Biden-Trump, un debate a cara de perro que puede decidir las elecciones de Estados Unidos
La CNN silenciar¨¢ el micr¨®fono del que no tenga uso de la palabra para evitar la bronca permanente. Los dos candidatos se examinan: el presidente, por su lucidez, y el exmandatario, por su car¨¢cter
¡°Los candidatos no necesitan presentaci¨®n¡±. Con esas palabras del moderador comenz¨® el 26 de septiembre de 1960 el primer debate entre candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Un bronceado y teleg¨¦nico John Fitzgerald Kennedy, que prepar¨® a conciencia el encuentro, se impuso al p¨¢lido y de apariencia descuidada Richard Nixon, que se confi¨® por su experiencia en debates radiof¨®nicos. ¡°Cuando todo acab¨®, un hombre sali¨® del estudio como presidente de Estados Unidos. No tuvo que esperar hasta el d¨ªa de las elecciones¡±, dijo el productor, Don Hewitt, seg¨²n cuenta en uno de sus libros Alan Schroeder, uno de los mayores expertos en debates presidenciales.
Joe Biden y Donald Trump no necesitan presentaci¨®n. Son los mismos candidatos de las anteriores elecciones y ambos han ocupado la Casa Blanca, algo que solo ocurri¨® antes en 1892. Ambos se enfrentan este pr¨®ximo jueves en un debate que puede variar el rumbo de las urnas el 5 de noviembre. Varios debates presidenciales, adem¨¢s de aquel Kennedy-Nixon, han resultado decisivos. Este, en el que por primera vez participa un delincuente convicto, se presenta como trascendental, dado lo apretadas que est¨¢n las encuestas. Ser¨¢ un debate bronco, a cara de perro, en el que se miden dos candidatos que se descalifican mutuamente y que ya bajaron al barro y se insultaron cuando se enfrentaron en los debates de 2020, especialmente en el primero.
Para evitar un di¨¢logo de sordos con interrupciones permanentes, la CNN, que organiza y retransmite el debate en sus estudios de Atlanta, silenciar¨¢ el micr¨®fono del que no tenga el uso de la palabra, aunque est¨¢ por ver c¨®mo de efectiva resulta esa medida. El debate se celebrar¨¢ sin p¨²blico, como los dos de 2020. En aquella ocasi¨®n por la covid, que evit¨® que los candidatos se diesen la mano siquiera. Esta vez para evitar una batalla de aplausos y abucheos.
En principio, esas dos reglas favorecen a Biden, pues Trump se mueve m¨¢s c¨®modo en el barro y su discurso enardece a sus ruidosos fieles. El actual presidente ha ganado el sorteo que le daba derecho a elegir el lado del escenario o cerrar el debate. Biden ha optado por situarse en el atril de la derecha de la pantalla, permitiendo que sea Trump el que diga la ¨²ltima palabra.
El debate, de 90 minutos, tendr¨¢ dos interrupciones publicitarias en las que los candidatos, de 81 y 78 a?os, respectivamente, podr¨¢n ir al ba?o, pero no hablar con sus asesores. No habr¨¢ intervenciones de apertura, sino que se entrar¨¢ directamente a las preguntas de los moderadores, que no se han anticipado. Habr¨¢ dos minutos para contestar, seguidos de un minuto de r¨¦plica y otro de contrarr¨¦plica. Una luz roja parpadear¨¢ cuando queden cinco segundos de cada turno y se quedar¨¢ encendida cuando el tiempo se haya consumido. No se permitir¨¢n gr¨¢ficos ni otros objetos, ni tampoco notas preparadas previamente. Los candidatos recibir¨¢n papel, bol¨ªgrafo y una botella de agua.
Ni Biden ni Trump han participado en debates desde que se enfrentaron por ¨²ltima vez el 22 de octubre de 2020. El expresidente decidi¨® no acudir a los de las primarias republicanas, una estrategia que le result¨® exitosa. Biden lleva desde el jueves encerrado en Camp David, prepar¨¢ndose de forma sistem¨¢tica con sus asesores. Su exjefe de gabinete, Ron Klain, dirige el equipo y su abogado personal, Bob Bauer, act¨²a como sparring. Para los debates de 2020, Bauer ya hizo de Trump, insultos incluidos, seg¨²n cuenta en un libro reci¨¦n publicado. Trump, un animal televisivo amigo de la improvisaci¨®n ¡ªque con frecuencia le lleva a desbarrar¡ª ha tenido alguna sesi¨®n preparatoria y se concentrar¨¢ en su mansi¨®n de Mar-a-Lago, en Palm Beach (Florida), pero este fin de semana ha continuado con su agenda p¨²blica.
Un debate madrugador
El debate llega m¨¢s pronto que nunca, unos tres meses antes de lo habitual. Faltan cuatro meses y medio para el d¨ªa de las elecciones y ni Trump ni Biden han sido siquiera designados oficialmente candidatos por las convenciones de sus partidos, a celebrar en julio y agosto. Las campa?as alegan que los electores empiezan a votar de forma anticipada ya en septiembre.
Ambos han preferido dejar de lado los cara a cara organizados por la comisi¨®n que en las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha encargado de ello y con la que tanto dem¨®cratas como republicanos est¨¢n descontentos. Han pactado dos enfrentamientos, el de este jueves en la CNN y otro el 10 de septiembre en la cadena ABC. El de la CNN ser¨¢ el primer debate retransmitido en exclusiva por una cadena, pues la comisi¨®n permit¨ªa usar libremente su se?al.Trump ha aceptado otro debate en la ultraconservadora Fox News para el 2 de octubre, pero no parece muy probable que se celebre.
