Carolina Setterwall: ¡°Cre¨ªa que no podr¨ªa manejar sola el duelo y la maternidad a la vez¡±
La escritora sueca se levant¨® con su hijo de ocho meses a despertar a su pareja y descubri¨® que ¨¦l hab¨ªa fallecido durante la noche. Su historia la ha contado en ¡®Solo nos queda esperar lo mejor¡¯
Es cierto aquello de que la vida cambia en un instante. Una ma?ana, Carolina Setterwall (Suecia, 1978) se levant¨® con su hijo de ocho meses a despertar a su pareja, Aksel, y descubri¨® que este hab¨ªa fallecido durante la noche. Su historia la ha contado en Solo nos queda esperar lo mejor (Seix Barral), un libro en el que no encontramos reflexiones grandilocuentes, pero en el que, sin embargo, s¨ª palpamos la belleza en lo cotidiano, en la experimentaci¨®n de esos sentimientos universales que son el amor y dolor. Es un libro cruelmente real. De su maternidad dice que convertirse en madre y aceptar que ya no era la misma persona fue m¨¢s dif¨ªcil de lo que esperaba. Es curioso sentir como un hilo invisible de palabras puede unir a una madre en Suecia con una madre en Espa?a. En los miedos compartidos, en esas b¨²squedas de Google, de madrugada, en las lecturas antes del parto, en la vivencia misma del parto. El postparto. La transformaci¨®n y la p¨¦rdida de ti misma para encontrarte en otra. Tambi¨¦n cuenta que, cuando perdi¨® a su pareja, pens¨® que no podr¨ªa seguir sola adelante. Lo hizo, dice, porque fue su hijo quien la salv¨®.
Pregunta. Su hijo ten¨ªa apenas unos meses cuando muri¨® su pareja. ?Qu¨¦ fue lo m¨¢s dif¨ªcil de los primeros momentos de duelo con respecto a su maternidad?
Respuesta. Mi hijo ten¨ªa ocho meses en el momento en el que encontramos muerto a su padre, y lo ¨²nico que acertaba a creer era que no iba a poder seguir adelante, que no podr¨ªa manejar el dolor y la maternidad en solitario al mismo tiempo. Mis recuerdos de los primeros d¨ªas son muy borrosos, pero ese pensamiento se repet¨ªa durante las noches, junto a mi beb¨¦ dormido. No puedo hacerlo. No soy suficientemente fuerte. No s¨¦ c¨®mo hacer esto. No ten¨ªa una soluci¨®n en ese primer momento, pero afortunadamente tuve el apoyo de mi familia, amigos y la familia de mi pareja, quienes b¨¢sicamente se mudaron conmigo y mi hijo durante las primeras semanas.
P. Y lo hizo.
R. Despu¨¦s de un tiempo asum¨ª que ten¨ªa que hacerlo porque no hab¨ªa otra opci¨®n. Ten¨ªa un beb¨¦ peque?o que cuidar. Una vida nueva y fresca, un ni?o peque?o que amaba, que no merec¨ªa que su vida entera se arruinara por este terrible evento. Segu¨ª adelante, al menos al principio, porque ten¨ªa a mi hijo. ?l fue quien, en cierto modo, me salv¨®.
P. ?Necesitamos hablar m¨¢s de la muerte para afrontarla de otro modo?
R. Creo que algunas personas ya hablamos mucho sobre la muerte, especialmente quienes hemos estado en contacto cercano con ella, pero, en general, nos sentimos tan abrumados por el tema que lo acabamos escondiendo. Todo el mundo morir¨¢, en alg¨²n momento, y la mayor¨ªa de nosotros tendremos que llorar la p¨¦rdida de una persona que amamos. Es una experiencia compartida por todas las personas del mundo. En ese sentido, y en mi opini¨®n, la experiencia se vuelve un poco m¨¢s f¨¢cil de manejar si lo aprovechamos para apoyarnos unos en otros.
P. ?Dir¨ªa que ha sido terap¨¦utico escribir sobre la muerte de su pareja y padre de su hijo?
R. No estoy segura porque creo que el tiempo ha ido sanando la herida, y esta historia tard¨® algunos a?os en escribirse. Empec¨¦ a escribir alrededor de un a?o y medio despu¨¦s de la muerte de mi pareja y termin¨¦ alrededor de un a?o y medio despu¨¦s. Probablemente, destinar parte de mi energ¨ªa y de mi tiempo para investigar y documentar realmente mi p¨¦rdida personal y mi relaci¨®n con la persona que hab¨ªa perdido me dio alg¨²n tipo de comprensi¨®n y perd¨®n hacia m¨ª misma, y me ayud¨® a cerrar la parte m¨¢s dolorosa; a pesar de que esto sea probablemente lo m¨¢s triste y desgarrador que haya experimentado hasta el momento.
