Miles de migrantes afrontan el temor de celebrar su ¨²ltima cena de Acci¨®n de Gracias en Estados Unidos por miedo a ser deportados
Nueva York ofrece garant¨ªas a los indocumentados, que los protegen parcialmente de la pol¨ªtica migratoria anunciada por Donald Trump, a diferencia de otros Estados
El temor a deportaciones masivas ¡ªy a posibles separaciones familiares¡ª se cierne como una losa sobre decenas de miles de migrantes como los que el viernes pasado acud¨ªan a un reparto de comida para la fiesta de Acci¨®n de Gracias, organizado por la ONG New Immigrant Community Empowerment (NICE, en sus siglas inglesas). Para muchos de ellos este jueves ser¨¢ su primera Acci¨®n de Gracias (Thanksgiving en ingl¨¦s), la fecha m¨¢s importante del calendario festivo estadounidense, pero tambi¨¦n la ¨²ltima si los planes de Donald Trump de expulsar a los indocumentados (11,3 millones en EE UU, 412.000 en Nueva York) se sustancian por encima de las abundantes complejidades t¨¦cnicas (la gesti¨®n de expedientes, la mayor de todas).
Gladys Carolina, venezolana, que lleg¨® a Nueva York en marzo con su esposo y dos hijos de 17 y 9 a?os, relativiza la amenaza, pero no oculta su ansiedad. ¡°Quienes hemos cruzado el Dari¨¦n y sobrevivido a la Bestia [el tren de carga que atraviesa M¨¦xico], podemos afrontar lo que sea, menos volver a Venezuela, eso jam¨¢s. Pero claro que tememos lo que pueda suceder, estamos en vilo, porque es una inc¨®gnita¡±. A su lado, Carolina L¨®pez, ecuatoriana de 28 a?os, se aferra a la bolsa con el pavo que le ha entregado la ONG mientras acuna a Liam, de dos meses. Su primera cena de Acci¨®n de Gracias, que en otras circunstancias ser¨ªa dichosa, se ve empa?ada por el miedo a que una orden de expulsi¨®n la separe de su hijo. ¡°Tengo p¨¢nico por el beb¨¦, porque si me deportan lo dejar¨¢n aqu¨ª, donde ha nacido. Mi esposo espera recibir pronto permiso para trabajar, pero parece que eso tampoco garantiza nada¡±, explica. Seg¨²n los abogados de inmigraci¨®n, el tr¨¢mite en curso no exime de la deportaci¨®n.
La primera, beneficiaria con el resto de su familia del denominado estatus de protecci¨®n temporal (TPS, en sus siglas inglesas) por proceder de Venezuela, corre el mismo riesgo de expulsi¨®n que la segunda, inmigrante econ¨®mica sin amparo legal. Para la futura Administraci¨®n republicana, no hay diferencias, y los dos millones de residentes temporales legales, como Gladys Carolina y su familia ¡ªen total, el 4% de los extranjeros que viv¨ªan en EE UU en 2022, seg¨²n Pew Research Center¡ª, son hoy poco menos que un brindis al sol del complejo, y disfuncional, sistema migratorio, que ahora mismo tiene pendientes de resoluci¨®n 3,7 millones de expedientes. Al ritmo actual, su tramitaci¨®n llevar¨ªa cuatro a?os, pero pueden llegar a ser 16 bajo el plan de deportaci¨®n masiva del presidente electo. Toda la operaci¨®n podr¨ªa costar a los contribuyentes entre 150.000 y 350.000 millones de d¨®lares.
Grupos y activistas de derechos humanos han pedido al presidente Joe Biden que acelere medidas para proteger a los migrantes m¨¢s expuestos, los sin papeles, pero tambi¨¦n los titulares de una green card, el otrora preciado permiso de residencia y trabajo, que ya no proteger¨¢ m¨¢s. Entre los miembros de la comunidad de NICE, ¡°hay estatus migratorios diversos: gente con TPS, beneficiarios de DACA [el programa de la era Obama para quienes llegaron al pa¨ªs de ni?os, y contra el que ya arremeti¨® Trump en su primer mandato], personas sin ning¨²n tipo de papeles, incluso tras 20 o 30 a?os en el pa¨ªs; algunas casadas con estadounidenses o con hijos estadounidenses¡±, explica Nilbia Coyote, directora ejecutiva de la ONG. Todas ellas tienen en las leyes del Estado de Nueva York una garant¨ªa adicional de la que carecen, por ejemplo, los jornaleros indocumentados del sur de California, previsibles v¨ªctimas instant¨¢neas de los planes de Trump.
¡°Toda esta gente es parte de Nueva York, y es una parte visible, que ya no vive en las sombras gracias a a?os de trabajo y lucha. Nueva York es una ciudad santuario [refugio] y vamos a defender esa condici¨®n frente a cualquier ret¨®rica divisoria. Hemos vivido otras crisis, como la pandemia o la que arranc¨® en la primavera de 2022¡å, cuando decenas de miles de inmigrantes empezaron a ser enviados a ciudades dem¨®cratas como Nueva York, Denver, Boston o Chicago por el gobernador republicano de Texas para presionar al Gobierno federal, y NICE lleg¨® a acoger entonces a un millar al mes. ¡°Hace ocho a?os [primera presidencia de Trump] y hace dos semanas escuchamos lo mismo: ¡®Tengo que salir a trabajar a las 3 de la ma?ana para encadenar tres turnos seguidos¡±, contin¨²a Coyote, ¡°esa es la realidad¡±.
