Luc¨ªa Torres: ¡°El hecho de que el duelo perinatal sea tab¨², hace que se lleve en silencio. Y esto desprotege a los padres¡±
La noticia de la muerte de uno de los ni?os que esperaba Georgina Rodr¨ªguez ha puesto el foco en el dolor que sufren algunos padres: perder a un hijo antes o a pocos d¨ªas de nacer. La psiquiatra y experta en duelo explica en qu¨¦ consiste
Un embarazo deseado es una de las noticias m¨¢s alegres y gratificantes que unos padres pueden recibir. Para la madre, adem¨¢s, el comienzo de la gestaci¨®n marca un punto de inflexi¨®n diferente ya que su cuerpo alojar¨¢ durante unas 40 semanas una vida que ella ir¨¢ cuidando y esperando con alegr¨ªa, ansiedad, a veces miedos, ilusi¨®n, dudas, etc. De sobras es conocida la frase: ¡°lo ¨²nico que quiero es que venga sano¡±, en referencia a que todos esperamos un final feliz. Justo lo que desgraciadamente no ha tenido el embarazo gemelar de Georgina Rodr¨ªguez, pareja del jugador del Manchester United, Cristiano Ronaldo. La noticia del fallecimiento del ni?o de los dos que estaban esperando ha sido un mazazo para la pareja que ahora deber¨¢ enfrentarse a un duelo poco entendido: el duelo perinatal.
Para la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, el per¨ªodo perinatal se extiende desde las 22 semanas de gestaci¨®n (154 d¨ªas) hasta una semana de vida independiente, aunque en la pr¨¢ctica y en la literatura sobre el tema, este per¨ªodo se ampl¨ªa. Karren Kowalski, profesora de la Universidad de Texas, lo prolonga desde la concepci¨®n hasta el final del primer a?o de vida, lo que convierte en p¨¦rdidas perinatales al embarazo ect¨®pico, al aborto espont¨¢neo o al inducido, entre otros supuestos. Seg¨²n informaba la Asociaci¨®n Umamanita en un comunicado, en Espa?a mueren alrededor de 2.500 beb¨¦s cada a?o en el periodo perinatal, cifra que extraen de un estudio estad¨ªstico de mortalidad elaborado por la propia organizaci¨®n: ¡°El problema no es tanto el n¨²mero absoluto, el cual es muy notable, sino que la tasa de mortalidad sigue estancada desde 2008, oscilando entre 6,5 y 7,0 fallecimientos por 1.000 nacidos cada a?o¡±. Luc¨ªa Torres J¨ªmenez es psiquiatra, psicoterapeuta y experta en duelo gestacional y perinatal con una dilatada trayectoria en neonatos del hospital madrile?o Gregorio Mara?¨®n. A continuaci¨®n, la experta explica en qu¨¦ consiste el duelo perinatal y c¨®mo podemos ayudar (comprender) a estos padres y madres.
En qu¨¦ consiste el duelo perinatal
El duelo perinatal se produce tras la p¨¦rdida de un beb¨¦ durante el embarazo o en los momentos previos o posteriores al parto. Duele ¨Cexplica la experta- ¡°porque es una p¨¦rdida, como cualquier duelo, pero tiene varias agravantes, es una p¨¦rdida contra natura, una inversi¨®n del ciclo biol¨®gico¡±. ¡°Es decir¡±, prosigue, ¡°un hijo viene prepar¨¢ndose toda la vida para asumir la separaci¨®n y p¨¦rdida en alg¨²n momento de las figuras paternas, mientras que en el caso de los padres venimos programados para dar nuestra vida con el objetivo de lograr la vida y progreso de nuestra prole. Y ah¨ª nos vemos da?ados, frustrados, fracasados, impotentes¡±.
¡°La muerte del beb¨¦, ya sea en el ¨²tero materno o a los pocos d¨ªas de nacer o durante el parto, significa una ruptura abrupta con las expectativas de la futura madre: pasa de la ilusi¨®n de ser fuente de vida a tener que atravesar la p¨¦rdida de la muerte. Las hormonas de la mujer embarazada (prolactina) est¨¢n destinadas a generar v¨ªnculo y uni¨®n, al tiempo que las hormonas del estr¨¦s de la p¨¦rdida (cortisol y acetilcolina) colisionan con el estado de especial sensibilidad funcional de la madre gestante, haci¨¦ndola particularmente vulnerable¡±, argumenta Torres.
Fases del duelo
Elaborar (labor) el duelo (dolor) significa poder llevar a cabo la labor o tarea de conectar con el dolor, asevera Torres. ¡°Se completa cuando somos capaces de recordar la p¨¦rdida sintiendo poco o ning¨²n dolor, algo que no es concebible en un primer momento dado lo desgarrador de la situaci¨®n, pero s¨ª ser¨¢ la meta a la que llegar si el proceso del duelo transcurre con normalidad.
La experta se?ala qu¨¦ etapas hay que atravesar para llevar el duelo:
- La primera de ellas ser¨ªa la Negaci¨®n: nos decimos ¡°no puede ser¡±, hay incredulidad, confusi¨®n. La noticia produce un shock que amortigua el dolor.
