Del ¡°se est¨¢n comiendo a los perros¡± a la palabra ¡°basura¡±: las frases de la campa?a presidencial en Estados Unidos

Las campa?as presidenciales en Estados Unidos se sabe cu¨¢ndo terminan, pero no siempre cu¨¢ndo empiezan. Cosas de un pa¨ªs ¨ªntimamente dividido que vive inmerso en un desquiciado ciclo electoral perpetuo. Esta, que enfrenta a la vicepresidenta dem¨®crata Kamala Harris con el republicano Donald Trump, acabar¨¢ este martes y lo har¨¢ tan ajustada que todo indica que ser¨¢ necesaria la foto finish para conocer al ganador. Y si bien no est¨¢ claro cu¨¢ndo arranc¨® ¨Dsi con la presentaci¨®n de la candidatura de un Trump en horas bajas en noviembre de 2022 o con el anuncio de Joe Biden en abril del a?o siguiente de que aspirar¨ªa la reelecci¨®n¨D, s¨ª es posible fijar su punto de inflexi¨®n: el 27 de junio, cuando se celebr¨® el debate que enfrent¨® en Atlanta a ambos candidatos, un espect¨¢culo que hizo saltar las alarmas sobre las capacidades f¨ªsicas y mentales del presidente para presentarse de nuevo y desencaden¨® su renuncia.

Aquel d¨ªa comienza este recorrido por las frases ¨Dde las salidas de tono a los insultos; de los hallazgos pseudogeniales a las perlas de una ret¨®rica que ha ido ganando en crudeza y violencia¨D por las que ser¨¢ recordada la campa?a m¨¢s at¨ªpica de la historia reciente. Una loca monta?a rusa con giros tan inesperados como la renuncia a perseguir la rev¨¢lida de un presidente por primera vez en medio siglo, dos intentos de asesinato contra su contrincante y el ascenso mete¨®rico de una candidata en la que pocos confiaban dado su desempe?o como vicepresidenta.

¡°Finalmente, vencimos a Medicare¡±

Hab¨ªan pasado 11 minutos del comienzo de aquella noche en Atlanta cuando Biden se perdi¨® en su propio laberinto en una intervenci¨®n sin pies ni cabeza que coron¨® un sinsentido: ¡°Finalmente, vencimos a Medicare¡±, dijo, nombrando el sistema de salud p¨²blico cuando quer¨ªa referirse a la pandemia. ¡°Creo que ni el mismo sabe lo que est¨¢ diciendo¡±, solt¨® al rato Trump. Fue una noche desastrosa, que acab¨® resumida en una palabra: ¡°P¨¢nico¡±. Eso fue lo que sintieron los dem¨®cratas al ver que el timonel pilotaba el barco directo hacia un iceberg en noviembre. Las voces que ped¨ªan su renuncia, desde los editoriales de los medios a los tertulianos y de los peces gordos de su partido a los chicos, se fueron sumando en un coro que acab¨® torciendo la mano al candidato, que anunci¨® que cejaba en su empe?o con una carta difundida en domingo (el 22 de julio) en X: ¡°Creo que [es] lo mejor para mi partido y para el pa¨ªs¡±, escribi¨® en ella.

¡°?Luchad, luchad, luchad!¡±

A eso de las 18:11 del 13 de julio sucedi¨® lo impensable: la bala de un francotirador, llamado Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 a?os cuyas motivaciones siguen sin estar del todo claras, pas¨® a 0,6 cent¨ªmetros de la cabeza de Trump. Le roz¨® la oreja derecha, y el candidato se tir¨® al suelo. Varios agentes del Servicio Secreto, que est¨¢n encargados de la seguridad del expresidente y aquel d¨ªa firmaron una de sus actuaciones m¨¢s nefastas e irresponsables en d¨¦cadas, corrieron entonces a cubrirlo con sus cuerpos. A los pocos segundos, Trump emergi¨® de entre ellos y, en un fenomenal acto de instinto pol¨ªtico y de dominio de las reglas de la posteridad, levant¨® el pu?o y grit¨®: ¡°?Luchad, luchad, luchad!¡±. La frase, como decenas de otras sentencias del pol¨ªtico nacidas aparentemente de la improvisaci¨®n, se convirti¨® en un lema de su campa?a y en un grito de guerra del movimiento de sus fieles. No ha dejado de sonar en los centenares de m¨ªtines que ¨¦l y sus ac¨®litos han dado desde entonces.

