Ni?os respondones y desobedientes: ?qu¨¦ pueden hacer los padres?
Ense?ar a los menores a identificar y gestionar sus emociones y ofrecer las explicaciones adecuadas, siempre teniendo en cuenta su edad, es clave para que acepten sus errores y aprendan a tolerar la frustraci¨®n
Una de las cosas que m¨¢s enojo puede producir en padres y madres es que su hijo conteste mal, desaf¨ªe o se niegue a hacer algo. Estas palabras son de Anna Morat¨®, autora de una serie de cuentos infantiles titulada De mayor quiero ser¡ Esta escritora afirma que, cuando eso ocurre, los progenitores suelen reaccionar enfad¨¢ndose, gritando o castigando: ¡°Este modo de proceder solo empeora m¨¢s la situaci¨®n, es decir, lo que est¨¢n haciendo es explotar emocionalmente, igual que los ni?os¡±. En su nuevo libro, De mayor quiero ser¡ feliz. ?Qu¨¦ hago con mis emociones? (Beascoa, 2023), Morat¨® relata la importancia de procesar una emoci¨®n y lo que significa: ¡°Las emociones y los sentimientos son alarmas con las que nuestro cuerpo nos avisa de que algo nos molesta y es importante aprender a escucharlas, sentirlas y aprender a rebajarlas¡±.
La autora tambi¨¦n anima a que como adultos se acompa?e a los ni?os y no se sume un ¡°caos emocional¡±. ¡°Para asistirlos correctamente hemos de validar desde la calma una determinada emoci¨®n y dejar que aprendan que ellos pueden conseguir que esa emoci¨®n se reduzca, y no por un est¨ªmulo externo como un grito, un castigo o un premio por parar de expresarla¡±, se?ala. La autora explica que, de esta forma, se les est¨¢ trasmitiendo a los ni?os el mensaje de que han de esforzarse para regular sus emociones sin hacer da?o o hablar mal a los de su alrededor ni a s¨ª mismos y que, en caso de hacerlo, deben aceptar el error. Tal y como indica Morat¨®, este proceso requiere de mucha paciencia por parte de los adultos de referencia porque est¨¢ ligado a la maduraci¨®n del cerebro del ni?o, que se da hasta los 21 a?os aproximadamente.
Asimismo, Morat¨® especifica que tras este tipo de comportamientos puede haber algo m¨¢s. En el caso de sentir ira, sostiene que pueden existir motivos que pasan desapercibidos a los padres: ¡°Y es importante intentar ir a la ra¨ªz de esas emociones y sentimientos para solucionarlos¡±. Adem¨¢s, resalta que tambi¨¦n es preciso que los padres sepan regularse emocionalmente para que los hijos aprendan a hacerlo. La autora incide en que las personas felices son aquellas que cuando tienen emociones inc¨®modas saben procesarlas e intentan tener una actitud positiva.
Ofrecer explicaciones
Por su parte, la psic¨®loga Esther Almagro Huertas, m¨¢ster General Sanitario que trabaja en Aspas C¨®rdoba ¡ªasociaci¨®n de padres y amigos de los sordos de la ciudad cordobesa¡ª, a?ade que es fundamental que los adultos se preocupen por trabajar en sus emociones y frustraciones para poder actuar adecuada y conscientemente con sus hijos. A la hora de establecer l¨ªmites aconseja hacerlo con tranquilidad, siendo contantes y con di¨¢logo, teniendo en cuenta esa labor interna y de autoconocimiento. Como expone esta experta, los ni?os pueden, en ocasiones, no comprender los motivos por lo que se considera que no han hecho algo bien. Y defiende que, como padres, no se puede pasar por alto corregir sus conductas desde la perspectiva de adultos, sin explicarles las razones de por qu¨¦ ciertas cosas son necesarias y teniendo en cuenta su edad y nivel de comprensi¨®n: ¡°Nosotros somos los adultos, entonces, procede proporcionarles aclaraciones evidentes para que aprendan a integrarlas del mejor modo posible¡±.
Para Javier Royo Moya, psiquiatra infantil y de adolescentes en el Servicio Navarro de Salud, los cambios que se han ido produciendo en lo que respecta a la educaci¨®n de los hijos han sido dr¨¢sticos. ¡°En la d¨¦cada de los a?os sesenta, la educaci¨®n transmitida por los padres se centraba en un modelo con unos l¨ªmites excesivos y un uso exagerado del autoritarismo (que no es lo mismo que autoridad). No hac¨ªa falta explicar a los hijos las razones que llevaban a marcar l¨ªmites y cualquier atisbo de discusi¨®n se zanjaba con el: ¡®Porque yo lo digo¡±, reflexiona. Seg¨²n explica Royo Moya, ese modelo estaba m¨¢s centrado en el temor que en un aprendizaje sano de unos l¨ªmites razonables.
Para el doctor, los extremos a los que ha llegado hoy el modelo educativo pueden sorprender. ¡±Algunos padres hablan y negocian con sus hijos de 3-5 a?os como si fueran ya adolescentes, sin ser conscientes que a esa edad muchas veces el ni?o no quiere escuchar o simplemente todav¨ªa no es capaz de comprender sin algo m¨¢s¡±, se?ala. Asimismo, sostiene que un modelo demasiado relajado y sin consecuencias no permite a los ni?os aprender a tolerar la frustraci¨®n: ¡°Si esto no se tiene en cuenta, quitarle el m¨®vil a tu hijo de 8 a?os resultar¨¢ algo casi imposible¡±. Para Royo Moya, en l¨ªneas generales, cuanta menos edad tiene el ni?o m¨¢s dirigida tiene que ser la comunicaci¨®n sobre el comportamiento que se desea conseguir: ¡°Con un adolescente, sin embargo, ha de primar la comunicaci¨®n y la negociaci¨®n, pero dejando claro que hay l¨ªmites, como el respeto, que no se negocian¡±.
Como evidencia este m¨¦dico, es preferible un modelo basado en que el hijo aprenda que cometer errores es parte del aprendizaje en la vida: ¡°Si, por ejemplo, tiene pactado llegar a una hora a casa y sistem¨¢ticamente no lo hace, sus padres y ¨¦l deben asumir que todav¨ªa no es suficientemente responsable. En tal caso, deber¨¢ aceptar una consecuencia proporcional al riesgo de esa conducta¡±.
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