- Regresi¨®n: llanto explosivo, desesperaci¨®n, la situaci¨®n nos invade y desborda, y lloramos como ni?os, de ah¨ª el nombre de regresi¨®n.
- Rabia o furia: se buscan culpables externos, tiene que haber alguien a quien responsabilizar de todo esto. En ocasiones se puede sentir rabia, incluso hacia la persona fallecida ¡°?por qu¨¦ te has ido?¡±. No es coherente ni racional, pero s¨ª lo es en el mundo emocional.
- Culpa: por lo que no hicimos, por no haberle podido salvar. La culpa es muy pesada, pero genera cierto sentimiento de control ¡°si yo tuve la culpa es que yo pude haber hecho algo para evitarlo. Si soy culpable significa que me puedo proteger frente a las p¨¦rdidas futuras si hago las cosas bien¡±. Esto evita enfrentarse a la impotencia de la p¨¦rdida, que da nombre a la siguiente etapa.
- Impotencia: ocurri¨® y no hay nada que yo pueda hacer para evitarlo. Es la etapa m¨¢s temida, la verdadera tristeza. Pero tambi¨¦n la necesaria para poder dar pie a la siguiente etapa de aceptaci¨®n.
- Aceptaci¨®n: Se acepta el dolor de la p¨¦rdida, la impotencia. Y con ello se empieza a conectar con cierta identificaci¨®n con el ser perdido, nos damos cuenta de lo que tenemos en com¨²n y hacemos cosas para parecernos a ¨¦l/ella y mantenerle presente y ¡°vivo¡± en nuestras vidas. En ocasiones viene incluso acompa?ado de cierto agradecimiento por haber sido capaces de encontrarnos en el ¡°camino¡±, de haber compartido y crecido juntos. Ser¨ªa la cicatrizaci¨®n: sabernos diferentes a la persona fallecida, pero al mismo tiempo sentir que algo de esa persona qued¨® en nosotros.
C¨®mo acompa?arles durante el duelo
Elementos como la empat¨ªa, la paciencia y la comprensi¨®n son fundamentales en este proceso tan doloroso. ¡°Los profesionales sanitarios que atienden a la mujer en un momento tan delicado de su vida tambi¨¦n tienen una labor importante para proteger a la madre en ese momento tan delicado. Las siglas en ingl¨¦s LAST (Listen, Aknowlegement, Support and Touch) representan una receta f¨¢cil de recordar en estas circunstancias: escuchar, reconocer el dolor, apoyar y mostrar tacto (dado que el 90% de la comunicaci¨®n proviene del lenguaje no verbal)¡±, explica la psicoterapeuta.
Qu¨¦ criterio ha de seguir el especialista para ver su evoluci¨®n
En ocasiones la elaboraci¨®n del duelo queda paralizada en una de sus etapas, reconoce Torres. Dependiendo de la etapa en la que esto ocurra, explica, la cl¨ªnica y los s¨ªntomas ser¨¢n diferentes. As¨ª ocurre que en ocasiones, cuando se realiza la historia cl¨ªnica, los padres no mencionan al hijo perdido, y se pone de manifiesto este hecho casualmente a lo largo de la entrevista. Este hecho no ha quedado integrado ni elaborado en la historia familiar, y probablemente est¨¦ en relaci¨®n con otros s¨ªntomas de los que adolecen y que no relacionan con su tendencia a la ¡°negaci¨®n¡±.
En otras ocasiones, ¡°la persona funciona como si todo estuviera resuelto o no hubiera pasado; sin embargo, un elemento que conecta con el suceso traum¨¢tico (las luces de quir¨®fano, el ruido del instrumental m¨¦dico o el olor de la sala quir¨²rgica) hacen revivir la situaci¨®n traum¨¢tica como en un inicio, sinti¨¦ndose muy vulnerables frente a la vida, puesto que no saben en qu¨¦ momento el trauma puede despertarse en su d¨ªa a d¨ªa¡±.
La idea, sugiere la experta, ¡°ser¨ªa que transcurrido un tiempo prudencial, la familia fuese capaz de recordar y nombrar al miembro perdido con naturalidad, como un hecho doloroso del pasado, pero que no paraliza ni condiciona la funcionalidad del sistema ni de sus integrantes. Si esto no ocurre, el trauma de la p¨¦rdida sigue activo, y habr¨ªa que ayudar a la persona a que pueda transitar por las diferentes emociones en el marco de seguridad que ofrece la psicoterapia¡±.
La terapia con EMDR suele ser especialmente eficaz para ayudar a resolver el duelo en estas circunstancias, puesto que propicia que la elaboraci¨®n no se quede solo en un marco racional de la palabra, sino que se integre la parte corporal y emocional en el mismo grado, tan presente en el proceso de la maternidad.