¡°Me llev¨¦ un balazo en nombre de la democracia¡±

Dos d¨ªas despu¨¦s de sobrevivir al intento de asesinato en un mitin al aire libre en Butler (Pensilvania) comenz¨® la Convenci¨®n Nacional Republicana en Milwaukee, que sirvi¨® para certificar la rendici¨®n total del partido a los deseos de Trump y su familia. Tambi¨¦n, para que escogiera candidato a vicepresidente: el senador por Ohio J. D. Vance. Trump se pas¨® la convenci¨®n con la oreja cubierta por un ap¨®sito, dando muestras de que algo profundo hab¨ªa cambiado en ¨¦l y de que estaba listo para enterrar su tendencia a atizar el enfrentamiento entre estadounidenses. Bastaron 20 minutos de su largu¨ªsimo discurso de aceptaci¨®n para que desapareciera ese espejismo y volviera el Trump de siempre: airado y rencoroso. Ese fin de semana cruz¨® el lago M¨ªchigan para dar un mitin, el primero junto a Vance. All¨ª dijo: ¡°Me llev¨¦ un balazo en nombre de la democracia¡±, frase que entr¨® en su repertorio, antes de desvanecerse con el paso de las semanas.

¡°Cuando luchamos, ganamos¡±

Tras la renuncia de Biden y su declaraci¨®n de apoyo a su vicepresidenta como la candidata para sucederlo, comenzaron unos d¨ªas de infarto, as¨ª como la lluvia de millones de donantes y la avalancha de adhesiones de voluntarios. R¨¢pidamente, estuvo claro que Harris tendr¨ªa el apoyo del partido. Tambi¨¦n empezaron los discursos de la flamante candidata por sorpresa, que no recibi¨® un solo voto en las primarias. Entre los primeros leitmotivs de su campa?a naciente destac¨® la contraposici¨®n entre su contrincante, un criminal condenado por 34 delitos graves (felon, en ingl¨¦s), y ella, que fue fiscal general de la ciudad de San Francisco (entre 2004 y 2011) y del Estado de California (2011-2017) antes de ser senadora y, luego, vicepresidenta.

¡°He visto depredadores de toda clase¡±, dijo, aludiendo a su experiencia judicial, al d¨ªa siguiente de la renuncia de Biden en el cuartel general en Delaware de la campa?a para la reelecci¨®n del presidente, que hered¨® en bloque. ¡°Depredadores que acosaban a mujeres, defraudadores que estafaban a los consumidores, tramposos que romp¨ªan las reglas de su propio juego. As¨ª que escuchadme cuando os digo que conozco a los tipos como Trump. Y en esta campa?a, con orgullo, luchar¨¦ contra ¨¦l¡±. En ese acto, tambi¨¦n se apropi¨® de una vieja frase de la gran antolog¨ªa de la motivaci¨®n pol¨ªtica, que se convirti¨® en uno de los lemas de la campa?a, ¡°Cuando luchamos, ganamos¡±, palabras que un mes despu¨¦s le servir¨ªan para despedir en la Convenci¨®n Nacional Dem¨®crata de Chicago el discurso con el que acept¨® la designaci¨®n del partido. Otros esl¨®ganes han sido: ¡°Libertad¡±; ¡°Un nuevo camino hacia delante¡±; o ¡°No retrocederemos¡±.

¡°La mejor manera de avanzar es pasar la antorcha a una nueva generaci¨®n¡±

A mitad de esa semana, que a ratos pareci¨® un siglo, Biden compareci¨® el 25 de julio en el Despacho Oval para justificar su renuncia ante sus compatriotas. La vendi¨® como un acto de sacrificio en nombre de la democracia ¨Dpara as¨ª ¡°continuar perfeccionando nuestra Uni¨®n¡±, dijo¨D y como una manera de ceder el paso, ¡°de pasar la antorcha a una nueva generaci¨®n¡±. Fue un discurso breve, de poco m¨¢s de 10 minutos, y un tanto sombr¨ªo, que careci¨® del drama y la sorpresa de su antecedente m¨¢s directo: las palabras con las que Lyndon B. Johnson renunci¨® a presentarse de nuevo al cargo, meses antes de las elecciones de 1968. Ning¨²n presidente hab¨ªa hecho algo as¨ª desde entonces. Biden se mir¨® en el espejo magnificador de Franklin D. Roosevelt y de George Washington, y cit¨® la definici¨®n de Estados Unidos de Benjamin Franklin como un aviso para navegantes a la hora de votar este martes: ¡°Una rep¨²blica, siempre que sepamos mantenerla¡±. ¡°[Esto] no puede ir sobre m¨ª¡±, subray¨®. ¡°Trata de usted. De su familia. De su futuro. De nosotros, el pueblo¡±.

