C¨®mo atender las necesidades afectivas de nuestros hijos
Como especie altricial que somos, necesitamos de la protecci¨®n, el amor y la atenci¨®n de nuestros padres para poder, en un primer momento, sobrevivir y, posteriormente, desarrollar una buena salud mental
La sociedad actual ejerce sobre nosotros una gran presi¨®n para que seamos padres perfectos, trabajadores hipercompetentes y personas que rindan al m¨¢ximo de nuestras posibilidades en las diferentes ¨¢reas en las que nos movemos. Estamos tan centrados en el mundo de los adultos que nos olvidamos de los m¨¢s necesitados y vulnerables: nuestros hijos. Como especie altricial que somos, necesitamos de la protecci¨®n, el amor y la atenci¨®n de nuestros padres para poder, en un primer momento, sobrevivir y, posteriormente, desarrollar una buena salud mental. Solo la madre con equilibrio y capacidad de sintonizaci¨®n emocional va a poder aportarle lo necesario a su hijo.
El pediatra brit¨¢nico Donald Winnicott acu?¨® el concepto de madre suficientemente buena para referirse a las caracter¨ªsticas que deb¨ªa reunir una madre, un padre o cualquier persona de referencia de un menor para desarrollar en este una buena salud mental. Es por ello por lo que me planteo como reto abordar las que para m¨ª ser¨ªan las fases por las que debe pasar una madre suficientemente buena ante la necesidad que presenta un ni?o. A lo largo del d¨ªa son varios los momentos en los que nuestros hijos muestran necesidades emocionales. Cada uno de esos instantes son oportunidades para ejercer de madres o padres suficientemente buenos.
En mi humilde opini¨®n, estas ser¨ªan las cuatro fases por las que debe pasar la madre suficientemente buena:
- Disponibilidad: la presencia de las figuras de apego es fundamental para los m¨¢s peque?os. Pasar una gran cantidad de tiempo con nuestros hijos es una condici¨®n necesaria, aunque no suficiente, para que podamos cubrir sus necesidades emocionales. Si estamos f¨ªsicamente con ellos, estaremos cumpliendo con el requisito de la disponibilidad.
- Accesibilidad: una vez que estamos disponibles, dar el paso para convertir ese tiempo en un espacio y un entrono de calidad implicar¨ªa estar accesible. Se trata de estar atento a lo que realmente necesita tu hijo. En ocasiones necesitan cari?o, otras veces que confiemos en ellos y hay momentos en que ponerles l¨ªmites es una urgencia. Poner el m¨®vil en ¡°modo avi¨®n¡± para todo aquello que no sea nuestro hijo es una manera de mostrarnos accesibles. Si la disponibilidad hace referencia a la cantidad de tiempo, la accesibilidad se centra en la calidad de ese tiempo.
- Sintonizaci¨®n emocional: conectar con la necesidad emocional que tiene nuestro hijo ser¨ªa el siguiente paso. Para ello, debemos dejar nuestros miedos, expectativas y deseos a un lado para empatizar con lo que realmente necesita el menor en ese preciso momento. Si el ni?o experimenta una emoci¨®n que pertenece a la familia afectiva de la rabia, debemos sintonizar con la intensidad concreta de dicha emisora emocional. ?Qu¨¦ es lo que siente realmente tu hijo? Molestia, enfado, ira o furia.
- Responsividad: una vez que hemos conectado con la emoci¨®n o necesidad afectiva, estamos a las puertas de ser responsivos. Para ello debemos darle al menor aquello que cubra la carencia que presenta. De hecho, el concepto de responsividad proviene de la palabra ¡°respuesta¡±. La madre responsiva es aquella figura que atiende y cubre lo que precisa el menor en su justa medida.
Para poder entender mejor dichas etapas voy a poner un ejemplo sencillo. Imagina que tu hijo de cinco a?os no para de dar vueltas en la cama por la noche. Le preguntas y te dice que no se puede dormir porque tiene miedo a los monstruos. El menor tiene la necesidad de ser protegido, pero ?c¨®mo podr¨ªa enfrentarse a esta situaci¨®n una madre o un padre suficientemente bueno? Ve¨¢moslo. La sola presencia del padre o de la madre en la habitaci¨®n del ni?o hace que se cumpla el requisito de la disponibilidad. Dado que el padre deja el libro que estaba leyendo mientras su hijo trataba de dormirse, entendemos que la accesibilidad tambi¨¦n est¨¢ cubierta. Deja todo en ¡°modo avi¨®n¡± por y para su hijo. El padre conecta con el miedo de su hijo y se muestra emp¨¢tico y comprensivo (sintonizaci¨®n emocional). Finalmente, es responsivo ante el miedo que tiene su hijo a los monstruos. Ratifica c¨®mo se siente y hacen un ritual para ahuyentar a los monstruos de la habitaci¨®n. Cuidado porque a veces queremos ser responsivos dando cualquier respuesta al menor. Por ejemplo, en ocasiones tratamos de eliminar el miedo d¨¢ndole un vasito de agua. El agua calma la sed, no el miedo.
En definitiva, son muchas las oportunidades que nos ofrece el d¨ªa a d¨ªa para poder pasar por estas cuatro fases. No importa que nos quedemos cerca o lejos de la ¨²ltima fase (responsividad), lo importante es llegar a ella. Quedarse en la tercera fase sin llegar a ser responsivo es lo mismo que no nos toque la loter¨ªa por un n¨²mero de diferencia. Por lo tanto, las cuatro fases de la madre suficientemente buena son condiciones necesarias, aunque no suficientes por s¨ª solas. Es probable que te parece dif¨ªcil, pero ?sabes la buena noticia? La investigaci¨®n demuestra que la madre suficientemente buena es aquella que pasa por las cuatro fases en una de cada tres ocasiones que se presenta la necesidad. Estoy seguro de que este dato te habr¨¢ aliviado y tranquilizado bastante, ?verdad que s¨ª?
Rafa Guerrero es psic¨®logo y doctor en Educaci¨®n. Director de Darwin Psic¨®logos y autor de los libros ¡°Educaci¨®n emocional y apego¡± (2018) o ¡°Cuentos para el desarrollo emocional desde la teor¨ªa del apego¡± (2019), entre otros.
Puedes seguir De mamas & de papas en Facebook, Twitter o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter quincenal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.