Con las manos en la masa: las ventajas de dejar participar a los ni?os en las labores de la cocina
Guisar, adobar o ali?ar en compa?¨ªa de los padres ayuda a los menores a establecer una buena relaci¨®n con la comida, adem¨¢s de a aprender la importancia del trabajo en equipo y a tener paciencia
En 2022 ya contaban Ana Sancho y Noelia Terrer lo importante que es compartir las tareas de la casa entre todos los integrantes de una familia. Lo hicieron en su libro Tareas compartidas, familia feliz (Litera), en el que hablaban de las bondades de convertir a padres e hijos en un equipo. ¡°Es bueno que los ni?os ayuden en cualquier tarea dom¨¦stica porque se sienten part¨ªcipes e importantes. Tambi¨¦n aprenden destrezas y desarrollan habilidades. Pero la raz¨®n m¨¢s relevante es que se fomenta la autonom¨ªa y eso repercute positivamente en el desarrollo de la autoestima y la seguridad en s¨ª mismos¡±, confirma Blanca Santos Gim¨¦nez, psic¨®loga infantojuvenil, directora de Azul Psicoterapia y profesora de Psicolog¨ªa la Universidad San Pablo CEU.
De entre todas esas tareas, las que se ponen en marcha en la cocina suelen resultar especialmente gratificantes y beneficiosas para los ni?os porque, en palabras de Santos, se familiarizan con los alimentos y disfrutan de su preparaci¨®n: ¡°Y esto favorece una saludable relaci¨®n con la comida: prueban y descubren sabores y cocciones nuevas, que les acercan a la comida de una forma divertida. Un entorno emocionalmente positivo alrededor de la comida hace que esta sea una experiencia nutritiva, tanto f¨ªsica como emocionalmente¡±.
Rosa M? Nieves, directora general de la escuela de cocina para ni?os Kitchen Academy y psic¨®loga de formaci¨®n, a?ade que al participar en las tareas culinarias, la cocina se convierte en un instrumento perfecto para que desarrollen aprendizajes experienciales: ¡°Como el trabajo en equipo, el respeto por el gusto de los dem¨¢s y por el nuestro propio, practicar la paciencia, la tolerancia y el orden¡±.
¡°Adem¨¢s, a nivel neuropsicol¨®gico, desarrollan funciones ejecutivas, de planificaci¨®n y atenci¨®n, adem¨¢s de memoria de trabajo y procedimental, psicomotricidad fina¡¡±, agrega Nieves. Por otra parte, seg¨²n explica Santos, a nivel sensorial, los menores conocen texturas, sabores y olores que estimulan su sensopercepci¨®n: ¡°Y aprenden la importancia de hacer las cosas con cuidado. Por si eso fuera poco, tambi¨¦n conocen, a trav¨¦s de los platos que vayan elaborando, distintas culturas, tradiciones e incluso practican matem¨¢ticas, si tienen que realizar c¨¢lculos con los pesos de los ingredientes¡±. La experta a?ade que los ni?os tambi¨¦n pueden ampliar su conocimiento en nutrici¨®n si, desde peque?os ya en la cocina, se les ense?a el impacto que tiene lo que se come, ¡°siempre adaptando la informaci¨®n a su edad¡±.
Para que se animen a entrar en la cocina y se interesen por los procesos, es importante, Santos recomiendan que lo vean reflejado en los progenitores: ¡°Nos vean cocinar a nosotros, llevarles al mercado para despu¨¦s cocinar los alimentos que hayamos comprado, consultar con ellos libros de recetas, acudir a los mercados de los lugares que visitemos haciendo turismo¡¡±. Otra opci¨®n es apuntarles a talleres de cocina, algunos de los cuales son para toda la familia.
Controlar los riesgos de la cocina
¡°La actividad de la cocina no tiene m¨¢s riesgos que cualquier otra que realicen los ni?os (un raquetazo jugando al tenis, caerse de la bici, resbalarse en la piscina). La clave es saber cu¨¢les son esos riesgos para prevenirlos, como cortes, quemaduras y contaminaci¨®n alimenticia¡±, afirma la directora de Kitchen Academy.
Esta experta recomienda tambi¨¦n comenzar con tareas muy b¨¢sicas para ir adapt¨¢ndolas a su edad seg¨²n vayan creciendo. ¡°Desde los dos a?os ya se les puede involucrar en faenas simples vinculadas con la cocina: lavar los alimentos, organizarlos (nevera, estantes¡), secar y colocar elementos utilizados para cocinar. Poco a poco los progenitores pueden ir proporcion¨¢ndoles tareas m¨¢s complejas¡±, propone. Por ejemplo, de corte, como picar, que pueden comenzar a hacerlo entre los tres y los cinco a?os.
Otra idea que se?ala es comenzar con recetas de reposter¨ªa: ¡°Les gustan mucho y son tareas en las que se pueden implicar con quehaceres como mezclar o tamizar, acciones que no conllevan ning¨²n peligro¡±. Pero advierte que los adultos tienen que estar siempre presentes mientras sus hijos cocinan.
Eso hac¨ªa Angie L¨®pez (Madrid, 55 a?os) con su hija Hanna (Madrid, 20 a?os). ¡°Cuando ten¨ªa seis a?os empezamos preparando bizcochos de distintos tipos juntas. Poco a poco, las recetas se fueron complicando, hasta que a los 12 o 13 a?os ya preparaba sin ninguna ayuda galletas y quesadillas manejando el horno con mucha seguridad. Le divert¨ªa mucho porque despu¨¦s invitaba a sus amigas a cenar¡±, recuerda la madre. L¨®pez reconoce que cuando Hanna fue adolescente aprendi¨® distintas t¨¦cnicas imit¨¢ndola y ahora no se le resiste ninguna receta, lo que le ha venido muy bien para el Erasmus que ha hecho y en el que ha cocinado siempre ella, lo que ha garantizado su buena alimentaci¨®n durante todo ese tiempo viviendo fuera.
En cualquier caso, Nieves insiste en la importancia de establecer las normas desde el principio e incide en que la cocina no es un juego: ¡°Es importante explicarles qu¨¦ estamos haciendo y animarles a hacerlo ellos tambi¨¦n. Eso implica dejarles cortar o introducir el alimento en sartenes con aceite caliente¡°. Y puntualiza que son los padres quienes tienen que prepararse para superar esos miedos, a que se corten o quemen, que a menudo les abruman.
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