¡°Un pu?ado de se?oras sin hijos y amantes de los gatos¡±

Esta es la frase m¨¢s antigua del lote, pero merece ser incluida debido a la notoriedad que alcanz¨® a los pocos d¨ªas de saberse que Trump escog¨ªa como compa?ero de su ticket presidencial a J. D. Vance ¨Dsenador por Ohio y autor de Hilbilly, una eleg¨ªa rural, best-seller sobre la historia de superaci¨®n del hijo de una adicta a los opi¨¢ceos con una abuela de Kentucky de armas tomar¨D. La afirmaci¨®n se extrajo de una entrevista de 2021 con Tucker Carlson, entonces presentador de Fox News. Vance estaba en campa?a para obtener su esca?o en la C¨¢mara Alta, y, en sinton¨ªa con el tono demag¨®gico de Carlson, se quej¨® de que Estados Unidos lo gobierna un contubernio formado por dem¨®cratas, oligarcas corporativos y ¡°un pu?ado de se?oras sin hijos y amantes de los gatos que se sienten desgraciadas con sus propias vidas y las decisiones que han tomado, y por eso quieren hacer que el resto del pa¨ªs tambi¨¦n sea desgraciado¡±. Se estaba refiriendo, especific¨® a continuaci¨®n, a personalidades como la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, la propia Harris o el secretario de Transporte Pete Buttigieg. ¡°El futuro de los dem¨®cratas est¨¢ controlado por personas sin hijos. ?Y qu¨¦ sentido tiene haber entregado [el futuro de] nuestro pa¨ªs a personas que realmente no tienen un inter¨¦s directo en ¨¦l?¡±. La referencia mis¨®gina encendi¨® las redes, y luego el resto, y se convirti¨® en un eslogan ideal para camisetas de mujeres orgullosas de sus decisiones. Tambi¨¦n fue la primera piedra de un muro que se fue construyendo entre la campa?a de Trump y el voto femenino, que podr¨ªa costarles la presidencia al candidato republicano.

¡°Hay gente rara al otro lado¡±

Cuando estuvieron despejadas las dudas de si los dem¨®cratas apoyar¨ªan a Harris, una vicepresidenta impopular y una candidata r¨¢pidamente olvidada cuando se present¨® a las primarias del partido en 2019, surgi¨® la inc¨®gnita de a qui¨¦n escoger¨ªa como acompa?ante de la papeleta. Finalmente, se decidi¨® por Tim Walz, gobernador de Minnesota. El mensaje era claro: un hombre sencillo, del Medio Oeste, regi¨®n que incluye dos de los siete Estados decisivos (M¨ªchigan y Wisconsin). Un profesor de escuela y entrenador de f¨²tbol sin las ¨ªnfulas de los pol¨ªticos de Washington. Adem¨¢s de todos esos rasgos, preferidos para conquistar esa entelequia conocida como la ¡°Middle America¡±, fue decisiva una declaraci¨®n que hizo Walz en televisi¨®n: ¡°Hay gente rara al otro lado. Van a por tus los libros. Quieren inmiscuirse en tu consulta con el m¨¦dico¡±. Hac¨ªa referencia tanto a la tendencia republicana a prohibir libros como a los ataques a la libertad reproductiva de las mujeres. Adem¨¢s, todo indica que involuntariamente, se?alaba un camino: despu¨¦s de ocho a?os de atacar desde el espanto a Trump como una amenaza para la democracia, hab¨ªa llegado el momento de burlarse de ¨¦l. Visto el ¨¦xito ¨Dinicial, al menos¨D de la nueva estrategia cuesta entender c¨®mo tardaron tanto en dar con ella.

