¡®Matrescencia¡¯ o c¨®mo el cerebro de las madres cambia hasta seis a?os despu¨¦s del parto
La maternidad, al igual que ocurre en la adolescencia, es un periodo de neuroplasticidad y vulnerabilidad mental para favorecer la adaptaci¨®n a los enormes requerimientos que depara la llegada de un beb¨¦
Sabemos que la maternidad supone una metamorfosis enorme y no solo a nivel personal, familiar o social. Durante el embarazo, el cuerpo se adapta a distintos cambios f¨ªsicos a nivel cardiovascular, respiratorio, metab¨®lico, renal o muscular, pero tambi¨¦n se produce una modificaci¨®n enorme en el cerebro. As¨ª lo demuestran las distintas investigaciones realizadas en los ¨²ltimos a?os que han analizado c¨®mo el cerebro de las madres se prepara para maternar al beb¨¦. Cambios profundos propiciados por las hormonas, que desencadenan un aumento de la neuroplasticidad. Se trata de un proceso similar al que se produce durante la adolescencia y que recibe el nombre de matrescencia, t¨¦rmino acu?ado por la antrop¨®loga Dana Raphael en los a?os setenta y que ha ido ganando peso en los ¨²ltimos a?os.
¡°Al igual que la adolescencia describe la transici¨®n de un ni?o a la edad adulta, la matrescencia describe la transici¨®n de una mujer a la maternidad. Adolescencia y matrescencia son periodos coordinados por hormonas esteroideas, y ¨¦pocas de neuroplasticidad y de vulnerabilidad mental. Adem¨¢s, ambas son ¨¦pocas de cambio y adaptaci¨®n, aunque hay una amplia variabilidad en lo que cada persona experimenta individualmente¡±, explica Magdalena Mart¨ªnez Garc¨ªa, neurocient¨ªfica que trabaja con los grupos de neuroimagen de Neuromaternal (Madrid) y BeMother (Barcelona), pioneros en realizar estudios longitudinales del cerebro de madres en diferentes periodos, desde antes del embarazo y pasando por la gestaci¨®n hasta el posparto.
En un estudio de 2019 en el que particip¨® Mart¨ªnez demostraron que las similitudes entre adolescencia y matrescencia tambi¨¦n tienen una base neurobiol¨®gica. ¡°Comparamos los cambios cerebrales de un grupo de madres primerizas y los de un grupo de chicas adolescentes. Sorprendentemente, ambos grupos mostraron un perfil de cambio pr¨¢cticamente id¨¦ntico, lo que sugiere que adolescencia y matrescencia conllevan procesos de neuroplasticidad parecidos, y que las hormonas esteroideas son importantes mediadoras de estos cambios¡±, se?ala.
Seg¨²n Susanna Carmona Caba?ete, psic¨®loga cl¨ªnica, doctora en Neurociencia y directora del grupo de investigaci¨®n Neuromaternal del Instituto de Investigaci¨®n Sanitaria Gregorio Mara?¨®n, durante el primer embarazo, el cerebro de la mujer se modifica de forma dr¨¢stica. ¡°Los cambios cerebrales que caracterizan este periodo vital son tan marcados que actualmente la comunidad cient¨ªfica considera el embarazo la etapa de mayor plasticidad cerebral de la vida adulta¡±, asegura. Se trata, seg¨²n la experta, de una ventana temporal en la que el cerebro es m¨¢s maleable y adaptable a la experiencia. Detr¨¢s de esta maleabilidad enaltecida est¨¢n las fluctuaciones hormonales y la interacci¨®n con el beb¨¦: ¡°Las primeras preparan al cerebro para que se torne m¨¢s pl¨¢stico; la segunda ejercer¨¢ presiones para moldearlo y adaptarlo a las demandas de la nueva etapa¡±.
Carmona utiliza el s¨ªmil de la alfarer¨ªa, invit¨¢ndonos a imaginar el cerebro en el momento del nacimiento como una plasta de arcilla reci¨¦n sacada de su envoltorio, h¨²meda y muy vulnerable a los eventos externos, a las presiones y extensiones que ejerzamos en ella. ¡°Con el tiempo esa arcilla va perdiendo humedad y con ello maleabilidad, capacidad de adaptarse. El cerebro se fija, la estructura principal de la escultura ya est¨¢ formada y solo pueden realizarse retoques sutiles. Hasta hace no mucho tiempo se cre¨ªa que tras la adolescencia esa arcilla se horneaba y permanec¨ªa fija, sujeta ¨²nicamente al desgaste derivado del paso del tiempo. Actualmente, sabemos que ese horneado no ocurre y que la experiencia va a seguir produciendo peque?os cambios en la anatom¨ªa y funci¨®n cerebral hasta el momento de la muerte¡±, detalla.