Una primera victoria de los dos candidatos ha sido que se quede fuera el independiente Robert F. Kennedy Jr., que no ha superado el umbral del 15% en cuatro encuestas nacionales ni est¨¢ inscrito a¨²n en suficientes Estados para ser elegido presidente, como se exig¨ªa.
La batalla dial¨¦ctica sobre el encuentro empez¨® desde que se fijaron las fechas. ¡°Trump perdi¨® dos debates contra m¨ª en 2020 y desde entonces no se ha presentado a ning¨²n otro. Ahora hace como si quisiera debatir conmigo otra vez. Al¨¦grame el d¨ªa, amigo¡±, le ret¨®. ¡°El corrupto Joe Biden es el PEOR debatiente al que me he enfrentado nunca. ?No puede juntar dos frases!¡±, contest¨® Trump. Las campa?as de ambos han llegado a poner en duda que el otro contendiente vaya a presentarse.
Trump, sin embargo, ha corregido luego el tiro. Primero, en un mitin reciente en Racine (Wisconsin), vino a insinuar que sus asesores le dar¨ªan al presidente drogas ¡ªcit¨® el episodio de coca¨ªna hallada en la Casa Blanca¡ª para que tuviera un ¡°subid¨®n¡± y lo hiciera mejor. A la vez, en otro de sus cl¨¢sicos, acus¨® de parcialidad a los moderadores de la CNN, Jake Tapper y Dana Bash: ¡°Debatir¨¦ con tres personas, en vez de con una, en vez de con media persona¡±. Luego, en una entrevista difundida este pasado jueves, cambi¨® por completo el discurso: ¡°Supongo que ser¨¢ alguien que debatir¨¢ dignamente. No quiero subestimarlo¡±, ha dicho, para recordar luego que ¡°destroz¨®¡± al republicano Paul Ryan en el debate de candidatos a vicepresidente de 2012.
Dos candidatos a examen
Los dos candidatos afrontan un exigente examen. En el caso de Biden est¨¢ a prueba su agudeza mental y en parte su estado f¨ªsico ¡ªla campa?a de Trump ha llegado a insinuar que no aguantar¨¢ de pie los 90 minutos¡ª. La evidente lentitud y torpeza de sus movimientos y varios v¨ªdeos sacados de contexto han acentuado la percepci¨®n generalizada entre los votantes de que es demasiado mayor para el cargo, una impresi¨®n que trat¨® de combatir en su en¨¦rgico discurso sobre el estado de la Uni¨®n en marzo, pero que le persigue sin remedio, una y otra vez. No en vano, es el primer presidente octogenario de la historia de Estados Unidos y acabar¨ªa su segundo mandato con 86 a?os. Biden necesita demostrar que est¨¢ en forma. Al tiempo, presentar¨¢ a Trump como una amenaza para la democracia, un delincuente convicto en busca de revancha que aspira a la presidencia por sus intereses personales.
En las tres semanas transcurridas desde que Trump fue declarado culpable de 34 delitos por el caso Stormy Daniels (el pago de un soborno a una actriz porno), Biden le ha superado en las encuestas, seg¨²n la firma FiveThirtyEight, un agregador de sondeos. El expresidente ha pasado de tener una ventaja de 1,4 puntos a ir por detr¨¢s por 0,2 puntos. Otros agregadores de encuestas a¨²n sit¨²an por delante a Trump. Con todo, las elecciones no se deciden por el voto popular, sino que depender¨¢n de un pu?ado de Estados decisivos, principalmente Pensilvania, Wisconsin, Michigan, Georgia, Nevada y Arizona.
Los dem¨®cratas han puesto en circulaci¨®n sus propias recopilaciones de meteduras de pata, errores y despistes de Trump, de 78 a?os, pero lo que el expresidente tendr¨¢ que manejar es esa etiqueta de delincuente, su disposici¨®n a aceptar el resultado electoral y su car¨¢cter. El Trump extremista de campa?a que entusiasma a sus fieles tendr¨¢ dif¨ªcil convencer a los votantes indecisos de los Estados clave, de los que puede depender la elecci¨®n, as¨ª que tiene que decidir si elige un perfil algo m¨¢s razonable. Como ya hizo en 2020, el expresidente atacar¨¢ a Biden por su hijo Hunter, recientemente condenado por tres delitos, y presentar¨¢ a su rival como incapaz para seguir en el cargo.
El Tribunal Supremo puede convertirse en invitado de ¨²ltimo minuto, pues tiene pendiente decidir sobre la inmunidad penal de Trump y ha programado la publicaci¨®n de sentencias para la v¨ªspera del debate. Una decisi¨®n al respecto marcar¨ªa la agenda.
Las visiones contrapuestas sobre la inmigraci¨®n, la seguridad ciudadana, la econom¨ªa, el aborto, la pol¨ªtica exterior y la propia democracia aparecer¨¢n en escena, pero probablemente no sean lo que decida el debate. De los enfrentamientos de 2020, lo que m¨¢s se recuerda es c¨®mo Biden hizo frente a las constantes interrupciones de Trump en el primer choque: ¡°?Te vas a callar, hombre?¡±.
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