¡°Y luego est¨¢ su obsesi¨®n con el tama?o de las multitudes¡±

La convenci¨®n dem¨®crata, celebrada a mediados de agosto en Chicago, sirvi¨® para demostrar al menos dos cosas: que el partido estaba esperanzado y entusiasmado, unido en torno a la idea de la candidatura de Harris, y que puede tirar de banquillo, a diferencia del Republicano, tan absorto en la personalidad del l¨ªder, que ya termin¨® el fumigado de la memoria de la formaci¨®n. Los Clinton, los Obama, Bernie Sanders, Nancy Pelosi, Ocasio-Cortez, varios gobernadores y un pu?ado de famosos, que incluy¨® a un entrenador de la NBA, Steve Kerr, subieron al escenario para motivar a los suyos. Fueron tambi¨¦n unos d¨ªas en los que la formaci¨®n, a lomos de la frase anterior de Walz, dej¨® de preocuparse por la figura de Trump y pas¨® al ataque con las armas del humor, sin miedo a ridiculizar al rival. Hubo muchas frases de la convenci¨®n en ese sentido, pero el esp¨ªritu tal vez no lo resuma mejor ninguna como el gag que solt¨® el expresidente Barack Obama. Es un gag visual, que precisa el acompa?amiento del video del momento en el que Barack Obama insinu¨® que Trump est¨¢ obsesionado con su hombr¨ªa. La clave no estuvo tanto en lo que dijo (¡°Est¨¢n los apodos infantiles, las locas conspiranoias. Y luego est¨¢ su obsesi¨®n con el tama?o de las multitudes¡±) sino en c¨®mo lo dijo, con el gesto de juntar y separar las manos que Obama introdujo con gran dominio de la vis c¨®mica. No era la primera vez que le recordaban a Trump que el tama?o tal vez importe. En las primarias republicanas de 2016, el senador de Florida Marco Rubio afirm¨® de ¨¦l que ten¨ªa ¡°las manos peque?as¡±, deslizando una comparativa no tan elegante con otras partes de su anatom¨ªa.

¡°Se est¨¢n comiendo a los perros¡±

El 10 de septiembre se celebr¨® el primer y ¨²nico debate entre los candidatos presidenciales. Se sald¨® con una victoria clara para Harris, pero Trump se llev¨® el premio de consolaci¨®n de la mayor barbaridad de la noche. Estaban hablando de inmigraci¨®n, cuando decidi¨® hacerse eco (y no cualquier eco; 60 millones de personas vieron el cara a cara y centenares de millones lo consumieron despu¨¦s troceado en videos cortos) de una teor¨ªa de la conspiraci¨®n sin base que pusieron en circulaci¨®n cuentas vinculadas con un grupo neonazi. Seg¨²n esa teor¨ªa, los haitianos que han llegado en los ¨²ltimos a?os a una localidad de Ohio a trabajar se comen las mascotas de sus vecinos. ¡°En Springfield, los que han entrado se est¨¢n comiendo a los perros, se est¨¢n comiendo a los gatos. Se est¨¢n comiendo a las mascotas que viven all¨ª. Esto es lo que est¨¢ pasando en nuestro pa¨ªs, y es una verg¨¹enza¡±, dijo Trump. Pod¨ªa resultar risible (a un productor sudafricano se lo pareci¨® y convirti¨® la cita en canci¨®n), sino fuera porque aliment¨® el odio racista en ese rinc¨®n del Medio Oeste, cuya convivencia parti¨® por la mitad y empezaron las amenazas a los haitianos. Algunos han optado por largarse.

¡°Esa es una respuesta incriminatoria y sin fundamento¡±

El debate que enfrent¨® a los vicepresidentes el 1 de octubre fue un punto bajo de la campa?a dem¨®crata. En ¨¦l, y en mitad de un fuego cruzado de cortes¨ªa propia de dos midwesterns, Vance logr¨® dulcificar su imagen y venderse como alguien que, por ejemplo, nunca hubiera dicho que defender¨ªa un veto nacional al derecho al aborto (lo dijo). A Walz se le vio apurado y cayendo en las trampas de su contrincante, pero al menos alcanz¨® a lanzar un golpe certero al final del match, cuando toc¨® hablar del asalto al Capitolio. El republicano se neg¨® a condenar expresamente la insurrecci¨®n, porque, afirm¨®, lo suyo es mirar al futuro. No solo: equipar¨® a las decisiones de esas empresas privadas a las que tenemos por costumbre llamar ¡°las redes sociales¡± de ¡°censurar¡± discursos de extrema derecha. A Walz le sali¨® del alma: ¡°Esa es una respuesta incriminatoria y sin fundamento¡±.

