Mar Romera: ¡°Es de locos preocuparse, en plena pandemia, sobre si los ni?os se han saltado partes del curr¨ªculo acad¨¦mico¡±
Esta maestra, pedagoga, y presidenta de la Asociaci¨®n Pedag¨®gica Francesco Tonucci (APFRATO), se ilusiona cuando habla de una de sus especialidades, la inteligencia emocional
A Mar Romera, maestra, pedagoga, psicopedagoga y presidenta de la Asociaci¨®n Pedag¨®gica Francesco Tonucci (APFRATO), se le ilumina la voz cuando habla de una de sus especialidades, la inteligencia emocional. Esa luz se percibe al otro lado del tel¨¦fono de la misma forma en que su brillo traspasa la pantalla durante su participaci¨®n en el webinar online ¡®Capacidades, competencias, coraz¨®n¡¯, organizado recientemente por Fundaci¨®n La Caixa dentro de su ciclo EduCaixa Talks Emociona. Esa luz, sin embargo, se apaga cuando se le menciona la tr¨ªada ni?os-pandemia-escuela. ¡°Ese tema me pone tremendamente triste¡±, reconoce Romera, decepcionada por el trato recibido por la infancia durante la pandemia y por la oportunidad que siente que se le escapa a la instituci¨®n escolar para cambiar un modelo educativo ¡°retr¨®grado, desfasado y obsoleto¡±. Para la reconocida experta, la base de toda la revoluci¨®n educativa debe pasar ¡°por considerar a los ni?os y a las ni?as el centro de todo¡±. Como ocurre en Hogwarts, la escuela de Harry Potter que Mar siempre utiliza como met¨¢fora por el protagonismo que tienen en ella ni?os y ni?as. La pandemia, sin embargo, parece haber dejado bastante claro que a¨²n estamos lejos del ese ideal imaginario representado por Hogwarts.
PREGUNTA. Llevamos varios a?os ya d¨¢ndole vueltas al concepto de educaci¨®n emocional, pero no tengo claro que hayamos entendido a¨²n por qu¨¦ es tan importante.
RESPUESTA. El ser humano es emoci¨®n en s¨ª mismo de la misma manera en que es cognici¨®n. Si partimos de las investigaciones neurocient¨ªficas, hoy sabemos que la emoci¨®n siempre precede a la raz¨®n. Es decir, la emoci¨®n determina c¨®mo actuamos y nuestras conductas, mientras que despu¨¦s llega la raz¨®n y las explica. Por lo tanto, no es que la educaci¨®n emocional sea importante, es que es imprescindible.
P. Tengo la sensaci¨®n de que la pandemia ha interferido y lastrado esa educaci¨®n emocional. Al menos en los hogares, donde las convivencias y la mezcla de trabajo, escuela y labores dom¨¦sticas no siempre fueron f¨¢ciles.
R. Yo tengo con eso una sensaci¨®n dispar. Por un lado, te dir¨¦ que s¨ª, que es verdad que ha habido situaciones de convivencia familiar muy complejas, en espacios muy reducidos, muchas personas juntas y con mucha presi¨®n, sin un balc¨®n donde airearse. Evidentemente esto va a tener consecuencias s¨ª o s¨ª. Pero tambi¨¦n es verdad que ha habido familias que al verse obligados a estar juntos han descubierto que eran eso, una familia. De pronto han descubierto que pueden estar juntos, que incluso pueden tener proyectos en com¨²n. Existen esos dos extremos. Y tambi¨¦n la normalidad, por supuesto.
P. Aunque parezca una contradicci¨®n bas¨¢ndonos en la anterior pregunta, ?podr¨ªa ser que esta situaci¨®n nos haya hecho tambi¨¦n m¨¢s conscientes de la importancia de la educaci¨®n emocional?
