D¨ªa de la madre 2022: ?Qui¨¦n cuida a la que cuida?
El mensaje que la sociedad lanza continuamente a las madres es tremendamente duro y exigente. La maternidad, adem¨¢s de portear o tener en brazos a nuestras criaturas, carga con la losa de la culpa
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La madre del cuento Mi mam¨¢ quiere volar (editorial Apila) a veces va al gimnasio, habla ¡°horas y horas¡± por tel¨¦fono o cuando los amigos van a casa a cenar ¡°presta poca atenci¨®n¡± a su hijo. O por lo menos eso siente ¨¦l. El ni?o imagina que su madre es un globo que en ocasiones vuela alto, sin ¨¦l, as¨ª que, amarra el globo-madre y cuando la imagina lejos, tira de la cuerda y la acerca. Las criaturas necesitan a su madre en cuerpo y alma, y las madres, tambi¨¦n precisan espacios propios de autocuidado. Mamitis es una palabra recurrente, pero tambi¨¦n encontramos a las madres que al separarse de sus ni?os y ni?as, aunque sea para ir a trabajar o a bailar un rato, sienten una terrible culpa. ?Podr¨ªamos llamarlo hijitis?
Andrea Ros, autora Lo hago como madremente puedo (Destino, 2022), afirma que vivimos en una sociedad ni?of¨®bica que lee todo lo que tiene que ver con la infancia como algo patol¨®gico, ¡°algo que debe cambiar¡±: ¡°El problema lo tenemos nosotras, como sociedad, creyendo que los beb¨¦s son miniadultos y deben aprender a comportarse y ser independientes cuanto antes mejor¡±. Dice que ¡°necesitar a mam¨¢ nunca es malo¡±, y que debemos pensar que los ni?os son seres indefensos, no ¡°caprichosos manipuladores¡±. Para Ros, la mamitis no existe, sino que ¡°es el nombre que le ha puesto la sociedad a las necesidades de las criaturas¡±. No hay mamitis, sino ¡°v¨ªnculo¡±, y considera que ¡°cu¨¢nta m¨¢s presencia y m¨¢s mirada les demos, cu¨¢ntas m¨¢s cubiertas est¨¦n sus necesidades y m¨¢s atendidos se sientan, m¨¢s independiente ser¨¢n y m¨¢s v¨¢lido se sentir¨¢¡±.
El mensaje que la sociedad lanza continuamente a las madres es tremendamente duro y exigente. ¡°Nos han ense?ado que la mujer actual tiene ¨¦xito laboral. Si adem¨¢s eres mam¨¢, nos han inculcado que debes seguir trabajando sin renunciar a criar a tus hijos con apego y m¨¢xima presencia¡±, afirma la psic¨®loga Laura Cerd¨¢n. El mensaje que se nos lanza es que, para sentirnos satisfechas con nosotras mismas, debemos ser buenas madres, tener una carrera profesional exitosa, e incluso, mantenernos en el peso ideal. ¡°Porque, adem¨¢s, la mujer exitosa de nuestro siglo tiene tiempo para ir al gimnasio y hacer pilates¡±, afirma Cerd¨¢n entre risas. As¨ª que, ¡°normal¡± es que cuando vayamos camino al trabajo o a la depilaci¨®n, una losa llamada culpa nos hunda los hombros y nos haga peque?as. Los ni?os y las ni?as no tienen mamitis, sino necesidad de v¨ªnculo, ?pero c¨®mo se les cuida mientras las madres se ahogan en diversos pantanos?