¡°No solo soy MAGA, soy MAGA oscuro¡±

La entrada en escena m¨¢s extra?a de la campa?a la protagoniz¨® el hombre m¨¢s rico del mundo, Elon Musk. No solo ha donado a Trump generosamente (al menos 75 millones de d¨®lares) y ha organizado una rifa de un mill¨®n al d¨ªa entre sus simpatizantes que flirtea con el delito electoral; el due?o de Tesla, SpaceX y X tambi¨¦n ha ofrecido m¨ªtines en Pensilvania, la madre de todos los Estados decisivos. Antes de lanzarse a la carretera, acompa?¨® al candidato en el mitin que este dio el 5 de octubre en Butler, el lugar en el que sufri¨® su primer intento de asesinato. Musk entr¨® saltando, todo vestido de negro, una gorra con letras g¨®ticas incluidas, y dijo, antes de apuntarse a todos los bulos del cabeza de cartel: ¡°No solo soy MAGA, soy MAGA oscuro¡±. MAGA son, claro, las siglas de Make America Great Again, gran eslogan del trumpismo que pide devolver una supuesta grandeza perdida a Estados Unidos. Y ya que estamos hablando de frases, se trata seguramente de la que, por tercera elecci¨®n estadounidense consecutiva, m¨¢s veces se ha escuchado en esta campa?a.

¡°Ahora mismo, no se me ocurre nada en concreto¡±

Si Harris acaba perdiendo las elecciones, estas palabras la acompa?ar¨¢n por el resto de su vida para recordarle su derrota. Las pronunci¨® el 8 de octubre en una entrevista amable en un magac¨ªn de la cadena ABC. Le pidieron que hiciera un ejercicio de mirar atr¨¢s y tambi¨¦n, por qu¨¦ no, de autocr¨ªtica. ?Qu¨¦ cambiar¨ªa de su paso por la Casa Blanca como segunda de Biden si pudiera empezar de nuevo de cero? La candidata torci¨® el gesto y dijo que no se le ocurr¨ªa nada en especial. La metedura de pata sirvi¨® de inmejorable resumen del dilema que la acompa?¨® desde que se anunci¨® su candidatura ¨De incluso antes, durante los d¨ªas en los que contuvo la respiraci¨®n mientras asist¨ªa al espect¨¢culo de Biden siendo empujado a la cuneta¨D. No era tarea f¨¢cil desmarcarse de la figura de uno de los presidentes m¨¢s impopulares de la historia de Estados Unidos sin traicionarlo por completo, como tampoco lo ha sido presentar a una mujer que estuvo siempre ah¨ª, en el coraz¨®n de la Administraci¨®n de Biden, como la aspirante del cambio. Aquella frase fue la peor idea posible para lograrlo. Desde que la pronunci¨®, no ha faltado en los principales anuncios de la campa?a de Trump. Aprendida la lecci¨®n, la candidata fue tajante el 16 de octubre en una tensa entrevista con Fox News, en la que sentenci¨®: ¡°Mi presidencia no ser¨¢ una continuaci¨®n de la de Biden¡±.

¡°El enemigo interno¡±

¡°Los dementes lun¨¢ticos, esos fascistas, marxistas y comunistas que gobiernan el pa¨ªs... Esas personas son m¨¢s peligrosas ¨Cel enemigo interno¨C que Rusia, China y otros pa¨ªses¡±, dijo Trump en un mitin en Wisconsin, celebrado tras su segundo intento de asesinato, protagonizado por un tipo llamado Ryan Routh, al que detuvieron armado en las inmediaciones del club de golf del expresidente en West Palm Beach (Florida). Despu¨¦s en sendas entrevistas en Fox News se reafirm¨®. ¡°Creo que el mayor problema lo tenemos dentro¡±, le dijo a la presentadora de la cadena conservadora Maria Bartiromo, antes de lanzar la idea de que convendr¨ªa desplegar al ej¨¦rcito contra ellos en suelo estadounidense. El 20 de octubre apunt¨®, con m¨¢s precisi¨®n, a los congresistas dem¨®cratas de California Adam Schiff y Nancy Pelosi: ¡°Son malas personas. Hay muchas personas malas. Pero cuando miras a ¡®Shifty Schiff¡¯ [el sospechoso Shiff] y a algunos otros, s¨ª, para m¨ª son el enemigo interno¡±. El presentador, Howard Kurtz, le dio a Trump la oportunidad de rectificar: ¡°Es un oponente pol¨ªtico suyo, pero ?tanto como un enemigo?¡±, a lo que Trump respondi¨®: ¡°Por supuesto que es un enemigo, es un enemigo¡±. Esas palabras cargadas de violencia sirvieron a Harris para moldear uno de los esl¨®ganes a los que se ha agarrado en la recta final de la campa?a: ¡°Trump tiene una lista de enemigos. Yo tengo una lista de asuntos pendientes¡±.