Con el embarazo, el cerebro materno vuelve a tornarse modelable, favoreciendo la adaptaci¨®n a los enormes requerimientos que depara la llegada de un beb¨¦. Unos requerimientos que chocan en muchas ocasiones con c¨®mo viven muchas mujeres momentos como el embarazo, el parto y, por supuesto, el posparto. ¡°El cerebro se adapta constantemente tanto a nuestro estado interno como a nuestro entorno. Y muchas veces lo que te pide el cuerpo choca con tu situaci¨®n socioecon¨®mica, incluyendo tu situaci¨®n familiar y tus condiciones laborales. Actualmente, vivimos la maternidad con una constante ambivalencia entre el privilegio y la precariedad¡±, sostiene Magdalena Mart¨ªnez.
Seg¨²n la neurocient¨ªfica, en sus estudios han hallado que el cerebro de las madres sigue cambiando a lo largo del posparto, por lo tanto, sigue siendo vulnerable durante esta ¨¦poca. Y tambi¨¦n varios a?os despu¨¦s. Un estudio liderado por la investigadora, y publicado en Brain Sciences en 2021 encontr¨® que el cerebro de una madre difiere del de una mujer sin hijos hasta los seis a?os de posparto. Y otros estudios con mujeres en la edad adulta (d¨¦cadas despu¨¦s de ser madres) sugieren que el embarazo deja una huella permanente en el cerebro de las mujeres.
Cuidar mejor a las madres
Proteger el periodo de embarazo para evitar estr¨¦s y mejorar el descanso es esencial. Magdalena Mart¨ªnez piensa que tradicionalmente la sociedad ha puesto el foco en el impacto negativo del embarazo y la maternidad en la capacidad cognitiva de las madres: ¡°Hasta el punto de normalizar el t¨¦rmino mommy brain o momnesia para referirse a mujeres embarazadas¡±. Adem¨¢s, cree que este tipo de investigaciones recuerdan la tremenda adaptaci¨®n cerebral que supone el embarazo y el posparto, relativizando las p¨¦rdidas de memoria o concentraci¨®n que puedan experimentar las mujeres.
¡°Estos trabajos han puesto el foco en las madres, grandes olvidadas, que a menudo suelen pasar a un segundo plano respecto al beb¨¦. Tenemos que entender que una buena red de apoyo y cuidado formada por familiares, amigos y personal sanitario es fundamental para el bienestar tanto de las madres como de sus beb¨¦s¡±, a?ade. Si, adem¨¢s, prosigue Mart¨ªnez, se comprende c¨®mo se adaptan las madres de forma no patol¨®gica a estos cambios, ¡°entenderemos c¨®mo podemos sostener a las que sufren trastornos de salud mental como la depresi¨®n posparto, por ejemplo, que afecta a un 20% de las madres¡±.
?Qu¨¦ impacto tienen los vientres de alquiler en esa adaptaci¨®n? Mart¨ªnez explica que no hay estudios sobre el cerebro de esas madres gestantes porque cree que no interesa hacerlos, aunque s¨ª considera que ser¨ªa muy interesante ver qu¨¦ impacto tiene en su salud mental y cerebral a corto y largo plazo la separaci¨®n premeditada del beb¨¦ tras el parto. En este sentido, Susanna Carmona recuerda que los cambios hormonales e inmunes que acontecen durante el embarazo dejan una huella duradera en el cerebro materno y dicha huella puede alterar la salud mental de la madre a corto y a largo plazo.
En otras palabras, gestar conlleva una serie de adaptaciones en el cuerpo y el cerebro que parecen persistir de por vida y que pueden incidir en la salud de la madre gestante y la del beb¨¦. ¡°El embarazo es un proceso natural, pero eso no significa que debamos trivializar el efecto que ejerce en la fisiolog¨ªa de la mujer¡±, se?ala Carmona. La psiquiatra y directora del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, Ibone Olza, s¨ª ha se?alado en diversas ocasiones las repercusiones que puede tener en la salud mental perinatal la separaci¨®n de la d¨ªada madre-beb¨¦: ¡°Supone encadenar una serie de p¨¦rdidas para ambos, por lo que insisto en la necesidad de seguir investigando acerca de las consecuencias de esta pr¨¢ctica¡±.
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