El aburrimiento es necesario: ocho claves para que los ni?os lo puedan gestionar
La monoton¨ªa regala a la mente la posibilidad de oxigenarse, de so?ar y construir. Crea un escenario perfecto para aprender a vivir de forma m¨¢s relajada facilitando la concentraci¨®n y la paciencia
?Mam¨¢, me aburroooo!,
?Pap¨¢, me aburroooo muchoo!,
?Me aburro, me aburro, me aburro!¡
?Y ahora qu¨¦ hacemos? ?Juegas conmigo? ?Hoy no salimos?
Vivimos en una sociedad sobreestimulada, donde se impone la hiperactividad. Obsesionada por el hacer continuo y el alcanzar. Donde todo pasa demasiado de prisa y no hay tiempo para reflexionar, valorar o reconocer todo lo bueno que nos sucede, lo mucho que tenemos, lo que realmente necesitamos o deseamos. Donde es muy dif¨ªcil encontrar momentos para vivir sin prisa, para disfrutar de no hacer nada, para mirar el futuro desde la calma. Encadenamos actividades y tareas sin ser conscientes de ello, pasamos los d¨ªas entre est¨ªmulos que nos entretienen, entre dispositivos el¨¦ctricos que nos tienen interconectados las veinticuatro horas del d¨ªa.
Hemos impuesto a nuestros hijos nuestro ritmo fren¨¦tico de vida. Les hemos acostumbrado a estar siempre ocupados haciendo alguna actividad. Cada peque?o momento libre tiene que ser optimizado, programado y orientado hacia un objetivo a conseguir. Despu¨¦s de las largas jornadas escolares, muchos de nuestros hijos y j¨®venes siguen trabajando en sus clases de idiomas, m¨²sica, manualidades, cocina o danza. Sin duda las actividades extraescolares les ayudan a aprender y adquirir nuevas habilidades y competencias, pero un exceso de ellas puede repercutir negativamente en su desarrollo. Los ni?os que crecen entre demasiada exigencia u obligaciones acaban sinti¨¦ndose estresados, saturados e infelices.
Vivimos que nuestros hijos se aburran como un fracaso personal. Nos asusta que pierdan el tiempo, que se sientan tristes, que se muestren desanimados o muestren poco inter¨¦s por algunas cosas. Mantenemos la falsa creencia que quien hace m¨¢s cosas tendr¨¢ mucho m¨¢s ¨¦xito en la vida. Intentamos mantenerles siempre ¡°distra¨ªdos¡±, les damos pocas oportunidades para pensar y procesar por ellos mismos. Sentir la frase de ¡°pap¨¢ o mam¨¢ me aburro¡± nos hace sentir nerviosismo, culpabilidad o inquietud.
El aburrimiento es una emoci¨®n muy importante que no solemos permitir ni cultivar. Un sentimiento imprescindible para el desarrollo personal que est¨¢ muy relacionado con la capacidad de espera, la autonom¨ªa personal, la autoestima y la tolerancia a la frustraci¨®n. El aburrimiento es muy positivo para nuestro cerebro, nuestra mente, nuestras emociones y nuestro ser. Una emoci¨®n indispensable para poder conectar con nuestro interior, con nuestras emociones, recelos o deseos. Para ser conscientes de todo aquello que pasa a nuestro dentro de nosotros y a nuestro alrededor.
El tiempo para no hacer nada es pedag¨®gicamente esencial. Ense?ar a nuestros hijos a tolerar el aburrimiento y a no buscar la diversi¨®n constante les prepara para un futuro m¨¢s realista, les ense?a que la vida no es un festival de constante. Frenar la espiral de hiperestimulaci¨®n al que est¨¢n sometidos pasa por hacerles descubrir los placeres simples de la vida, por ense?arles a priorizar la calidad a la cantidad, por educarles en el aqu¨ª y el ahora. Romper con las actividades dirigidas y las obligaciones les regalar¨¢ la oportunidad de descubrir nuevas v¨ªas de aprendizaje, de investigar f¨®rmulas para pasarlo bien.
Cuando nuestros hijos se aburren conectan con su esencia, su propia creatividad, exploran e imaginan. El aburrimiento dispara la imaginaci¨®n, les regala la oportunidad de buscar soluciones por s¨ª mismos, para crear desde la reflexi¨®n y el entusiasmo. El aburrimiento es un conflicto que potencia la autosuficiencia, el pensamiento cr¨ªtico y el esp¨ªritu aut¨®nomo. Fomenta la meditaci¨®n, la reflexi¨®n y el altruismo. Nos obsequia tiempo para decidir desde la calma, para descubrir los propios intereses y necesidades.
La monoton¨ªa regala a la mente la posibilidad de oxigenarse, de volar y fluir, de so?ar y construir. Crea un escenario perfecto para aprender a vivir de forma m¨¢s relajada facilitando la concentraci¨®n, la observaci¨®n y la paciencia. Los ni?os y j¨®venes que aprenden a hacer frente al aburrimiento acaban siendo habitualmente m¨¢s tolerantes, felices y posen un mejor autoconocimiento y autorregulaci¨®n. Se muestran mucho m¨¢s flexibles y son capaces de gestionar mucho mejor el tiempo. Un tiempo libre sin tareas o actividades permite a nuestros hijos escucharse sin prisas, conocerse con tranquilidad, construir su propia identidad.
?C¨®mo podemos ayudarles a gestionar el aburrimiento?
- Legitimando el aburrimiento desde la empat¨ªa y el respeto. Explic¨¢ndoles que estos momentos forman parte de la vida y que hay que aprender a vivirlos como una oportunidad.
- Haci¨¦ndoles ver el lado positivo del aburrimiento, entendido como un tiempo ¡°sin obligaciones¡± convirti¨¦ndose en una magn¨ªfica ocasi¨®n para hacer lo que realmente les apetece.
- Valid¨¢ndoles que no hagan nada, que decidan como quieren invertir sus espacios de ocio, dej¨¢ndoles libertad para crear.
- Motiv¨¢ndoles a hacer una ¡°lluvia de ideas¡± de las posibles actividades que pueden hacer donde sean ellos los que lleven en todo momento la iniciativa. Mostr¨¢ndoles nuestra confianza de que ser¨¢n capaces de encontrar algo interesante por hacer.
- Ofreci¨¦ndoles papel y l¨¢piz para que puedan dar rienda suelta a su creatividad, escribiendo y dibujando divertidas historias.
- Anim¨¢ndoles a descubrir espacios en la naturaleza donde puedan crear caba?as, observar la fauna y flora, correr o escalar.
- Potenci¨¢ndoles la lectura como una opci¨®n divertida de ocio, acerc¨¢ndoles a las bibliotecas y las librer¨ªas del pueblo o la ciudad.
- Facilit¨¢ndoles materiales y utensilios sencillos para crear ¡°cosas¡±: cajas, pinturas y pinceles, un gran trozo de papel en blanco, materiales de modelar, revistas, botellas de pl¨¢stico¡
Bertrand Russell afirmaba que ¡°Una generaci¨®n que no soporta el aburrimiento, es una generaci¨®n de escaso valor¡±. Dejemos que nuestros hijos se aburran de forma moderada para obtener un bienestar emocional y mental que les permita imaginar y crear sin medida, para que disfruten del no hacer nada, para que aprendan que al aburrimiento se le mata a base de la imaginaci¨®n y el inter¨¦s por hacer cosas que la mente a¨²n no puede visualizar.
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