¡°Sin duda entra en la definici¨®n general de fascista¡±

John Kelly fue jefe de gabinete de Trump durante la primera mitad de su mandato. En una serie de conversaciones con The New York Times publicadas el 22 de octubre, Kelly, uno de los funcionarios que m¨¢s aguant¨® en la trituradora laboral de la Casa Blanca de un presidente que se hizo famoso en el universo de la telerrealidad por decir ¡°?Est¨¢s despedido!¡±, argument¨® lo siguiente: ¡°Si nos fijamos en la definici¨®n de fascismo, es una ideolog¨ªa pol¨ªtica ultranacionalista autoritaria de extrema derecha y un movimiento caracterizado por un l¨ªder dictatorial, autocracia centralizada, militarismo, supresi¨®n forzosa de la oposici¨®n, creencia en una jerarqu¨ªa social natural (...) El expresidente est¨¢ en la zona de extrema derecha, es ciertamente un autoritario, admira a la gente que son dictadores, ¨¦l lo ha dicho. As¨ª que sin duda entra en la definici¨®n general de fascista¡±. Esas revelaciones dieron munici¨®n a su oponente, y Harris, tras conocerlas, consider¨® ¡°profundamente preocupante e incre¨ªblemente peligroso que Donald Trump invoque a Adolf Hitler¡±. Entonces, faltaban dos semanas de campa?a y el tono de los ataques personales subi¨® por ambas partes. Al d¨ªa siguiente del art¨ªculo del Times, la candidata respondi¨® ¡°s¨ª, creo que lo es¡± a la pregunta sobre si su rival era fascsita, lanzada por el moderador de un encuentro con votantes, el presentador de CNN Anderson Cooper.

¡°Quiero dar de baja mi suscripci¨®n¡±

Esta frase no la pronunci¨® ning¨²n pol¨ªtico, analista televisivo o gur¨² de las encuestas, sino, con variantes, los al menos 250.000 lectores, que, seg¨²n The Washington Post, decidieron darse de baja tras el anuncio de que la cabecera faltar¨ªa a su tradici¨®n de mostrar su apoyo en un editorial a ninguno de los candidatos (esto ¨²ltimo se dice porque hay que decirlo, pero en la pr¨¢ctica, solo estaba en juego el respaldo a Harris). Fue una decisi¨®n de su propietario, Jeff Bezos, otro multimillonario dispuesto a influir en la marcha de la sociedad estadounidense, y la tom¨® en contra el criterio de la redacci¨®n del peri¨®dico. A ese no-gesto sigui¨® una oleada de dimisiones de columnistas y de reprimendas de personajes importantes en la historia del diario. No solo el Post ha cambiado de idea sobre la conveniencia de influir en el voto de sus lectores. Tampoco Los Angeles Times, USA Today y Tampa Bay Times han apoyado a ning¨²n candidato esta vez.

¡°El 6 de enero fue un d¨ªa de amor¡±

El blanqueamiento desde la campa?a republicana del ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021, una de las jornadas m¨¢s negras de la historia reciente de la democracia estadounidense, ha sido constante en estas semanas. El 30 de octubre Harris ofreci¨® ante unas 75.000 personas el mitin m¨¢s simb¨®lico de su campa?a desde la Elipse, con la cara sur de la Casa Blanca de fondo. Como reacci¨®n a eso, el republicano defini¨® el 6 de enero como ¡°un d¨ªa de amor¡±.

