Los profesores solicitan productos de higiene femenina en los colegios para combatir la pobreza menstrual
En Espa?a estos productos tienen un 10% de IVA y son considerados art¨ªculos de lujo. Los profesores entregan m¨¢s de 26.000 firmas en la Asamblea de Madrid pidiendo soluciones
Hablar sin tab¨²es sobre la menstruaci¨®n todav¨ªa escandaliza a muchos. Es m¨¢s, considerar la regla como algo que hay que ocultar ha conllevado a un aumento de la discriminaci¨®n que sufren mujeres y ni?as en todo el mundo. En concreto, en Espa?a, dos de cada 10 mujeres no puede costearse productos de higiene ¨ªntima femenina, que tienen un 10% de IVA, el que se aplica a los art¨ªculos de lujo, seg¨²n un estudio de Equidad y Salud Menstrual.
Este tipo de pobreza, derivada de la falta de recursos econ¨®micos, obliga muchas veces a las familias en situaci¨®n vulnerable a escoger entre comer o adquirir este tipo de productos. Como consecuencia, la falta sistem¨¢tica de tampones y compresas cada mes supone que ni?as, adolescentes y mujeres busquen alternativas en telas, cartones o, simplemente, papel higi¨¦nico, lo que las expone a infecciones en la vagina y a consecuencias psicol¨®gicas como la ansiedad o la depresi¨®n.
Afrontar esta realidad forma tambi¨¦n parte del d¨ªa a d¨ªa de los docentes. Laura Labrador, de 36 a?os, es maestra de una escuela p¨²blica en la Comunidad de Madrid desde hace 11 a?os: ¡°en esta vuelta al cole muchas familias tendr¨¢n que elegir entre comprar comida o productos de higiene menstrual¡±, denuncia. Labrador registr¨® este pasado mi¨¦rcoles m¨¢s de 26.000 firmas en la Asamblea de Madrid, pidiendo soluciones ante la pobreza menstrual en las aulas.
Una vez al mes, algunas de sus alumnas, seg¨²n cuenta, se ven obligadas a acudir a clase con pedazos de tela o fragmentos de papel que, de manera precaria, tratan de contener la sangre que mancha su ropa interior. Para sus familias, la posibilidad de adquirir productos de higiene ¨ªntima femenina es poco menos que un imposible. Algunas de ellas, avergonzadas, optan por no ir a clase cuando tienen el periodo, lo que trae consigo una insospechada consecuencia m¨¢s: la pobreza menstrual genera fracaso escolar. ¡°Las detecto porque, sin importar el fr¨ªo o el calor que haga, las chicas que viven esta situaci¨®n vienen una vez al mes con un jersey anudado a la cintura para taparse por si acaso se mancharon. No se sienten seguras ni protegidas¡±, afirma Labrador.
El absentismo escolar de estas adolescentes supone una desventaja frente al resto de estudiantes cuyas oportunidades en la educaci¨®n p¨²blica en teor¨ªa deber¨ªan ser iguales: ¡°Cuando he hablado con los padres, me han dicho que prefieren que sus hijas se queden en casa durante esos d¨ªas para que puedan estar m¨¢s c¨®modas y usen menos compresas¡±, relata Labrador.
Tras muchos a?os viendo que cada vez son m¨¢s recurrentes los casos de ni?as que no saben qu¨¦ hacer cuando les llega la menstruaci¨®n, esta profesora decidi¨® hace unos meses investigar sobre educaci¨®n menstrual. M¨¢s concretamente, sobre la falta de ella entre unos j¨®venes que cuentan con internet para informarse, pero que tienden a asimilar solo informaci¨®n descontextualizada si no cuentan con la gu¨ªa de los adultos. Algunas an¨¦cdotas ilustran bien esta falta de nociones b¨¢sicas: ¡°Cuando vamos de excursi¨®n a la playa, hay ni?as que se me han acercado a decirme que no saben qu¨¦ hacer porque tienen la menstruaci¨®n. Nadie les hab¨ªa explicado c¨®mo usar un tamp¨®n¡±, dice esta docente.
Alarmada ante estos episodios, Labrador, de la mano de Asociaciones como Period Spain, ha decidido llevar una petici¨®n a la Asamblea de Madrid para que proporcione de forma gratuita productos de higiene menstrual en todos los colegios e institutos como medida fundamental para erradicar la pobreza menstrual en la regi¨®n. ¡°En los colegios e institutos a veces se proporcionan estos productos, pero solo para urgencias y dependiendo siempre de la voluntad y sensibilizaci¨®n que tenga el equipo directivo con el problema. No podemos dejar que este problema siga creciendo y que su soluci¨®n dependa de la voluntad de cada centro¡±, afirma Labrador.
Desde hace un a?o, Labrador ha intentado adem¨¢s impartir cursos sobre el ciclo menstrual entre ni?as de sexto de primaria. No est¨¢ siendo f¨¢cil: ¡°Todav¨ªa hay mucha resistencia a hablar sobre estos temas, y no son una prioridad en la agenda educativa de los cntros¡±, denuncia. Cuando ha podido hablar sobre la menstruaci¨®n con sus alumnas, se ha sorprendido de la cantidad de preguntas que la cuesti¨®n genera en toda la clase. Despu¨¦s de estos talleres, relata, incluso alg¨²n que otro padre se ha acercado para agradecerle su explicaci¨®n.
La idea de su petici¨®n es visibilizar el problema de la pobreza menstrual y luchar contra los tab¨²es y estigmas que existen en torno a ella. Con la pandemia, las desigualdades preexistentes se han acentuado y, seg¨²n organizaciones como Oxfam, se han multiplicado las personas que est¨¢n en riesgo de sufrir pobreza menstrual.
En pa¨ªses como Escocia, medidas como esta se han implementado a nivel nacional. En Nueva Zelanda, a partir de junio de este a?o se proporcionar¨¢n productos de higiene menstrual en centros de primaria, ense?anza media y secundaria tras realizar estudios que confirman que una de cada 12 estudiantes no asiste a clase por problemas derivados de la falta de acceso a productos de higiene seguros. En Espa?a, sin embargo, la pobreza menstrual entre las menores parece por ahora lejos de ocupar un lugar central entre las prioridades de los partidos.
Sin embargo, cuando la cuesti¨®n se centra en mujeres que s¨ª pueden votar, alg¨²n que otro partido se anima de cuando en cuando a hacer alg¨²n movimiento. Por ejemplo, desde Unidas Podemos, la Ministra de Igualdad, Irene Montero, ha anunciado recientemente que las compresas, tampones y otros productos de higiene se incluir¨¢n en la tasa morada que propone el Ministerio de Igualdad para reducir su Impuesto sobre el Valor A?adido (IVA). El plan se presentar¨¢ en la negociaci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado para 2022, y con ¨¦l la ministra buscar¨¢ reducir al m¨ªnimo un tributo que castiga a las mujeres cuando tienen algo tan natural como la menstruaci¨®n.
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