Las madres, adem¨¢s de portear o tener en brazos a nuestras criaturas, cargamos con la losa de la culpa. Es un sentimiento com¨²n y compartido y, seg¨²n la psic¨®loga Laura Cerd¨¢n, se debe a la educaci¨®n recibida: ¡°Nos han ense?ado que las mujeres podemos hacerlo todo, lo cual es cierto, pero se ha confundido el poder hacerlo con el tener que hacerlo todo y bien¡±. Se nos exige cubrir todas las necesidades afectivas y materiales de nuestros ni?os, trabajar 40 horas y mantener nuestra la salud mental intacta. Laura Cerd¨¢n habla claro: ¡°Cuando eres madre descubres que la conciliaci¨®n familiar y laboral no existe como tal y asumimos que todo debe recaer en nosotras¡±. Por tanto, muchas mujeres se sienten frustradas porque creen que no llegan a todo. ¡°Nos falta tiempo y eso hace que renunciemos a tener tiempo para nosotras mismas en favor de trabajar y cuidar a nuestra familia¡±, afirma.
Laura Cerd¨¢n apunta que a las mujeres se nos ha educado para cuidar: ¡°En consecuencia, dejar a tu hijo al cuidado de otra persona para que esta le cuide y no hacerlo una misma no encaja en esa educaci¨®n¡±. S¨²male culpa y malestar que lo cuide otra persona si la madre necesita darse un masaje o pasear por el campo. ¡°Pienso que es fundamental cuestionar el rol de madre perfecta que nos han vendido. Es totalmente injusto y cruel porque no es factible¡±, afirma. Por el contrario, existen las madres cansadas, las que preparan la mochila de sus hijos mientras atienden una llamada de trabajo, las que dan boller¨ªa en la merienda porque no tuvieron tiempo de preparar algo m¨¢s saludable, las madres que siguen siendo mujeres y siguen necesitando, como antes de ser mam¨¢s, tiempo para s¨ª mismas.
As¨ª que, acabamos creyendo que lo ¡°normal¡± es anteponer a todo y a todos por delante de nosotras mismas y nos acabamos olvidando de que nuestros cuerpos (y mente) padecen. Para la psic¨®loga perinatal Paola Roig-Gironella es valioso que las madres entendamos la necesidad de cuidarnos. Los espacios de cuidados no son un privilegio sino una necesidad. Salir con amigas no puede resultar una especie de loter¨ªa o premio: ¡°Para cuidar hay que cuidarse¡±, dice Roig-Gironella. En su libro, Madre (Bruguera, 2022) escribe: ¡°En la crianza respetuosa entra el respeto hacia nosotras mismas. Por nuestras necesidades. Las criaturas no aprenden de lo que oyen, sino de lo que ven. ?C¨®mo vamos a criarlos en el respeto si se nos olvida el m¨¢s importante? El que nos mostramos a nosotras mismas¡±.
La psic¨®loga Laura Cerd¨¢n considera ¡°tremendo¡± que a los padres no se le exija tanto. ¡°Cuando un hombre no recoge a sus hijos en el cole porque trabaja, lo vemos normal. En cambio, la mujer que no ha reducido su jornada por recoger a sus hijos en el cole es criticada¡±. ?Cu¨¢ntos hombres conocemos que han pedido una excedencia por cuidar a sus hijos? Precisamente este tipo de detalles son los que conforman ese nivel de exigencia de las madres.
Los ni?os y las ni?as necesitan a una figura de apego fuerte y constante, pero si en lugar de una fueran dos, permitir¨ªa descansar y recobrar fuerza a la madre. No es cuesti¨®n de que el padre ayude, es m¨¢s bien compartir responsabilidades y cocriar. Ayudar ser¨ªa, para muestra un bot¨®n, que la madre vista al ni?o y que el padre le ponga los zapatos. Y cocriar ser¨ªa que un d¨ªa lo vista el padre y otro la madre. La mamitis, exista o no, necesita ser repartida para que las madres podamos respirar y mantener el cerebro oxigenado. Concluye Paola Roig-Gironella: ¡°Las madres somos juzgadas siempre. Si no vamos de cena porque deber¨ªamos ir. Y si vamos porque somos unas ego¨ªstas dejando a nuestros beb¨¦s o ni?os. Apaga todo ese ruido y esc¨²chate a ti. T¨² eres la ¨²nica que sabes lo que necesitas¡±.
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