La dem¨®crata hab¨ªa escogido el lugar porque desde ah¨ª Trump areng¨® en aquella desabrida jornada a una turba de sus simpatizantes para que interrumpiera la transferencia pac¨ªfica de poder a Biden intoxicados por las mentiras de que la elecci¨®n de 2020 hab¨ªa sido robada. El FBI clasific¨® ese ataque como un acto de terrorismo interno. Unos 140 polic¨ªas resultaron heridos y tres insurrectos y un agente murieron durante la algarada. Hay centenares de personas en la c¨¢rcel por esos hechos. A ellos, Trump se refiere como ¡°rehenes¡± e ¡°incre¨ªbles patriotas¡± y promete indultarlos si regresa a la Casa Blanca.

¡°Proteger¨¦ a las mujeres tanto si les gusta como si no¡±.

Trump pas¨® la ¨²ltima semana completa de la campa?a embarcado en una escalada ret¨®rica que fue dif¨ªcil saber si obedec¨ªa a un empe?o desesperado por ahuyentar a los votantes moderados o una estrategia maestra para galvanizar a una base abrumadoramente masculina que venera su tendencia a hablar sin filtros. Primero dijo que proteger¨ªa a las mujeres ¡°tanto si les gusta como si no¡±. ?De qui¨¦n o de qu¨¦? ¡°De los inmigrantes que vienen¡±, a?adi¨®. ¡°De los pa¨ªses extranjeros que quieren golpearnos con misiles y de muchas otras cosas¡±. Lo hizo el mismo d¨ªa en el que disfrazado de basurero (era Halloween, despu¨¦s de todo) se subi¨® en Wisconsin a un cami¨®n de recogida de residuos para responder a un comentario denigratorio de Biden sobre los votantes de Trump.

Al d¨ªa siguiente, en una charla distendida con Carlson en Arizona, atac¨® a la excongresista Liz Cheney, miembro de una estirpe de republicanos con solera, una de las archienemigas de Trump y que ha anunciado que votar¨¢ a Harris. ¡°Deber¨ªan dispararle con nueve ca?ones¡± porque es una ¡°halc¨®n de guerra¡±, dijo el candidato, refiri¨¦ndose tambi¨¦n al padre, Dick Cheney, vicepresidente con George Bush hijo y arquitecto de la agresiva pol¨ªtica b¨¦lica estadounidense en el extranjero que defini¨® el principio de siglo. ¡°Veamos qu¨¦ piensa ella [Liz Cheney] cuando las armas le apunten a la cara¡±.

¡°Basura¡±

La ¨²ltima frase de este recorrido es en realidad una palabra, ¡°basura¡±, sustantivo que ha protagonizado la recta final de la campa?a. La emple¨® hace dos domingos en un mitin lleno de racismo y misoginia de Trump en Nueva York Tony Hinchcliffe, un c¨®mico cuya gracia, lo supimos entonces, se basa en faltar al respeto a los dem¨¢s. Defini¨® Puerto Rico como una ¡°isla flotante de basura en medio del oc¨¦ano¡±, y eso provoc¨® el colosal enfado de los naturales de ese territorio asociado. Son ciudadanos estadounidenses y, aunque no pueden votar en las presidenciales salvo que residan en uno de los 50 Estados, suman suficientes sufragios como para, tal vez, lograr que Trump pierda en Pensilvania.

La frase tambi¨¦n desencaden¨® una cascada de famosos apoyos boricuas a Harris, de Bad Bunny o Ricky Martin a Jennifer L¨®pez, as¨ª como el talento de Biden para meter la pata. Fue en un Zoom con latinos, cuando dijo algo realmente desafortunado ¨D¡±La ¨²nica basura que veo flotando por ah¨ª es la de sus partidarios¡±¨D poco antes de que Harris, que tuvo que desmarcarse p¨²blicamente de los comentarios, brindara un discurso de concordia en Washington que casaba mal con esa frase.

En realidad, la palabra hab¨ªa entrado en campa?a de boca del candidato republicano la semana anterior, cuando en un acto en Tempe (Arizona, otro territorio decisivo) afirm¨®, hablando de la inmigraci¨®n irregular, que Estados Unidos se ha convertido en un ¡°cubo de basura¡± procedente de todas partes del mundo. Cuando se escuch¨® a s¨ª mismo, se not¨® que Trump se hab¨ªa gustado, y a?adi¨®: ¡°Es la primera vez que se me ocurre lo del cubo de basura, pero ?sab¨¦is qu¨¦?, es una descripci¨®n bastante acertada¡±.