Por qu¨¦ no entendemos el sufrimiento de estos padres y madres
Es una cuesti¨®n muy sencilla y a la vez muy compleja: ¡°El ser querido y perdido para los padres no ten¨ªa un nombre para la sociedad, un f¨ªsico, una identidad. Esto puede provocar que sean tratados frente al mundo como si la p¨¦rdida no se hubiera producido, y, por lo tanto, no sea reconocida o validada. Su vivencia dolorosa como padres queda deslegitimizada. No ha habido nacimiento, bautizo o entierro. No hay fotos. El ni?o no tiene nombre. No hay recuerdos que avalen su existencia. Sin embargo, para los padres es su hijo desde la concepci¨®n, en la imaginaci¨®n, y en las expectativas, en las esperanzas de los padres y familia. Es un miembro m¨¢s del clan, con entidad propia en el mundo interno de los padres y hermanos (si tienen la edad suficiente para comprender el concepto del embarazo). El hecho de que sea un duelo no reconocido o legitimizado por la sociedad hace que se lleve en silencio. Y no hablarlo no ayuda, sino que desprotege¡±, se lamenta la experta.
Cu¨¢les son las peores frases que se pueden decir a estos progenitores
En ocasiones escuchamos frases como ¡°no llores¡±, ¡°no es el fin del mundo¡±, ¡°tienes otros hijos¡±, ¡°te puedes volver a quedar embarazada¡±, ¡°al menos no llegaste a conocerle mejor¡±, ¡°debes ser fuerte¡±, ¡°ya lo olvidar¨¢s¡±. Todas ellas, seg¨²n, la experta, de lo m¨¢s desafortunadas: ¡°Si nos damos cuenta, todas estas frases, que pueden ser pronunciadas con la mejor de las intenciones, no hacen m¨¢s que bloquear el proceso de elaboraci¨®n del duelo, que implica poder transitar el dolor. Y nosotros podemos acompa?arles en su dolor, pero tenemos que asumir la impotencia de que no se lo podemos quitar, porque es parte de su proceso. Y parte del nuestro asumir la impotencia¡±, aconseja. Por ello frases que transmitan que estamos ah¨ª, de forma discreta, pero presente, con capacidad para acompa?ar en la tristeza, en la p¨¦rdida y el dolor, pueden ser m¨¢s reconfortantes ¡°siento lo que ha pasado¡±, ¡°no me molesta que llores¡±, ¡°no s¨¦ muy bien qu¨¦ decirte¡±.
Qu¨¦ falta en la sociedad para entender el duelo perinatal
Hay una dificultad general para tolerar y sostener el dolor, propio y ajeno, como parte de la vida. ¡°Partimos de una idea err¨®nea de que se pueden controlar lo que ocurre en nuestro d¨ªa a d¨ªa, y aunque el principio de realidad se nos planta delante cada d¨ªa, parece que queramos darle la espalda. Siento que como sociedad hemos evolucionado en muchas ¨¢reas: en tecnolog¨ªa, en bienes materiales, en lujos, ¡ Sin embargo, esto parece no estar traduci¨¦ndose en una mayor calidad de vida, sino en todo lo contrario¡±, se?ala.
Toda nuestra energ¨ªa est¨¢ colocada en el mundo ¡°de fuera¡±, en hacerlo ¡°bonito¡±, a nuestra manera¡ Dando poca o ninguna relevancia a nuestro mundo interno, que es el motor que nos mueve. ¡°De nada nos sirve colocarnos frente a la mejor obra de arte del mundo si nuestras gafas son opacas o trasl¨²cidas. El mundo de la maternidad sigue siendo el mundo de lo instintivo, de la intuici¨®n, de las emociones y los sentimientos. Solo podremos acompa?ar siendo capaces de conectar con esta parte nuestra¡±, concluye la psiquiatra.
Me llamo Virginia y perd¨ª a mi hijo a punto de nacer
Me llamo Virginia del Río, soy periodista y yo perdí a mi hijo en la semana 39 de gestación, a punto de nacer.
Ayer, cuando leí la noticia del fallecimiento de bebé de Cristiano y Georgina volvió a encogérseme el estómago, como cada vez que me entero de una desgracia así. Pensé en todo el camino que les queda por delante a estos padres, teniendo que elaborar el duelo por su hijo y criando a su hija recién nacida. Porque en los embarazos múltiples es común que algunas personas caigan en el pensamiento o comentario erróneo de "bueno, al menos tiene a una", pero es que ellos esperaban dos, y un hijo es un hijo siempre, único e insustituible. Afortunadamente, la niña está viva, pero eso no elimina o rebaja el dolor por la muerte de su hijo.
La muerte de este bebé pone de manifiesto, una vez más, que da igual quien seas, como seas, las posibilidades que tengas o lo saludable que haya sido tu embarazo: la muerte llega y arrasa con todo.
Le mando todo mi cariño a esta familia para transitar el oscuro camino del duelo perinatal para que, un día, aprendan a vivir con la ausencia de su niño y con todo el amor que les dejó. Que no se olvide de pedir ayuda si ve que se le complica el duelo. Son emociones muy particulares y a veces es necesario una guía.
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