C¨®mo elegir un restaurante para ir a comer en familia sin enfadarse
A veces la opci¨®n es esa franquicia con servicio r¨¢pido y tronas, y siempre es buena idea para minimizar las sorpresas dedicarle un buen rato a ese valioso or¨¢culo que son las rese?as ¡®online¡¯
Una de las principales causas de enfado familiar m¨²ltiple es la elecci¨®n de un sitio donde comer. No necesitas preguntar a terapeutas matrimoniales o a abogadas expertas en divorcios. Solo f¨ªjate en que delante de cada restaurante siempre hay familias leyendo los men¨²s, con cara de frustraci¨®n y conversaciones en voz baja, pero con lenguaje corporal muy grit¨®n, rodeados de cr¨ªos cantando ¡°tengo hambre, tengo hambre¡± con tono lastimoso. O simplemente solo tienes que recordar todas las veces que te ha pasado a ti, porque yo recuerdo todas las que me ha pasado a m¨ª. A veces, comer fuera de casa responde a alg¨²n tipo de celebraci¨®n, con lo que, en principio, elige el que celebra, pero en otras ocasiones te mueve la simple necesidad de no tener que pensar ni cocinar ni limpiar.
Pero a poco que seas quisquilloso, cambias un agobio por otro. ?Te decides por algo cercano? ?O el barrio ya lo tienes m¨¢s que visto? ?Eliges algo lejos sabiendo que los ni?os se aburrir¨¢n por el camino? ?Apuestas por alg¨²n local que ya hayas probado y sepas que os gusta m¨¢s o menos a todos o te arriesgas a seguir el criterio de alg¨²n desconocido que tenga un blog o un reel de Instagram? ?Tiras por algo asequible o piensas: ¡°Un d¨ªa es un d¨ªa y tampoco nos cambiar¨¢n la vida 15 euros arriba o abajo¡±? ?Aceptas algo tur¨ªstico para no buscar m¨¢s o sigues de ruta hasta ver mesa libre en un sitio de toda la vida? ?Interior o terraza? ?La mesa cercana al aire acondicionado o esa de la punta para no congelarte? ?Cerca de la calefacci¨®n o esa mesa trampa al lado de la puerta donde te congelar¨¢s cada vez que entre alguien? ?El ni?o trona o silla normal? ?Un men¨² para cada ni?o o que lo compartan? ?Les dejas beber Aquarius o con agua va que chuta? ?Los peques piden ellos a la aventura o decides el sota-caballo-rey que siempre funciona?
Si te parezco un exagerado es que a¨²n te falta experimentar la verg¨¹enza ajena y el agobio familiar en p¨²blico¡ Todos estos dilemas se producen ya de normal cuando estamos hablando de una simple salida en fin de semana. Pero si estamos varios d¨ªas lejos de casa, por ejemplo, en vacaciones, esta ruleta de la fortuna gira dos veces al d¨ªa. En todas nuestras vacaciones nunca falta esa gincana agotadora a las dos de la tarde, mirando todos los restaurantes de una zona, con cada uno de los miembros de la familia vetando lugares y apostando por otros y, por supuesto, con el mal humor aflorando a medida que pasa el tiempo.
¡°Un d¨ªa es un d¨ªa¡± es el comod¨ªn que solo deber¨ªa usarse cuando realmente estamos hablando de un evento extraordinario. Pero si vamos a comer fuera varias jornadas seguidas hay que pensar con la cabeza, y no caer en la trampa de lo primero que encuentres. Que luego por una comida de puro tr¨¢mite te van a cascar 90 euros como si nada. Ver a una familia feliz, comiendo unida y en harmon¨ªa, es una imagen buc¨®lica. Y seguro que, desde otra mesa, otro padre te est¨¢ mirando y pensando: ¡°?Por qu¨¦ los m¨ªos no pueden ser como estos?¡±, sin saber que a ti te la han liado antes o la liar¨¢n despu¨¦s.
Y mientras los camareros a¨²n no llegan con los platos y t¨² calculas mentalmente lo que te cuesta la broma, en alg¨²n momento echar¨¢s de menos esa facilidad de la juventud. Esa ¨¦poca en la que te daba igual comer un bocata triangular fr¨ªo de una m¨¢quina y una bolsa de patatas car¨ªsima de una gasolinera a las cinco de la tarde y no pasaba nada.
Aunque prefiero mil veces un restaurante con identidad propia a una franquicia prefabricada, comiendo fuera con ni?os entiendo el ¨¦xito de estas ¨²ltimas. Tienen cartas y men¨²s vistosos con letra grande y fotos que no requieren explicaciones del t¨ªpico camarero que a veces no se explica demasiado, van r¨¢pido, tienen tronas (varias, porque estad¨ªsticamente a la hora de comer se te presenta m¨¢s de un cr¨ªo a la vez), tienen cambiador en los lavabos y unos precios m¨¢s o menos aceptables. Y, sobre todo, su personal est¨¢ entrenado o resignado en el trato infantil.
Creo que todos preferimos un bistec mal hecho, pero una sonrisa amable cuando al ni?o se le caiga cuatro veces el tenedor al suelo o rompa un vaso, que un entrecot delicioso acompa?ado de miradas de reproche constante.
Mi consejo para minimizar las sorpresas es dedicarle un buen rato a ese valioso or¨¢culo que son las rese?as de restaurantes online, buscando por la zona donde pens¨¢is ir y filtrando sobre todo las opiniones de los que han comido en familia. Normalmente, los padres agradecidos dedican cinco minutos a recomendar los sitios donde han estado c¨®modos o a poner a caldo los restaurantes a los que nunca volver¨¢n. Con esto puedes hacer un poco de criba y evitarte sorpresas desagradables y enfados familiares.
Y, oye, incluso podr¨ªa pasar que disfrut¨¦is mucho de la comida. ?Buen provecho!
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