Lo normal es que los ni?os no obedezcan: c¨®mo guiarles con paciencia cuando transgreden la norma
Adem¨¢s de cerciorarse de que el peque?o ha entendido las ¨®rdenes, cuando surge un conflicto padres y madres deben invitarle a buscar una soluci¨®n o preguntarle si tiene alguna idea sobre c¨®mo actuar en un futuro
Olivia no quiere ir al colegio. Ella est¨¢ feliz con su abuela en casa, en pijama y en zapatillas, mirando c¨®mo hace ganchillo o cocinando garbanzos como una chef estrella. La abuela le viste entre gritos y llantos, la arrastra por toda la calle y la ni?a le dice que est¨¢ hart¨ªsima de ir al cole y tener que colorear sin salirse de la raya. En otros cuentos, Olivia no quiere ducharse o se enfada much¨ªsimo si pierde jugando. No obedece y los adultos se afinan la paciencia. Escritos por Elvira Lindo e ilustrados por Emilio Urberuaga (equipo Manolito Gafotas), la editorial SM ha reeditado en letra caligr¨¢fica esos cuentos. Y lo cierto es que a los padres y las madres (incluso a la comunidad educativa) les preocupa y les frustra la falta de obediencia de las Olivias.
La maestra de Educaci¨®n Infantil Coni La Grotteria es experta en educaci¨®n para la paz y en dificultades del aprendizaje. Acaba de publicar Educar en la tolerancia (Plataforma Actual, 2023) y afirma que la naturaleza en la primera infancia lleva a los ni?os y a las ni?as a explorar, a experimentar con los l¨ªmites y con el grado de poder de sus referentes. Lo normal es que no acaten, sean libres, no entiendan lo que se les impone y tengan sus momentos de rebeli¨®n y hartazgo. La naturaleza de los ni?os se basa en cubrir sus necesidades y deseos, y la libertad es parte indiscutible para que as¨ª sea. ?Y los padres? ¡°M¨¢s que preocuparnos, debemos revisar nuestra actitud porque la integraci¨®n de l¨ªmites y normas es un proceso que requiere paciencia y coherencia¡±, explica La Grotteria.
Para la maestra de Educaci¨®n Infantil Ainhoa Carmona Ponce tambi¨¦n es normal que los ni?os y ni?as no obedezcan: ¡°En ocasiones, sobre todo de peque?os, les damos demasiadas consignas a seguir y simplemente no entienden lo que les decimos porque a¨²n no tienen el desarrollo del lenguaje o la comprensi¨®n para entenderlo¡±. Ser¨ªa pertinente hacerse preguntas como ?puedes contarme qu¨¦ has entendido? ?puedes recordarme cu¨¢l era la norma? Otras veces, much¨ªsimas, ni?os y ni?as se gu¨ªan por el deseo de lo que quieren o necesitan en ese momento, ya que, seg¨²n Carmona, cuanto m¨¢s peque?os, m¨¢s primitivo es el cerebro y la capacidad de autorregulaci¨®n es menor. ¡°Tratamos de ense?arles c¨®mo encajar en la sociedad en la que viven, pero muchas veces no tenemos en cuenta lo que realmente necesitan¡±, afirma la maestra.
Tania Garc¨ªa-Medina es neuroeducadora, docente y asesora educativa. Explica que neurol¨®gicamente ¡°venimos precableados¡± para aprender y explorar, y en ese proceso de descubrimiento est¨¢ el hacer malabares con los l¨ªmites impuestos. ¡°Es normal que de primeras el instinto de los ni?os les empuje a sobrepasar los l¨ªmites, a desobedecer y a descubrir qu¨¦ ocurre si se transgrede esa norma o esa orden¡±, reflexiona. Afirma que a partir de los 18 meses es cuando comienzan a tener conciencia de individuo (conciencia del yo) y es en esa etapa en la que, aunque a¨²n no pueden valerse por s¨ª mismos, es frecuente escucharles decir ¡°yo, yo¡±, ¡°yo solo¡±, ¡°no, no¡±. ¡°Esa desobediencia es fruto de una b¨²squeda de la autonom¨ªa y de la autoafirmaci¨®n que comienza a despertar¡±, asegura.