R. Cada situaci¨®n de crisis hace m¨¢s evidentes las necesidades y las debilidades. La parte emocional del ser humano est¨¢ muy dejada por una cuesti¨®n de cambios sociales que se han ido produciendo a lo largo del tiempo. Ya empiezan a salir estad¨ªsticas de cu¨¢les ser¨¢n las consecuencias de la pandemia a nivel psicol¨®gico y emocional y es obvio que los resultados muestran que no est¨¢bamos preparados para esto.
P. Hemos empezado hablando de los hogares, pero ahora quiero desviar el foco de atenci¨®n a las escuelas.
R. Ese tema me pone tremendamente triste.
P. ?Por qu¨¦?
R. Durante el punto ¨¢lgido de la pandemia y el confinamiento, los ni?os no existieron, aparecieron los ¨²ltimos en la escala de prioridades, no se les tuvo en cuenta para nada. El modelo educativo retr¨®grado, desfasado y obsoleto que ten¨ªamos antes de marzo de 2020 se intent¨® clonar en virtual, con lo que adem¨¢s perdi¨® lo ¨²nico bueno que tiene el modelo, que es la relaci¨®n entre personas, la mirada, el apoyo emocional, el encuentro entre iguales. No contentos con esto, mandamos deberes, tareas memor¨ªsticas. Fue volver al siglo XIX. Y encima, para m¨¢s inri, pusimos a las familias a instruir, que no educar, a sus hijos, haciendo ra¨ªces cuadradas o divisiones con decimales sin entender conceptos, como siempre hemos hecho. Y encima luego empezamos la escuela...
P. Con mascarillas, distancias de seguridad y gel hidroalcoh¨®lico por todos lados...
R. Ni?os y ni?as sentados en fila, uno detr¨¢s de otro, cinco horas al d¨ªa sin apenas poder moverse, sin poder tocarse, sin poder jugar, sin poder trabajar en equipo, sin poder desarrollar ninguna de las competencias que se solicitan a la escuela como instituci¨®n en el siglo XXI. Y encima de todo esto nos jactamos de que la escuela est¨¢ siendo un foco de pocos contagios. ?En serio? Adem¨¢s, nos encontramos con familias que se preguntan si ser¨¢ recuperable lo que se perdi¨® el curso pasado. ?En serio? Es decir, teniendo ni?os que han vivido una pandemia, que han estado confinados, ?de verdad nos vamos a preocupar de si se han saltado partes del curr¨ªculo acad¨¦mico? ?Es de locos!
P. Cuando adem¨¢s esos ni?os nos est¨¢n dando una lecci¨®n en muchos aspectos.
R. Es que la infancia es la etapa m¨¢s maravillosa del ser humano, la m¨¢s adaptable. Los ni?os y las ni?as son capaces de todo lo que no somos capaces los adultos. Si hablas con docentes, ahora mismo todos te dicen que los ni?os y ni?as se est¨¢n portando genial, que est¨¢n siendo un ejemplo de cumplimiento de normas, de respeto, de prudencia, de solidaridad y de responsabilidad individual.
P. Has citado a los profesores. ?C¨®mo valoras su trabajo en esta situaci¨®n excepcional que nos toca vivir?
R. Si los polarizo, puedo hacer dos grandes grupos. Por un lado, hay un sector de profesorado que, aunque suene mal, est¨¢ contento con la situaci¨®n, porque se ha fortalecido la figura del profe instructor, absolutamente nada maestro y absolutamente da?ino para el sistema. Luego hay otro sector de verdaderos maestros y maestras que est¨¢n sufriendo much¨ªsimo, pero que est¨¢n haciendo cosas espectaculares.
P. No s¨¦ si dada la connotaci¨®n negativa que tiene la pandemia, y enganchados a este segundo grupo de maestros, ser¨ªa muy optimista decir que todo esto que est¨¢ pasando es una oportunidad enorme para repensar y revolucionar la instituci¨®n de la Escuela.
R. La verdad es que no s¨¦ c¨®mo acabar¨¢ todo esto, pero yo ten¨ªa la esperanza de que la covid-19 fuese la gran oportunidad para el sistema educativo. Cre¨ªa que hab¨ªa llegado el momento de dejar de evolucionar para empezar a hacernos preguntas que nos llevasen a una revoluci¨®n.
