¡°Gritar a los ni?os de forma continuada tiene un efecto en su cerebro similar a la violencia f¨ªsica¡±
Chillar es en muchos casos c¨®mo hemos sido educados y una pr¨¢ctica repetida socialmente en la que, en ocasiones, los padres acabamos mimetiz¨¢ndonos sin darnos casi cuenta
Los adultos tendemos a repetir patrones normalizados en el entorno a la hora de educar. Gritar es en muchos casos c¨®mo hemos sido educados y una pr¨¢ctica repetida socialmente en la que, en ocasiones, los padres acabamos mimetiz¨¢ndonos sin darnos casi cuenta. Cuando los nervios danzan a su aire, es f¨¢cil dejarse llevar y levantar la voz. Pero ?sirve para algo?, ?tiene efectos negativos en los ni?os y ni?as?, ?estamos educando en buenos valores con los gritos?
Natalia Redondo es la orientadora del Instituto La Albuera de Segovia: ¡°Gritar es una estrategia cortoplacista, pero si lo hacemos de forma continuada tiene un efecto en sus cerebros y en sus comportamientos similares a la violencia f¨ªsica¡±. La orientadora afirma que cada vez que se grita les estamos despertando una se?al de alarma que les pone en alerta para responder ante un peligro. ¡°Si mantenemos los gritos como una forma habitual de educarles, se produce un aumento en los niveles de ansiedad y de estr¨¦s en los ni?os y ni?as, as¨ª como una disminuci¨®n de su autoestima, al no sentirse valorados por sus progenitores¡±. Henar Mart¨ªn L¨®pez es psic¨®loga sanitaria, especializada en Psicolog¨ªa Infantil, Terapia Familiar y G¨¦nero, y miembro de la cooperativa Idealoga Psicolog¨ªa: ¡°Nuestro cerebro identifica esa situaci¨®n como peligrosa y se pone en alerta. Por eso se generan diferentes sustancias en el cerebro, como cortisol, que es la hormona del estr¨¦s. Con lo cual, si solemos gritar, en el cerebro de nuestras hijas e hijos se libera una cantidad muy alta de cortisol que conlleva una desregulaci¨®n emocional, activ¨¢ndose as¨ª un estado de alerta continuo. La consecuencia es que sientan miedo cada vez que casi les miremos, y se sientan inseguras con sus figuras de referencia¡±.
Para la orientadora Natalia Redondo esta forma de educar provoca frustraci¨®n, no solo en los peques sino tambi¨¦n en los progenitores y en el profesorado. ¡°El ni?o termina habitu¨¢ndose a los gritos y su capacidad de responder ante ellos disminuye, por eso cada vez es m¨¢s necesario un grito m¨¢s fuerte para conseguir el mismo efecto. Pero esto es una escalada muy peligrosa¡±, concluye Natalia Redondo. Es t¨ªpico por ejemplo gritar diciendo a nuestras hijas e hijos que no griten, por esa sensaci¨®n de que perdemos el control, sin darnos cuenta del mensaje que les llega. Para la psic¨®loga Henar Mart¨ªn, con esta pr¨¢ctica el estr¨¦s de todos y la tensi¨®n se incrementan, cre¨¢ndose as¨ª un clima violento. ¡°El problema es que como personas adultas hemos normalizado esta violencia, y no la vemos tan grave como realmente es¡±. Natalia Redondo quiere destacar que los ni?os aprenden m¨¢s de lo que hacemos que de lo que decimos, por lo que es frecuente que si les gritamos ellos terminen relacion¨¢ndose del mismo modo con el resto de gente.
Diego S¨¢nchez es maestro del colegio Manuel Portales Garrido de Alcal¨¢ del Valle, y considera que en la ense?anza es esencial una rica educaci¨®n en valores basada en la no violencia, la tolerancia y la resoluci¨®n pac¨ªfica de conflictos. ¡°Si queremos manejar los enfados y nervios del alumnado es fundamental trabajar en clase y en casa la inteligencia emocional para que controlen sus rabietas, se conozcan mejor y aprendan a valorarse¡±. Ante este tipo de situaciones los adultos debemos mantener la calma y esperar a que se tranquilicen, creando un clima de seguridad y confianza. El maestro Diego S¨¢nchez considera imprescindible trabajar cada d¨ªa las normas para que valoren la importancia de las mismas. Es por eso que la psic¨®loga Henar Mart¨ªn defiende el uso de la palabra: ¡°Se puede hablar y crear un clima de confianza para que en la familia haya una buena comunicaci¨®n. No olvidemos la importancia de poner l¨ªmites y normas. Todas las personas necesitamos rutinas y normas. Otra cosa es que transgredan esas normas, entonces previamente deber¨ªamos haber llegado a acuerdos en familia con cu¨¢les ser¨¢n las consecuencias para sus actos¡±.
El silencio tambi¨¦n es fundamental: ¡°Es mejor saber escucharles e intentar que ellos resuelvan sus conflictos de forma pac¨ªfica y analizando las causas para poder evitar este tipo de situaciones otra vez. Yo recomiendo reflexionar, analizar la parte negativa y sobre todo es fundamental una palabra m¨¢gica llamada perd¨®n¡±, afirma el maestro de Alcal¨¢ del Valle. Para Henar Mart¨ªn, cuando dos personas dialogan de forma asertiva y tranquila, la voz de la otra no se identifica como algo peligroso. ¡°Cuando hablamos deber¨ªamos crear un clima de respeto donde todas tengamos la sensaci¨®n de que se nos escucha. De este modo potenciamos la autoestima y servimos de ejemplo para solucionar conflictos de una forma segura y calmada¡±, afirma la psic¨®loga.
Natalia Redondo defiende que el adulto es el primero que tiene que aprender a controlar su comportamiento para ser modelo del ni?o. ¡°Al final los ni?os aprenden por imitaci¨®n. Como adultos debemos buscar manejar su conducta, no descargar sobre ellos el cansancio o el malhumor acumulado. El autoconocimiento en la persona adulta es un aspecto relevante a la hora de educar sin gritos. Conocer en qu¨¦ momento, ante las conductas desobedientes, estamos comenzando a perder el control y empezamos a levantar el tono de voz¡±. La orientadora de Segovia recomienda alejarnos para respirar y recuperar la calma para dirigirnos a los ni?os y ni?as con un tono de voz pausado y tranquilo. Mirarles a los ojos y explicarles el mensaje de forma clara con un vocabulario que resulte adecuado a su edad. Natalia concluye: ¡°Para manejar las conductas de los ni?os hay que ser consciente de la etapa evolutiva en la que se encuentran y cu¨¢les son los comportamientos que se ajustan a cada etapa. Recomiendo los sistemas de puntos para trabajar conductas concretas, estableciendo previamente las consecuencias de las mismas. Funcionan de manera eficaz, ya que les permiten conocer con antelaci¨®n qu¨¦ esperamos de ellos y qu¨¦ consecuencias tendr¨¢ realizar o no la conducta especificada¡±.
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