?Tiene sentido traer a una ni?a a un mundo que parece al borde del abismo?
El ser humano posee cualidades cu¨¢nticas: puede ser padre y antinatalista al mismo tiempo
Antes de tener a Candela me hice mil veces la cl¨¢sica pregunta: ?tiene sentido traer a una ni?a a este mundo? En los medios, en los libros, en mis pesadillas, ve¨ªa la sobrepoblaci¨®n, el cambio clim¨¢tico, la amenaza tecnol¨®gica... y est¨¢bamos en mitad de una pandemia. El futuro no parec¨ªa un lugar demasiado apacible.
Pero el ser humano es sorprendente, capaz de actuar contra todo pron¨®stico y sensatez, as¨ª que Candela (ya tiene 10 meses) naci¨® en 2021. Al poco tiempo nos volvimos a agobiar: comenzaba la guerra de Ucrania, regresaba el olvidado fantasma de la guerra nuclear y se ve¨ªan asomar las nubes negras de una nueva crisis econ¨®mica. Me sent¨ª culpable por haber tra¨ªdo a esta persona, tan peque?a e inocente, notablemente blandita, a un mundo que est¨¢ siempre a punto de irse al garete. Pobre Candela, pensaba, mientras Candela se empe?aba en morderme el dedo ¨ªndice con sus enc¨ªas desnudas.
Las ideas antinatalistas promueven algo que vengo sospechando hace tiempo: que, en efecto, no tiene sentido traer a m¨¢s personas a este mundo, que somos muchos y que todo est¨¢ muy mal. Que el futuro pinta negro, que ya casi no podemos ni imaginarlo sin caer en distop¨ªas y que nuestro comportamiento como especie es una ofensa contra el armonioso orden natural de las cosas. Traemos ni?os al mundo casi por ego¨ªsmo, pues esos ni?os generar¨¢n da?os en el planeta y, a cambio, solo recibir¨¢n sufrimiento, argumentan los antinatalistas.
Hay posturas m¨¢s extremas que abogan, directamente, por la extinci¨®n de la especie (como el Movimiento por la Extinci¨®n Humana Voluntaria o, en versi¨®n m¨¢s perform¨¢tica y radical, la Iglesia de la Eutanasia, de la reverenda y DJ Chris Korda), que dejemos de reproducirnos (como en la pel¨ªcula Hijos de los hombres, de Alfonso Cuar¨®n, en la que la especie humana pierde la capacidad de tener hijos) y que desaparezcamos uno a uno, serenamente, como si la humanidad solo hubiera sido un error en la impoluta historia del cosmos. Lo cantaba Siniestro Total: ¡°Pueblos del mundo extingu¨ªos / dejad que contin¨²e la evoluci¨®n / esterilizad a vuestros hijos / juntos de la mano¡ hasta la extinci¨®n¡±. No quiero imaginarme la papeleta de la ¨²ltima persona sobre la faz de la Tierra. El ¨²ltimo que cierre.
Hay padres que se ofenden al escuchar las ideas antinatalistas, como si les estuviesen enmendando la plana. A m¨ª no me parecen descabelladas. ?Por qu¨¦ he sido padre, entonces? Supongo que porque la vida transcurre en un dif¨ªcil equilibrio entre lo personal y lo colectivo, y no siempre podemos actuar en nuestra peque?a parcela vital pensando en el curso de la historia de la civilizaci¨®n, el planeta y el universo (lo que provoca con frecuencia los llamados ¡°problemas de acci¨®n colectiva¡±: si mi acci¨®n es tan insignificante en comparaci¨®n con la humanidad completa, ?por qu¨¦ voy a modificarla? Suele llevar a resultados catastr¨®ficos).
Pero tambi¨¦n porque muchas veces pecamos de presentismo, de milenarismo, de pensar que es precisamente en nuestra ¨¦poca cuando el mundo va a llegar a su fin, cuando la realidad es que las visiones apocal¨ªpticas se han repetido a lo largo de la Historia. Sobre todo, porque tener un beb¨¦ es un acto de generosidad, un rayo de esperanza que lanzamos al futuro, la creencia, quiz¨¢s ilusa, de que tal vez lleguemos a salvarnos. Eso veo yo cuando miro a Candela. Y entonces Candela se hace caca.
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