P. He notado que hablas en pasado.
R. Todav¨ªa guardo una peque?a esperanza, pero el sistema no est¨¢ por la labor, tampoco las estructuras pol¨ªticas y un sector muy importante del profesorado en el que incluyo inspecci¨®n y sindicatos. La pandemia s¨ª que supondr¨¢ una gran evoluci¨®n para los maestros amorosos, amables, responsables y verdaderamente profesionales, que hay muchos, pero como sistema creo que no va a ser posible. La prueba es que todas las noticias que hay sobre educaci¨®n pasan por cu¨¢ntos docentes nuevos se han contratado.
P. ?Eso no es positivo?
R. Esto igual puede resultar complejo de entender, pero el sistema educativo no va a mejorar nada porque contratemos a m¨¢s gente. Todo lo contrario, va a empeorar, porque estamos contratando recursos que no tienen ninguna formaci¨®n ni preparaci¨®n para ser docentes, y estamos contribuyendo a acomodar a un sistema instructivo frente a uno realmente educativo. Yo tambi¨¦n quiero m¨¢s recursos, que tonta no soy, pero no pensemos que esta es la soluci¨®n. Es m¨¢s, como dec¨ªa, es una muy mala soluci¨®n, porque no necesitamos otra cosa que buenos maestros y autonom¨ªa pedag¨®gica en los centros con muy buenos equipos directivos.
P. La pandemia al menos s¨ª que parece que ha tra¨ªdo m¨¢s autonom¨ªa a los centros.
R. Es que es lo l¨®gico, porque un colegio rural con 18 alumnos entre 4 y 9 a?os y dos maestros no tiene nada que ver con una escuela en el centro de una ciudad con 1.500 alumnos y un claustro de ciento y pico profesores. No tiene sentido poner normas iguales para todos.
P. Adem¨¢s de por la autonom¨ªa pedag¨®gica de los centros y por buenos maestros, ?por d¨®nde pasa para Mar Romera la revoluci¨®n de la instituci¨®n educativa?
R. Es necesario acoger un modelo transdisciplinar, abandonar el modelo de las calificaciones y las notas para acoger un modelo de evaluaci¨®n hacia la mejora que sea capaz de sacar la mejor versi¨®n de cada ni?o y acabe con el fracaso escolar. En la educaci¨®n obligatoria no deber¨ªa suspender nadie, pero tenemos la obligaci¨®n de sacar la mejor versi¨®n de cada ni?o o ni?a, que en unos casos ser¨¢ astronauta y en otro jardinero. De eso se tiene que encargar la escuela para que todos los seres humanos podamos alcanzar la plenitud, pero para eso hace falta un profesorado bien formado.
P. Recuerdo que en tu ¨²ltimo libro, La Escuela que quiero, dec¨ªas desde la met¨¢fora que la escuela que quieres se parecer¨ªa a la de Hogwarts (la escuela de Harry Potter), porque en ella los ni?os son los protagonistas. La pandemia y las medidas tomadas para combatirla, ?nos demuestran que a¨²n falta mucho para que Hogwarts se haga realidad en Espa?a?
R. Much¨ªsimo. Es que no acabamos de pillar el paso. Y es una pena, porque la base de toda la revoluci¨®n educativa debe pasar por eso, por considerar a los ni?os y a las ni?as el centro de todo. Al final, en el centro de un sistema educativo obligatorio que me va a garantizar la igualdad de oportunidades y la calidad de vida no se pueden poner otras demandas sociales que no sean las necesidades de los ni?os y ni?as. La clave de todo est¨¢, por tanto, en cambiar la mirada y el foco, porque cuando los ni?os y ni?as est¨¢n en el centro de una comunidad, toda la vida de esa comunidad mejora.
Puedes seguir De mamas & de papas en Facebook, Twitter o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.