataques a¨¦reos, cohetes¡ No deja de ser una cosa muy grave. En un mes son cinco o seis picos, pero muy intensos.
P. Cosas que hace ocho meses habr¨ªan generado una guerra abierta...
R. Nunca sabe uno aqu¨ª. Es verdad que se han ido moviendo esas l¨ªneas rojas, pero la L¨ªnea Azul ah¨ª sigue. Afortunadamente todav¨ªa ninguno ha pasado al otro lado. La 1701 sigue siendo v¨¢lida y los principios que la rigen. Ahora depende del grado de acuerdo que haya para su implementaci¨®n completa, para empezar a hablar tambi¨¦n de esas ¨¢reas reservadas, de los desacuerdos en los l¨ªmites entre la L¨ªnea Azul y la l¨ªnea del armisticio [de 1949]. Y una pieza clave ah¨ª, sin duda, ser¨¢n las Fuerzas Armadas Libanesas.
P. ?Qu¨¦ capacidad tiene Unifil de lograr la implementaci¨®n completa de la resoluci¨®n?
R. Recae en el Estado liban¨¦s. Ah¨ª es donde habr¨¢ que empe?arse. Tiene que haber una voluntad, porque si no puede ser papel mojado. En ambos lados, porque tambi¨¦n hay violaciones del espacio a¨¦reo de parte de Israel. La cuesti¨®n es la decisi¨®n que haya entre todos de comprometerse a la implementaci¨®n. Si todo el mundo pusiera el mismo inter¨¦s en cumplirla que pone en denostarla, a lo mejor se avanzar¨ªa un poquito m¨¢s.
¡°No tratamos de suplantar al Estado liban¨¦s. Hay que tener bien claro que no somos actores principales¡±
P. En Israel, la sensaci¨®n es que casi 20 a?os despu¨¦s de la guerra y de la resoluci¨®n 1701, a¨²n hay hoy grupos armados al sur del Litani y con m¨¢s arsenal que entonces. Y que Unifil comunica las vulneraciones a las Fuerzas Armadas Libanesas, pero estas no hacen nada porque no quieren enfrentarse a Hezbol¨¢
R. Es una papeleta. Muchas veces las Fuerzas Armadas Libanesas se ven entre la espada y la pared. Entre su falta de medios y, sobre todo, la voluntad y el dif¨ªcil encaje de bolillos que supone siempre el Estado liban¨¦s. Siguen sin presidente, con un primer ministro en funciones, estaban en plena covid y vino la explosi¨®n del puerto [de Beirut].
P. Dec¨ªa que la 1701 es todav¨ªa relevante en los principios, pero no est¨¢ garantizando a Israel que no haya grupos armados al sur del Litani, ni a los libaneses que su espacio a¨¦reo no sea vulnerado a diario por Israel¡
R. Y siguen las ¨¢reas reservadas, y reivindicaciones sobre determinadas zonas... Una resoluci¨®n anterior, la 1559 de 2004, ya hablaba de desarbolar las milicias, de las cuales Hezbol¨¢ es una, pero existen otras. Un caleidoscopio que conforma el ¡®eje de la resistencia¡¯. Eso est¨¢ ah¨ª, s¨ª.
P. ?Qu¨¦ pueden aportar ustedes en una situaci¨®n tan tensa?
R. Aportamos a la poblaci¨®n esa confianza y esa sensibilidad. Esa delgada L¨ªnea Azul que ellos perciben como que todav¨ªa les puede separar del caos total. Ojal¨¢ pudi¨¦ramos hacer m¨¢s cosas, pero es lo que podemos hacer. Ni en una situaci¨®n de paz podr¨ªamos suplantar al Estado liban¨¦s en ning¨²n momento. Tiene que ser ¨¦l el que act¨²e. Cuando, por ejemplo, se detecta una lanzadera, son ellos los que van. Es su pa¨ªs, su Estado. No podr¨ªa ser de otra manera. Con este mandato, por supuesto.
P. ?Le gustar¨ªa que el mandato fuese distinto?
R. Si intentamos nosotros hacerlo todo, al final acabamos aplicando nuestras propias perspectivas. Y tienen que ser ellos [quienes decidan] c¨®mo quieren el pa¨ªs. La experiencia nos dice que nuestro mejor papel es ayudar a la gente a que se ayude. Creo que ese es el papel que deben adoptar las Naciones Unidas. Si estuvi¨¦ramos hablando de un cap¨ªtulo siete [las misiones que autorizan el uso de la fuerza] ser¨ªa otra cosa. De hecho son poqu¨ªsimas las veces que Naciones Unidas ha recurrido al cap¨ªtulo siete. Por alguna raz¨®n ser¨¢.
Creo que lo m¨¢s sabio y conveniente es ayudar a la gente a que se ayude, aqu¨ª o en cualquier otro sitio, porque tiene que mediar una voluntad por parte del Estado o de las comunidades que est¨¢s intentando ayudar para que salgan adelante. Por voluntad propia, no impuesta. No siempre es bueno aplicar los ojos de uno a la resoluci¨®n de un problema de otro, porque cada uno percibe el problema con sus propios ojos, alma y circunstancias. Si yo intento aplicar mis soluciones a sus problemas, a lo mejor los estoy liando m¨¢s.
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