Georgia mide en las urnas el apoyo a la deriva autoritaria del Gobierno
Los populistas de Sue?o Georgiano, que han escorado el Ejecutivo hacia Rusia, amenazan con ilegalizar a la oposici¨®n prooccidental si obtienen una mayor¨ªa suficiente
Georgia vota este s¨¢bado en unas elecciones cruciales. Tras 12 a?os de Gobierno del partido populista Sue?o Georgiano (SG), la oposici¨®n prooccidental cree estar en disposici¨®n de arrebatar el poder a un Ejecutivo cada vez m¨¢s autoritario, que, adem¨¢s de aprobar leyes que ponen en peligro la supervivencia de la sociedad civil, se ha apartado del camino a la adhesi¨®n europea y se ha escorado hacia Rusia y China. No solo puede ser la mejor oportunidad para la oposici¨®n de arrebatar el poder a SG; tambi¨¦n puede que sea la ¨²ltima.
Los dirigentes de SG y su l¨ªder, el oligarca Bidzina Ivanishvili, han amenazado con que, si obtienen una mayor¨ªa suficiente, iniciar¨¢n un proceso de ilegalizaci¨®n contra los principales partidos de oposici¨®n a trav¨¦s de la Fiscal¨ªa y el Tribunal Constitucional, e incluso han asegurado que cancelar¨¢n las actas de los diputados electos de estas formaciones. ¡°Es inadmisible que [en caso de ilegalizaci¨®n] los representantes criminales de las fuerzas pol¨ªticas criminales retengan su cargo como miembros del Parlamento¡±, advirti¨® el primer ministro, Irakli Kobakhidze.
¡°Este es el momento m¨¢s importante de la historia de Georgia¡±, sostiene Nino Dolidze, de la opositora Coalici¨®n por el Cambio. ¡°Una batalla similar a la del 9 de abril de 1989¡å, cuando comenzaron las protestas que desembocar¨ªan en la secesi¨®n del pa¨ªs de la URSS dos a?os despu¨¦s. ¡°Si el Gobierno gana, ser¨¢ desastroso. Mucha gente tendr¨¢ que huir del pa¨ªs. Pero no me quiero poner en ese lugar, vamos a luchar por cada voto y a estar concentrados desde la ma?ana y hasta que termine el escrutinio¡±, contin¨²a Dolidze.
El actual Gobierno de Georgia firm¨® en 2014 un acuerdo de asociaci¨®n con la Uni¨®n Europea y el pasado diciembre recibi¨® el estatus de pa¨ªs candidato a la adhesi¨®n, pero el proceso ha sido congelado por las duras leyes adoptadas por el Ejecutivo durante el ¨²ltimo a?o. Para Ana Tavadze, del movimiento Shame (Verg¨¹enza), la deriva autoritaria se lleva intensificando desde 2018, con una represi¨®n ¡°cada vez m¨¢s brutal¡±. Asimismo, denuncia los intentos del Gobierno de silenciar a los medios opositores, encarcelando e investigando a sus directivos; de cooptar el sistema judicial ¨DEE UU ha sancionado al exfiscal jefe por trabajar junto a los servicios secretos rusos y a cuatro miembros del Tribunal Supremo por corrupci¨®n¨D; y de ¡°diseminar propaganda rusa¡±.
Una de las ¨²ltimas iniciativas, aprobada esta primavera pese a la oposici¨®n en las calles, ha sido la Ley de Transparencia de Influencia Extranjera, inspirada en la normativa rusa y que de aplicarse supondr¨¢ un clavo en el ata¨²d de la vibrante sociedad civil georgiana. ¡°Las organizaciones no gubernamentales han monitorizado la actividad de las instituciones e incluso muchas proveen servicios all¨ª donde el Estado no cumple su funci¨®n¡±, explica Tavadze. Desde el partido gobernante aseguran que lo ¨²nico que pretenden es m¨¢s transparencia en la financiaci¨®n de las ONG, medios de comunicaci¨®n e individuos que reciben subvenciones y donaciones del exterior; lo que en un pa¨ªs peque?o, y m¨¢s bien pobre, como Georgia implica a casi toda la sociedad civil, no ¨²nicamente aquellas asociaciones m¨¢s pol¨ªticas, sino tambi¨¦n iniciativas de apoyo a la incorporaci¨®n de las mujeres al mundo laboral, o asociaciones de ayuda a las personas con s¨ªndrome de Down.
¡°La ley permite al Gobierno acceder a todos los datos que las organizaciones tienen sobre su personal y los beneficiarios de sus proyectos, adem¨¢s de imponer multas alt¨ªsimas si se incumplen las estrictas normas de contabilidad, lo que en la pr¨¢ctica supondr¨¢ que muchas tengan que cerrar¡±, critica la activista. ¡°La prueba de que es una ley de inspiraci¨®n rusa es que solo Mosc¨² e ide¨®logos como Alexander Dugin [fil¨®sofo ruso, nacionalista y de extrema derecha] la han apoyado, mientras todos nuestros socios occidentales la critican¡±, agrega.
Polarizaci¨®n y desigualdad social
Los georgianos llegan a las urnas tras una campa?a de gran polarizaci¨®n en la que el Gobierno ha acusado a Occidente y a las ONG de tramar una ¡°revoluci¨®n¡± en caso de que no ganen los comicios. El pa¨ªs estrena una nueva ley de reparto de esca?os muy proporcional, lo que implica que, si SG no obtiene al menos el 45% de los votos, tendr¨¢ muy dif¨ªcil revalidar mandato; las encuestas le otorgan entre el 32% y el 60%, seg¨²n sean encargadas por medios progubernamentales u opositores.
