Seis estrategias para ayudar a nuestros hijos a tolerar y afrontar la frustraci¨®n
Esta emoci¨®n desagradable aparece en aquellas situaciones en la que nos damos cuenta de que no podemos conseguir alguna cosa importante para nosotros
¡°Hoy es el peor d¨ªa de mi vida, nada ha salido como esperaba¡±, me dice mi hijo. ¡°Entiendo que te sientas triste y enfadado, a nadie le gusta que no le salgan las cosas a la primera¡±, le explico. ¡°?T¨² tambi¨¦n te enfadas cuando te pasa?¡±, repregunta. ¡°Ahora ya no, he aprendido que fallar es una maravillosa forma de aprender¡±, le consuelo. Vivimos en la sociedad de la inmediatez, donde todo va demasiado deprisa. Vamos corriendo a todas partes entrelazando tareas. Nos hemos acostumbrado a obtener lo que queremos sin demasiado esfuerzo, un solo clic nos acerca al instante a muchas cosas de las que deseamos. Nos impacientamos si las cosas no nos salen a la primera y mostramos muchas dificultades para tolerar la frustraci¨®n, para manejar correctamente nuestros enfados o fracasos.
La frustraci¨®n es una emoci¨®n desagradable que aparece en aquellas situaciones en la que nos damos cuenta de que no podemos conseguir alguna cosa importante para nosotros. La frustraci¨®n es innata, pero tambi¨¦n es susceptible de aprendizaje. Una sensaci¨®n que mezcla la ira, la tristeza, la ansiedad y el enfado y que a menudo nos colma de decepci¨®n y desilusi¨®n. Podemos exteriorizarla a trav¨¦s del llanto, la agresividad, los gritos o el silencio.
La tolerancia a la frustraci¨®n es la habilidad que nos ayuda a afrontar los cambios inesperados y los fracasos, as¨ª como a saber manejar aquello que no est¨¢ a la altura de nuestras expectativas. Desarrollarla es imprescindible para poder afrontar de forma saludable situaciones que nos generen sensaci¨®n de impotencia, aquellas que en ocasiones hacen tambalear nuestros cimientos. La capacidad de afrontarla se da principalmente en la infancia y necesita de un aprendizaje espec¨ªfico. Al igual que los adultos, los ni?os deben aprender a gestionarla correctamente en su d¨ªa a d¨ªa para poder hacer frente a las adversidades. El temperamento de cada ni?o, la manera de gestionar las emociones y el estilo educativo de cada familia influir¨¢n directamente en el desarrollo de las habilidades necesarias para hacerle frente.
Las causas m¨¢s habituales que provocan la frustraci¨®n en los ni?os est¨¢n relacionadas con la necesidad de atenci¨®n, reconocimiento, independencia y autoafirmaci¨®n. Si nuestros hijos no logran tener una buena tolerancia mostrar¨¢n muchas dificultades para controlar correctamente sus emociones, se mostrar¨¢n impulsivos e impacientes y buscar¨¢n satisfacer sus necesidades de manera inmediata. Se desmotivar¨¢n muy f¨¢cilmente ante cualquier contratiempo y abandonar¨¢n a menudo sus objetivos.
Un ni?o con una baja tolerancia a la frustraci¨®n vive cualquier l¨ªmite como injusto, tiene muchas rabietas y muestra dificultades para comprender que no le demos todo aquello que desea. Tendr¨¢ una baja capacidad para mostrarse flexible y para adaptarse correctamente a los cambios. Con los adultos de referencia se mostrar¨¢ muy exigente e intentar¨¢ manipularlos hasta que consiga aquello que desee.
Aprender a tolerar correctamente la frustraci¨®n permitir¨¢ a nuestros hijos afrontar de manera positiva los diferentes retos y dificultades que les presentar¨¢ la vida y desarrollar estrategias adaptativas que fomenten su autorregulaci¨®n emocional y autonom¨ªa. Un ni?o con un alto nivel de tolerancia podr¨¢ mantener su estado de ¨¢nimo sin alteraci¨®n aunque no vea cumplidas sus expectativas, pedir¨¢ ayuda cuando lo necesite y sabr¨¢ aceptar las cr¨ªticas, trabajar en equipo y gestionar mejor los conflictos. Ser¨¢ mucho m¨¢s optimista, se sentir¨¢ capaz de probar cosas nuevas y transformar¨¢ las situaciones problem¨¢ticas en excelentes oportunidades para aprender y mejorar.
?C¨®mo podemos ayudar a nuestros hijos a desarrollar una buena tolerancia a la frustraci¨®n?
- Ense?¨¢ndoles a enfrentarse a las situaciones negativas, dif¨ªciles o frustrantes con positivismo y a aceptar el error como parte imprescindible del aprendizaje. A perseverar y saber que las cosas cuestan un esfuerzo, que no todo se consigue a la primera.
- Convirti¨¦ndonos en el mejor ejemplo que puedan tener a la hora de hacer frente a nuestra propia frustraci¨®n. Pidiendo disculpas cuando nos equivoquemos con humildad y mostr¨¢ndoles que con perseverancia y paciencia ser¨¢ mucho m¨¢s f¨¢cil conseguir aquello que nos propongamos.
- Evitando la sobreprotecci¨®n y la permisividad. Ajustando nuestras expectativas y acept¨¢ndoles tal y como son. D¨¢ndoles responsabilidades, dejando que se equivoquen y hagan cargo de las consecuencias de sus decisiones.
- Ayud¨¢ndoles a marcarse metas razonables, realistas y precisas, anim¨¢ndoles a probar sin miedo, a so?ar grande. Conseguir peque?os retos diarios mejorar¨¢ la confianza y autoestima de nuestros hijos.
- Ense?¨¢ndoles a identificar y gestionar las emociones que acompa?an la frustraci¨®n (miedo, enfado, ira, desesperaci¨®n¡) desde la calma y la paciencia. Atendi¨¦ndoles la emoci¨®n para ayudarles a modular, controlar y anticipar sus conductas.
- Siendo firmes y flexibles, mostrando una firmeza amorosa y estableciendo normas y l¨ªmites consensuados. Ense?¨¢ndoles estrategias para aprender a regular sus reacciones ante la frustraci¨®n y los imprevistos.
La frustraci¨®n nos ense?a que la vida est¨¢ repleta de alegr¨ªa y tristeza, de felicidad y contratiempos, de aciertos y errores. Recordemos a nuestros hijos a diario que no es m¨¢s feliz el que menos problemas tiene sino el que mejor sabe hacerles frente. Bruce Lee dec¨ªa: ¡°Sin frustraci¨®n nunca descubrir¨¢s que puedes hacer algo por tu cuenta, crecemos a trav¨¦s del conflicto¡±.
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