El regreso a la escena p¨²blica de Kate Middleton acapara la atenci¨®n en la ceremonia de aniversario de Carlos III
La princesa de Gales, todav¨ªa sometida a quimioterapia por el c¨¢ncer que padece, participa en el ¡®Trooping the Colour¡¯
Una ceremonia p¨²blica y dos ceremonias privadas e ¨ªntimas. Todas a la vez. En primer plano, la celebraci¨®n este s¨¢bado de la monarqu¨ªa brit¨¢nica, con toda su pompa y esplendor. El desfile militar con el nombre Trooping the Colour (Desfile de los estandartes), para conmemorar el aniversario oficial del soberano. El evento anual m¨¢s importante de la realeza.
Y otras dos ceremonias. Las m¨¢s relevantes para el imaginario del p¨²blico. La de la aceptaci¨®n y abrazo de la adversidad por parte de un rey, Carlos III (75 a?os), que desfil¨® a caballo hace un a?o y que este s¨¢bado revisaba sus tropas desde el interior de un carruaje acristalado para protegerse de la lluvia. Su madre, Isabel II, aguant¨® m¨¢s de 30 a?os hasta que en 1986 renunci¨® a montar durante el desfile. El c¨¢ncer ha frenado el ¨ªmpetu renovador con que el monarca quiso comenzar su reinado.
Segunda ceremonia: la lucha contra la adversidad de Kate Middleton (42 a?os) y su af¨¢n por protagonizar el futuro de la monarqu¨ªa brit¨¢nica. Tambi¨¦n protegida por un coche de caballos cubierto, la princesa de Gales realizaba su primera aparici¨®n p¨²blica despu¨¦s de casi tres meses de intenso tratamiento de quimioterapia. Junto a ella viajaban sus tres hijos, Jorge, Carlota y Luis.
¡°Estoy teniendo un buen progreso [en el tratamiento del c¨¢ncer], pero como todo el que se somete a quimioterapia, tengo d¨ªas buenos y malos¡±, explicaba Middleton en el comunicado con que acompa?¨® este viernes su primera foto p¨²blica, bajo la sombra de un ¨¢rbol en su residencia de Windsor. La princesa anunciaba su esperada participaci¨®n en la ceremonia del s¨¢bado. ¡°En los d¨ªas malos me siento cansada y d¨¦bil, y debo permitir que mi cuerpo descanse. En los d¨ªas buenos, cuando me siento m¨¢s fuerte, quiero aprovechar todo lo posible ese bienestar¡±, explicaba.
Desde uno de los balcones de las Caballerizas Reales ¡ªen el que fuera en su d¨ªa el despacho del duque de Wellington¡ª, la princesa observaba de pie, junto a sus dos hijos, la ceremonia militar. Un a?o antes, hab¨ªa posado en el estrado.
Kate Middleton ha sonre¨ªdo y saludado al p¨²blico, pero sin la efusividad de 2023, cuando apareci¨® radiante en un vestido verde esmeralda, como gui?o a la Guardia Irlandesa, de la que es coronel honoraria. Este s¨¢bado, su atuendo era m¨¢s sobrio. Un vestido blanco y negro de la dise?adora brit¨¢nica Jenny Packham y una pamela de Philip Treacy. Y un peque?o broche con el escudo de su regimiento.
¡°La aparici¨®n de Kate en este desfile es clave, ahora que dos de los miembros m¨¢s importantes de la familia real est¨¢n combatiendo el c¨¢ncer¡±, se?alaba al diario Daily Mail Richard Fitzwilliams, uno de los analistas m¨¢s serios de la realeza brit¨¢nica, en s¨ª misma toda una secci¨®n period¨ªstica. ¡°Tanto en el v¨ªdeo de marzo, cuando anunci¨® su enfermedad [y acall¨® de modo tajante las especulaciones y rumores] como la foto y el comunicado de este viernes demuestran tanto su resistencia ante la adversidad como su car¨¢cter, pero tambi¨¦n son la clara evidencia de que est¨¢ atravesando un momento duro¡±, a?ad¨ªa Fitzwilliams.