La neuroeducadora anima a revisar el concepto de hacerles entrar por el aro y de educar en la obediencia sin peros: ¡°Se tratar¨ªa de buscar que nuestros ni?os sean cooperativos y colaborativos y eso est¨¢ lejos de una comunicaci¨®n basada en ¨®rdenes¡±. Propone revisar el estilo comunicativo y usar otras estrategias, como cambiar las ¨®rdenes por preguntas del tipo: ?Me puedes ayudar a guardar los zapatos en el armario? O ?cu¨¢ndo puedes encargarte de recoger la habitaci¨®n? Ofrecer tiempos y espacios para reflexionar y pactar normas y necesidades contribuye a que desarrollaren el pensamiento cr¨ªtico, la adaptaci¨®n, las funciones ejecutivas y la autorregulaci¨®n.
¡°Cuando las normas y pautas sociales son pactadas con ellos, teni¨¦ndolos en cuenta y haci¨¦ndolos part¨ªcipes de su creaci¨®n, es realmente sorprendente observar c¨®mo desde muy peque?os, desde los dos o tres a?os aproximadamente, empiezan a colaborar y cumplir misiones que han decidido que son importantes para su bienestar¡±, prosigue Garc¨ªa-Medina.
Para la psic¨®loga y cocreadora de la llamada disciplina positiva Jane Nelsen hay que mantenerse amable y firme. Los l¨ªmites con menores de cuatro a?os los deben poner los padres, pero ¡°haci¨¦ndolos cumplir con amabilidad y firmeza¡±. Y avisa: ¡°Cuando un ni?o viole un l¨ªmite, no le d¨¦ un serm¨®n ni lo castigue¡±. La conocida educadora aboga por hacerles ¡°preguntas de curiosidad¡±: ?Qu¨¦ ha pasado? ?Qu¨¦ crees que lo ha provocado? ?Qu¨¦ se te ocurre para resolver este problema?
Para aquellos contextos en los que no se puedan pactar y dialogar esas normas (por ejemplo, el volumen de voz en una biblioteca o el comportamiento en un m¨¦dico o ir al colegio), para Garc¨ªa-Medina es importante cerciorarse de que la norma o lo que se espera de ellos ha sido entendido, as¨ª como explicarles los motivos que llevan a que esa regla sea por un bien com¨²n: ¡°No es lo mismo que te digan ¡®Silencio¡¯ a secas a que te expliquen y comprendas que la biblioteca es un espacio en el que las personas leen o estudian, y que para esa actividad hace falta poco ruido¡±.
?Qu¨¦ hacer si no obedecen?
En caso de que los peque?os no obedezcan, el primer paso es mantener la calma dice Coni La Grotteria: ¡°Si es una conducta que les pone en peligro, marcar el l¨ªmite con firmeza y poner al infante seguro¡±. Y prosigue: ¡°Si la conducta est¨¢ acompa?ada de una emoci¨®n como el enfado, hay que legitimar esa expresi¨®n e intentar que sienta que su necesidad es atendida y no estamos negando o prohibiendo sus emociones¡±. Si es una conducta negativa que se repite con frecuencia, es recomendable dedicarle tiempo a hablar de las consecuencias de sus actos, establecer l¨ªmites m¨¢s claros, darle opciones para que pueda resolver sus problemas.
Jane Nelsen propone algunas formas para obtener la colaboraci¨®n de un menor. ¡°Mostrar empat¨ªa sin excusar la conducta. La empat¨ªa no significa que est¨¦ de acuerdo con la conducta o lo justifique. Significa ¨²nicamente que comprende su percepci¨®n¡±. Y leemos en C¨®mo educar con firmeza y cari?o (Medici, 2007): ¡°Invite al ni?o a centrarse en una soluci¨®n. Preg¨²ntele si tiene alguna idea sobre qu¨¦ hacer en un futuro para evitar ese problema. Si no la tiene, h¨¢gale algunas sugerencias¡±.
Por tanto, no se trata de educar en la obediencia sino de que exploren la vida a trav¨¦s de diversas experiencias, tomando decisiones y asumiendo consecuencias adaptadas a cada edad con un acompa?amiento adulto que les proporcione seguridad, firmeza y amor.
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