Castigar: ?es el miedo una buena herramienta de aprendizaje?
Entre los m¨²ltiples debates sobre c¨®mo ense?ar y, sobre todo, c¨®mo corregir comportamientos de nuestros hijos est¨¢ si la reprimenda es ¨²til o adecuada
Entre los m¨²ltiples y coloridos debates sobre c¨®mo ense?ar y, sobre todo, c¨®mo corregir comportamientos de nuestros hijos est¨¢ si el castigo es adecuado o si es ¨²til. Es indiscutible que los castigos producen que estemos (los posibles castigados) alerta, en tensi¨®n o en guardia. Y la pregunta es: ?Se puede aprender estando demasiado vigilante? La psic¨®loga Marta Segrelles contesta que los castigos no son educativos, son meros condicionamientos. Y pone un ejemplo gr¨¢fico (y f¨ªsico): ¡°Seguramente si te tiraban la tiza en clase estabas m¨¢s preocupado de que no te diera que de entender el motivo, o incluso, de atender el contenido de la clase¡±. ?Es el miedo buen aliado del aprendizaje?
A las madres y a los padres, los castigos a menudo nos brotan de la rabia, de la impotencia de que no nos hagan caso, pero, seg¨²n Segrelles ¡°el objetivo no es educar sino descargar la frustraci¨®n de que alguien no haga lo que nosotros queremos¡±. Ser¨ªa como ¡°devolver el malestar que experimentamos en nosotros¡±. La directora pedag¨®gica de la Escuela Infantil Valencia, la ¨²nica finalista espa?ola del Global Teacher Prize 2021, Coni La Grotteria afirma que los castigos vienen cargados de humillaci¨®n, verg¨¹enza, incomprensi¨®n y ¡°hasta a veces generan una etiqueta que con el tiempo produce una reacci¨®n: rebeld¨ªa¡±. Pueden parecer efectivos porque en el momento parece que funciona, sin embargo, seg¨²n la maestra son remedios que producen inseguridad. ¡°Es decir, no ayudan a desarrollar una correcta autorregulaci¨®n o el autocontrol¡±, funciones ejecutivas que nos permiten interiorizar o aprender una experiencia. Marta Segrelles manifiesta que castigando no tenemos en cuenta las consecuencias emocionales: ¡°err¨®neamente hemos considerado que lo que sent¨ªamos por la autoridad era respeto cuando en realidad era miedo¡±. Los castigos generan miedo, culpabilidad, frustraci¨®n, sensaci¨®n de incapacidad, inseguridad, sumisi¨®n. Mala cosa para establecer una relaci¨®n sana. Peor para aprender con seguridad (de s¨ª mismo).
Sin embargo, el maestro Pablo Ruiz Boj considera que para extinguir determinadas conductas los castigos son necesarios. La virtud en la medida y la mira. ¡°Como todas las herramientas o metodolog¨ªas de aprendizaje no se puede usar para resolver todo tipo de situaciones problem¨¢ticas¡±, as¨ª que considera que deber¨ªamos ajustar nuestra actuaci¨®n al suceso que queremos cambiar. ?Sabemos ser proporcionales? Ruiz Boj dice que para que el m¨¦todo de castigo y recompensa sea eficiente ¡°se necesita que el castigo sea inmediato y de una duraci¨®n proporcional a la edad de las criaturas¡±. Las recompensas o los refuerzos positivos deben ser intermitentes para que adem¨¢s no generen dependencia. Cierto es que Ruiz Boj es m¨¢s partidario de promover el refuerzo de la conducta positiva frente al castigo de la conducta que se quiere erradicar.
Para la psic¨®loga Segrelles tanto los premios como los castigos, modifican una conducta o comportamiento a corto plazo. Afirma que tienen un mensaje superficial donde se impone el adulto como figura autoritaria. ¡°Es una manipulaci¨®n de la conducta que no provoca una reflexi¨®n, no profundiza sobre el sentimiento o la emoci¨®n que ha incitado el comportamiento¡±. Por ello, recomienda trabajar la empat¨ªa e intentar entender al ni?o o la ni?a antes de nuestra intervenci¨®n. Los padres y las madres necesitamos reflexionar sobre la situaci¨®n y el entorno que ha provocado esa acci¨®n. ¡°Como adultos responsables, debemos transmitir un sentimiento de comprensi¨®n y val¨ªa, esto genera un clima de cooperaci¨®n que ayudar¨¢ a resolver situaciones cotidianas con amor y alternativas cre¨ªbles¡±, dice la psic¨®loga.
Coni La Grotteria habla sobre intervenciones conscientes y respetuosas: ¡°A ser posible desde la calma, adaptando un lenguaje corporal y verbal, seg¨²n la edad del infante donde se le expondr¨¢ la situaci¨®n real¡±. Considera que el di¨¢logo ayuda a que ellos verbalicen y puedan plantear soluciones, adem¨¢s de nosotros (como madres o padres) exponerles consecuencias y posibles alternativas. ¡°Hay un desconocimiento general que muchas veces no respeta el desarrollo natural del infante, sus hitos evolutivos, donde se proyectan comportamientos que son c¨®modos para el adulto y que se espera que los deba realizar el ni?o o la ni?a¡±. En las familias, seg¨²n declara, ser¨¢ necesario ir consensuando normas de convivencia coherentes y respetando los tiempos de los ni?os. As¨ª que es necesario encontrar un equilibrio y emplear el sentido com¨²n, pero sobre todo ¡°dedicar tiempo de calidad, valorar las peque?as cosas y no centrarnos en los resultados, sino validar el proceso respetando el ritmo y las necesidades de cada uno¡±, afirma.
Para Marta Segrelles lo ¨²til es hablarles de consecuencias y de l¨ªmites, no de amenazas, chantajes o castigos. ¡°Es importante que el no cumplimiento de esa conducta no suponga que ellos crean que hay riesgo de perder el amor¡±. Considera esencial darles gu¨ªa y autonom¨ªa para que puedan reparar el da?o. ¡°Si tira un vaso de agua, ense?arle c¨®mo lo hacemos para recoger y limpiar, no gritarle y decir qu¨¦ es un torpe y que ya le hab¨ªamos avisado¡±. La psic¨®loga explica que los padres muchas veces sabemos transmitir lo que es incorrecto, lo que est¨¢ prohibido, o lo que no pueden hacer, pero no sabemos transmitir lo que s¨ª. ¡°No explicamos c¨®mo s¨ª hacerlo y es lo relevante porque todos necesitamos gu¨ªa, alternativa, tener herramientas y salidas adecuadas para cada situaci¨®n¡±, concluye.
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