S¨ªndrome de la cara vac¨ªa: adolescentes que no se quitan la mascarilla ni en casa
Esta manifestaci¨®n contribuye a disminuir habilidades sociales y a complicar la gesti¨®n de las emociones y es m¨¢s habitual entre chavales con problemas de inseguridad
Apenas quedan unos d¨ªas para que las autoridades nos permitan quitarnos las mascarillas en interiores, aunque con excepciones. Un momento esperado por muchos, desde hace casi dos a?os. Porque la mascarilla irrita la piel, produce acn¨¦, incomoda al respirar, nos impide vernos y comunicarnos, reconocernos y expresarnos¡ Sin embargo, no todos esperamos con igual inter¨¦s la llegada de esta medida. Por mucho que nos pueda sorprender a la mayor¨ªa, hay adolescentes para quienes la no obligatoriedad del uso de mascarillas no va a suponer ning¨²n alivio. Si acaso, incluso lo contrario. Son chavales y chavalas que a¨²n en lugares donde ya pueden prescindir de su utilizaci¨®n, siguen tapando su rostro con la mascarilla.
Es lo que se ha dado en llamar s¨ªndrome de la cara vac¨ªa, un t¨¦rmino acu?ado por el psic¨®logo Jos¨¦ Antonio Galiani, tal y como indica Natalia Ortega, Psic¨®loga Sanitaria y directora de Activa Psicolog¨ªa y Formaci¨®n. ¡°No presenta un tipo de sintomatolog¨ªa concreta, ni supone diagn¨®stico nosol¨®gico alguno, pero s¨ª contribuye a disminuir habilidades sociales y a complicar la gesti¨®n de las emociones¡±. ?C¨®mo saber si nuestro hijo lo padece? Sencillamente, no se quita la mascarilla cuando camina en exterior, ni con personas conocidas, ni tan siquiera en casa.
Mayor prevalencia en la adolescencia
Al ser tan novedosa, es dif¨ªcil saber la incidencia de esta afecci¨®n, pero s¨ª se sabe que ha llamado la atenci¨®n de profesores, padres y psic¨®logos la prevalencia que tiene entre adolescentes. Aunque todo tiene su explicaci¨®n, por supuesto. No podemos olvidar que ¡°la adolescencia se define por las inseguridades sobre la imagen corporal, la presi¨®n social para adaptarse, un creciente sentido de la identidad y una susceptibilidad a la ansiedad social¡±, comenta Ortega.
Mar¨ªa Campo Mart¨ªnez, pedagoga y profesora del M¨¢ster en Orientaci¨®n Familiar de UNIR, apunta a dos razones que justifican la dificultad para mostrar su rostro durante la adolescencia: ¡°Por un lado, el cambio f¨ªsico en ellos es mucho m¨¢s significativo. Por otro, la afecci¨®n que tienen hacia su intimidad, el reconocimiento de su yo, la aceptaci¨®n de su personalidad, de su desarrollo f¨ªsico¡±. Es decir, utilizan la mascarilla como ¡°una forma de protegerse y de ocultar sus posibles defectos, sus inseguridades, sus miedos. Con ella se sienten m¨¢s protegidos, m¨¢s a gusto¡±, afirma Mart¨ªnez.
Esconder tambi¨¦n emociones
Y no solo se refiere a esconder el acn¨¦, el aparato de ortodoncia o la nariz incipiente. ¡°El hecho de llevar la mascarilla tambi¨¦n favorece la percepci¨®n de que su estado emocional no resulta evidente para el otro¡±, afirma la directora de Activa Psicolog¨ªa y Formaci¨®n. En efecto, a menudo no quieren mostrar su estado an¨ªmico en una etapa en la que, adem¨¢s, suelen sufren importantes fluctuaciones en el ¨¢nimo sin un origen o raz¨®n espec¨ªfico. Vamos, eso de sentirse terriblemente triste para pasar a sentir una enorme felicidad instantes despu¨¦s: la cl¨¢sica monta?a rusa de la adolescencia.
Aunque a¨²n no se sabe mucho de esta fobia, las expertas creen probable que sea m¨¢s frecuente entre chavales m¨¢s inseguros, tanto en lo f¨ªsico como en lo emocional. Ortega: ¡°Es posible que se acent¨²e en adolescentes con mayores inseguridades, con un nivel de autoestima m¨¢s bajo, tendencia a estados de ¨¢nimo m¨¢s bajos, con mayores complejos f¨ªsicos y dificultad de socializaci¨®n y/o con problemas para transmitir o gestionar sus estados emocionales. Asimismo, cuando la mascarilla se siga empleando como medida de protecci¨®n frente al virus en entornos que no ata?en peligro, podr¨ªamos inclinarnos hacia personalidades m¨¢s controladoras, con ansiedad generalizada, obsesivas e hipocondr¨ªacas¡±.
?C¨®mo ayudarles?
La situaci¨®n de los padres no es f¨¢cil. Olvid¨¦monos de obligarles a quit¨¢rsela, por supuesto. Pero entonces, ?les dejamos pasen con la cara tapada meses? Las recomendaciones de Natalia Ortega empiezan por ¡°validar sus sentimientos¡±. Y contin¨²an con la comunicaci¨®n: ¡°Preguntarles qu¨¦ piensan, si les ha ocurrido algo que haga que se intensifique ese miedo. Es fundamental prestar atenci¨®n a las emociones m¨¢s que a los detalles. Y ayudarles a identificar esos sentimientos¡±. Y a?ade: ¡°No debemos forzarles a quit¨¢rsela porque podr¨ªamos provocar el efecto contrario. En el momento en que ellos se sientan c¨®modos para expresar y compartir, ellos mismos se la ir¨¢n retirando, porque encontrar¨¢n esos espacios con m¨¢s libertad para ser ellos mismos¡±.
La buena noticia es que muchas veces los padres nos alarmamos m¨¢s de la cuenta. Nos asusta terriblemente que nuestros ¡ªantes¡ª peque?os, puedan sentir determinadas emociones. Es ah¨ª donde la psic¨®loga es optimista: ¡°Est¨¢n preparados para experimentar emociones intensas y puede ser m¨¢s normal para ellos experimentarlas de lo que creemos¡±. ¡°La clave de la soluci¨®n es la adaptaci¨®n¡±, a?ade. Para conseguirlo es importante saber el origen del problema: ¡°Si nos encontramos ante un miedo obsesivo al contagio o si el miedo es a exponerse personalmente a los dem¨¢s (donde tratar autoestima y autoconcepto ser¨¢ b¨¢sico)¡±, concluye.
Mar¨ªa Campo va en la misma direcci¨®n: ¡°Para superar esos miedos que les incitan a llevar la mascarilla, deben aceptarse, quererse, tener confianza. Y para eso es muy importante que se les refuerce positivamente, se les valore y se les haga ver todo lo bueno que tienen. Para que ellos puedan quererse y aceptarse es crucial que se les d¨¦ ese refuerzo desde el exterior¡±. Ah¨ª es donde empieza el trabajo de los padres. Nadie como nosotros para ayudarles a entender que nuestro amor es infinito y que son seres maravilloso, incluso si no recogen la habitaci¨®n¡
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