Por qu¨¦ no debes quitarle importancia a los dolores que padece tu hijo adolescente
Entre un 20% y un 35% de los j¨®venes sufre alg¨²n tipo de aflicci¨®n en esta etapa. Dejarles sin supervisi¨®n puede provocar que padezcan molestias cr¨®nicas de adultos
Sufrir dolor cr¨®nico en la adolescencia es, m¨¢s o menos, igual de desagradable que padecerlo en la edad adulta, pero bastante m¨¢s frustrante. Quienes tenemos hijos en esas edades sabemos que es habitual o¨ªrles quejarse de las rodillas, la cabeza, los ri?ones o la zona abdominal. Igual de habitual es que nosotros les contestemos que son dolores normales relacionados con el crecimiento, la menstruaci¨®n, o el estr¨¦s de los ex¨¢menes. Pues bien, los expertos alertan de que eso de quitarle importancia a su sufrimiento no siempre es la mejor opci¨®n.
Y no lo es por varios motivos. Ah¨ª va uno de ellos: ¡°El mayor peligro que tenemos de dejar a un adolescente sin supervisi¨®n ni tratamiento de un dolor cr¨®nico es que tres de cada cuatro de cuantos se quedan sin tratamiento m¨¦dico en esta etapa, seguir¨¢n padeciendo dolor de adultos¡±. Lo dice David Abej¨®n, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario Quir¨®nsalud Madrid. A esto hay que a?adirle un dato para entender la magnitud del problema: entre un 20% y un 35% de adolescentes en pa¨ªses desarrollados sufre alg¨²n tipo de dolor en esta etapa. A pesar de ello, Abej¨®n afirma que est¨¢ infradiagnosticado.
A menudo los padres no lo sabemos manejar y los m¨¦dicos, tampoco. Nos cuenta su experiencia un experto en dolor cr¨®nico, Jordi Mir¨®, director de la C¨¢tedra de Dolor Infantil de la Universidad Rovira i Virgili. ¡°Suele ser as¨ª: las y los adolescentes se quejan y, si el dolor contin¨²a, las mam¨¢s -que suelen ser quienes habitualmente se ocupan de estas tareas-, les llevan al m¨¦dico, que puede no encontrar causa f¨ªsica que pueda justificar el dolor. Entonces, si el o la adolescente se sigue quejando, le har¨¢n pruebas m¨¢s extensas. Si aun as¨ª no se encuentra nada, los adultos -tanto los especialistas como los progenitores- pueden sugerirle que no preste atenci¨®n al dolor. Entonces, puede que deje de quejarse y, simplemente, lo vivir¨¢ en silencio. No siempre es as¨ª, pero es un recorrido que yo observo a menudo en adolescentes. En el mejor de los casos estos ni?os y ni?as superar¨¢n m¨¢s o menos bien el problema y algunos de ellos incluso dejar¨¢n de tener problemas por dolor porque aprender¨¢n recursos para hacerle frente. Pero en muchos otros lo que acabar¨¢ sucediendo es que ese dolor no desaparecer¨¢ y el adolescente se acabar¨¢ convirtiendo en un adulto con problemas de dolor cr¨®nico y discapacidad¡±.
Esta declaraci¨®n es lo suficientemente dura como para que uno se replantee sus respuestas ante el dolor del adolescente. Pero entonces, cuando le duele la rodilla o la planta del pie ?no es por el crecimiento? Contesta Mir¨®: ¡°La etiqueta del dolor de crecimiento es un caj¨®n de sastre. Muchas veces se utiliza para identificar aquel tipo de dolor para el que no hay causa alguna. Es verdaderamente complicado identificar un motivo objetivo, f¨ªsico que los explique. Todav¨ªa tenemos que entender por qu¨¦ le sucede en ese ni?o y no a otro, y cu¨¢l es el mejor tratamiento. Y esto no lo estamos contestando a¨²n¡±. En efecto, nos quedamos con ese motivo un tanto anodino y no le solemos dar m¨¢s vueltas.
?Y si es la zona p¨¦lvica lo que le duele? Parece evidente que se debe a la menstruaci¨®n. Lo parece, s¨ª. Pero Jordi Mir¨® pone objeciones: ¡°Pueden tener que ver, pero no siempre. Y no sabemos a¨²n a qu¨¦ se puede deber. Es de los dolores menos estudiados. Est¨¢ feo decirlo, pero seguramente tenga que ver con que es un dolor asociado t¨ªpicamente a la mujer. De la misma forma que cuando tienen que ver con factores econ¨®micos y sociales. Quiz¨¢s si existiera una presi¨®n social muy fuerte, las cosas cambiar¨ªan¡±. Chicas y adolescentes, ?qui¨¦n da menos motivos para investigar?
En cualquier caso, Mir¨® advierte que el dolor es una experiencia compleja en la que intervienen muchos factores, no solo f¨ªsicos, por muy importantes que sean. ¡°Hay otros que no se tienen en consideraci¨®n habitualmente, como los cognitivos, los emocionales, incluso los contextuales¡±. El especialista se refiere a al miedo, la depresi¨®n, pensamientos catastr¨®ficos o negativos o, simplemente, a lo diferente que es dar un cachete en medio de un juego o en medio de una bronca, aunque sea de la misma intensidad. Todo ello hace que el cuadro de dolor se mantenga en el tiempo o no.
Lo importante no solo es tener esa informaci¨®n, sino saber c¨®mo utilizarla. En general lo que sucede es que ¡°en el ¨¢mbito juvenil e infantil estos factores no se suelen tener en consideraci¨®n como s¨ª se han empezado a tener en cuenta en los adultos¡±, afirma el director de la C¨¢tedra de Dolor Infantil de la Universidad Rovira i Virgili. Por eso reclama que tenga un tratamiento multidisciplinar puesto en marcha por un equipo formado por un m¨¦dico de referencia, generalmente un anestesista, adem¨¢s de un pediatra, un m¨¦dico de familia, un psic¨®logo, profesionales de la rehabilitaci¨®n y enfermeros que se encarguen de la educaci¨®n para la salud.No solo lo pide ¨¦l, tambi¨¦n la OMS, que en esta gu¨ªa ofrece una serie de recomendaciones basadas en la evidencia para el tratamiento del dolor cr¨®nico en los ni?os y j¨®venes.
Pero no seamos injustos con los adolescentes, como a menudo hacemos. No son los ¨²nicos culpables. Mir¨® entiende que los profesionales sanitarios no tienen formaci¨®n suficiente: ¡°En el hipot¨¦tico caso de que el Gobierno decidiera crear estas unidades y dotarlas econ¨®micamente, tendr¨ªamos un problema para encontrar especialistas. No hay formaci¨®n. Es muy escasa incluso en las Universidades de Medicina. El 80% de los m¨¦dicos de Atenci¨®n Primaria; y el 86% de pediatras no han tenido formaci¨®n adecuada para atender este tipo de problemas.¡±
Parece claro que no lo tienen nada f¨¢cil para salir adelante, por mucho que la OMS afirme que ¡°el manejo del dolor es un derecho humano fundamental¡± y que Abej¨®n incida en que ¡°estos chicos merecen pasar estos a?os, en ocasiones convulsos, de la mejor forma posible¡±. Por eso recomienda aducir a consulta ¡°siempre que el adolescente se queje de un dolor que no corresponde al estado en el que se encuentra; es decir no est¨¢ posquir¨²rgico o postraum¨¢tico, no tiene una enfermedad ya diagnosticada de la que podr¨ªamos esperar ese dolor...¡±
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