Adem¨¢s, en esta ocasi¨®n los partidos de la oposici¨®n, habitualmente a la gresca, se han puesto de acuerdo en una serie de medidas propuestas por la presidenta, Salome Zurabishvili, que prev¨¦n la formaci¨®n de un Ejecutivo de coalici¨®n, cuyas reformas ir¨ªan destinadas a deshacer la legislaci¨®n antidemocr¨¢tica aprobada en los ¨²ltimos a?os, reformar la Justicia y recuperar el proceso de adhesi¨®n a la UE. Aunque no han sido capaces de pactar una lista ¨²nica, los diferentes partidos se han unido en torno a cuatro coaliciones que van desde la derecha al centroizquierda, lo que en realidad les puede garantizar m¨¢s votos, pues muchos georgianos rechazan de plano al principal partido opositor, el derechista Movimiento Nacional Unido (MNU), que gobern¨® entre 2003 y 2012 y, en sus ¨²ltimos a?os, reprimi¨® con violencia a sus cr¨ªticos. ¡°Hasta ahora, SG nunca se hab¨ªa enfrentado a una alternativa opositora fuerte y hab¨ªa capitalizado el miedo a un retorno del MNU¡±, sostiene Tavadze.
La historia de Georgia desde su independencia ha seguido un patr¨®n similar: partidos o l¨ªderes que llegan al poder con gran apoyo y un programa de reformas democr¨¢ticas, pero que, con el paso del tiempo, concentran el poder y se dejan llevar por tendencias autoritarias. La mejor vacuna contra esto, afirma Dolidze, es que ¡°el pr¨®ximo Gobierno sea de coalici¨®n entre varios partidos, para que ninguno concentre el poder¡±.
Adem¨¢s del giro autoritario, Sue?o Georgiano, que comenz¨® siendo un partido de centroizquierda (ten¨ªa estatus de observador en el Partido Socialistas y Dem¨®cratas europeos hasta que fue expulsado el a?o pasado), en los ¨²ltimos a?os ha adoptado una ret¨®rica ultraconservadora similar a la de Viktor Orb¨¢n en Hungr¨ªa o Vlad¨ªmir Putin en Rusia, con discursos y legislaci¨®n contra la comunidad LGTBI+ muy similar a los del Kremlin. Esto ha creado un clima de hostilidad que ha desembocado en ataques, el asesinato de una modelo trans y el exilio de miembros de la comunidad LGTBI+. En una entrevista emitida esta semana, Ivanishvili se erigi¨® en defensor de los ¡°valores tradicionales¡± ante una Europa que, seg¨²n dijo, distribuye ¡°compresas en los ba?os de los hombres¡± y equipara ¡°la leche del hombre y de la mujer¡±.
Este hecho, y que en las ¨²ltimas semanas el Gobierno haya donado al Patriarcado ortodoxo terrenos en varias localidades, ha hecho que la influyente iglesia de Georgia publique mensajes de apoyo t¨¢cito al partido. La formaci¨®n de Ivanishvili tambi¨¦n se ha apoyado en los matones de Alt-Info ¨Dy en el canal adscrito a esta formaci¨®n de ultraderecha a la que muchos consideran financiada por Rusia¨D, que han atacado a decenas de activistas y periodistas cr¨ªticos con el Gobierno. Uno de ellos falleci¨® en 2021 tras una paliza de militantes ultraderechistas, aunque el Gobierno atribuye su muerte a una sobredosis.
Tambi¨¦n en la recta final de las elecciones, observadores independientes y partidos de oposici¨®n han denunciado los intentos del partido gobernante de intimidar a los votantes, especialmente en localidades fuera de la capital, donde el empleo depende mucho de las relaciones clientelares establecidas por Sue?o Georgiano.
¡°Ning¨²n partido se preocupa por los trabajadores ni por sus problemas econ¨®micos. Ha sido una campa?a dirigida por el miedo de los seguidores de Sue?o Georgiano a que gobierne la oposici¨®n, y de los seguidores de la oposici¨®n a que SG nos lleve al autoritarismo y a Rusia¡±, se queja la sindicalista Sopo Japaridze. Y la falta de un discurso atractivo en este terreno puede ser uno de los puntos d¨¦biles de la oposici¨®n.
Aunque los sueldos han subido en Georgia en los ¨²ltimos a?os, el salario medio apenas llega a los 350 euros, mientras que la Plataforma por un Trabajo Justo considera que para cubrir todas las necesidades vitales es necesario casi el doble de dinero. Y es que los precios se han disparado no solo por la crisis inflacionaria global, sino tambi¨¦n por la llegada de m¨¢s de 100.000 rusos ¨Dmuchos de ellos de clase media o alta¨D que escapaban a la movilizaci¨®n militar en su pa¨ªs, lo que ha triplicado los alquileres en las principales ciudades georgianas.
Desde la implosi¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Georgia est¨¢ inmersa en un proceso de progresiva p¨¦rdida de poblaci¨®n. No solo porque hay m¨¢s muertes que nacimientos, sino porque muchos georgianos han emigrado al extranjero en busca de oportunidades. Y esta emigraci¨®n se ha disparado en los ¨²ltimos dos a?os, en los que m¨¢s de 370.000 georgianos, es decir, un 10% de la poblaci¨®n, se han marchado del pa¨ªs: parte de ellos j¨®venes altamente cualificados, descontentos con la situaci¨®n pol¨ªtica. Es el caso de Shota, que trabajaba para el Estado y cuyo nombre se publica modificado para proteger su identidad. Se march¨® porque no pod¨ªa soportar las presiones pol¨ªticas y ahora sobrevive con un trabajo precario en el extranjero. Desea regresar a su pa¨ªs, pero no a cualquier precio: ¡°Quiero volver a una Georgia europea, no a una Georgia rusa. Estas elecciones son nuestra ¨²ltima oportunidad¡±.
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