La directora de NICE relativiza los planes de contingencia para subrayar que lo urgente no debe relegar lo importante, ¡°empoderar a los que llegan con un plan de aprendizaje para la vida cotidiana, sobre c¨®mo tramitar el carn¨¦ del Estado [de NY, un documento de identidad legal incluso para los sin papeles], el permiso de conducir, c¨®mo abrir una cuenta bancaria¡ Son personas resilientes, que han cruzado siete u ocho fronteras y por supuesto tienen ansiedad, sentimientos¡ pero no est¨¢n solos. No podemos dejarnos arrastrar por el miedo justo cuando m¨¢s hay que hacer¡±.
Los servicios legales, a la expectativa
Omayra, voluntaria que regula la fila para la entrega de comida, cuenta que para calmar los ¨¢nimos suelen decirles que los planes de deportaci¨®n afectar¨¢n primero a aquellos con antecedentes penales u orden de expulsi¨®n previa, un supuesto confirmado por el propio zar de la frontera de la Administraci¨®n entrante, Tom Homan. Pero nadie est¨¢ libre de un fortuito encuentro con polic¨ªas en la calle, por ejemplo. ¡°Nuestro equipo legal est¨¢ preparado para responder a casos urgentes, tambi¨¦n se han reforzado los servicios de salud mental, pero hay que esperar y ver cu¨¢l es la maquinaria de deportaci¨®n¡±, subraya Coyote. Gladys Carolina dice no temer un encontronazo con la polic¨ªa, ¡°somos gente de bien, tenemos el expediente limpio como una patena¡±, pero su tocaya ecuatoriana sufre cada vez que su esposo se aventura en el barrio. ¡°Cuando se demora y regresa tarde al albergue yo ya temo que le haya pasado algo¡±, explica.
En otros puntos del pa¨ªs, como las zonas agr¨ªcolas, donde el trabajo de los indocumentados es la norma, las ONG les recuerdan que tienen derecho a permanecer en silencio si son detenidos, que s¨®lo deben abrir la puerta a los agentes de inmigraci¨®n con una orden de registro judicial, que no deben firmar ning¨²n papel sin un abogado presente, y, muy en especial, que preparen un plan de contingencia familiar: un poder notarial o equivalente por si son separados de sus hijos, en favor de los eventuales tutores que queden a su cargo.
¡°No queremos fomentar m¨¢s miedo, pero s¨ª que todos est¨¦n preparados para cualquier eventualidad¡±, ha dicho Luz Gallegos, directora ejecutiva de Centro Legal TODEC, una ONG de California que realiza sesiones informativas a diario en los lugares de trabajo despu¨¦s de que su tel¨¦fono de atenci¨®n se viera colapsado por un aluvi¨®n de consultas nada m¨¢s conocerse el resultado de las elecciones.
La incierta suerte de un indocumentado diferir¨¢ mucho de su lugar de residencia: es m¨¢s bien negra en Texas, que se ha propuesto como el gran trampol¨ªn para la repatriaci¨®n; ambigua en California, con una legi¨®n de irregulares sin cuyo trabajo no habr¨ªa cosechas, o m¨¢s benigna en Nueva York, donde se emplean mayoritariamente en la construcci¨®n y los servicios. ¡°El pa¨ªs entero se parar¨ªa si deportan a los migrantes¡±, recuerda Coyote. La Gran Manzana, ¡°adem¨¢s de ofrecerles ayudas¡± como el citado carn¨¦ de identidad estatal, cupones para alimentos o atenci¨®n sanitaria como la que permiti¨® a Carolina L¨®pez dar a luz ¡°sin ning¨²n tipo de problema ni papeles¡± en un gran hospital, tambi¨¦n los protege, te¨®ricamente, con leyes que limitan la cooperaci¨®n del Departamento de Polic¨ªa con los agentes federales a la hora de ejecutar una orden de deportaci¨®n. Eso s¨ª, un rango por encima de la polic¨ªa local, el temido Servicio de Inmigraci¨®n y Control de Aduanas (ICE, en sus siglas inglesas) tiene la prerrogativa de detener a personas en la ciudad aunque ni esta ni el Estado tengan fronteras exteriores.
No deja de ser una paradoja que la ciudad que se ha bandeado a duras penas para dar cabida a m¨¢s de 223.000 nuevos migrantes en los ¨²ltimos dos a?os ¡ªm¨¢s de 150.000 han salido ya del sistema de albergues y viven por su cuenta o se han ido a otro lado¡ª, se vea obligada ahora en el sentido contrario, el de expulsarlos. El alcalde, el dem¨®crata Eric Adams ¡ªmuy disminuido pol¨ªticamente tras ser imputado por corrupci¨®n¡ª, ha dicho que se opone a las deportaciones masivas, pero no a la de los acusados de delitos. Tanto Gladys Carolina como Carolina L¨®pez a¨²n viven en albergues, pero en Thanksgiving trinchar¨¢n el pavo que les ha entregado NICE en casa de conocidos y familiares que ya han dado un paso hacia la integraci¨®n y viven en apartamentos compartidos. ¡°?Qu¨¦ da?o hacemos si lo ¨²nico que pretendemos es trabajar y vivir decentemente para criar a nuestro hijo?¡±, se pregunta Carolina L¨®pez. ¡°Quedarnos en EE UU no es un capricho ni un sue?o, es la ¨²nica opci¨®n posible, porque a Venezuela no podemos regresar¡±, concluye Gladys.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.