La asignatura m¨¢s importante del curso: la empat¨ªa
Esta habilidad es uno de los requisitos clave para la inteligencia emocional y est¨¢ relacionada con la comprensi¨®n, el apoyo y la escucha activa
La palabra empat¨ªa proviene de la ra¨ªz griega ¡Ç¦Á¦È¦Å?v (epath¨®n) que hace referencia al hecho de sentir, y al prefijo ¦Åv, la preposici¨®n que significa dentro. Por empat¨ªa se entiende la capacidad de ponerse en el lugar del otro, y eso exactamente es lo que hacen los ni?os y las ni?as del libro Vivan las u?as de colores (Nubeocho): Juan, el protagonista, los fines de semana se pinta las u?as, pero por verg¨¹enza y miedo a que se r¨ªan de ¨¦l los domingos noche se quita el esmalte. ?Podr¨¢n entender sus amigos y amigas que le gusta algo que socialmente est¨¢ considerado territorio de ni?as? ?Se pondr¨¢n en su lugar y apartar¨¢n los prejuicios y estereotipos de g¨¦nero? El primero que emp¨¢ticamente act¨²a es el padre, que decide ir todos los d¨ªas con las u?as pintadas tal y como desear¨ªa hacer el hijo, pero, sorpresa final, su clase acaba recibi¨¦ndole con caras sonrientes y las u?as de colores.
La psic¨®loga Mariana Capurro explica que la empat¨ªa trata de comprender y respetar lo que est¨¢ sintiendo otra persona, pero tambi¨¦n c¨®mo lo est¨¢ procesando, las diferentes emociones que experimenta, e incluso, la intensidad: ¡°Es uno de los requisitos claves para la inteligencia emocional y est¨¢ relacionada con la comprensi¨®n, el apoyo y la escucha activa¡±. Pero, en un sistema ¡°ultraindividualista, competitivo y desigual, educar en la empat¨ªa, en el otro, en pensar para y por todos, resulta muchas veces remar a contracorriente¡±.
¡°Pero, somos seres sociales, y aunque nos taladren con mensajes de autosuficiencia, la fortaleza propia y si peleas lo consigues solo...¡±, prosigue, ¡°los humanos somos interdependientes y vivimos y habitamos en colectividad. Es por eso esencial que la empat¨ªa, en contraposici¨®n al ego¨ªsmo, al ego y a la falsa percepci¨®n de independencia, sea la punta de lanza de la educaci¨®n de nuestros ni?os y ni?as¡±.
Capurro afirma que frecuentemente se confunde la empat¨ªa con simpat¨ªa o compasi¨®n, pero que, sin embargo, no son sin¨®nimos: ¡°La empat¨ªa nos conecta emocionalmente con los dem¨¢s y nos ayuda a observar y entender sin juzgar. Mientras que la simpat¨ªa se trata m¨¢s de nuestro deseo de agradar a los dem¨¢s y de hacerles sentir c¨®modos con nuestra presencia¡±. La compasi¨®n conlleva una acci¨®n para intentar compensar lo que el otro siente, se?ala. Para la experta, la empat¨ªa ayuda a fomentar el desarrollo emocional de las ni?as y los ni?os: ¡°Esto se traduce en entender sus propias emociones y las de los dem¨¢s, poder resolver situaciones de manera asertiva, ser mejor aceptados, y, por lo tanto, tener una autoestima potenciada, adem¨¢s de sentirse mejor consigo mismo¡±.
Poner palabras a las acciones
La educadora Rosa Gonz¨¢lez-Nicol¨¢s trabaja actualmente en el CEIP Lope de Vega de Madrid y es madre de tres ni?os. La experta propone: ¡°Hacer gala de la empat¨ªa para evitar da?os innecesarios en todos los aspectos: emocionales, materiales y personales¡±. Considera que pone en marcha mecanismos de atenci¨®n y escucha: ¡°Centra la mirada fuera de nosotros para mirar a la otra persona y a la vez mirarnos a nosotros para entender y comprender mejor sus necesidades, sus deseos¡±.
Desde su experiencia profesional, en las aulas en las que est¨¢, de cero a tres a?os, verbaliza las acciones para ayudarles a ponerse en el lugar de la otra persona. Como por ejemplo: ¡°A esta amiga no le gusta que le quites el chupete, ?a ti te agrada?¡±. Esta tarea resulta complicada, ya que la etapa evolutiva inicial es totalmente egoc¨¦ntrica y centrada en el yo, mi, me, conmigo. ¡°Por eso, poco a poco debemos ir poniendo palabras a las acciones para que as¨ª vayan comprendiendo las consecuencias de sus actos¡±, asegura.
Gonz¨¢lez-Nicol¨¢s dice que el proceso con sus hijos es m¨¢s sencillo porque son m¨¢s mayores y mayor es la comprensi¨®n: ¡°Unas veces resalto c¨®mo deber¨ªan de comportarse con sus iguales, y otras veces c¨®mo deber¨ªan haberles tratado si los otros hubieran actuado emp¨¢ticamente. As¨ª pueden ver la importancia de pensar y cuidar al colectivo¡±. La educadora afirma que los centros escolares son esenciales en el trabajo emp¨¢tico, pero que lo m¨¢s importante es que en casa se muestre este valor tanto en actos como en palabras. As¨ª que, la mejor manera de educar a los hijos es que padres y madres se eduquen primero. Capurro asegura que los ni?os aprenden m¨¢s con el ejemplo que con la teor¨ªa, ¡°as¨ª que debemos ser la mejor versi¨®n de nosotros para que ellos puedan conocer la de ellos tambi¨¦n¡±.
Es importante que vean en sus referentes la capacidad de mantener una escucha activa, es decir, que sean capaces de atender y comprenderles. Para educar en empat¨ªa, se deber¨ªa ser personas alejadas de los prejuicios. ¡°Hacer comentarios despectivos delante de los peque?os, o directamente a ellos sobre algo o alguien con lo que no estamos de acuerdo y no es beneficioso. Tenemos que adquirir la capacidad de respetar y tolerar a los dem¨¢s y sus acciones, aunque no estemos de acuerdo con ellas¡±, afirma la psic¨®loga, que marca unos l¨ªmites: nunca tolerar la violencia y las faltas de respeto. Y a?adir¨ªa: ¡°La intolerancia y el odio hacia colectivos vulnerables. Cero empat¨ªa con los que odian¡±.
Aprender a observar tambi¨¦n servir¨¢ en el desarrollo de esta habilidad. ¡°Entender las expresiones del otro: qu¨¦ quieren decir sus gestos, sus movimientos, su postura, su tono de voz¡±, prosigue, ¡°y poder responder, demostrando el inter¨¦s que tenemos y haci¨¦ndolo con una actitud que favorezca la comunicaci¨®n y la conexi¨®n¡±. Para Capurro es buena idea aprovechar todo lo que nos rodea para trabajar las emociones, por ejemplo: ¡°Si estamos leyendo un cuento, detenernos un minuto en la lectura para hacerles preguntas sobre lo que pueden estar sintiendo los personajes, sobre lo que pueden estar pensando del otro, sobre c¨®mo lo podr¨ªan ayudar o sobre qu¨¦ har¨ªamos nosotros si estuvi¨¦ramos en ese lugar¡±.
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