C¨®mo hacer m¨¢s f¨¢cil que los hijos acepten a sus nuevos padrastros y madrastras
La comunicaci¨®n, la paciencia, el establecimiento de normas consensuadas por parte de los adultos implicados y establecer el rol del nuevo miembro en una familia que ya tiene una biograf¨ªa previa son claves para que no se repita el cuento de ¡®Cenicienta¡¯
![La nueva pareja del progenitor debe ser paciente con los hijos en el proceso de adaptaci¨®n a la nueva situaci¨®n familiar.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JUJVLNDPDNGKJEFW4XNIF2FGDI.jpg?auth=20b44258c9918303a4d02428ec5c518c521a0e8a44388ceffd9cd718dc9bbb1e&width=414)
Los cuentos cl¨¢sicos, como Blancanieves o Cenicienta, han hecho un flaco favor a la fama de madrastras y padrastros. Hay incluso estudios al respecto, como el de Bruno Bettelheim, psic¨®logo y disc¨ªpulo de Sigmund Freud, que escribi¨® el tratado Psicolog¨ªa de los cuentos de hadas. En su obra concluye que madrastras y padrastros (pero, sobre todo, las primeras) tienen una connotaci¨®n negativa para el ni?o, ya que el apego maternofilial es m¨¢s profundo que en el caso de los padres, a causa del v¨ªnculo que se crea desde el embarazo.
¡°La din¨¢mica general que suele ocurrir en este tipo de familia reconstituida es que se rompa el v¨ªnculo entre el ni?o y el progenitor que ya no convive con ¨¦l y se cree una din¨¢mica en que la madrastra o padrastro desea que le quieran para garantizar el compromiso con la pareja, lo cual crea rechazo en el menor¡±, explica la psic¨®loga infantojuvenil Pilar Mu?oz.
Cada familia en la que se integra un nuevo adulto (la nueva pareja del padre o la madre del ni?o) es diferente y sigue su propio proceso de adaptaci¨®n a la nueva situaci¨®n, pero hay factores que facilitan o complican esta reestructuraci¨®n familiar. A ellos apunta Mu?oz: ¡°La personalidad del ni?o influye, porque los hay m¨¢s reticentes. Y tambi¨¦n hay edades m¨¢s complicadas, como la adolescencia. Otras cuestiones que posibilitan una convivencia m¨¢s fluida son las habilidades sociales del ni?o, como su capacidad de comunicaci¨®n y su empat¨ªa, as¨ª como el hecho de que haya otros ni?os de edad similar en la nueva familia¡±.
Para la experta, los adultos cumplen un papel fundamental en la constituci¨®n del nuevo n¨²cleo familiar: ¡°A mejor acuerdo entre los padres biol¨®gicos, mejor adaptaci¨®n del hijo con los padrastros. Tambi¨¦n influye el tipo de v¨ªnculo del ni?o con su madre biol¨®gica. Si es un apego sano es m¨¢s f¨¢cil, pero tambi¨¦n m¨¢s dif¨ªcil, porque ver¨¢ a la madrastra como una figura de autoridad complementaria, pero no sustitutiva¡±.
Convertirse en el padrastro o la madrastra de una familia que ya tiene su propia historia y biograf¨ªa previa no es sencillo, pero es posible lograr una buena integraci¨®n. ¡°Todo es m¨¢s f¨¢cil cuando los padres biol¨®gicos no quieren destruir o atacar a las nuevas parejas del padre o madre de sus hijos. Conviene tener el enfoque de que cada parte cumple una funci¨®n preciosa y precisa para criar a los hijos¡±, contin¨²a Mu?oz.
De la malvada madrastra a un apoyo valioso
Un error habitual de las nuevas parejas de padres con hijos es el de querer cumplir el rol de padre o madre de los ni?os. Para la psic¨®loga, esta funci¨®n no les corresponde, ya que quienes establecen las normas no son ellos. ¡°Su labor ser¨ªa la de soporte o ayuda complementaria, lo que no significa convertirse en un colega del ni?o para conseguir la aprobaci¨®n de la pareja¡±, a?ade la experta. Tambi¨¦n se?ala la importancia de la paciencia con menores en el proceso de adaptaci¨®n a la nueva situaci¨®n familiar y que una vez que se logre su confianza, no se traicione.
La comunicaci¨®n es otra pieza fundamental para facilitar la adaptaci¨®n al nuevo contexto familiar, que viene de una previa separaci¨®n de los padres que los hijos tienen que llegar a aceptar. Es importante que los progenitores hayan podido alcanzar acuerdos, m¨¢s all¨¢ de c¨®mo termina su relaci¨®n de pareja. ¡°Conviene centrarse en sus tareas, como la crianza, el cuidado, las normas, los l¨ªmites, la residencia de los hijos o las cuestiones econ¨®micas, porque ya no son pareja, pero siempre ser¨¢n padres¡±, afirma Sara del Pie, psic¨®loga sanitaria y terapeuta familiar, que destaca que la llegada de un nuevo miembro a la familia requiere de un proceso progresivo de aclimataci¨®n. Algo que puede verse favorecido, en un principio, con actividades l¨²dicas en grupo, como las excursiones. ¡°Sin olvidar¡±, prosigue Del Pie, ¡°la importancia de hablar acerca de c¨®mo se siente cada integrante de la familia, dando espacio para expresar emociones como el enfado, el miedo o el rechazo, para que todos los puntos de vista puedan ser comprendidos¡±.
En el caso de los ni?os menores de siete a?os las conversaciones sobre la nueva situaci¨®n familiar pueden plantearse durante el tiempo de los juegos y las rutinas diarias, como a la hora del ba?o. En el caso de los adolescentes es aconsejable encuadrarlas en momentos en los que no est¨¦n pendientes de otras actividades, recomienda la psic¨®loga. Adem¨¢s, Del Pie argumenta que conviene dejar claro varios aspectos: ¡°La nueva pareja no viene a sustituir al padre o madre del ni?o y esa relaci¨®n est¨¢ a¨²n por construir, por lo que cada miembro debe decidir qu¨¦ tipo de v¨ªnculo quiere establecer con el otro¡±.
Los sentimientos habituales del ni?o hacia la nueva pareja de sus progenitores son diversos. ¡°Existe la curiosidad, el recelo o la culpa por creer que han traicionado a su madre o padre y, aunque no siempre la persona reci¨¦n llegada tiene que caer bien a los ni?os, es importante que exista respeto en la convivencia¡±, recomienda la psic¨®loga Gema Jos¨¦ Moreno, que remarca la diferencia que existe al integrar esta situaci¨®n vital seg¨²n la edad del ni?o.
Seg¨²n explica, los menores suelen aceptar mejor la inclusi¨®n de un nuevo adulto en la familia cuando son m¨¢s peque?os, ¡ªentre los tres y los siete a?os¡ª, pero la situaci¨®n suele complicarse cuando crecen. ¡°En el caso de los preadolescentes, suelen sentir desconfianza, y los j¨®venes de 15 a?os en adelante, generalmente, rechazan la situaci¨®n, porque est¨¢n en proceso de desarrollo de su personalidad y se identifican m¨¢s con sus iguales que con su familia¡±, incide la experta.
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