P. ?Ha cambiado la muerte su forma de afrontar la maternidad?
R. Desafortunadamente me he vuelto muy consciente de c¨®mo puede cambiar todo de manera repentina y qu¨¦ se siente cuando pierdes inesperadamente a alguien que amas. Creo que esto me ha convertido en una madre preocupada que tiende a ver cat¨¢strofes en cada esquina. Al mismo tiempo, opino que mi experiencia me ha ayudado a estar m¨¢s agradecida por cada d¨ªa, por todos los momentos ordinarios que paso junto a mi hijo, mi familia y las personas que me rodean.
P. Dice que es m¨¢s consciente de que en un instante la vida cambia por completo. ?C¨®mo cree que cambia esto la manera en que establecemos nuestras expectativas?
R. Antes de esa noche daba por sentada la presencia de mi pareja y de las personas que me rodeaban y tal vez no ten¨ªa que decirles que los amaba todo el tiempo porque siempre habr¨ªa tiempo para eso m¨¢s tarde. Ahora no cuento con ese m¨¢s tarde, lo que pienso que es triste y hermoso al mismo tiempo.
P. En el libro muestra su preocupaci¨®n por el efecto que la muerte de Aksel pueda tener en su hijo peque?o, Iv¨¢n. ?C¨®mo explicarle a un ni?o que su padre se ha ido para siempre?
R. Creo que hay que dejar que el ni?o elija c¨®mo y cu¨¢ndo hablar de ello y despu¨¦s tratar de explicarlo en funci¨®n de la capacidad del ni?o para comprender y procesar la crueldad e irreversibilidad de la muerte. Cuando mi hijo ten¨ªa dos a?os, a menudo hablaba de un ¡°cielo¡± donde estaba su padre, y se preguntaba si pod¨ªamos comprar una escalera superalta o si pod¨ªamos llegar a ¨¦l en un avi¨®n. Cuando creci¨®, la forma en que quer¨ªa hablar sobre su padre y la muerte cambi¨®. Durante algunos per¨ªodos, no preguntaba mucho y casi me sent¨ªa como si fuera insistente cuando le mostraba fotos. Y luego llegaron los d¨ªas en que de lo ¨²nico que quer¨ªa hablar era de su padre. He decidido dejar que su voluntad gobierne en este asunto. Trato de estar siempre ah¨ª cuando es ¨¦l quien viene a m¨ª y le acompa?o en sus pensamientos. Ahora que ha cumplido ocho a?os, ha tomado conciencia de que existe el riesgo de que yo tambi¨¦n pueda morir y eso le preocupa. Es una conversaci¨®n realmente dif¨ªcil para tener con tu hijo, a quien quieres proteger m¨¢s que a nada en el mundo.
P. Escribe sobre los primeros d¨ªas siendo madre: ¡°Me siento angustiada y abrumada por una responsabilidad que apenas puedo manejar¡±. Hay una parte en la que narra de modo muy realista c¨®mo es el posparto para muchas mujeres. ?Sigue siendo un tab¨²?
R. En Suecia creo que no lo es tanto ya. Aunque nunca me diagnosticaron depresi¨®n posparto, sab¨ªa qu¨¦ era y d¨®nde buscar ayuda si la necesitaba. Al menos entre las mujeres que me rodean no lo vivimos como un tab¨². Es una suerte porque considero que es un tema muy importante para poder hablar. Dicho esto, me sorprendi¨® ¨Ce incluso me avergonz¨®¨C lo vulnerable y fr¨¢gil que me sent¨ªa despu¨¦s de tener a mi primer beb¨¦. Convertirme en madre y aceptar que ya no era la misma persona fue m¨¢s dif¨ªcil de lo que esperaba.
P. ?Qu¨¦ piensa que influye en las expectativas que tenemos de la maternidad?
R. ?Cuentos! Historias contadas en pel¨ªculas, en libros, por nuestras propias madres, abuelas y otras mujeres que nos rodean. En estos d¨ªas, probablemente tambi¨¦n las redes sociales, lo que opino que es un problema, porque la gente tiende a mostrar solo los ¡°d¨ªas felices¡± en esas plataformas. Y todos sabemos que no todos los d¨ªas son d¨ªas felices. Incluso como madre.
P. Por ¨²ltimo, hay una cosa que me ha llamado la atenci¨®n al leer su libro: c¨®mo las dudas, las inquietudes, cuando estamos embarazadas, en el parto y en el posparto, son las mismas para una mujer que vive en Estocolmo y para una mujer que vive en Madrid. Y me parece maravilloso.
R. ?Gracias por decir eso! Y estoy de acuerdo: es fant¨¢stico. Creo que las preocupaciones, las dudas, la felicidad y las expectativas son, al menos en alg¨²n sentido, experiencias universales (?hist¨®ricas!), compartidas por millones de mujeres, hoy y en el pasado.
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