Ala¨ªde Ventura, escritora: ¡°Cada vez se visibiliza m¨¢s la violencia infantil, pero no es indicador de que lo estemos resolviendo¡±
La tambi¨¦n antrop¨®loga mexicana expone desde su experiencia en ¡®Entre los rotos¡¯ c¨®mo el maltrato infantil es ¡°algo que se encarna, no solo en formato trauma, sino incluso en el mismo cuerpo¡±
¡°Pap¨¢ deambula en calidad de demonio, de trauma. Protagonista inequ¨ªvoco de mis dolores m¨¢s obvios. Causa de grandes males. Cat¨¢strofe¡±, escribe la antrop¨®loga y escritora Ala¨ªde Ventura (Xalapa, 1985) en Entre los rotos (Tr¨¢nsito), un libro en el que expone las consecuencias de la violencia en la infancia a trav¨¦s de las derivas vitales de dos hermanos. Una violencia que, pese a tener muchas caras ¡ªtanto violencia f¨ªsica como psicol¨®gica¡ª y su gravedad, a menudo queda invisibilizada. Incluso normalizada. Entre los rotos pone sobre la mesa el trauma que siempre queda en el ADN de quienes han sufrido maltrato en su hogar, del que es dif¨ªcil escapar por mucho tiempo que pase.
PREGUNTA. Entre los rotos, que llega ahora a Espa?a de la mano de la editorial Tr¨¢nsito, recibi¨® el Premio Mauricio Achar en 2019. ?Qu¨¦ supuso este premio?
RESPUESTA. B¨¢sicamente, exposici¨®n: que el libro pudiera encontrarse en todo M¨¦xico, y la oportunidad de presentarlo en varios sitios (aunque esto se interrumpi¨® por la pandemia, fue una l¨¢stima, casi todo se hizo virtual). Es un premio muy noble porque est¨¢ pensado para escritoras incipientes, como yo. Tambi¨¦n implic¨® el trillado, pero por desgracia necesario, ¡°cre¨¦rmelo¡±, saberme escritora, presentarme como tal. Siempre lo hab¨ªa sido, pero no me lo cre¨ªa (diarios, blogs, toda esa escritura que sucede detr¨¢s del escenario, desde guiones hasta ghostwriting). Ahora, con los libros publicados y premiados, ya me atrev¨ª a llamarme a m¨ª misma: es-cri-to-ra.
P. En el libro expone c¨®mo la violencia que sufren los ni?os y ni?as en la infancia les persigue toda su vida. Quiz¨¢s ya no sea una violencia f¨ªsica, pero la psicol¨®gica se extiende en el tiempo. ?Se puede salir, huir, de la violencia cuando la tienes tan cerca?
R. No soy especialista, solo puedo hablarte de lo que he visto y vivido. Desde mi experiencia creo que los patrones no se rompen por decreto, y la violencia en la infancia es algo que se encarna, no solo en formato trauma (trabajable, quiz¨¢, por medio de la palabra) sino incluso en el mismo cuerpo.
P. La historia est¨¢ ambientada en Veracruz, ?pero es universal?
R. Me gustar¨ªa pensar que s¨ª.
P. ?Cu¨¢nto hay de usted en esta novela?
R. Tom¨¦ prestada mi voz para inventarme una ficci¨®n. Son las cosas como pudieron haber sido.
P. ?Se sigue normalizando la violencia hacia la infancia?
R. No lo s¨¦. Lo que s¨ª creo es que cada vez m¨¢s se habla de ello, se visibiliza, lo cual no es indicador de que lo estemos resolviendo, pero quiz¨¢ s¨ª es un avance. Como se dice, el primer paso para solucionar un problema es aceptar que existe.
P. ?Por qu¨¦ es importante nombrar, hacer visible, esta violencia hacia los hijos?
R. Es importante nombrar todo lo que duele, por lo menos en Occidente ese es el mecanismo que tenemos a mano.
P. ¡°Mi lenguaje materno es el silencio¡±, escribe. El silencio puede ser una forma de supervivencia, pero¡ ?A veces es tambi¨¦n una forma de violencia?
R. Creo que s¨ª. Es un ejercicio de poder, basta con preguntarnos qui¨¦n ostenta el silencio. Est¨¢ catalogado como un micromachismo, como una agresi¨®n.
P. ¡°La abuela nos demostraba su amor a trav¨¦s de la comida¡±, escribe. ?Hay quienes se sostienen gracias a las islas que encuentran en medio de un oc¨¦ano violento?
R. As¨ª es. Por eso ten¨ªa que regalarle a mis personajes un remanso de paz, un sost¨¦n, que en este caso son la abuela y los animales, pues sus vidas eran demasiado horribles y tortuosas.
P. Muchas veces se justifica la violencia vivida en la infancia con frases como ¡°tan mal no hemos salido¡±. ?Qu¨¦ opina? ?Se puede justificar as¨ª?
R. Habr¨ªa que empezar por definir qu¨¦ es mal y qu¨¦ es bien. O, mejor dicho, si se puede hablar de lo que est¨¢ mal y de lo que est¨¢ bien en las personas. Solo dir¨ªa que somos criaturas de patrones, y que cuando pensamos que hemos salido del laberinto es porque no estamos viendo el laberinto m¨¢s amplio que nos encierra ahora.
P. ?El dolor y el maltrato en la infancia definen c¨®mo uno cree que merece ser tratado el resto de su vida?
R. As¨ª le pasa a los personajes de la novela, pero ese sentir no tiene que ser el universal. La literatura solo es una manera de acercarnos a la experiencia humana, una de tantas.
P. Otra de las frases del libro es la siguiente: ¡°Casa: proyecto, direcci¨®n, mapa. Ser el hogar de alguien y, al mismo tiempo, su habitante¡±. Sentir que no se tiene un lugar al que volver, un sitio al que llamar casa, que no tienes un lugar en el que refugiarte cuando lo necesitas, ?puede ser uno de los mayores sufrimientos?
R. Hay un dolor particular en el desarraigo, s¨ª. Tambi¨¦n puede confundirse con libertad, que es lo que le pasa a la chava del libro.
P. ?Qu¨¦ une a los rotos?
R. Algo que se percibe con el cuerpo, m¨¢s que con la inteligencia. Algo medio indefinible.
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