I have been blown away by all the kind messages of support and encouragement over the last couple of months. It really has made the world of difference to William and me and has helped us both through some of the harder times.
— The Prince and Princess of Wales (@KensingtonRoyal) June 14, 2024
I am making good progress, but as anyone going¡ pic.twitter.com/J1jTlgwRU8
La met¨¢fora de un pa¨ªs
El Trooping the Colour no coincide con la fecha real del cumplea?os del monarca. Carlos III naci¨® el 14 de noviembre. Su madre, el 21 de abril. La ceremonia se celebra siempre un s¨¢bado de junio. Este a?o ha coincidido con el ecuador de la campa?a electoral. Los brit¨¢nicos acudir¨¢n a las urnas el 4 de julio. Un pa¨ªs exhausto despu¨¦s de 14 a?os de gobiernos conservadores debate si da una oportunidad de renovaci¨®n nacional a la oposici¨®n laborista. Un Reino Unido orgulloso de su pasado y sus tradiciones, pero consciente de la debilidad de su econom¨ªa y de su entramado social, decide si pone orden en casa, pero sin derruir los cimientos y aprovechando la calidad de la estructura. Carlos III de Inglaterra y Catalina de Gales eran este s¨¢bado, m¨¢s que nunca, la met¨¢fora de un pa¨ªs en transici¨®n.
Por primera vez en la historia, los soldados de la Guardia Real pueden llevar barba. Antes, solo motivos religiosos o de salud lo permit¨ªan. Carlos III dio este a?o su aceptaci¨®n a un cambio de tradici¨®n m¨ªnimo, pero ajustado a la realidad social del pa¨ªs. Quiz¨¢ sea ese el sentido de su reinado.
Detr¨¢s del carruaje de la princesa, a caballo, desfilaban su esposo y heredero al trono, Guillermo de Inglaterra; la princesa real Ana, hermana del monarca; y el pr¨ªncipe Eduardo. Los tres forman parte del n¨²cleo s¨®lido, pasado y presente, que ha preservado estos meses la actividad p¨²blica de la instituci¨®n mon¨¢rquica.
La lluvia ha ca¨ªdo intensamente al final del desfile militar, que Carlos III ha presenciado estoico desde un estrado, junto a la reina consorte Camilla. Han tenido tiempo de cobijarse en el coche de caballos que les ha llevado de regreso al palacio de Buckingham.
1.250 soldados han participado en la ceremonia, todos ellos calados hasta los huesos durante el desfile de regreso hasta el palacio. Miles de personas intentaban cobijarse sin abandonar su codiciada posici¨®n a ambos lados de la avenida. El rey, ante la gran verja de la entrada de Buckingham, volv¨ªa a saludar a los regimientos desde una tarima. Esta vez, solo.
Nada simboliza m¨¢s la centralidad de la casa real brit¨¢nica en la imagen universal del Reino Unido que la imagen de todos ellos en el balc¨®n del palacio. Qui¨¦n est¨¢, qui¨¦n no est¨¢. Qu¨¦ miembro ha sido condenado al ostracismo, cu¨¢l acapara el protagonismo de la foto. El monarca, siempre en el centro, aunque el relato de cada momento est¨¦ en su ¨®rbita. Como este a?o, cuando la reaparici¨®n de Kate Middleton ha infundido entre los brit¨¢nicos m¨¢s convencionales la esperanza de que hay futuro en sus instituciones.
Decenas de agentes policiales han establecido una barrera entre el final del desfile militar y los miles de ciudadanos ¡ªcon sus miles de paraguas¡ª que han caminado hacia el palacio. Quedaba el momento cumbre de la celebraci¨®n, cuando la patrulla acrob¨¢tica de las Flechas Rojas, de las Fuerzas A¨¦reas Reales (la legendaria RAF) ha sobrevolado Buckingham, para dejar la estela blanca, roja y azul de los colores de la Union Jack, la bandera del Reino Unido.
Carlos III de Inglaterra, la reina Camilla, el pr¨ªncipe Guillermo y Kate Middleton han elevado su mirada hacia un cielo que, al final, daba una tregua y volv¨ªa a ser azul. Un d¨ªa cargado de met¨¢foras.
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